Anika entre libros

Entrevista a Sergio Parra por "Venus decapitada"

"Con los años, quién me lo iba a decir, ha sucedido que disfruto más de la lectura de un ensayo que de la mayoría de novelas que caen en mis manos. Y eso ha acabado trasladándose también a mis aspiraciones como autor"

Firma: Fernando Martínez Gimeno / Fotos: autor / Febrero 2011

 

Sergio Parra además de escritor esconde otra faceta, la de divulgador científico. Hace unas fechas os acerqué mi opinión sobre su última novela, Venus Decapitada. A través de estas preguntas, vamos a ver cuáles son sus trabajos, proyectos y formas de encarar cada una de estas disciplinas y hablaremos de sus libros.

 

 

ENTREVISTA

 

Ante todo agradecer el tiempo que Sergio me dedica para contestar las preguntas y que nos van a servir para conocer algo más de él como escritor y de sus novelas y próximos trabajos. ¿Podrías describirte en este sentido? ¿Cuál es la bio de Sergio como escritor?

Mi idea de lo que debo ser como escritor tiende a alejarse radicalmente de los procedimientos de escribanos dóciles o directamente banales y fungibles. Mi estilo literario dista mucho de la perfección (si es que existe), y tampoco me caracterizo por mantener una integridad numantina. Sin embargo, en la medida de mis posibilidades, intento fracturar recetas, experimentar, hacer pensar al lector, ponérselo difícil: la diversión sin más está bien, pero de autores que diseñan sus obras para gustar al mayor número de lectores ya hay muchos. De hecho no tardarán en diseñarse programas de ordenador capaces de escribir este tipo de novelas en serie. Por ello intenté demostrar que la realidad es más apasionante que la fantasía o la magia sobrenatural (Jitanjáfora), que el feminismo puede ser tan peligroso como el machismo (Venus decapitada) o que los sentimientos no sólo pueden ser ñoños y almibarados sino también racionales, justos y cuadriculados (Frío). Todo ello puede provocar que, cualquier día, un grupo de exaltados me venga a buscar a casa con antorchas y horcas, en plan muchedumbre linchadora. Pero es un riesgo que estoy dispuesto a correr.

Como autor, he publicado las novelas La granja de Dios, Frío, Bitis TM, Jitanjáfora, La moleskine, Tanatomanía y Venus decapitada. También publiqué por entregas la primera novela podcast en español Las gafas de Platón y he sido el encargado de escribir el capítulo fundacional de la primera novela colaborativa inspirada en un videojuego: Yo, dragón.

En breve aparecerá la segunda entrega de Jitanjáfora, la novela de fantasía laica que resultó finalista de los Premios Ignotuos de la AEFCF y sergioparra2los Xatafi-Cyberdark: Jitanjáfora: Desencanto. También se van a reeditar Frío, Tanatomanía y Bitis TM en una versión remozada a cargo de Viaje a Bizancio Ediciones.

De mis galardones, destacan la mención del premio UPC de Novela Corta por What hath God wrought, el XIV Certamen de Literatura Ategua por Frío o el V Certamen Nacional de Narrativa Caja Castilla La Mancha por La moleskine, en el que también resultó finalista al año siguiente con Los vértices geodésicos.

Como divulgador científico, publico en revistas como Quo y medios digitales como Genciencia, he colaborado en diversos programas de radio y ha participado en la investigación y documentación de los grandes innovadores latinoamericanos del pasado para un ambicioso proyecto de Pagés BDDO, en colaboración con medios como CNN Chile, Grupo Clarín en Argentina y Televisa en México: Innovadores de América.

 

Desde luego no se puede decir que te centres en un género o en una materia. Pero ¿cuál fue ese libro o autor que tras leerlo te hizo dar el paso para ponerte a escribir?

Creo que el gusanillo me lo introdujeron en mi infancia, cuando leía a Jordi Sierra i Fabra y a Andreu Martín. Pero el primer escritor que hizo germinar el gusanillo fue Eduardo Mendoza.

 

¿Y lo divulgador científico? ¿De dónde viene?

Siempre he estado interesado en la ciencia. De pequeño era adicto a revistas de divulgación como Muy Interesante y podía pasarme horas consultando enciclopedias. Aunque académicamente seguí un camino de "letras puras", mi cabeza siempre ha sido alfanumérica: no me gusta separar las letras de las ciencias.

Por eso mismo, sospecho, el primer género literario que empecé a leer con verdadera devoción (y más tarde empecé a escribir con la misma devoción) fue la ciencia ficción. Sobre todo la ciencia ficción hard. El género me fascinaba porque me permitía reflexionar sobre cosas en las que nadie reparaba, y lo mejor: hacerlo desde puntos de vista nuevos. Recuerdo que Miquel Barceló dijo una vez que, al instalarse en el debate público si era moral o no clonar a la oveja Dolly, los escritores y lectores de ciencia ficción ya llevaban años debatiéndolo.

Con el tiempo, sin embargo, la ciencia ficción ha dejado de interesarme tanto: su estilo literario acostumbra a ser tan plano que me aburre. Quería seguir aprendiendo y pensando sobre cosas nuevas, pero ahorrándome hacerlo junto a una historia plana. Quería más datos. Así que empecé a leer ensayos de divulgación. Con los años, quién me lo iba a decir, ha sucedido que disfruto más de la lectura de un ensayo que de la mayoría de novelas que caen en mis manos. Y eso ha acabado trasladándose también a mis aspiraciones como autor.

He disfrutado mucho escribiendo ficción, pero creo que he llegado a una especie de punto muerto en ese sentido. Me resulta más estimulante explicar cómo funcionan las cosas o incentivar la reflexión y el espíritu crítico. Empecé haciéndolo con artículos, y ahora ya me he embarcado incluso con ensayos de más extensión.

A la gente le gusta soltar sentencias al estilo de una esfinge de gesto enigmático. Y cuanto más hermético seas, mejor. Pero nos acercamos al momento en el que una persona ya no puede opinar con fundamento sobre absolutamente nada si antes no ha adquirido conocimientos científicos. Y resulta perentorio hacer llegar ese conocimiento al público general. La gente no tiene tiempo de informarse, de recolectar y analizar datos, de estudiar modelos teóricos, de interpretar resultados y de leer artículos publicados en revistas profesionales, artículos revisados por otros expertos. La gente, pues, está desamparada. Pero aún: la gente cree entender las cosas y no le da miedo dar su opinión, aunque haya nacido de un capricho mental. Incluso las personas consideradas más cultas continúan repitiendo y citando a filósofos muertos, sin haberse tomado la molestia de actualizar sus conocimientos.

En ese sentido, la figura del divulgador de ciencia se ha convertido en una pieza indispensable del engranaje. Y ahora mis aspiraciones van en ese sentido.

 

Tus historias publicadas y las que están por ver la luz se pueden encuadrar en géneros muy diferentes unos de otros. ¿Te sientes más cómodo en alguno de ellos o lo que te interesa es la trama y lo del género es más secundario?

Soy consciente de lo sacrílego que sueno al decir esto: para mí ni siquiera existen los géneros. Creo que, en cierto modo, al adscribir una historia a uno o dos géneros estamos encorsetando la propia historia y, sobre todo, la percepción que tendrá el lector de la obra. Los géneros sólo son una manera de ordenar una librería, como lo es ordenarla por orden alfabético según el nombre del autor (a mi juicio, otra arbitrariedad, porque los autores no siempre escriben igual y, con el transcurrir del tiempo, incluso se transforman en otros autores). Todo ello, para mí, tiene un sentido más comercial que literario.

También podríamos ordenar los libros por los colores de sus lomos, por el número de páginas o hasta por la ideología política que desprenden. Como autor, nada de todo eso me interesa. Si he jugado a encuadrarme en algún género ha sido precisamente para saltarme muchas de sus normas.

 

Hablemos sobre la última de ellas, Venus decapitada. ¿Dónde o cómo te surge la idea de escribir esta historia? ¿Cuáles eran las intenciones al escribirla?

La intención era muy visceral: tocar lo intocable. Disfruto mucho haciendo tambalear los cimientos de lo que se considera seguro. Me gusta demostrar que la mayoría de gente suele estar equivocada en la mayoría de cosas. No digo que yo tenga razón, por supuesto. Lo que me gusta es simplemente poner en evidencia las razones de todos, las mías incluidas. Las opiniones complejas, sin el aval de pruebas científicas venusdecapitada-portadasólidas, se pueden discutir hasta el infinito, y ese discutir me parece interesante: sólo avanzando podemos sentirnos más seguros que quedándonos en un punto fijo. Además, debo lo de soltar boutades siempre me ha parecido divertido. Y epatar al personal debería ser un deporte nacional. Venus decapitada es una colección de boutades de enfant terrible confeccionadas para epatar al lector. Hay muchas ideas disparatadas. Otras no tanto. Y unas pocas, resultan muy razonables, a mi entender. En el lector está el trabajo de catalogarlas. En cualquier caso, considero que ese mero ejercicio de catalogación puede conseguir remover ideas demasiado enquistadas.

Una de las ideas más intocables en la actualidad es que la mujer está siendo discriminada por el hombre. Cualquier crítica a la mujer es tildada automáticamente de machista. Así que reuní un buen puñado de experiencias personales con mujeres, saqueé otras tantas de amigos, lo junté todo y nació el germen de "Venus decapitada". En este sentido, "Venus decapitada", a primera vista, pudiera parecer una novela ultramachista. Y es posible que lo sea en algunos fragmentos. Pero también es una novela feminista. Al final no se salva ningún sexo: ambos somos patéticos, y ambos usamos nuestras propias armas y tenemos nuestras propias debilidades: un hombre se compra un coche caro para seducir al sexo femenino (el llamado coche-polla); pero una mujer también se pone escote para seducir al sexo masculino (lo que yo llamo escote-vagina). Por supuesto, ambos sexos asegurarán que estas dos decisiones las han tomado porque "ellos se siente mejor así, por ellos mismos, para gustarse a ellos mismos", etcétera. Pero gracias a la psicología evolutiva sabemos que esto no es cierto, y que la gente sólo hace las cosas para un único fin: sobrevivir lo suficiente para perpetuar sus genes.

 

Entonces, ¿se puede decir que en tus novelas, y más en concreto en esta, las tramas son reflejos de cómo ves tu la sociedad en que vivimos? ¿Crees que las críticas y comentarios respecto a Venus Decapitada se acercan a lo que pretendías?

En algunos fragmentos sí, por supuesto. Reflejo cómo veo yo las cosas, y las denuncio, si las veo injustas. Pero en otros momentos doy la voz a mis personajes. Entonces son ellos los que opinan y no yo. A veces, incluso, ni siquiera estoy de acuerdo en lo que dicen. Pero considero importante escuchar el abanico de opiniones para fortalecer la propia. Si "Venus decapitada" sólo recogiera mis opiniones, quizá pecaría de didactismo redundante. En "Venus decapitada" se recogen toda clase de opiniones, muchas de ellas contradictorias o directamente disparatadas. Pero incluso los ejemplos límite se usan en filosofía para reflexionar sobre aspectos complejos.

Por el momento, me ha sorprendido positivamente la reacción de crítica y público, sobre todo desde el sector femenino. En ocasiones creía que, al publicar la novela, me colgaría una fatwa, a lo Salman Rushdie. Pero imagino que eso no ha pasado porque no soy un escritor de grandes públicos. Por el contrario, nadie parece haberse ofendido. Debo de tener un público muy inteligente... o muy desquiciado. En cualquier caso, estoy satisfecho con los resultados.

 

Y no solo de nuestra sociedad actual, también viajas al pasado en una ucronía como es Tanatomía o creas un mundo de fantasía y magia con Jitajánfora, y en breve su segunda parte Jitajánfora: Desencanto. ¿Te sirves pues de estos géneros para seguir vertiendo tus experiencias y críticas?

El género solo es el contexto para proyectar mejor las ideas que me interesa que cristalicen en la mente del lector. En Tanatomanía pude bucear de una forma en la idea de que todos vivimos la vida con cierto grado de impostura y teatralidad que probablemente cualquier otro contexto no me lo hubiese permitido. Jitanjáfora también es un intento de demostrar que la realidad es más apasionante que la fantasía, sencillamente porque la fantasía suele estar creada por una sola mente o un grupo de mentes, y la realidad lleva miles de años creándose y matizándose de mil maneras. Jitanjáfora también me permite hablar de una forma sobre lo que es el bien y el mal que probablemente pillará desprevenido al lector.

 

Jitajánfora: Desencanto, segunda parte de las aventuras iniciadas en Jitajánfora, sale primero en formato para ebook y en unos meses saldrá publicada en papel. Supongo que estás dentro de los que piensan que hay que publicar cada vez más en formato electrónico. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

Ignoro si el experimento tendrá éxito o no. Algunos estudios sugieren que publicar en formato electrónico (incluso de forma gratuita) no sólo no afecta negativamente a las ventas en formato papel sino que las incentiva. Veremos qué pasa. De todos modos, sí, creo que comprar libros de papel acabará siendo tan marginal como comprar discos, y hay que explorar nuevos modelos de negocio lo antes posible, antes de que nos pille el toro.

 

¿Eres un escritor de rutina? ¿Tienes algún método o manía al escribir tus historias?

Por mis diversos compromisos, debo escribir cada día. Al menos un par de horas. Aunque hay días que la cosa se alarga 8 o 10 horas. De lunes a domingo. Cuando se transpira tanto, las manías y los métodos acaban en un segundo plano: escribo en todos los sitios, a cualquier hora; y la inspiración llega porque no le queda otra. Reconozco, eso sí, que me siento especialmente cómodo en las cafeterías concurridas: el oficio de escribir es muy solitario, y estar rodeado de parroquianos vocingleros me hace sentir cierta compañía, parte de la manada. No sé dónde leí, además, que el rendimiento intelectual y la concentración se incrementan en entornos ruidosos, pues parte del cerebro se dedica a ahogar los ruidos ajenos y el resto emplea más energía para seguir adelante. No sé si es cierto o no, pero a mí me funciona. Ni música ni gaitas... donde se ponga el corrillo de madres con sus nenes recién salidos del cole o los carajilleros acodados en la barra, que se quite todo lo demás.

 

¿Qué crees o qué quieres aportar al mundo literario español?

Nunca me he planteado esa cuestión. No acostumbro a verme como parte de ningún grupo o movimiento. Pero si me pongo a pensar, supongo que lo más gratificante para mí es suscitar la reflexión en el lector, aunque sólo sea un poco. Una de las cosas que más me satisfacen es recibir el correo de algún lector anónimo que me comenta "oye, nunca me había planteado algo así, gracias por hacerme pensar" o incluso "no estoy de acuerdo con lo que dices por esto". Mensajes de este tipo han propiciado incluso un encuentro cara a cara para discutir el asunto mientras tomamos un café. Así que me estoy dando cuenta que no pienso tanto en un "mundo literario" como en lectores particulares con los que eventualmente puedo hacer migas.

 

¿En qué proyectos, que puedas contar, estás involucrado en estos momentos?

Mi último proyecto consiste en asesorar y crear contenidos para una futura colección de libros sobre todas las disciplinas del conocimiento que próximamente publicará RBA Coleccionables. Todavía no sé si los libros se venderán por entregas en quiosco o acompañando a algún periódico. Habrá libros de biología, de literatura, de cibercultura... y así hasta 25 volúmenes. Los libros no sólo plantearán conocimiento teórico sino que estimularán el pensamiento crítico, formulando preguntas peliagudas y mostrando de qué forma aplicar todo ese conocimiento en la vida cotidiana. Será una colección ambiciosa que se publicará en todos los países de habla hispana y que, si finalmente entra dentro del presupuesto, contará con charlas de expertos internacionales en cada materia en formato audiovisual, como Richard Dawkins, Steven Pinker, Nicholas Christakis o Mario Vargas Llosa.

Paralelamente, continúo mis colaboraciones con la revista Quo, estoy actualizando fichas de tecnología punta para otra colección que ya fue entregada periódicamente en prensa y, para finales de año, probablemente tendré que revisar una nueva colección de libros sobre divulgación científica. Todo lo cual, de momento, me aleja de la literatura por un buen plazo de tiempo. Tal vez todo ello sirva para madurar nuevas ideas. En todo caso, en los próximos meses y años está previsto que todavía vayan apareciendo algunas novelas que fueron escritas antes de tomarme este descanso de la literatura, y hasta una antología de todos mis cuentos (algunos inéditos) titulada Instrucciones para posponer el suicidio.

 

Pues hasta aquí hemos llegado y espero que esta interesante entrevista os acerque un poco más a cómo piensa y trabaja Sergio y que en pocas fechas podamos disfrutar de sus nuevas aventuras. Muchas gracias Sergio por tu tiempo y por tus respuestas.

 

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