Anika entre libros

Entrevista a Yolanda Scheuber por "El largo camino de Olga"

"La historia de Olga es la historia de millones de personas que a lo largo de la humanidad se han visto obligadas a renunciar a su patria y a su familia para vivir en una tierra que no era la suya"

Firma: Patricia Calvo / Fotos: autora / Julio 2008

 

Ellargocaminodeolga"Debo decir que me propuse escribir su vida porque fue un ejemplo de entereza. Porque no se puede dejar partir hacia el olvido a una mujer del temple de Olga ni permitir que el tiempo la vaya tapando con su arena hasta perderse". Estas son las palabras con las que la autora finaliza la novela "El largo camino de Olga", una novela íntima, entrañable y emocionante sobre la capacidad de sobrevivir del ser humano, una novela sobre la lucha incansable por alcanzar un sueño, por llegar a ser feliz a pesar de los sinsabores de la vida.

Hablamos con su autora, Yolanda Scheuber, profesora y gran apasionada por la historia y la literatura. Autora también de la novela Juana la Reina, Loca de Amor.

 

 

ENTREVISTA

 

¿Por qué decidiste plasmar en un libro la historia de tu abuela y en definitiva la de toda tu familia?

Decidí hacerlo, porque desde que era una niña y fui conociendo la historia de mi abuela, ella se fue transformando ante mis ojos en una heroína. A veces me he preguntado si yo hubiese sido capaz de soportar lo que ella tuvo que pasar y de verdad mi corazón se quedó sin respuesta. Tal vez la vida elige a los más fuertes para que puedan afrontar las adversidades que les plantea y como contrapartida les regala esa fuerza que parece sobrehumana para que puedan vencerlas. Y creo que Olga fue una de esas mujeres fuertes, que puso todo el empeño de su alma y de su vida para salir adelante en las adversidades. Este fue uno de los motivos por los cuales decidí plasmar en un libro toda su historia. Una historia plena, llena de sacrificios y claudicaciones, pero victoriosa en afectos, en voluntad, en esfuerzo, en trabajo y en sabiduría. Escribir sobre su vida significaba escribir sobre mi familia, pues ella sembró sus simientes en estas tierras y de ese "árbol bueno" descendimos nosotros.

 

La historia de Olga es al fin y al cabo la historia de muchos inmigrantes que tuvieron y todavía hoy tienen que abandonar su país en busca de una vida mejor…

La historia de Olga es la historia de millones de personas que a lo largo de la humanidad se han visto obligadas a renunciar a su patria y a su familia para vivir en una tierra que no era la suya. En ella se ven plasmados los sentimientos que quizá de un modo similar o idéntico, habrán sentido o sienten quienes tuvieron o tienen que abandonarlo todo para buscar en otros horizontes lejanos, lo que su propia patria no podía o no puede ofrecerles.

 

Cada vez que te reunías con tu abuela para escuchar sus relatos, ¿tomabas nota de todo lo que te contaba o se te iba quedando todo en la cabeza…

Todo lo guardé dentro de mi corazón con la prolijidad de un diario íntimo y querido. Lo más curioso fue que cuando comencé a escribir su historia, era como si la misma voz de Olga me dictara al oído todo lo que iba plasmando en ella sin jamás dudar un instante sobre lo que debía escribir.

 

Durante la novela hablas constantemente de sentimientos que acompañan a Olga, el desarraigo, la sensación de abandono… ¿cómo puede sacar fuerzas una niña de 12 años para salir adelante?

De verdad que no lo sé. Yo me lo he preguntado muchas veces a lo largo de la vida y nunca pude encontrar una respuesta. Sobre todo porque a mis doce años tuve que entrar en un colegio para continuar mis estudios, dado que mis padres se habían tenido que ir a vivir al campo. Esta experiencia insignificante -comparada con la que tuvo que afrontar Olga- fue para mí extremadamente conmovedora, porque sólo podía ver a mis padres una vez por mes. No puedo imaginar siquiera la sensación que se debe sentir al tener que despedir a los padres que se alejan para siempre, para nunca más volver a verlos. De verdad que no lo sé.

 

La Revolución Rusa, las dos Guerras Mundiales, la Gran Depresión del 29… fue una época especialmente convulsa la que le tocó vivir a Olga.

Pienso que para Olga fue una época dura sobre todo porque la afectó a ella de un modo muy personal. La Revolución rusa que se iba gestando lentamente desde el ascenso del nuevo Zar Nicolás II en 1894 la afectó al tener que abandonar su tierra y luego su familia.

Las dos Guerras Mundiales afectaron su corazón al haber quedado Augusta en Alemania y afrontar los terribles dolores que tuvo que Scheuber1afrontar, como el robo de su hijo menor, la soledad y el terror a morir.

La Gran Depresión del año 29 afectó la economía familiar de Olga y su familia, como afectó la de tantas familias en todo el mundo. Los sinsabores de la política internacional parecían no darle tregua a su vida individual.

 

El padre de Olga fue en cierto modo previsor y sabía que algo turbio iba a pasar en aquella Rusia de los Zares, cuando decidió emigrar con toda su familia a Canadá. Realmente lo tuvo muy claro ¿no? Porque el riesgo era grande...

Creo que fue un visionario, un buscador de sueños que perseveró con aquella imagen, tal vez irreal, que se había forjado de esa tierra desconocida y lejana llamada Canadá. Tal vez no logró imaginar la magnitud de lo que luego tendría que vivir su querida y santa Rusia, pero el descontento iba surgiendo en el campesinado ruso lentamente y pensó que estaba a tiempo, antes de que se hiciera demasiado tarde, para poder iniciar una nueva vida lejos de allí.

Y no se equivocó. Quizás de haberse quedado, otro hubiera sido el destino de Olga, (tal vez como el de Lidia) y nosotros jamás hubiésemos podido estar aquí y ahora, encontrándonos a través de esta maravillosa historia.

 

A pesar de la desmembración de la familia, de la pérdida de algunos hijos, del desarraigo, la desilusión… finalmente el padre de Olga logró el sueño que había perseguido durante toda la vida.

"Persevera y triunfarás" dice un refrán. Creo que triunfó su obstinación, porque muchos fueron los sueños que quedaron truncados, muchas las pérdidas, mucho el dolor. Pero creo que al final de su vida encontró el derrotero de su estrella que por momentos creyó perdida y murió en paz, con Dios y con sus sueños.

 

¿Cómo se viven esas pérdidas humanas en la distancia?

Con la misma intensidad que si se estuviese al lado. Los afectos nos unen más allá de las distancias. Es la sangre nuestra que palpita por las venas de quienes son de nuestra familia y para eso no existe tiempo ni distancias. El dolor de una pérdida familiar se lleva dentro del alma para siempre.

Por suerte, nadie muere en el recuerdo y mientras alguien lo recuerde, esa persona vivirá por siempre. Por eso he querido hacer perdurar a través del recuerdo, la vida de Olga, porque ella, a través de estas páginas, permanece viva y puedo revivir sus días, con sólo leerlas.

 

Como afirmas en algunas páginas de la novela, al marcharse de su Rusia natal ganaron la libertad, la libertad de evitar la guerra y la muerte pero perdieron la libertad de vivir en su país junto a su familia…

Perder la libertad de vivir en su país junto a su familia, y sobre todo perder los afectos familiares, es como perderlo todo. Tal vez con los años la vida le trajo consuelos, el tiempo suavizó sus dolores y el alma se repuso ante los fulgores del amor al formar una nueva familia. Creo que en Olga sucedió eso, encontró con el tiempo el consuelo de fundar su propia familia, de tener sus hijos de formar un hogar, pero jamás pudo borrar de su corazón la tragedia de haber sido "abandonada" en estas tierras lejanas.

 

A pesar de los años que vivió Olga en Argentina, ¿siempre añoró su Rusia natal, su infancia feliz junto a su familia?

Siempre recordó a sus padres, sus hermanos, su tierra. Añoraba la música y las canciones rusas, ¡sus coloridos trajes! Cuando me contaba y yo la escuchaba hablar, miraba siempre en la lejanía y creo que ella veía a través de la distancia su casa natal, su huerto, sus flores. Recordaba la ropa y los zapatos que usaba, los cosacos cuando llegaban a la granja, los cuadros de los zares colgados en la sala de la casa, las reuniones familiares con los violines y acordeones, las comidas, los cobertores de pluma, los juegos y sus muñecas de trapo… Era como si se trasladara en el tiempo en el que había sido feliz para volver a contarme sus vivencias.

Creo que recordaba a todos y a todo diariamente, aunque no lo dijera. Nadie olvida sus raíces y cuánto más, cuando se encuentra lejos de ellas.

 

Resulta increíble la capacidad del ser humano para sobreponerse a los obstáculos de la vida, parece que cuántas más desgracias le suceden a uno, más duro se vuelve ¿no?

Creo que el ser humano no se vuelve más duro, sino que se vuelve más sabio y valiente para enfrentar los obstáculos. Son las enseñanzas que nos deja la vida y uno aprende a enfrentar el dolor con las mejores armas para evitar sufrir lo menos posible, y aunque nunca se pueda escapar del dolor, los obstáculos nos preparan mejor para afrontar con decisión todo lo que se nos presenta.

 

¿Qué cualidad destacarías de Olga?

Creo que el ser humano se vuelve más valiente. Y en Olga destaco muchas cualidades además de su valentía. Destaco su fortaleza, su voluntad y su sencillez, el amor al trabajo, su actitud positiva frente a la vida y su coraje. Recuerdo su risa, su ingenuidad y su temple, su coquetería, su carácter noble y su porte que jamás se dio por vencido, ni siquiera después de haber cumplido sus noventa y tres años.

 

¿Crees que tanta desgracia le ayudaba a valorar más los buenos momentos?

Valoraba todo. Junto a sus hijos vivió una vejez feliz, porque todos se empeñaron para que así fuera. Ella les había dado su maravilloso ejemplo y nadie quiso empañar nunca con nada su noble vida. Jamás ninguno de sus seis hijos le dio un disgusto, sólo quisieron darle felicidad para poder otorgarle en su vida adulta la mayor cantidad de momentos felices, aquellos que la infancia le había quitado. Era como si la misma vida hubiera pesado en una balanza imaginaria lo que no le había dado cuando niña y quiso dárselo cuando fue madre.

 

A pesar de todos los sinsabores, ¿llegó a ser feliz?

Ella vivió feliz y en paz hasta el último día, porque la felicidad, es un estado de ánimo, lo que no quiere decir que también tuviera sus días de tristeza. Ella fue muy feliz con todos sus hijos y sus nietos. Le encantaba vivir en La Pampa, tal vez porque le traía reminiscencias de su niñez y se sentía orgullosa de cada uno de nosotros.

 

El largo camino de Olga es una novela dura y triste sobre la filosofía de la vida, sobre cómo sobreponerse a los malos momentos, sobre aprender a vivir… me llamó mucho la atención una frase que aparece en la novela y con la que me gustaría cerrar esta entrevista:

"La felicidad no es un paraje al que hay que llegar, una meta, un horizonte. La felicidad es una forma de andar por la vida."

Así es. El largo camino de Olga es una novela llena de fuerza y ternura que nos enseña que nunca todo está perdido. La felicidad es una forma de andar por la vida. A veces cuando las cosas no salen como uno las espera, cometemos el error de echar la culpa a los demás o a las circunstancias. Jamás escuché de labios de Olga culpar a nadie que le hubiera impedido ser feliz (y justificaciones le sobraron). Ella para mí fue un ejemplo que no deseo defraudar. Me dio la más inmensa lección de vida. Me enseñó a hacerle frente a la adversidad y a los dolores sin jamás perder la sonrisa, esa maravillosa arma que alegra siempre el corazón propio y de quienes nos rodean.

 

Gracias Yolanda.

 

Yolandascheuber -opiniones

 

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