Anika entre libros

Entrevista a Susana Fortes por "Quattrocento"

"Yo quería demostrar precisamente, y ése es el hilo de la novela, qué podía tener que ver la elección de un Papa en el s. XXI con unos hechos ocurridos hace 500 años"

Firma: Pilar López Bernués / Foto: Alfonso Martí / Diciembre 2007

 

Nota: esta entrevista está realizada por Pilar López Bernués aunque es Anika quien se la hace a la autora en persona aprovechando el paso de Susana Fortes por el Hotel Astoria de Valencia para la presentación de su libro "Quattrocento" a los medios. En algunas preguntas se notará que Anika se sale del guión... empezando por la primera que viene a colación de una conversación previa que tuvieron ambas. Además, habitualmente Anika hace fotos a los autores pero se quedó sin batería... las fotos del móvil no sé cómo salieron porque... no sé sacarlas de ahí (mil perdones) así que la autora se ha ofrecido a pasarnos la que ilustra esta entrevista. Gracias, Susana.

 

Susana Fortes nació en Pontevedra en 1959. Es licenciada en Geografía e Historia y colabora con determinadas revistas de cine y literatura además de impartir clases en un instituto de Valencia.

En 1994 ganó el Premio Nuevos Narradores con su novela Querido Corto Maltés. Fue finalista en 2001 del V Premio Primavera con la obra Fronteras de Arena y finalista en 2003 del Premio Planeta con El amante albanés. Otros de sus libros publicados son: Las cenizas de la Bounty, Tiernos y traidores, Adiós muñeca y Quattrocento, recién editada por Planeta y que servirá de base a la entrevista.

  

 

ENTREVISTA

 

Con las preguntas de Pilar López Bernués acudí al Hotel Astoria donde tenía cita para entrevistar en persona a Susana Fortes. Empezamos hablando de su trabajo como profesora así que la entrevista comenzó inevitablemente con el siguiente comentario: "Existe sin duda una relación entre tu ejercicio en la docencia con tu formación de Historiadora"

El hecho de ser historiadora, con este tema y con esta novela, me permite unir mis dos pasiones en la vida que son la novela negra y la investigación histórica. Todo empezó con una noticia que salió publicada en toda la prensa internacional y aquí lo sacó El País en contraportada, sobre un profesor de una universidad americana que descubrió a través de una correspondencia privada, a un asesino que había permanecido oculto durante 500 años. Se refería a un hecho conocido para los historiadores, no tanto para la gente común, que es la conjura que tuvo lugar el día de abril de 1478 en la Catedral de Florencia contra Lorenzo de Médicis.

Más que una conjura en realidad era un golpe de Estado, allí estaba implicado el Vaticano, estaba nuestro rey Ferrante de Aragón y de Nápoles, estaba la principal Banca de la época, y era un golpe de Estado en toda regla. Eso era conocido para todos los historiadores del Renacimiento pero la persona que movió los hilos, que estuvo detrás de todo eso, consiguió irse de rositas, es decir permaneció en secreto, nadie sospechó de él, y ahora, 500 años después, se descubre su implicación.

A mí me parecía tan atractivo el tema, tan apasionante… porque en el fondo los historiadores somos detectives en el pasado, por eso un thriller permite unir el material de la novela histórica y policial, porque permite introducir un método de investigación que es un poco más al estilo de Sherlock Holmes (sonríe) por decirlo de algún modo que al método acedemicista que utilizamos los historiadores y para un lector puede resultar un poco pesado.

La protagonista es una estudiante de Arte que se va a Florencia a hacer una tesis doctoral sobre su pintor de turbio pasado del Renacimiento, pero también, como me ocurrió a mí, sus obsesiones se van volviendo más propias de una detective que de una historiadora del Arte.

 

El detalle de introducir el thriller, que no es real del todo porque tienes un personaje que puede no ser real, es una forma de acercar el pasado a la gente que no le gusta leer Historia.

Sí, es que la historia oficial tiene un modo de análisis que deja un poco frío al receptor. Yo por lo menos, dando clase, mi experiencia es que la única manera de conseguir que los chavales se interesen por una cosa que sucedió hace mucho tiempo, cuando ellos no habían nacido, es hacérselo real, decirles cómo eran las calles, qué comían, cómo se enamoraban, por qué cosas estaban dispuestos a matar y a morir esas personas. Eso les genera el interés, les hace verlos como seres humanos, les hace sentirse próximos a ellos y a interesarse por una época, porque si no el pasado, así metido en casillas, como hacen los historiadores a veces, es como en conserva.

Es muy difícil para la historia convertir el tiempo del pasado en tiempo de la vida, y eso está en las novelas. Las novelas consiguen convertir el quattrocento-portadatiempo del pasado en tiempo de la vida. Permiten aproximarse a una época, como en este caso al Renacimiento que era una época fascinante, porque toda una concepción del mundo se estaba desvaneciendo y había otra manera de entender, la perspectiva, la geometría, el arte, el pensamiento… todo estaba cambiando, y Florencia en ese momento era la capital del mundo; no sólo era una ciudad del Renacimiento si no era un microcosmos donde estaban ocurriendo cosas apasionantes.

 

¿Viajaste a Florencia para documentarte?

Claro, me pasé un año largo en Florencia, que además es precioso. Estaba en un apartamento de estudiantes que era carísimo y de 40 metros cuadrados, que era un cuchitril (risas), pero abría la ventana y me comía la Cúpula de Brunelesqui, la catedral, los tejados, los edificios… era un lujazo absoluto.

Y luego estaba en el archivo investigando, pasaba allí mañana y tarde, y el hecho de estar investigando y al mismo tiempo estar en la trama y los acontecimientos e ir deshilvanándola… es que yo iba recopilando información de un sitio y de otro y luego tenía que ir ovillándola y tejiéndola en la novela y el hecho de estar allí, y de poder meterme yo sola una tarde en la Catedral y ver allí donde tuvo lugar la conjura…

En el momento culminante de la misa, ese 26 de abril que era quinto domingo después de Pascua, estaba allí toda la nobleza local, estaba Lorenzo de Médicis, estaban los florentinos de toda edad y condición, y en el momento culminante el sacerdote levanta el cáliz y los conjurados se echan encima de la familia del mecenas… entonces, con todos los detalles que rodearon esa carnicería, porque fue una carnicería, fueron muy escabrosos, meterme allí, en la Catedral, con ese silencio de las catedrales a esa hora..., eso me ayudó mucho a ponerme en el lugar, a meterme en situación en la novela.

 

Has comentado que has estado documentándote y la siguiente pregunta sería ¿Es complicado acceder a determinados documentos antiguos?

Yo he pedido ayuda porque en mi italiano cualquiera puede manejarse en la calle, en un restaurante, para un lenguaje coloquial, pero con documentos históricos es como el castellano antiguo. Es un plus y yo tenía ciertas dificultades en la interpretación de la documentación y para esto tuve la ayuda, me ayudó bastante y se lo he agradecido en los agradecimientos de la novela, de la directora y coordinadora del archivo de la sociedad histórica que se llamaba Concetta Giamblanco, y a una administrativa que sabía muy bien español e italiano y me echó una mano con la traducción.

 

Puesto que el Vaticano tuvo mucho que ver en los hechos que narras, cabe pensar que gran parte de esa documentación está en su biblioteca... ¿Has tenido acceso ahí también?

El tema de la documentación del Vaticano es muy limitado, muy restringido. Ahí no he podido. En esta conjura el Vaticano tiene un papel muy importante, el Papa Sixto IV está detrás de este golpe de Estado, pero sobre todo a mí me interesaba una cosa: esta estudiante, Ana Sotomayor que está en Florencia en el año 2.005 haciendo su tesis y está investigando; está su profesor de tesis que es un tipo mucho mayor que ella, un hombre muy escéptico, muy de vuelta de todo… pero entre ellos se establece una especie de pique intelectual que es un punto de atracción, un morbo, una especie de erotismo mental, como si fueran jugadores de ajedrez… y luego tenemos un cuadro, un restaurador de cuadros, pero sobre todo aparece una iglesia dividida porque está allí en el año 2.005 que es el año en que se muere el Papa Juan Pablo II, el Papa Wojtyla, y en todos los momentos en que hay elección de un nuevo Papa la Iglesia es un hervidero, una lucha de facciones y de poder, es una institución poderosísima con una lucha encarnizada. Yo quería demostrar precisamente, y ése es el hilo de la novela, qué podía tener que ver la elección de un Papa en el s. XXI con unos hechos ocurridos hace 500 años. Y esa es la trama que une el pasado y el presente.

 

Susana... Ganar un primer premio de novela y quedar finalista en otros dos, entre ellos el Planeta, es un excelente currículum ¡enhorabuena! ¿Cómo nació la Susana novelista?

No sé cómo explicar eso… Hay escritores que dicen que sabían que querían ser escritores desde que prácticamente andaban a gatas, yo no dudo que sea así en algún caso pero desde luego en mi caso no.

Cuando era pequeña leía muchísimo y lo que realmente quería era "vivir" una vida de novela, no escribir novelas, que es diferente. El trabajo de escritor me parecía muy sedentario, muy trabajoso… te estoy hablando de cuando era una cría, no entraba dentro de mis cálculos, yo quería vivir. Era una lectora que todo lo que caía en mis manos lo leía, y en un momento determinado, no sé muy bien por qué, no encuentro una explicación lógica, pero supongo que tiene que haberla, dí el salto y pasé de ser lectora a convertirme en protagonista.

Yo creo que eso ocurre cuando lees algún libro en el que dices "ese final lo cambio yo", o "esto lo arreglo yo enseguida", o quieres intervenir. Como lectora estás leyendo y empiezas a intervenir y acabas introduciendo un elemento, y así acabas escribiendo novelas.

 

En tu novela nos hablas de un cuadro en el que el pintor plasma lo que ocurrió, sólo hay que saber interpretarlo ¿Era una práctica habitual entre los pintores renacentistas "ocultar" en sus obras segundas historias?

En algún caso sí, Leonardo es el caso más emblemático. Leonardo Da Vinci trabajaba en la bottega (escuela) de Verrocchio que era una de las más fuertes de Florencia donde estaba también y que de hecho sale en la novela, el pintor Paolo Masoni, y Botticelli también trabajaba ahí. La Iglesia tenía mucho poder y una forma de introducir elementos críticos o de introducir elementos diferentes, y ellos incluso buscaban la manera de introducirlos mediante juegos o a través de gastar bromas era mediante un cuadro: es decir, un cuadro da muchísima información si lo sabes leer. Cualquiera que haya estado a solas delante de una obra de arte, sólo de ver la pintura, te imaginas y llegas a conocer muchas más claves, si sabes ver un cuadro obtienes mucha información. Y sobre esa tendencia a ocultar cosas, Leonardo es el más representativo pero no es el único, desde luego.

 

También se hablaba de "Las Meninas" de Velázquez…

También, sí, es una forma de utilizar y transmitir secretos a través de una obra de arte sin que te pillen, o sea sin que de alguna forma eso te cree problemas.

  

Parece que algunos artistas de la época pertenecieron a logias herméticas... ¿Sabemos que fue así, existen pruebas determinantes?

Hombre, en el caso de Leonardo Da Vinci sí, y en el caso de muchos otros pensadores. Piensa que lo fundamental en aquella época, que es el Renacimiento, Florencia era la capital del mundo, no sólo era una ciudad italiana, si no que era la ciudad más vibrante de Europa, y el Renacimiento cambiaba la manera de entender el mundo de toda la Edad susanafortesMedia con un papel muy poderoso de Dios, y en el Renacimiento hay la confianza en la razón, en el pensamiento…

La cantidad de genios por metro cuadrado es brutal, allí está Maquiavelo, Miguel Angel, Leonardo, geógrafos, filósofos, hay una efervescencia de cultura, del mundo del pensamiento, y entonces muchas veces las vías de pensamiento nuevo, las ideas nuevas tenían que abrirse camino de un modo oculto; está la vía de la masonería, de las logias masónicas. Casi todos los pensadores importantes, científicos, artistas, tuvieron alguna vinculación por lo menos en algún momento de su vida con estas logias.

 

¿Cuadros de Leonardo o Botticelli poseen pistas acerca de esas supuestas logias?

Sí, en concreto hay cuadros de Leonardo y de Botticelli que tienen elementos simbólicos de la conjura. Es que la conjura de la que hablamos en la novela marcó hasta tal punto la memoria de los florentinos que hasta hoy se van pasando de padres a hijos, como de generación en generación. Y Botticelli tiene varios cuadros con elementos simbólicos dedicados a la conjura. Leonardo también, tiene varios ahorcados de la venganza posterior en bocetos. Policiano, que es un poeta, tiene todo un libro dedicado a la conjura, es decir todos los que vivieron aquellos hechos que fueron tan bestias, dejaron algún testimonio de lo que ocurrió, en cuadros, en cuentos, en literatura, en poemas, en lo que fuera… hay muchísimos testimonios porque fue un hecho que estuvo a punto de cambiar la historia de Europa.

 

En una época en la que la Iglesia imponía sus dogmas y perseguía a los herejes cabe pensar que pertenecer a una secta secreta sería un delito gravísimo. De confirmarse el hecho, ¿qué hizo que jóvenes artistas se unieran a algunas?

Pues la curiosidad fundamentalmente intelectual y la búsqueda de formas de conocimiento nuevas. El conocimiento y la búsqueda del pensamiento siempre significa una ruptura con algo, siempre significa romper moldes y plantearse las cosas desde otro ángulo, y eso siempre es peligroso.

 

Históricamente la cúpula de la Iglesia ha sido más humana que divina, en mi opinión, y concretamente en el periodo en el que has centrado tu novela... ¡vaya tela! Aún así, me cuesta entender que se eligiera una catedral para perpetrar un crimen y que dos clérigos colaboraran... ¿Cómo interpretaban en el siglo XV el quinto mandamiento? ¿Se escudaban en alguna dispensa papal?

(Risas) No, vamos a ver, no era tan raro lo de las conjuras en la Catedral porque las conjuras, los golpes de Estado, las conspiraciones pretendían acabar con toda la familia de alguien, de un poderoso, en este caso de Lorenzo de Médicis, no sólo con él si no con él, sus hermanos y lo que pudiera ser su familia, para acabar con el problema de raíz. Eran absolutamente letales en eso. La única manera de tener a toda la familia reunida eran las celebraciones religiosas y hay casos de conspiraciones y de luchas de poder y muchas tienen lugar en la Iglesia, no solo como edificio, si no también con la implicación de personalidades eclesiásticas.

Aquí el Papa Sixto IV estaba detrás, porque claro, había una lucha de poder entre Florencia que era la capital del mundo en el quattrocento y Roma, que lo será en el siglo siguiente, entonces ahí hay un pulso entre el Vaticano y la república de Florencia.

  

Parece que el día elegido para matar sin éxito a Lorenzo el Magnífico acabó en una carnicería ¿Murieron personas ajenas a ambos bandos, gente de la calle?

Sí, murieron muchos florentinos. La gente tomó partido. Lorenzo era un tipo muy querido por la gente y con mucho carisma, era un personaje realmente interesante como hombre porque tenía muchas caras, tenía muchos perfiles: era al mismo tiempo un gran poeta, era un tipo brillantísimo que hablaba varios idiomas, lo hacían bien todo, bailaba, tocaba instrumentos musicales, era un estadista de primera categoría, era también un implacable hombre de acción, montaba a caballo de maravilla… Era un tipo que tenía un prisma muy complejo, muy complicado y desde luego muy interesante.

Para la gente este tipo de personalidad era como el Padrino de la ciudad, la gente lo amaba y tenía también enemigos muy peligrosos. Tenía tanto carisma que cuando ocurrió lo de la catedral la gente se tiró a la calle; los vecinos de las casas, de las calles, de los pueblos, de la Toscana, a defenderlo. A la matanza de la catedral sucedieron varios días de violencia con unos detalles de una escabrosidad que no te puedes ni imaginar.

 

Relatas en el libro que algunos de los condenados a muerte tras la conspiración se autolesionaron y lesionaron a otros con prácticas casi caníbales... ¿Eso formaba parte de algún rito?

A eso me refería con los elementos escabrosos que rodearon a la ciudad, con elementos muy escabrosos realmente, vamos que Guillermo del Toro se habría puesto las botas ahí (risas). Pero también tiene que ver con una cuestión casi biológico-religiosa y es la idea del martirio. Estaba muy presente. En Florencia había cantidad de órdenes flagelantes, y había una doctrina de la martiriología, del dolor físico, de exaltación del dolor que roza en muchos casos el masoquismo, y todos estos ingredientes estaban muy presentes en la matanza de la catedral.

 

Parece que la república de Florencia era una cuna de intrigas, asesinatos, envenenamientos...

Sí, la lucha por el poder en aquel momento y en la actualidad también, es decir las conspiraciones, las conjuras… Florencia fue la patria de las ideas políticas. Maquiavelo era florentino, el día de los hechos tenía nueve años solo pero luego se lo aprendió (sonríe), quiero decir que todas las ideas del Renacimiento nacieron ahí: la idea del estado moderno, el libro de Maquiavelo "El príncipe", las virtudes del príncipe reflejan las ideas políticas, o sea la venganza, la traición, la ambición … son pecados o virtudes propiamente florentinas.

 

Vemos en la novela que el cuadro que investiga la protagonista está apartado, pendiente de restauración pero sin que se trabaje en él. De hecho, se halla fuera de circulación por intereses Vaticanos... ¿Existen en la vida actual obras en situación parecida?

Sí, hay obras que están fuera. Cuando se restaura cualquier cuadro está fuera de la circulación, está en talleres. Ocurren casos como éste que el cuadro está sometido a una polémica entre los que quieren restaurarlo y los que no. Algunas veces hay criterios estéticos porque dicen "bueno, es que intentar restaurar un cuadro es machacarlo, es como hacerle un lifting a una persona de ochenta años" y hay otros criterios que es que no quieres dejar ver lo que hay detrás del cuadro. Si el cuadro tiene algún tipo de mensaje oculto pues también puede interesar que ese mensaje no salga a la luz. Esa polémica puede hacer que el cuadro esté en stand by, como hay muchos en los talleres, como en concreto éste de los Uffizi.

 

¿Qué conserva Florencia de su anterior poder y esplendor?

Conserva toda el aura de ese pasado que ha tenido la ciudad. Todos los sitios donde han ocurrido muchas cosas, donde ha vivido gente tan tan interesante como la que ha vivido en Florencia, tantos artistas por metro cuadrado… eso queda no sólo en la monumentalidad, o sea en el arte, en los edificios, en las cúpulas, en los monasterios, si no que queda al pasear por la calle, ¡tú notas el aura de la ciudad! Como en muchas ciudades monumentales pero más acusado todavía. La belleza artística de Florencia le da un peso que el paseante que visita la ciudad nota sobre los hombros directamente, nota ese peso de la ciudad, el aura.

 

Creo que tu novela está muy bien situada en las dos épocas en las que transcurre y que ese enlace te ha quedado genial

¡Vaya, estupendo! (risas de alegría)

 

¿Cómo definirías tú la obra?

A mí me cuesta mucho definir una novela, más si la he escrito yo (risas) pero yo diría que es una novela negra ambientada en el Renacimiento. Me parece lo más exacto.

 

¿Es el Renacimiento un periodo histórico que te interesa especialmente o, simplemente, te has situado ahí para usar la conspiración como base argumental?

Me interesa especialmente. Me interesa porque me parece una época de cambios. Siempre que en la historia ha habido transiciones, es decir, ha cambiado la manera de entender el mundo, el suelo se mueve y ocurren cosas muy interesantes. Florencia estaba en un momento de esos: se caía una concepción del mundo vieja, y las nuevas ideas estaban abriéndose camino sobre todo en las mentes más despiertas. Eso hace que sea muy atractiva.

Y por otra parte, el hecho de una investigación reciente a la que todavía no han tenido acceso los historiadores ni los novelistas como es este archivo privado, esta correspondencia secreta que hace que un tipo que consiguió pasar desapercibido durante 500 años, ahora, al cabo de todo ese tiempo salga a luz, a mí me parecía… descubrir un asesino oculto 500 años es un reto que no podía dejar pasar.

 

Se puede decir que eso es lo que más te seducía de la historia que nos cuentas en "Quattrocento".

Sí, bueno me seducía todo, me seducían los personajes y me seducía la época.

 

¿Te gustaría añadir algo más?

Creo que como escritora he tratado de implicar al lector, es decir, de que al lector le quedara el placer de imaginar qué movimiento de ficha ha faltado para que el asesino pasara desapercibido y sus actos quedaran impunes. Es como una partida de ajedrez en la que pretendo que el lector también mueva ficha: que al tiempo que la protagonista, que es Ana Sotomayor, va desvelando y va atando cabos sueltos de la historia, también el lector vaya sacando sus propias conclusiones.

 

Hemos comentado tu obra "Quattrocento", una novela histórica... Como bien sabes, ese género está muy de moda pero suscita alguna controversia. Hay quien defiende que la Historia es Historia y la novela es novela, pero también existen los que opinan que novelar hechos históricos es una forma de acercarlos a un grupo de lectores que no se interesarían por la Historia como tal...

Esta pregunta me interesa mucho contestarla. Yo creo que sí, creo que hay una tradición de novela histórica riquísima, que yo me siento muy identificada con ella, que es la que inauguró Umberto Eco con "El nombre de la rosa" y que pueden representar Marguerite Yourcenar o Alejo Carpentier, que a mí me interesa mucho porque parte de un rigor histórico, serio y sólido, y con una calidad literaria que me interesa.

Y luego hay otra tendencia que me parece muy respetable también pero que no me resulta tan próxima, a mí me interesa como lectora, donde a lo mejor hay una tendencia a mezclar lo histórico con lo esotérico y a mí no me interesa tanto, me parece que la Historia, que los hechos y que la realidad de por sí, tal como fue y sobre todo el pasado, ya es bastante truculenta y bastante enigmática y misteriosa como para sacarse un conejo de la chistera.

 

Te agradezco el tiempo y la entrevista, Susana, y permíteme felicitarte por una obra realmente brillante. Creo que has sabido conjugar muy bien el atractivo que tienen las novelas de intriga con los conocimientos históricos y artísticos que siempre va bien recordar o aprender.

Muchas gracias, Pilar. Me parece maravilloso que te haya parecido brillante y que te haya gustado la novela. Muchas gracias por la entrevista.

  

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