Entrevista a Sebastián Roa por "Venganza de sangre"

Sebastián Roa es turolense de nacimiento. Lleva en el mundo desde el año 1968 y ha cursado estudios de Derecho y de Ciencias Policiales por la UNED y por la universidad de Salamanca. Prefirió dedicarse a la seguridad pública y pronto tuvo que abandonar su Teruel natal para desarrollar su trabajo por toda España. En la actualidad reside en Valencia.

Gran aficionado a la escritura, publicó en 2007 su primera obra, Casus Belli, un thriller de ficción política y bélica. En el año 2008 salió a la luz su segundo trabajo, El caballero del Alba, novela histórica basada en los amantes de Teruel. En Junio de 2010, Venganza de Sangre resultó la obra ganadora del Premio de Novela Histórica Comarca del Cinca Medio.

Sebastián Roa nos ha concedido una entrevista con la que esperamos acercar al lector los secretos de esta obra.

ENTREVISTA

Desde su primera obra, Casus Belli, que nos habla de espionaje y de batallas, hasta Venganza de Sangre, una novela de corte histórico, solo han trascurrido tres años. Un gran cambio de temática en muy poco tiempo, literariamente hablando ¿A qué se debe ese giro en sus intereses?

Casus Belli salió a principios de 2007, pero era una novela que empecé a escribir en 2004. De hecho estuvo mucho tiempo ganando solera en el fondo del disco duro, y a decir verdad la escribí sin intención de verla publicada. Simplemente se trató de un reto: ¿era capaz de empezar y terminar una novela? Como prueba me dejó satisfecho, y por eso me decidí a lanzarme a lo que realmente me atraía: la novela histórica. La verdad es que, a priori, me daba miedo enfangarme en fases de documentación, así que necesitaba algo de motivación para arrojarme a la aventura; pero en realidad mi interés histórico siempre estuvo ahí, acechando.

Venganza de Sangre narra la vida y aventuras de Blasco de Exea, un caballero del siglo XIV, mezclando realidad histórica y ficción. Nunca es fácil documentarse para escribir una novela histórica, ni lo es tampoco saber cuándo y cómo insertar esa documentación dentro de la ficción creativa del auto ¿Cómo trabaja para que cada pieza vaya encajando en el puzzle que conforma la novela?

Primero debo tener claro sobre qué quiero escribir, y por supuesto en qué momento y lugar histórico debo centrarme. Entonces dejo descansar a la parte dramática y trabajo sobre las piezas «reales»: los datos históricos que debo respeta: Sobre la base de la documentación fijo una estructura previa, y sólo después despierto al drama y busco la forma de seguir construyendo la novela: trazo la trama, es decir, encajo las piezas «ficticias». A veces esas piezas necesitan algo de ayuda, porque no terminan de ajustar bien. Llegado a este punto me gusta dar preferencia al aspecto sustantivo de la novela por encima de su condición de histórica; y aquí vienen mis verdaderos temores, pues no me atrevo a forzar la Historia -con mayúsculas- en demasía, pero me siento en la obligación de no prescindir de tensión dramática. Al fin y al cabo, mi objetivo es contar una historia -con minúsculas- atractiva, que despierte emociones. Que guste.

Tras la avalancha de thrillers históricos de los últimos años en donde se publicaban cada vez más novelas con las teorías más curiosas sobre la orden templaria, Venganza de Sangre los vuelve a sacar a la palestra pero sin tesoros ocultos ni conspiraciones planetarias. Su obra los muestra como seres de carne y hueso, con sus pasiones y sus miedos. ¿Ha sido una forma de corregir todas las falacias anteriores? ¿De dejarlos en su sitio para que puedan "descansar en paz"?

En verdad así fue, al menos al principio. Uno de mis modestos objetivos era ajustar cuentas con esas tendencias. Hay interesantes novelas de enigmas, de búsquedas de tesoros o de misterios, pero hay otras que abusan de códigos templario-nazi-cátaro-gnósticos, y que insisten en retorcer la historia hasta hacerla irreconocible. Además, la novela histórica es un género de gran aceptación, y bajo su etiqueta se disfrazan muchos de estos trabajos pseudo-histórico-esotéricos; por el camino, los pobres templarios han dejado de ser lo que eran y se han convertido en personajes de opereta. No es gran cosa lo que yo puedo hacer para arreglarlo, pero que no se diga que me mantuve callado.

En la historia de la Península Ibérica pueden destacarse muchos momentos históricos de relevancia para nuestro país ¿Por qué eligió los siglos XIII- XIV y por qué el reinado de Jaime II de Aragón?

Ahí está otro de mis objetivos de primera hora: ajustar cuentas con ciertas tendencias. Yo soy aragonés, y de pequeño, en la escuela, aprendí lo importantes que fueron Pelayo, el Cid Campeador, Alfonso X el Sabio… Todo eso es maravilloso y de hecho me atrae, pero ¿dónde quedaba Aragón en la historia? ¿España era una mera evolución de Castilla? Nuestros antepasados valencianos, mallorquines, catalanes, aragoneses… ¿eran simples espectadores? Ya más mayor, descubrí otras tendencias, esta vez literarias. En ellas, el protagonismo se desplazaba desde Castilla hacia Cataluña, y aparecían extraños engendros: confederaciones y coronas «catalano-aragonesas», condes-reyes, anacrónicos proyectos nacionales de farándula… Una vez más los aragoneses desaparecíamos de la historia. Y Aragón tiene una historia preciosa, parte de ella en común con Cataluña. Como la tienen Valencia o Baleares, más allá de la figura de Jaime el Conquistado: La época en que se desarrolla Venganza de Sangre encierra un hito histórico. Una proeza en la que nuestros abuelos fueron capaces, a fuerza de voluntad y coraje, de dominar el Mediterráneo y asombrar al mundo. No está bien que la historia no lo tenga en cuenta, y está mucho más feo que la literatura lo use para adobar teorías de autocomplacencia nacionalista. Al César lo que es del César.

Los lectores siempre se preguntan de dónde obtiene un autor sus ideas para escribir una novela. Yo quisiera ir más allá: ¿cuál fue el germen de Venganza de Sangre?

Acabo de darte mis motivaciones primigenias, pero la parte novelesca de Venganza de Sangre va, como tu pregunta, más allá. Además de ajustar cuentas con tendencias literarias y deudas históricas, la novela me ha servido para ajustar cuentas de otro tipo. De tipo personal. Y para reflexionar sobre lo adecuado, sobre lo realmente útil y moral de la venganza. La novela contiene pasiones, como la ira y la frustración, que he experimentado y a las que he dado salida en las líneas de Venganza de Sangre.

Blasco de Exea no busca solo la revancha por las ofensas que sufrió en el siglo XIII. Cuando él persigue al almogávar Ferrer Zintero por todo el Mediterráneo, es una parte de mí la que recorre el mar deseando pillar a ese tipo, buscando la Némesis que toda mezquindad merece. Una auténtica terapia, esto de novelar, y como dice mi amigo Antonio Penadés, «escribe novela histórica, o negra, o fantástica, o romántica… Escribe lo que quieras, pero escribe siempre sobre la vida».

¿Por qué presentó su obra a un concurso literario? Ya había publicado dos novelas con anterioridad y tenía abiertas las puertas de las editoriales.

Fue una casualidad, lo reconozco. Con la novela terminada, descubrí que había un concurso de novela histórica, probablemente el más restrictivo de España en cuanto a requerimientos de tema, y me di cuenta de que la edición de 2009 pedía… justo mi novela. ¿Por qué no? Al fin y al cabo, un concurso tan exigente implicaba un bajo número de participantes, y yo tenía confianza en mi obra. Ganar un premio no es poca cosa, tanto por satisfacción personal como para reforzar el currículum literario. Además, esto me ha permitido conocer a la editorial Tropo y a Óscar Sipán y para recibir el calor de Monzón, lo cual me ha reportado bastantes satisfacciones.

No todos los días se gana un premio literario ¿compartiría con sus lectores algunas de las anécdotas más curiosas que le haya tocado vivir?

Bueno, puedo contarte una relacionada con el seudónimo con el que presenté la novela al premio -una de las bases era el uso de plica-. En este caso firmé como Jaime de Rauda. Tiempo después, fue muy gratificante saber por mi editor que toda una autoridad en narrativa histórica como José Luis Corral había recibido el manuscrito premiado, que lo había leído, le había gustado y además se prestaba a escribirme un prólogo. Figúrate: un autor al que admiro, un experto en historia medieval, un novelista del que tengo en mis estanterías un montón de obras… hablando de mí y de mi obra. Estaba deseando ver mi nombre escrito por él. Todo un sueño cumplido. Pues bien, cuando el editor me mandó una maqueta de la novela con el prólogo incluido, descubrí que Corral se refería a mí como «Jaime de Rauda» en lugar de como «Sebastián Roa». Me lancé como un poseso hacia el teléfono para deshacer el entuerto antes de entrar en imprenta y no me bajó la taquicardia hasta que el error se subsanó.

He detectado una cierta empatía en su forma de escribir con el estilo literario de Pérez-Reverte, la mezcla de historia y ficción, las aventuras, una rigurosa documentación… ¿qué le debe la prosa de Sebastián Roa a las influencias literarias de otros autores?

Supongo que bastante. Creo que para escribir es imprescindible haber leído, y mucho. Es inevitable que las preferencias de lectura se vean reflejadas de alguna manera en lo que después se escribe, del mismo modo que las emociones se comprenden y describen mejor si se han vivido en primera persona. Yo soy un devoto de La Ilíada. La leo cada poco tiempo, y por eso no puedo evitar que me brote por los poros. Incluso Venganza de Sangre contiene en su trama un homenaje a Homero.

¿Pérez-Reverte? Me encanta y, en consecuencia, lo leo mucho. Y hay otros autores de histórica que me han influido, como Manfredi, Pressfield, Waltari, Druon, Eco, Posteguillo… A todos ellos admiro y de todos aprendo. Sin embargo, Pérez-Reverte solo hay uno. Solo habrá uno. Tiene y tendrá imitadores, pero se quedarán en eso. Yo quiero desarrollar mi propio estilo, aprender y mejorar, y para eso es imprescindible beber con los grandes; pero eso sí, cada uno en su copa.

Hablando de literatura, a un nivel más general ¿Qué géneros prefiere? ¿Con cuáles disfruta de la lectura?

Naturalmente, lo mío es leer novela histórica. Ocasionalmente leo otras cosas, claro, y sin hacer ascos a nada: desde el terror de Stephen King hasta los diálogos de Platón; aunque, paradójicamente, pasó mi época de lector compulsivo: en la actualidad el proceso de documentación de cada proyecto me absorbe tanto que casi no queda tiempo para leer novela.

Su formación teórica, abogacía, y su desempeño laboral, la seguridad pública, no están muy cerca de la literatura ¿Qué hace un policía escribiendo novela histórica?

Eso es algo que llama mucho la atención, sí. Sin embargo, tengo amigos que escriben y otros que pretenden hacerlo, y son contables, empleados de empresas de comunicaciones, ingenieros industriales, diseñadores, amas de casa, médicos, profesoras de secundaria… Y la verdad, sus proyectos y realidades literarias no tienen mucho que ver con sus respectivos trabajos.

Creo que en España son muy pocos los que viven de la escritura, así que cada cual tiene su oficio -o lo busca, que está muy mal la cosa-, y luego, en los ratos libres, narra sobre el papel. También supongo que se espera que un policía se decante por la novela policíaca. No lo descarto. Incluso tengo un preproyecto a medio plazo… Pero lo que me gusta es la histórica. De hecho no suelo leer novela policíaca. Será que después de los atracones de vida real que me doy en mi horario laboral, llego ahíto a casa.

Los lectores suelen mitificar a sus autores favoritos, encumbrarlos por encima del común de los mortales. Tras un éxito como conseguir alzarse con el galardón del II Premio de Novela Histórica Comarca del Cinca Medio, ¿qué o quién hace que Sebastián Roa tenga los pies en la tierra?

Vaya, creo que falta mucho aún para que llegue el momento -si llega- en que mi cabeza tienda a subirse a las nubes. Me veo como un novato en fase de aprendizaje que afortunadamente lleva una aceptable trayectoria -aunque no deja de ser modesta, sobre todo viendo cómo se mueve el panorama literario-. De momento sigo viviendo esto como una afición que me proporciona buenos ratos y me permite conocer a personas muy interesantes. Además, mi mujer y mi hija están orgullosas de mí, y ese es el mayor premio que se puede ganar.

A un nivel más personal, ¿cuáles son los pequeños placeres de la vida que le hacen sonreír?

Cada vez más, los detalles que pueden pasar por triviales. Cuando mi mujer se mira satisfecha en el espejo porque las horas de gimnasio van dando resultado. O cuando veo que mi hija adolescente escucha a AC/DC o a los Beatles en lugar de gustarle el reggaeton. Cuando me tomo una cerveza con mis colegas de desvelos literarios. Cuando leo una buena novela histórica.

Hablando del futuro profesional y, sin ánimo de desvelar, o gafar, su próximo proyecto literario ¿Puede adelantarnos algo sobre el trabajo que actualmente tiene entre manos?

Llevo dos años enfrascado en otra novela histórica medieval. Esta vez me he ido al siglo XII, y he encontrado a un personaje injustamente olvidado por la historia. Un rey andalusí que se enfrentó al fanatismo almohade cuando éste invadía la Península, y lo hizo con más ímpetu que los propios reinos cristianos, un tipo que gobernó una especie de reino utópico durante algo más de veinte años en el levante español y del que un papa llegó a hablar con admiración.

Desde Anika Entre Libros le deseamos el mayor de los éxitos y esperamos sus próximos trabajos para continuar disfrutando de su lectura.

Gracias por tus preguntas, Gemma, y por vuestro interés. Suerte también para ti.

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