Anika entre libros

Entrevista a Teobaldo Mercado Pomar por su obra

"Hay que empezar por convencerse uno mismo de que puede hacerlo bien, que es capaz de afrontar el desafío de escribir con oficio y empeño. Por lo visto, es un gran escollo a sortear dentro de nuestra sociedad y los chilenos no son proclives a ello"

Firma: Francisco Javier Illán Vivas / Fotos: autor / Septiembre 2007

 

Que las ciencias y las letras se complementan, se demuestra en este técnico analista de sistemas y programador, además de escritor, nacido en Santiago de Chile, un no muy lejano 19 de noviembre de 1965. Además, desde los ocho años ha mezclado en sus aficiones la literatura y la ciencia ficción. Su tiempo libre lo emplea en la animación 3D, la edición digital de audio y vídeo, la escritura y los foros de internet, donde nos conocimos.

Ha publicado tres obras, que tengo el placer de tener en mi biblioteca: Bajo un sol negro, Hijos de las estrellas y Fragmentos del infinito, además de variada colaboración en revistas digitales y ciberlibros. Es Teobaldo Mercado Pomar.

 

 

ENTREVISTA

 

La afición a la literatura se despertó muy pronto en ti, y en un género que sorprende. ¿Acaso te sentías como alguno de esos personajes de tus relatos, en un mundo propio, donde puedes tenerlo todo menos libertad?

No diría tanto, pero sí que la escritura me ha dado no cierta sensación de libertad, sino más bien de creatividad al poder desarrollar esas ideas que rondaban mi mente. Siempre estuvieron ahí y las letras han sido el vehículo para expresarlas; también trato de hacerlo con el 3D, pero en esta materia todavía me falta mucho por aprender.

 

Te he visto siempre como un soñador que quiere ir hasta el infinito e, incluso, más allá, y dirigiéndote estas palabras lo hago con mucho respeto. Incluso la dedicatoria de tu primer libro, Bajo un sol negro, es a los soñadores del mundo, para que su imaginación no deje nunca de volar.

Así es, la imaginación puede conseguir muchas cosas en nosotros, desde una mera entretención hasta la resolución de algún problema. Como dije en mi tercer libro: Sin imaginación, no somos nada más que carne y huesos destinados a deambular por el mundo sin objetivos.

Que la imaginación de los soñadores no deje de volar es una de las pequeñas metas de publicar algo. Al menos tengo la gran satisfacción de saber que lo he logrado con un lector del otro lado del mundo, quien dijo que se había sentido motivado a leer ciencia-ficción gracias a mis escritos. Estos pequeños logros personales para mí valen mucho más que la fama o el aparecer en las portadas de los periódicos. Es algo que otros autores también lograron en mi persona y, gracias a ellos, estoy acá compartiendo mis ideas e imaginación con los lectores.

 

Como parte de tu sueño, en la creación literaria, participas en todos los aspectos, algo que ya he comprobado personalmente en mi amigo José María López Conesa. El decidir enfrentarse a todo ello me produce admiración. Pero tú, además, supongo que diseñas las portadas de tus libros.

Sí, hago todo el proceso, desde la escritura hasta la diagramación del texto, la portada, la impresión, el corte, el empastado y finalizo en la guillotina que elimina los sobrantes del libro. Es un proceso cansador, algo que hay que hacer con mucho empeño y poniendo el corazón en ello, sino uno se aburre a las pocas horas de trabajo. Mas la recompensa de tener en las manos el libro terminado es enorme.

 

Hablemos de ellos. En la sección de Acantilados de Papel ya les he ido contando a los fieles lectores de qué trataban, incluso mis impresiones; pero ahora quiero que seas tú quien nos hable de Bajo un sol negro.

Este libro surgió como la concreción de la mágica frase que mi amigo Carlos Raúl Sepúlveda (q.e.p.d.) me dijo a mediados de 2005: "Tú escribes bien, saca un libro, yo te enseño". Entonces, me puse a desempolvar algunas viejas historias que estaban destinadas a un proyecto literario que nunca se hizo; otra, Quiero vivir, la tenía abandonada y me puse a terminarla. De esta forma surgió el libro. Son cinco relatos y una novela corta, con las cuales trato de abarcar diversas temáticas de ciencia-ficción y fantasía (o terror, según como se mire).

 

En Fragmentos del infinito das un paso adelante. Siguiendo en la misma línea estética de tus obras, el libro es más grande. Y la narrativa más osada. Mezclas relatos y novela corta.

Aquí ya empecé a presentar relatos enteramente nuevos, nada de viejas historias teobaldoabandonadas en un cajón (o en un disquete). Me sentía más confiado con lo que hacía y comencé a soltar mis dedos, pues ya tenía la experiencia de los libros anteriores. Dicha experiencia me fue muy útil, tanto así que su escritura y todo el proceso posterior de edición costó un poco menos. Le di la misma estructura que los otros: varios relatos que anteceden a dos novelas cortas en vez de una, pues la fórmula funcionó bien.

Con este tercer libro descubrí que escribir no era un proceso lento y tedioso; por el contrario, mis dedos se deslizaban con mayor confianza sobre el teclado. Creo que, en síntesis, me sirvió para lubricar la maquinaria de escribir en mi mente y cuerpo. Por ello estaba preparado para afrontar el desafío que me planteó la creación de los relatos de Transformers, que hice en una semana; el primero ya fue publicado en el volumen uno de Transfiguraciones.

 

Observé, y si no es así me corriges, que en Hijos de las estrellas, vuelves más al relato que a la novela corta. Además, si antes ya habías tocado temas de fantasía, de ciencia ficción sobre todo, ahora es el ser humano protagonista de alguno de ellos, sobre todo en ese viaje entre la locura y el desierto que significa uno de los principales relatos contenidos en este volumen.

No debemos olvidar la humanidad de nuestros personajes, es decir, todo aquello que los nutre y motiva. Siempre he tratado de reflejar eso en mis escritos, aunque reconozco que al principio tuve grandes falencias en ello. Esto puede parecer contradictorio al ver que me gusta la ciencia-ficción dura, pero no es así. Opino que en toda clase de literatura los personajes son fundamentales, sino se pierde la credibilidad de la historia. Elongar los conocimientos científicos es inevitable y hasta perdonable en algunos casos, mas hacerlo con las conductas de los personajes no. El público no reaccionará bien si quienes tienen las vivencias de la historia no son asimilables por ellos, o sea, hay que buscar cierto grado de empatía con los lectores. Esto es lo que hace cercanos a uno los personajes de una historia: su humanidad, algo que debemos plasmar bien para poder narrar los acontecimientos.

La idea del relato de la locura en el desierto era antigua. Me basé en la idea que tuve hace años de un viaje por ese territorio inhóspito y casi sin vida, en donde todos mis compañeros de excursiones se echaron para atrás, dejándome solo. Ya había estado en el desierto antes, en el pueblo de La Tirana, con cuarenta grados a la sombra, y sabía lo que se sentía estar rodeado de arena y sol. Me pareció la ambientación ideal para la historia, en donde el calor provoca en el personaje una serie de alucinaciones casi mortales. Aquí intenté describir la tentación de una persona de cruzar la línea (a veces delgada) que separa la cordura de la locura, tratando de extraer de la mente todo aquello que nos impulsa a dejar de ser racionales. Fue un ejercicio muy interesante y he recibido buenas críticas al respecto, así que parece que no iba mal encaminado al escribir. Supongo que algún día haré ese viaje al desierto y será en solitario, al igual que mi protagonista, aunque espero no tener sus espantosas visiones.

En Transfiguración hice todo lo posible por describir el grado de angustia de los personajes ante el destino inevitable que los aguarda. Asumí el punto de vista de los espectadores y las víctimas, cada uno de ellos con su propio grado de culpas y reproches. Intenté reflejar la locura colectiva que esa situación conllevaba, la cual producía violencia y caos. Son las situaciones extremas las que suelen sacar lo mejor y lo peor de nosotros, así que en ellas todo es posible.

 

He citado de pasada, en cada una de las preguntas anteriores, lo que podría significar la diferencia entre un relato y una novela corta. ¿Te lo planteas cuando preparas un libro? ¿Tiene unos límites por arriba o por abajo alguna de estas formas narrativas?

En general puedo definir de antemano la duración, aunque de repente las ideas se agolpan en tal cantidad en mi cabeza que no tengo más remedio que seguir adelante. Hace poco me enfrasqué en el desafío que me hizo un colega: escribir un relato o incluir en alguna novela una frase que daría otro escritor ahí presente. Tomé la frase en cuestión y, lo que creí sería un relato, terminó siendo una novela corta de más de treinta páginas.

No creo que a la imaginación haya que ponerle trabas o límites; creo que es mejor dejarse llevar por ella hacia dondequiera que nos lleve. Sabiendo canalizarla, y utilizando las herramientas adecuadas de redacción y ortografía, el camino se hace más fácil. Algunos me han dicho que soy muy prolífico, pero creo que sencillamente es que he complementado la imaginación con el oficio. No ha sido fácil, por supuesto, pero si uno se lo propone puede llegar a complementarlas.

 

Creo que uno de tus proyectos futuros es regresar sobre esos tres títulos de tus primeros libros y escribir sobre ellos. Esto puede extrañar a tus lectores, que los tienes, a uno y otro lado del Atlántico. ¿Cómo serán los próximos Bajo un sol negro, Fragmentos del infinito e Hijos de las estrellas?.

En un momento se me ocurrió que los títulos de mis libros eran lo suficientemente sugestivos como para escribir alguna historia con ellos, así que eché a andar los engranajes de la imaginación y obtuve los siguientes resultados: Bajo un sol negro tratará la historia de unos extraterrestres que viven cerca de un agujero negro, el cual domina el cielo y es considerado como un sol más, pero negro. Hijos de las estrellas hablará de seres humanos nacidos en el espacio durante un largo viaje. Fragmentos del infinito… no sé de qué tratará, pero algo se me ocurrirá.

 

Pero además, en nuestras conversaciones previas, me has hablado de Tras la huella del unicornio, un proyecto que suena a fantasía.

Es un intento por mezclar la ciencia-ficción con la fantasía, un híbrido que parte de una premisa científica (o que pretende serlo, para aquellos puntillosos de la ciencia) y se adentra en la fantasía. Esta historia estaba abandonada desde 1992 aproximadamente y me decidí a retomarla para darle su merecida conclusión, pues creo que la idea era buena. He tratado de preocuparme de los personajes y sus vivencias, en ver cómo su concepción del mundo es alterada por los hechos que viven, teniendo que aceptar lo asombroso en su vida cotidiana. No pretendo en modo alguno emular a otros como Tolkien, Moorcock o Grumm, sino en dar mi visión de una historia ya contada otras veces. ¿Lo habré logrado? No lo sé y los lectores son los que darán el veredicto final cuando la publique.

 

Como verás, el plato fuerte de esta charla lo estoy dejando para el final. Tengamos un poco más de paciencia. En NGC3660 hay colgado un relato diferente, La chica que quería tener cola. Háblanos de ese aspecto tuyo como escritor, un género que probablemente pocos de tus lectores conozcan: el escritor de humor.

Ah, el humor, gran y difícil tema a tratar. Pues bien, di unos tímidos pasos con Ficción científica y de ahí me empecé a soltar un poco más. No fue fácil, pero me di cuenta de que una vez abierto el grifo su chorro era potente. Luego siguió el relato que mencionas, basado en una experiencia real que tuve cuando fui a dejar teobaldo-portadasa una queridísima amiga al terminal de buses; también me inspiré en una conversación que sostuve con ella por Messenger, en donde le prometía el cargo de Presidenta de mi Club de Admiradores. Creo que la vida siempre nos entrega estos momentos humorísticos y hay que saber aprovecharlos, hay que reírse de las desgracias para hacer la vida más agradable, y -como les dije a un par de locutores radiales- yo me reiría de mi propia muerte si le encontrase algo gracioso.

Por cierto, en La chica que quería tener cola, uso mi alter ego de Franz Méndez, personaje creado por mi gran colega y amigo Sergio Amira para sus novelas En el bunker y Deceptacon.

 

Tengo que preguntártelo, ¿dónde se encuentra más a gusto Teobaldo Mercado?

Frente a un plato de ravioles con salsa bolognesa. No, hablando en serio, dentro de la ciencia-ficción, el género que me ha atrapado desde niño. Disfruto con echar a volar la imaginación para ver qué puede surgir de ella. A veces me cargo más a la fantasía o la introspección con algún texto de corte intimista (como mis Pensamientos en la punta del cerro), pero siempre termino escribiendo ciencia-ficción.

También me siento muy a gusto compartiendo ideas y vivencias con mis colegas escritores, así como con los lectores, pues creo que de esa retroalimentación surgen los verdaderos incentivos al espíritu creativo. Como dice el viejo refrán: Hay que saber dar para recibir… y he recibido muchas cosas buenas de gente del otro lado del mundo, quienes han demostrado un interés en mi obra que en Chile nadie ha tenido.

 

Esa es, efectivamente, la gran noticia: has firmado con Equipo Sirius para publicar una novela de aventuras espaciales. Cuéntanos cómo llegas a esta editorial de referencia en la fantasía, en general, en España.

Esta fue una de esas causalidades casi mágicas que a veces nos sorprenden. A fines de noviembre del año pasado estaba pensando en volver a la carga con las editoriales españolas, pues era un camino que intenté seguir en los años noventa sin resultados positivos. A mediados de una semana me decidí a consultar con mis colegas españoles cuáles serían las editoriales que podrían ser más receptivas a mi trabajo, optando por iniciar las indagaciones el fin de semana. Pues bien, el viernes en la tarde, reviso mi correo y me encuentro con uno que decía simplemente "Saludos" y de un remitente desconocido. Pensé que era publicidad o el típico Spam, pero de todas maneras le di un vistazo. Grande fue mi sorpresa al ver que se trataba de un editor español que estaba interesado en mis libros y preguntaba si estaban libres sus derechos para publicarse en España y otros países de Latinoamérica. Indagué y me encontré con la gratísima sorpresa de que era alguien conocido y que había editado los libros de un colega de Sedice.com.

El resto fue sencillo: Le envié mi texto y a mediados de este año el asunto estuvo listo (me mandó el contrato para que lo firmase). Hubo cambios que hacerle al texto (todavía estoy trabajando en ello), pero son menores y en realidad nada que alterase sustancialmente la historia. Estoy muy contento con la grata comunicación que tenemos y espero con ansias el día que el libro se encuentre a la venta, pues publicar en la Madre Patria es un viejo sueño hecho realidad.

 

¿Puedes adelantarnos el título? ¿Para cuándo se prevé que estará en las librerías?

El título será alterado, así que no puedo decirlo por el momento. Se estima que para marzo/abril de 2008 esté a la venta.

 

Y sobre el argumento, ¿qué puedes decirnos que no sea secreto de sumario y que no enoje a Jorge Ruiz Morales, tu editor?

La historia es sencilla: Trata de un trío de jóvenes que, durante una excursión veraniega, se introducen de polizones en una nave espacial, la cual termina abandonándolos en un mundo familiar y desconocido a la vez. Allí se enfrentarán a un gran misterio y, poco a poco, los acontecimientos los harán sumergirse de lleno en una guerra espantosa. Viajarán de mundo en mundo en busca de las respuestas, aunque tendrán que sufrir desdichas y pérdidas por el camino, sobre todo cuando realicen ciertos cambios en ellos mismos que hará que otros duden de su humanidad. El final quedará abierto y la historia concluirá en su continuación.

De esta novela se descuelgan mis relatos Mala suerte, sargento, El último, Reportero de guerra (no editada todavía) y la novela corta ¡Desembarco! Estas historias tengo planeado publicarlas junto con otras más en un libro que estará situado entre la novela original y su continuación, una suerte de puente que, si bien no será indispensable leer para entender las novelas, sí servirá para narrar algunos hechos que se mencionan de pasada en ellas.

 

Presupongo que, tras la firma de este contrato, alguno de tus proyectos editoriales en Chile quedará en suspenso hasta ver cómo marchan las cosas con Equipo Sirius. En concreto te hablo de Bajo los hielos.

Mi novela Bajo los hielos está a la espera de ver cuándo la publico. En realidad todo depende de cómo me vaya con Equipo Sirius, pues pretendo que sea la puerta de entrada al mercado español y con ella publicar los siguientes libros. Me gustaría que ellos editasen Tras la huella del unicornio, ya que creo que puede ser del agrado de los lectores españoles. Acá he seguido escuchando comentarios despectivos con respecto a las temáticas como las nuestras, así que dudo que alguien se interese en ella; sólo con decir "ciencia-ficción y fantasía" muchos fruncen el ceño y me miran con desprecio. En última instancia, y para desgracia de algunos, siempre me quedará la posibilidad de autoeditarla por mi cuenta.

 

Tal vez esta última pregunta sea un tópico, pero creo que a nuestros lectores les interesará saber cómo se ve el mundo de la literatura fantástica y de ciencia ficción Chile.

Se ve mal, muy mal. Ni siquiera los éxitos de mis colegas Jorge Baradit (autor de Ygdrasil), Alvaro Bisama (autor de Caja negra), Sergio Meier (autor de La segunda enciclopedia de Tlön) o Francisca Solar (autora de La séptima M) han conseguido mejorar ostensiblemente el panorama. Las editoriales siguen prefiriendo publicar literatura tradicional antes que fantástica. Algunos hemos intentado llegar a ellas, pero ni siquiera responden los correos enviados.

Supe de otra novela de ciencia-ficción llamada El Under, de Luz Chuaqui, pero no he podido verla en ninguna librería (solamente la divisé de pasada en el puesto de su editorial en la Feria Internacional del Libro de Santiago). Nadie tampoco ha emitido comentarios sobre ella, pese a ser anunciada en una comunidad de literatura fantástica. Así como ésta, de a poco han surgido las noticias de otros libros de años anteriores que casi nadie conocía, de gente que había publicado alguna obra y pasó inadvertida para los demás, como Herencia de Edgar Unger (que se lanzó junto con Bajo un sol negro). En ese aspecto, el sitio puerto-de-escape.cl tiene una buena recopilación de libros y autores poco conocidos.

Las librerías no aceptan con facilidad los libros de desconocidos. Con unos amigos intentamos colocarlos en ellas, pero todas los rechazaron por diversas razones (una, inclusive, tenía una caja llena de libros para devolver).

Los lectores (o fandom, como se les denomina) no tienen una voz que los represente, no se hacen presentes en gran número ante estos acontecimientos. Salvo los comentarios con respecto a los libros antes mencionados de Baradit, Bisama, Meier y Solar, casi nadie habla de los demás. Creo que el mayor problema es el no tener un interés en lo nuestro, en no tomarle el gusto a la producción nacional como hacen en España. Hay que empezar por convencerse uno mismo de que puede hacerlo bien, que es capaz de afrontar el desafío de escribir con oficio y empeño. Por lo visto, es un gran escollo a sortear dentro de nuestra sociedad y los chilenos no son proclives a ello.

Como ejemplo, puedo decir que en mi bitácora muy pocos han dejado sus comentarios de mis libros (fueron más los mensajes ofensivos y despectivos). A veces me siento como que estoy en una carrera, en donde todos compiten por ser el mejor antes que en ayudarse mutuamente. Espero de todo corazón que este panorama algún día cambie. Quizás sea que no tenemos una base sobre la cual apoyarnos, una suerte de generación de escritores de a duro como hubo en España (y a veces he estado tentado de convencer a otros para convertirnos en ese tipo de escritores, pues tal vez así otros más se motiven a leer y escribir).

 

Muchas gracias y esperamos poder felicitarte por tus éxitos editoriales en España.

  

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