Anika entre libros

Entrevista a Manuel García Rubio por "España, España"

"Dicen de Uruguay que es el país con mayor número de escritores por kilómetro cuadrado. Creo que es cierto."

Firma: Anika Lillo / Fotos: autor / Enero 2004

 

Manuel García Rubio es uruguayo de nacimiento y asturiano desde los diez años, edad en la que se quedó a vivir definitivamente en España. Fue su bisabuela materna la primera que salió del país marchándose a Cuba en busca de una vida mejor. Su abuelo materno nació allí, pero la familia regresó a Asturias en la época de la neutralidad española en la Primera Guerra Mundial, que prometía prosperidad para el país. Así, su madre nació en España. Su padre, por su parte, fue un personaje muy activo durante la Guerra Civil en el bando republicano, en cuyo ejército alcanzó el grado de comandante. Luego participó activamente en la resistencia interior, hasta que, en 1949, tuvo que huir del país. Su madre lo hizo dos años después, y juntos vivieron en Francia, en Bolivia y, finalmente, en Montevideo, Uruguay, donde nació Manuel.

No es de extrañar, pues, que Manuel García Rubio hable en sus novelas de España y Uruguay, y que utilice a sus personajes para hacernos un análisis novelado de la salud de estos países. España, España contiene estos ingredientes, pero no es su único libro. Anteriormente ha publicado las novelas El sentido de las cosas, El efecto devastador de la melancolía, La garrapata, Green (premio Apolo 2000), el ensayo Marxismo y Derecho (influenciado, obviamente, porque el autor es, además, abogado), un capítulo para "Todo lo que hay que saber para cambiar de siglo" titulado Televisión en serie, y varios relatos, alguno de los cuales ha sido premiado en varios certámenes (La registradora).

Con poco más de diez años escribió su primer relato y desde entonces no ha parado de escribir, sin embargo se licenció en Abogacía y desde hace unos años combina su oficio con el de escritor con muy buenos resultados. Dicen que de casta le viene el galgo y quizás algo de eso haya, pues su padre, ya fallecido, escribió una novela y un libro. De esto y de su última novela, España, España, vamos a hablar con Manuel.

 

 

ENTREVISTA

 

¿Cómo compaginas la abogacía con la literatura?

Ambas son actividades que requieren mucho estudio y dedicación. En buena medida, sus tiempos resultan incompatibles. Por fortuna, después de muchos años de trabajo extenso e intenso en el campo jurídico, fuí capaz de liberarme de los aspectos más urgentes y perentorios de esta profesión. Con todo, el hecho de estar día a día en la realidad social me permite conocer directamente el material con el que escribo mis novelas, que hablan, o intentan hablar, de los asuntos que nos ocupan y nos preocupan al común de los mortales. Soy cualquier cosa menos un escritor encerrado en una torre de marfil.

 

Has escrito ensayo y novela. ¿Por qué las dos? Hay grandes diferencias.

El ensayo me ha atraído desde muy joven, al igual que la narración. Por supuesto, las diferencias entre novela y ensayo son importantes, pero creo que aún más importante es la materia de la que se nutren ambos, el lenguaje inteligentemente organizado.

 

¿Qué es lo que más te gusta de ambos géneros?

Cada uno me permite, desde sus reglas, asomarme a la realidad que me interesa. El ensayo obliga a respetar determinadas pautas, sobre todo si se pretende que acabe publicado en una edición convencional. El lenguaje poético de la narración da alas para explorar los mismos campos, pero con ojos menos condicionados.

 

Sabemos que publicas en España porque de hecho tus novelas pueden encontrarse aquí en la editorial Lengua de Trapo ¿dónde más? (tenemos lectores de todas partes del mundo).

Alguno de mis libros puede encontrarse en Hispanoamérica, en donde han sido publicados en coedición con la editorial Océano. Además, "Green" aparecerá de inmediato en Grecia. Hay expectativas para otras lenguas.

 

¿Coincides con la editorial con que "España, España" (2003) es la culminación de tu carrera?

Sí, en el sentido de que "España, España" cierra un ciclo en el que se encuentran otras tres novelas mías. Desde hace años intento que el conjunto de mis narraciones me sirva a mí mismo para recorrer una parte de la historia de nuestro país, la que yo he vivido personalmente, y aprender, por tanto, de ella. Así, "El efecto devastador de la melancolía" se desarrolla durante la pretransición; en concreto, durante unos días concretos del verano de 1969, en los que acontecieron hechos decisivos para el futuro de nuestro país. "La garrapata" tiene como escenario la transición democrática. "El sentido de las cosas" es una historia situada en los primeros 80. "España, España" es rigurosamente contemporánea, pero en ella aparecen como secundarios algunos de los protagonistas de mis anteriores novelas.

 

La novela está ambientada en Uruguay y España ¿es un homenaje a tus dos tierras?

Sí, sin duda, aunque el propósito que subyace en la novela es el de hablar de esta España nuestra que, en buena medida, debe buena parte de lo que es a Hispanoamérica. Sorprende, sin embargo, el desconocimiento mutuo de ambas latitudes. Yo, que nací en Montevideo, vivo esa distancia como una suerte de mutilación. Siento tristeza de todo lo que nos estamos perdiendo por no conocernos mejor.

 

Da la impresión, leyendo los recuerdos de Heraclio Blanco, que tú has vivido esa época en España. Conoces muy bien las viejas costumbres ¿pero no eres muy joven?

Te agradezco el comentario, demasiado generoso. Yo nací en 1956. Es verdad que llegué a España con diez años. Aún era un niño, por lo tanto. Sin embargo, el choque vivido por mí fue tan grande que me ha estampado en la memoria casi todos los recuerdos de aquella época como si los estuviera viviendo en tiempo presente. No hay que olvidar que, en 1966, Uruguay era un país rico y moderno, y España vivía los años negros del franquismo. Fue como entrar en el campo gravitatorio de otro planeta. Ahora han cambiado las tornas. España es un país moderno y Uruguay está a la deriva. Hay una cierta asimetría en torno al eje del Atlántico, en virtud de la cual cuando las cosas están bien aquí, allá van mal, y viceversa.

 

"España, España" contiene un humor muy particular ¿cómo lo definirías?

Con mi amigo y magnífico escritor Rafael Reig, también de origen asturiano, lo hemos calificado de "humor atlántico", irónico, desencantado, con un poso de cabreo muy en el fondo, pero amable en las formas.

españa-españa 

¿Es característico en todas tus novelas?

Sí, me gusta emplear el humor como recurso. En ocasiones lo utilizo con carácter estructural, como en "Green". En otras sirve de contrapunto o corte a un tono a veces dramático. En alguna ocasión ofrece distancia, en otras sosiego, o alivio.

 

¿Por qué tengo la impresión de que las mujeres salen mejor paradas en "España, España" que los hombres?

Sin duda es así. "España, España", como todas mis novelas, tiene un andamiaje oculto muy laborioso. Aquí hay tres parejas, cada una de las cuales está formada por un hombre que exterioriza una apariencia de madurez y de control y por una mujer atenazada o subyugada que, a su manera, intenta liberarse de sus ataduras. Son dos caras de una misma moneda, dos aspectos del ser humano, positivo uno, negativo otro, sin que las fronteras resulten diáfanas, aunque el lado femenino encierra, hoy, el único vector posible de liberación, según creo. Piensa, por ejemplo, en la relación entre Heraclio y Elena. ¡Cuánto se parece a la de Heracles y Prometeo! Pero, en mi novela, Heracles es, al mismo tiempo, el águila que atormenta a Prometeo. Hay una ambigüedad en los roles de cada uno, lo que vale tanto como decir que lo femenino es el resorte del cambio, pero que el cambio debe realizarse no sólo desde lo femenino sino también desde lo masculino.

 

Una curiosidad tremenda que tengo es ¿por qué trillizos?

La novela plantea cuatro temas esenciales. Tres de ellos se adivinan cuando Heraclio descubre un viejo libro de su padre, "El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado", y recuerda el consejo de su progenitor: "si quieres conocer el grado de salud de la sociedad en la que vives, ponle el termómetro a estas tres instituciones". Estos temas están ilustrados por las vicisitudes de cada uno de los hermanos Blanco: Heraclio es la familia; Víctor es la propiedad privada; Conrado en es Estado.

 

Has diferenciado muy bien los estilos de vida e intereses de los trillizos Blanco ¿hubiera hecho falta un cuarto para algo que podría haberse quedado en el tintero?

El cuarto tema está ilustrado por el padre de los trillizos, el viejo anarquista Alejandro Blanco. Éste sufre una extraña enfermedad, una especie de agnosia visual. La agnosia es una enfermedad que impide a quien la padece interpretar la información que le llega a través de sus sentidos si no es pasándola previamente por un tamiz de tipo cultural, especialmente lingüístico. Para que se entienda mejor, quien padece de agnosia no es capaz de identificar un árbol si alguien no le dice a su oído la palabra "árbol". Yo creo que, hoy, todos padecemos agnosia, en la medida en que el mundo que nos rodea nos llega envuelto por sus explicaciones, casi todas dadas desde los grandes medios de comunicación. Corremos el riesgo, por tanto, de que, jugando con las palabras, acaben dándonos gato por liebre. Ahí está la guerra de Irak, sin ir más lejos.

 

Respecto a la agnosia visual que sufre 'Alejandro Blanco'... comentas que lo sufrimos todos ¿sería la agnosia visual el cáncer de la memoria de nuestra historia?

Sin ninguna duda, la agnosia devora la memoria, la aniquila. Desde el instante en el que nuestra realidad inmediata, la que nos motiva a actuar, resulta recreada por terceros (los medios de comunicación, el Poder...; ahí está la Oficina de Mentiras Oficiales de Bush), quedamos sometidos a su arbitrariedad. A partir de entonces, los recuerdos de uno serán lo que quieran esos terceros. La historia será reescrita, por fin, algo que siempre han deseado todos los dictadores, sin excepción. La amnesia será estructurante de nuestra personalidad, y quedaremos al albur de los caprichos de los poderosos.

 

Personalmente me he encariñado con todos los personajes -a excepción, quizás, de Conrado- ¿tienes a alguna de tus criaturas como favorita?

No especialmente. Yo no me parezco a ninguno de mis protagonistas, aunque me hago sus mismas preguntas. "España, España" es, en realidad, una novela de preguntas, ninguna respondida.

 

Tu padre escribió un libro y una novela sin publicar ¿te gustaría hacer algo al respecto y que vieran la luz de alguna forma? (obviamente me refiero a deseos de verla publicado, reescribirlas o corregirlas tú mismo, algo así... )

Una parte del ensayo fue publicada por mi padre en forma de artículos aislados en alguna revista local. La novela, titulada "El tesoro de la isla", narra una experiencia personal de mi padre, la de "topo" en los últimos años 40. Le tengo demasiado respeto y cariño a ese libro. No sé si algún día haré algo de eso que tú me dices, pero antes deberé estar muy convencido de ello.

 

El estímulo por la escritura me viene de mi padre y de mi madre y, también, de la escuela uruguaya. Manuel García Rubio

 

Por último me gustaría, si tienes algún proyecto, que nos informases de él.

En las próximas semanas terminaré la que será mi sexta novela. Aún no tiene título definitivo. En ella, una vez más, convivirán España y Uruguay, y su trasfondo histórico será importante para la narración.

 

Gracias y un abrazo Manuel.

Muchas gracias a ti, Anika, por tu espléndido trabajo, y por tu entusiasmo en la promoción de la cultura.

 

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