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La sentencia de Artemisa. Miguel Ángel León Asuero

 

Ccuentos Autor:
Miguel Angel León Asuero (Sevilla, España. 8.3.1963)

Web Oficial:

Participa con: "La sentencia de Artemisa"

 

Sobre Miguel Angel León Asuero:


Desde 1.991 desempeña su profesión de abogado dentro de un importante grupo de empresas como asesor jurídico interno, tarea que compagina con el ejercicio libre de la abogacía, especialmente en las ramas del Derecho Administrativo, Mercantil y Civil, y colabora con el Consulado de Grecia en Sevilla. Emplea el tiempo libre en dedicarlo a su afición literaria.

 

Bibliografía (hasta el momento de participar en Comenta-Cuentos):

¬ Las Congregadas del Vaso (2005)

* ver Miguel Ángel León Asuero en Anika Entre Libros

 

La sentencia de Artemisa

Ya lo había dicho el Oráculo: ''El poder y las riquezas le pondrán en camino, el tedio y la desilusión serán sus asesinos, y el veneno le hará libre'''. Esas fueron las palabras del sacerdote mientras, allá en los acantilados, en el pequeño pero digno templo de la todopoderosa Artemisa, recibía en la palma de la mano las monedas que ponían precio a la sentencia de futuro que acababa de escupir la silente diosa. La mujer preñada le pagaba sin rechistar, ahora ya sabía lo que el futuro guardaba para la criatura que pataleaba en sus entrañas, y a eso era a lo que había venido.

Desde entonces, treinta y siete largos años se habían sucedido uno tras de otro dando forma y contenido a la vida de aquella sombra que, sentada en una de las barcas junto a la orilla del mar, esperaba la llegada de las tenues luces que, allá donde agua y cielo se confunden, anuncian el nacimiento de un nuevo día.

Era agradable sentir en la cara la frescura del airecillo que le llegaba desde el borde del agua, y más agradable aún sabiendo que era la última vez que esa brisa salpicada de saladas gotitas de mar acariciaría su agradecido rostro. Ni siquiera una tímida punzada en el estómago, preludio de las oleadas de dolor que le seguirían en breve, le impidió disfrutar de aquel pequeño placer.

Placer...

Placeres...

¡Qué lejos quedaban ya! Tal vez fueron demasiados y por eso a estas alturas sólo disfrutaba con aquellos más sencillos pero que no se pueden comprar porque ni precio tienen.

Recordó su infancia, donde los compañeros de juegos no podían considerarse amigos porque no le acompañaban desinteresadamente, un matiz que teñiría de recelos toda compañía humana que tuviera durante la vida que llegaba a su fín sobre una barca de la playa. Nunca necesitó realmente a nadie, por eso nunca supo lo que es tener al lado a alguien cuando se necesitan testigos de las lágrimas que no precisan explicación ni excusas.

También la juventud vino a su memoria mientras el cielo empezaba a aclararse en el horizonte. Los primeros escarceos con las muchachas que se le ofrecían simplemente por ser quien era. Sus monedas, las monedas que su padre le entregaba indolentemente y sin preocuparse del destino que tendrían, el uso que se les daría ni las manos en que acabarían, podían comprarlo todo, por lo que nada tuvo nunca valor para él. Cualquier cosa que se le pudiera antojar era fácilmente alcanzable a cambio de un dinero que no le costaba nada conseguir. Y así pasó su juventud, entre risas, caprichos y monedas con la cara del Emperador por un lado y la loba que amamantó a los gemelos fundadores de la civitas de las siete colinas por el otro.

A pesar de la fresca brisa que venía del mar, un intenso calor empezó a adueñarse de sus entrañas, y mientras frías gotas de sudor como frías eran las olas que rompían a escasos metros del lugar donde su cadáver reposaría sobre la arena, decidió deshacerse de la blanca túnica tirándola a la fina arena de la playa donde estaba a punto de morir. Una nueva aunque soportable punzada llegó, pero sin marcharse ya, convirtiéndose en compañera para el ya mínimo resto de su vida.

Compañera...

Sonrió amargamente al recordar a Marcia Claudia, su mujer, de la que nunca estuvo enamorado y que evidentemente le despreciaba y le ignoraba, como también sus hijos le ignoraban en pago a su despego y despreocupación hacia ellos. Nadie de su familia, si es que así podía llamarse a quienes vivían a su costa y llevaban sus nombres, sufriría con su muerte. Ni siquiera le echarían de menos, como seguramente tampoco lo haría Gacela, la exótica esclava africana que últimamente le venía sirviendo para saciar sus cada vez más escasos y menos intensos apetitos e instintos. Ella probablemente se sentiría liberada cuando su tirano ya no estuviera, aunque lo más seguro sería que la despechada Marcia Claudia la obligara a seguir la senda del veneno. Las costumbres se hacen leyes, y los despechos, destinos…

A sus espaldas, recibiendo las luces del amanecer, empezaban a vislumbrarse los edificios del emporio conservero que fundara su padre junto a la orilla del Océano Atlante, el que se abre tras las columnas de Hércules, donde el Mare Nostrum deja de serlo. Tampoco allí se le echaría en falta, como él tampoco se preocupó del futuro de sus gentes y sus ajetreos. Simplemente se trataba del origen de sus riquezas. Sólo eso.

Notó cómo el dolor de su vientre aumentaba por segundos, y un sabor a la vez amargo y salado se adueñó de su boca mientras se le cerraba la garganta impidiéndole respirar y haciéndole caer de rodillas junto a la túnica que yacía sobre la arena. Era la primera vez en su vida que se arrodillaba, y ahora lo hacía ante el mar, ante el sol que nacía y ante la muerte que se acercaba impulsada por la fresca brisa.

Ni pudo ni quiso evitar desplomarse hacia el costado mientras la vista se le nublaba, las ideas se le borraban y la vida se le esfumaba. Ya ni dolor sentía.

Los pescadores, al volver, descubrirían su cuerpo inerte yaciendo sobre la blanca y fría arena, y no se sorprenderían, porque ya lo había anunciado el Oráculo de Artemisa antes de su nacimiento: ''El poder y las riquezas le pondrán en camino, el tedio y la desilusión serán sus asesinos, y el veneno le hará libre''.

© Miguel Angel León Asuero



COMENTARIOS SOBRE EL RELATO

Travis

Es un desafío empezar un relato por el final, ¿será capaz el autor de que sus lectores se interesen por el cuento cuando éste ha sido resumido en la frase inicial de un oráculo?

Pues sí, supongo que lo que de verdad interesa en este cuento es el breve repaso que el protagonista hace del recorrido de su vida hablando de cosas como la soledad del poder y la insatisfacción que produce no haber tenido que luchar por nada y la paradoja de que la infelicidad es la asuencia de anhelos. Profecía cumplida.



Miguel Angel León Asuero (maleon)

Bueno, Travis, espero haber logrado mantener ese interés del lector al que te refieres, hasta el punto de haberle hecho sentirse como si estuviera allí sentado en otra de las barcas a la orilla del mar junto a las ruinas de Baelo Claudia (muy cerca de Tarifa, en Cádiz).

Ojalá te haya gustado el relato, que no tiene otra pretensión que la de emocionar al lector y hacerle reflexionar, como tú ya has dicho, sobre lo vacío que puede estar quien no tiene que luchar por nada porque todo le viene dado.

Gracias por leerme.

M. A. León Asuero



Travis

No hay de qué :)



Anika

Debo ser un poco corta para no haber entendido, hasta justo leer el final, lo que significa en realidad "veneno=libertad" (algo que pone al inicio). Finalmente el relato ha tomado otro cariz y ha terminado gustándome, pero he tenido reticencias…

Se debe a que no estaba segura de qué estaba leyendo, si una biografía, una leyenda, o si iba a llevarme alguna sorpresa. El relato se ha decantado hacia una biografía: al principio te cuentan cómo morirá pero sólo al final verás esa muerte. Lo que tampoco he entendido -y quizás es lo que me ha gustado menos- es que esa parte, la del veneno, no está en absoluto desarrollada, no se sabe por qué, desconocemos si el veneno se lo dan, si él se lo toma… podemos deducirlo, pero a veces este tipo de juegos si no se es demasiado observador quedan en el aire y no se aclaran nunca.

Hay una frase que me ha encantado: "Las costumbres se hacen leyes, y los despechos, destinos". Chapeu por ella.

Y por el contrario hay una que no he terminado de entender bien aun leyéndola tres veces (me refiero a su construcción): "un matiz que teñiría de recelos toda compañía humana que tuviera durante la vida que llegaba a su fín sobre una barca de la playa".



Miguel Angel León Asuero (maleon)

Muchas gracias por tus comentarios, Anika. Me encanta conocer lo que los lectores puedan percibir con mis trabajillos.

El hecho de no haber desarrollado el trasunto de cómo y quién administra el veneno al protagonista se debe a dos causas: La primera es "culpa" tuya, porque como pusiste la condición de que los relatos no podrían tener una extensión superior a los tres folios, conociéndome como me conozco y dada mi extrema debilidad por regodearme en desarrollar temas puntuales, si me hubiera metido en harina habría quedado desacalificado, a menos que utilizara uno de esos tamaños de fuente que a ciertas edades se convierten en martirio. La segunda causa es que en reaildad ese es un tema segundario, ya que lo principal, como has dicho es la equiparación del veneno-muerte a la libertad de quien lleva una vida vacía por no tener que luchar de cara a conseguir aquello que persigue.

Y debo reconocer que me gustan las frases extremadamente largas y sin final aparente. Por eso, la que citas ("un matiz que teñiría de recelos toda compañía humana que tuviera durante la vida que llegaba a su fín sobre una barca de la playa") está ahí. Me refería al hecho de que esa persona que está a punto de morir apoyado en la barca de la playa nunca supo lo que es la amistad, porque desde pequeño, quienes se acercaron a él sólo lo hicieron por pura conveniencia.

No sé si conoces las ruinas de BAELO CLAUDIA, que están en la playa de BOLONIA, muy cerca de Tarifa, en Cádiz. Son los restos de un emporio conservero (salazones de pescado) que tuvo su auge durante la dominación romana aunque se fundó muchísimo antes como otras tantas cosas que aún perduran (es algo recurrente en mi teclear). Es un lugar precioso al que he acudido muchas veces y que te recomiendo visites.

Pues ahí transcurre este relato.

Lo dicho: muchas gracias por tus comentarios, y espero que te haya gustado el relato.

M. A. León Asuero.



Anika

jajajaaa, así que culpa mía :) Ya dije que entre 3 y 5 folios máximo, seguro que no llegaste a 5.

Bueno, quería decirte que desconocía que hubiera un emporio conservero cuyo auge estuvo en la época romana, pero de haberlo sabido seguro que habría "mirado" con otros ojos el relato. ¿Te das cuenta de lo importante que es situar ciertas historias en lugares concretos? Quizás si hubieras puesto una imagen, o hubieras dejado caer que aquel lugar existía en cierto modo...

Gracias por el relato, claro que me ha gustado. Ahora, con esa información, más.



David Jasso

El relato me ha gustado y opino lo mismo que Anika: que el final viene a dar significado a toda la historia.

Pero creo que al relato le lastra haber sido víctima de una intensa compresión, probablemente podría haber salido un cuento de duración media de no haber tenido que constreñirse a los límites marcados. Y el cuento habría ganado, parece que la historia pide más extensión y que el autor no ha podido profundizar todo lo que la historia le pedía.

También me sorprende el uso de esas frases tan largas, no son habituales y se enfrentan al manido consejo de escribir con frases cortas. A veces esas frases tienden a complicarse y a frenar la lectura, a mi me ha extrañado la siguiente:

Cita: Miguel Angel León Asuero
y mientras frías gotas de sudor como frías eran las olas que rompían a escasos metros del lugar donde su cadáver reposaría sobre la arena, decidió deshacerse de la blanca túnica tirándola a la fina arena de la playa donde estaba a punto de morir

También me ha costado "entrar" en la historia, probablemente por no saber qué iba a econtrar, ya que el tono no se define hasta casi el final. Pero es un buen trabajo que gana en una segunda lectura.

David Jasso.



Travis

Es curioso, a pesar de que efectivamente no se dice, yo daba por sentado que el veneno se lo había administrado él mismo.



David Jasso

Yo también había supuesto que el veneno se lo administraba el protagonista. Qué cosas...



Miguel Angel León Asuero (maleon)

Bueno, pues pensemos que el protagonista quería liberarse de tanta nada y decidió hacerle caso a Artemisa...

Por otro lado, como ya he dicho alguna vez, reconozco mi desmedida afición por las frases largas. También tengo la manía de tildar la mayoría de los monosílabos.

Maleon.



Joseph B. Macgregor

Mientras lo leía, me he acordado de algún que otro texto de Borges (El Hacedor. El Inmortal. Más el primero que el segundo), no porque piense que te hayas copiado ni nada por el estilo, es como me sumergiera en el mismo mundo antiguo, clásico, que evocan estos relatos. La coincidencia es más temática o de estructura que de estilo.

Ignoro si el personaje protagonista existió o si toda su biografía nació de tu imaginación. Tanto como si fuera real o ficticio, da igual… tú lo conviertes en algo imaginativo. Se trata de un texto de enorme belleza estética, nada barroco o ampuloso, contado con buen ritmo, sin perder el pulso narrativo, bien llevado, interesante y entretenido.

Su mayor virtud: saber extraer belleza con una prosa sencilla, que llega al lector, que no lo aburre con datos innecesarios, dibujando un personaje interesante prisionero de un destino fatal.

Un texto admirable al que no le encuentro ningún pero, pura artesanía literaria.

Joseph B Macgregor



Miguel Angel León Asuero (maleon)

Muchas gracias, Josephb, pero la verdad es que no me siento digno de ser comparado con Borges.

El personaje es puramente ficticio, aunque el escenario donde ocurre es completamente real.

No sabes cuánto me alegra saber que te ha gustado.

Saludos.

M. A. León Asuero.



fisire

Un relato intenso y descarnado.

Le veo una única pega. Moralista. No es que no se pueda escribir un relato así, de hecho normalmente me gustan, pero creo que haces demasiado hincapié en la infelicidad que le trajo el dinero.

Por otro lado, le veo multitud de cosas muy buenas. El lenguaje. El ritmo. La exposición de su vida, en partes de su justa medida y que nos dicen todo sobre su pasado y su presente. Sus sentimientos, reales, sin sensiblerías. Y sobre todo me ha gustado ese ciclo que has establecido, ese final inspirado en el principio.

Y me ha hecho reflexionar ¿hasta qué punto nuestra vida sigue el dictado de las profecías, hasta qué punto hacemos nosotros mismos que pase algo que nos han dicho que va a pasar?

Saludos y espero volver a leerte pronto.



Miguel Angel León Asuero (maleon)

Muchas gracias por tus comentarios, FISIRE.

A veces yo también pienso que nosotros mismos nos metemos en ese callejón sin salida que alguien nos ha dicho que no podremos evitar. Quizá forme parte de la condición humana.

Saludos.

M. A. León Asuero.



Panzermeyer

Me ha parecido muy poético, aunque un poco pesimista. Admiro la capacidad de síntesis en un texto breve de toda una vida, es bonito se mire por donde se mire. Vaya, que me ha gustado mucho. Ya no puedo retrasar más la visita a las ruinas de Baelo Claudia, y cuando vaya me acordaré de la historia a buen seguro.



Miguel Angel León Asuero (maleon)

Muchas gracias por tus comentarios. Me alegro de que te haya gustado, y te aseguro que lo que te van a encantar son esas ruinas y la playa donde se encuentran.

Saludos.

M. A. León.



Rosa Ribas

Otros comentaristas ya han tocado algunos de los aspectos que llaman más la atención del relato, así que espero no resultar redundante.

Como el relato empezaba con una profecía, mi interés quedó ya de entrada enfocado en saber cómo se iba a cumplir. Sobre todo porque, influenciada por otros relatos en los que aparece este motivo, esperaba que el mensaje profético no fuera demasiado transparente y cobrara sentido sólo al final de la historia. Por eso, aunque me ha gustado la concisión con la que se narra una vida y me ha resultado muy verosímil que el protagonista se suicide, me ha faltado un poco de misterio. La profecía nos daba el guión del relato, en mi opinión, demasiado abiertamente.

Me ha gustado mucho la excelente selección de informaciones, unas pinceladas precisas, con que nos ubicaba en el espacio y el tiempo.

Las frases largas me parecían muy adecuadas al carácter reflexivo del relato. Se repasa una vida a la que se decide poner fin, creo que no se trata de marcar un tempo dinámico, sino de mostrar en ese breve lapso de tiempo desde que empieza a amanecer (al principio vemos al protagonista sólo como sombra) hasta que nota los primeros rayos de sol.



Miguel Angel León Asuero (maleon)

Muchas gracias, Rosa.

En realidad, con este relato no perseguía emplear el tema del oráculo como la base de un misterio por desvelar, sino que simplemente se trata de hacer ver que la suerte de ese hombre sentado en la barca estaba echada desde antes de que naciera. No hay misterio, sino certeza.

Resumir en pocos párrafos una vida y los motivos que hacen que ésta se pierda le obliga a uno a prescindir de detalles profundos.

Igual un día de estos me da por escribir la "versión extendida" de esta historia.

En cualquier caso, muchas gracias por tus amables palabras, y espero que el resto de mi trabajo pueda llegar a gustarte.

Maleon.



Rosa Ribas

Gracias a ti por ofrecernos este relato. Disfruté mucho la lectura.

Saludos

Rosa

PS: Seguiré leyéndote.



CLEO

Hola Miguel..

Seguí con mucho interés tu relato. Veladamente nos hiciste ver el final al principio del mismo. Cuando leía pensaba que no hay cicutas que se tienen que tomar directamente, supongo que el protagonista fue bebiendo lentamente su veneno a lo largo de la vida... lo que lo llevó a la depresión de una vida sin mayor aliciente y lo llevó a tomar la única decisión que él tenía en sus manos.

Porque entre líneas podemos ver que él no optó por ser rico, se casó por las circunstancias de la vida con la persona "correcta", tuvo su esclava porque así tenían los demás sus esclavas, vivió la vida como se la marcaron y la única decisión que tuvo fue la de acabar con ella... Y quien sabe... igual su mamá le machacó toda la vida con lo que dijo el oráculo.

Con tu relato, casi escuché el sonido del mar.

Un saludo.



Miguel Angel León Asuero (maleon)

La verdad es que estoy que no quepo en mí.

Primero Anika me brinda la oportunidad de aparecer por aquí y colaborar. Se está portando conmigo de forma increíble.

Se han dignado a leerme y comentarme de una forma fantástica una doctora en lingüística hispánica y un periodista, ambos escritores y escritores premiados. En definitiva, que saben de esto (ROSA RIBAS y DAVID JASSO, si es que no me he despistado y bajo los pseudónimos de otros comentaristas no hay alguno más).

Las demás personas que me comentan mis relatos me dicen que les gustan y me expresan lo que sienten al leerme.

Y ahora viene CLEO y remata la faena diciéndome lo que me dice. ¡Si es que estoy volando!

Y eso que soy novato en esto de escribir y sólo tengo un libro en el mercado.

Muchas gracias a todos.

Ahora sí que tengo un reto: ESCRIBIR.

M. A. León.



Manel Sparks

Ante tanta emoción, yo voy a ser la nota disonante. A mí el relato no me ha gustado.

Lo que explica no me ha acabado de llenar. Un hombre harto del tedio que le han ido dando las riquezas, decide suicidarse. No está contento con la vida que le ha tocado vivir y decide cortar por lo sano. Todo ello profetizado por el Oráculo de Artemisa.

Entre la sentencia del oráculo y el desenlace final han pasado muy pocas líneas, no las suficientes como para que nuestra mente, al menos la mía, pueda imaginar qué ha podido ocurrir. Es decir, antes de que nosostros podamos imaginar nada, ya tenemos el final, con lo cual no me ha dado tiempo a emocionarme. Creo que el problema es una falta de extensión, como ya ha dicho algún otro colega.

El tema, tanto por el argumento como por el contexto, me ha recordado a historias ya escritas, por ejemplo a alguna tragedia griega. El tema, por lo tanto no me ha deparado ninguna sorpresa, más bien me ha aburrido.

En cuanto a la forma (la prosa), me ha parecido un poco cargada de epítetos innecesarios y una sintaxis ñoña (quizá por anteponer demasiado los adjetivos a los sustantivos o los sustantivos a los verbos).

En fin, creo que el relato tiene dos problemas: uno es la extensión, que es demasiado corta para lo que plantea el autor, por lo que el lector tiene la sensación de que se lo dan todo servido. El otro es el estilo, que lo veo como un intento de escribir un relato muy elaborado utilizando unas formas que resultan muy forzadas.

Creo que para que un relato salga bien es necesario que su autor escriba con absoluta libertad: sin límites de extensión ni pensar en cómo quedará mejor escrito algo, sino en cómo realmente quiere explicarlo.

En fin, Miguel, que espero que te tomes a bien este comentario, mi intención es que sea una "crítica" constructiva, no destructiva. Te han llovido muchos comentarios positivos, eso es bueno, pero también son buenos los negativos, ya que siempre pueden ayudarte a mejorar (desde mi más absoluta humildad).



Miguel Angel León Asuero (maleon)

Gracias, Manel.

La verdad es que no era normal tanta alabanza, ¿no crees?

Bueno, lo de la duración creo que es algo en lo que muchos estamos de acuerdo, y el primero yo mismo. Ya hemos comentado la posibilidad de extender el relato.

En cuanto a la forma de escribir, también soy consciente, como he comentado en otros momentos, de que tal vez me alargue en la construcción de las frases, pero es algo que me sale solo. Es como si fuera mi estilo, si es que tengo alguno.

Evidentemente, lo que uno escribe no tiene por qué gustar a todo el mundo.

Insisto en agradecerte tus sinceras palabras, que tendré en cuenta en adelante.

M. A. León.



Manel Sparks

Gracias a ti, Miguel. No puedes imaginarte lo que demuestra un escritor al tomarse bien una crítica no tan positiva. Veo que a lo largo de los comentarios te has dado cuenta de ciertas cosas que tú mismo dices que quieres mejorar. Te felicito por tu humildad. Eso es excelente.

Un abrazo.



Miguel Angel León Asuero (maleon)

Bueno, Manel, has expuesto tu opinión con respeto y buenas maneras, y eso también dice mucho de ti.

Lo que yo quiero es saber lo que opinan los lectores de mi trabajo.

Saludos.

M. A. León.



Pilar López Bernués (pilarlb)

Me ha parecido un relato profundo y poético. El final anunciado por el Oráculo parece un destino escrito al que no es posible huir, pese a que la muerte se la infringe el propio protagonista... Me ha gustado especialmente esa reflexión sobre la riqueza y el poder, luego la desilusión y, finalmente, la LIBERTAD que otorga la muerte.

Saludos cordiales, Miguel Angel. ¡Enhorabuena!



Miguel Angel León Asuero (maleon)

Muchas gracias, Pilar.

De todas maneras yo sigo pensando que este relato tal vez necesite ser extendido un tanto. Igual me animo un día de estos...

M. A. León.



Pilar López Bernués (pilarlb)

Hola, Miguel Angel. Yo creo que el relato está bien como está. También es cierto que alargarlo un poco permitiría profundizar más en los años que componen la existencia del protagonista con ese cúmulo de vivencias, reflexiones y sinsabores que le han llevado a decidir el final. Todo en la vida se puede mejorar, por supuesto, pero en mi opinión lo importante es escribir lo que uno siente, no importa si resulta largo o corto si no fiel a lo que se quiere expresar y lo bastante interesante para que el lector no se aburra y se duerma a medio cuento (ZZZZZ...). A mí, en concreto, me molesta muchísimo tener que recortar un relato para adaptarlo a un formato; extenderme más (enrollarme, vamos) es más fácil... En mi modesta opinión, es un escrito bonito, poético y con un mensaje profundo.

Saludos cordiales.



Miguel Angel León Asuero (maleon)

La verdad es que estoy de acuerdo contigo en la necesidad (y la lógica) de escribir lo que uno siente y como lo siente. Lo que pasa es que a veces, cuando ya has terminado un texto y lo relees al cabo del tiempo, te das cuenta de que lo cambiarías, añadiéndole o quitándole algo.

Imagino que eso tiene que ver con el hecho de que probablemente cuando lo relees tu estado de ánimo, tus circunstancias personales y todo ese tipo de cosas que te rodean mientras escribes han cambiado, por lo que ahora percibes de otra forma lo que se pretende expresar.

En fin, cosas de la vida...

Maleon



Pilar López Bernués (pilarlb)

¡A mí eso me pasa siempre! Soy incapaz de releer algo propio sin cambiarlo, aunque sea una simple coma. Pienso que, como dices, el estado de ánimo influye. Pero también es cierto que vamos evolucionando a lo largo de la vida, adquiriendo experiencias y hasta modificando algunos conceptos. Estamos en continuo cambio y eso influye en cualquier obra escrita por uno mismo, porque un relato no deja de ser "un hijo" (más o menos...).



Miguel Angel León Asuero (maleon)

Bueno, me alegra saber que no soy el único que no sabe si un texto está listo o no... Cuando publiqué mi primera novela necesité que me empujaran para mandarla a la editorial, y ahora, con la segunda, voy a necesitar que me la quiten y la manden, porque no hago más que darle vueltas y cambiar cosas...

M. A. León.



Pilar López Bernués (pilarlb)

No te quejes de tu suerte... A mí nadie me echó nunca un "capote", todo lo contrario. Llegué a sentirme tan insegura que entrar en una editorial me costaba una enfermedad. Por fin publiqué una novela (la más tonta de todas) y eso me ha llevado a publicar dos más. Pero la primera que hice, todavía inédita, la hice, rehice y volví a hacer "millones" de veces. Por supuesto, en una época en que no había ordenador y había que "darle a la tecla" de principio a fin...

¡Ánimo! y muche suerte con tu segunda obra. :)



Miguel Angel León Asuero (maleon)

Gracias, ya te contaré...

M. A. León


ÁGATHA


Es curioso pero a mí también me gustó mucho la frase que ya te citó Anika: "Las costumbres se hacen leyes, y los despechos, destinos". Tiene un "no sé qué" que te llega al alma.

He de confesar que al iniciar la lectura no me interesé mucho, pero conforme me fui adentrando en la historia fui descubriendo el hilo negro. Me gusta la manera en que fuiste llevándonos hasta el final que no era tan desconocido ya que desde el principio nos diste un adelanto. También noté (al igual que otros) que algunas frases son demasiado extensas pero concuerdo contigo en que es una cuestión de estilo. Lo importante es que se entiende lo que quieres decir y lo dices de una manera muy elegante y sin necesidad de emplear un lenguaje más vulgar, digamos. Eso es lo que hace tu estilo, pues todos podemos decir "lo mismo" aparentemente pero de diferente manera.

Creo que no soy muy buena dando críticas. En general, opino cuando algo me gusta y cuando algo de plano no me llama la atención simplemente no redacto nada. Así que aquí dejo mi sencilla opinión.



Miguel Angel León Asuero (maleon)

Muchas gracias, Ágatha.

A veces, mientras escribo, me entran ganas de recortar las frases, para hacer caso a las promesas y autocríticas que hago. Pero la verdad es que al final soy incapaz de hacerlo.

En cualquier caso, soy como soy, y escribo como escribo. Y eso se nos debe notar a todos, porque aunque podamos ser parecidos, no somos iguales.

Gracias de nuevo por esas palabras...

M. A. León


Susana Guzner

Me ha gustado especialmente la intencionalidad de elegir las palabras adecuadas, Miguel Ángel, como quien busca el engarce perfecto para el sentimiento adecuado. ¡Cuántas veces nos quedamos con la mente en blanco buscando en el aire esa palabra, la justa, la que connote con exactitud lo que deseamos expresar! Pues tú lo logras, ese encaje de bolillos se percibe con nitidez y como lectora te lo agradezco mucho.

Un saludo

Susana Guzner



Miguel Angel León Asuero (maleon)

¡Muchas gracias!

Siempre es un honor que una escritora consagrada te diga esas cosas. De todos modos, creo que podría mejorarse, y hasta alargarse, pero este salió así...

Gracias de nuevo, Susana.

Maleon.

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