Capitalismo y cuerpo. Crítica de la razón masculina

Opinión:

Sumergirse en este libro no es fácil. Para empezar, la autora utiliza conceptos propios que, aunque no son difíciles de comprender, sí cuesta acostumbrarse a ellos. Por ejemplo, en vez de hablar de hombres y/o mujeres, Fernández-Martorell introduce el concepto "vivir en hombre" o "vivir en mujer". Parte de la base de que el género viene dado socialmente (hay una amplia reflexión sobre la diferencia entre sexo, género biológico y género, digamos, social, construido por y desde la sociedad en la que vivimos) y de que se han producido notables cambios en este sentido desde el siglo XVI hasta nuestros días.

Así, Fernández-Martorell comienza hablando del cuerpo único, de aquella creencia (mantenida socialmente pero también desde la filosofía o, incluso, la medicina) de que el cuerpo humano está asociado al del hombre y el de la mujer sería una deformación o una inversión del mismo (la vagina sería, según esta interpretación del cuerpo, un pene hacia dentro, los ovarios se equipararían a unos testículos que no han salido a la superficie, etcétera, etcétera). Y continúa analizando la evolución de este tipo de estudios hasta nuestros días, donde no solo se reconoce el cuerpo dual (hombre/mujer) sino que también hemos llegado a un cuerpo soberano en el que las categorías hombre/mujer se han ampliado de manera significativa para dar cabida a la posibilidad actual de vivir en un cuerpo como transexual, bisexual, gay, lesbiana, intersexual, "queer"…

Una vez que interiorizas la terminología y la forma de expresarse de la autora, es más fácil seguir un discurso lleno de reflexiones y basado tanto en la historia como en la antropología, la economía o las ciencias sociales.

Un discurso que parte de la idea de que, abolido el sistema feudal (en el que los hombres podía subsistir gracias a su trabajo y al intercambio de bienes y servicios), se implanta un sistema capitalista en el que el ser humano no vive de lo que produce, sino del salario que gana con ello. Fernández-Martorell sostiene que, en ese momento, se hizo un pacto tácito con los hombres: perdéis esa posibilidad de vivir de lo que de manera directa producís, os sometéis al patrón y al sistema y, a cambio, a cada uno de vosotros le corresponderá una mujer (a la que podréis someter, tal y como el patrón hace con vosotros, y poseer). El hombre acepta el pacto tácito y a la mujer no le queda más remedio, después de lo sometida y vilipendiada que ha quedado tras todo el proceso de caza de brujas de los años anteriores en Europa.

Hay en este libro, pues, una constante investigación sobre el trato hacia el cuerpo de la mujer por todo tipo de instituciones, desde políticas y sociales, hasta científicas o religiosas. Pasando, claro está, por la institución más cercana: la familia. Desde una medicina que interpreta todo síntoma desde la perspectiva masculina (obviando o, incluso, menospreciando, las enfermedades y síntomas propios de la mujer), hasta un sistema legal que controla todo lo que tiene que ver, por ejemplo, con la prostitución (hasta la manera de vestir o dónde residir), todas las instituciones han sometido a la mujer durante siglos y siglos.

Todo ello ocurre así, mantiene la autora, hasta la llegada de la década de los sesenta del siglo XX, momento en el que una minoría disidente y rebelde va ganando adeptos y va rompiendo ese sistema basado en el control absoluto del cuerpo y conduciéndonos a la actual crisis del sistema capitalista. Una crisis cuya salida pasa, según Fernández-Martorell, por la cooperación entre todos los seres humanos y por la sustitución de la coacción por la cordialidad.

Es muy complicado resumir todo lo que este pequeño ensayo cuenta y propone en unas cuantas líneas. Se me hace muy difícil reducir todo el saber que encierre en un puñado de frases que te resulten útiles para hacerte una idea de lo que puedes encontrar si lees "Capitalismo y cuerpo". Y lo que más complicado ahora mismo me resulta es valorar hasta qué punto este librito me ha cambiado. Me ha hecho pensar mucho (muchísimo), ha logrado que me cuestione cuanto me rodea y, lo que es más importante, la historia que nos han contado. Ha revuelto mi conciencia y, en ocasiones, mi estómago a partes iguales. Ha logrado que, por un momento, vea el capitalismo como algo más allá de lo meramente económico, como un sistema que lo regula absolutamente todo, a mí, como mujer, incluida. Lo que no sé es a dónde me llevará todo esto que he pensando, sentido  y deconstruido mientras leía. Si un buen libro es ese que te transforma y que logra que, al salir, no seas la misma que la que empezó a leer, este es un grandísimo ensayo.

Lidia Casado