Anika entre libros

Entrevista a Manuel García Rubio por "Sal"

"Sal está compuesta de múltiples materiales: hay relato corto, hay intriga política, hay ensayo… pero todo está hilvanado por un tono homogéneo de ternura y un cierto humor"

Firma: Joseph B. Macgregor / Fotos: autor / Abril 2009

 

"Sal" es apasionante porque conforma diversas tramas argumentales que se tejen y encajan perfectamente en su desenlace, porque la escritura de esta novela no ha sido azarosa. Los temas, la estructura, los personajes y su narración, el argumento están meticulosamente presentadas, ágilmente narrada. Así pues, la novela va solidificándose conforme se lee y se vuelve consistente como una roca.

"Sal" es honesta con el lector, inteligente, comprometida, apasionante en su lectura porque otra vez Manuel García Rubio ha hecho uso de su maravilloso dominio del lenguaje, riquísimo y sencillo. Con un final redondo, triste, necesario y original.

Fermina Daza

 

El cine y la metaliteratura como fondo para ofrecer una mirada tierna sobre el ser humano. Manuel García Rubio nos lleva a hacer ejercicio de reflexión sobre la búsqueda de la felicidad y de nuestro yo desde un punto de vista filosófico.

Urbano Expósito un guionista inédito, quisiera estar seguro de querer lo que quiere. Tino, en cambio, tiene claro que quiere lo que quiere. Selmo, en fin, quiere que lo quieran. Vidas diferentes, cada una apunta un recorrido propio, que Urbano, ahora aprendiz de novelista, pretende contar, aunque con un estilo propio y poco experto, apoyándose en recursos propios del cine. En la historia aparece la señora Gladstone y la novela , se transforma, se convierte en algo nuevo, inesperado y, misterioso; pero también terrible.

 

 

ENTREVISTA

 

Manuel, para ti escribir una novela, aparte de ser una actividad absolutamente adictiva, es un forma de autoconocimiento.

Sin duda, escribir es una forma de conocer el mundo, incluido uno mismo. Conocemos el mundo gracias al lenguaje. Aquello que no tiene nombre no existe para nosotros. Por eso, debemos ser imaginativos con las palabras para arrancar de la inexistencia aquellas realidades que nos afectan y que están ocultas en el mundo de lo innombrado, y, además, tenemos que ser muy precisos con ellas, para que no nos confundan. La escritura de una novela es como un magnífico campo de entrenamiento para todo ello, en el que yo habitualmente trabajo, estudio, experimento, avanzo entre pruebas y errores que me iluminan.

 

Me llama poderosamente la atención que defiendas la lectura del diccionario como si de una novela se tratara: secuencialmente, comenzando por la primera palabra hasta llegar a la última.

Es una experiencia fascinante. Enlazo con lo anterior: aquello que no tiene nombre para nosotros, no existe. Leer el diccionario secuencialmente es como entrar en un gigantesco palacio e ir encendiendo lámparas por todos partes. Poco a poco, descubriremos salas y objetos fascinantes, de cuya existencia no teníamos ni idea.

 

Sal aborda muchos temas y además muy interesantes, uno de ellos tiene que ver las dificultades de un individuo, en este caso Urbano Expósito, construya su autobiografía con libertad en la sociedad actual.

Así es, ese es el tema fundamental, que recorre casi todas las historias que hay en la novela. Desde luego, para la gran mayoría de los seres de este planeta, la posibilidad de construir su propia biografía es inexistente, por mucho que se nos diga lo contrario desde la propaganda del sistema. Pero Sal acota aún más el terreno y se pregunta si, al menos en las sociedades opulentas como la nuestra, el individuo corriente tiene margen para conseguirlo. Yo creo que sí, pero las fuerzas que nos confunden para que no nos empeñemos en buscar ese fin son muy poderosas.

 

Tu tesis es que para que podamos conseguir construir nuestra propia biografía es necesario hacernos conscientes de cuáles son nuestros orígenes, el autoconocimiento unido al un ejercicio de memoria, de reinterpretación de nuestro pasado. ¿De qué modo consigue Urbano tal cosa, si es que lo consigue?

La condición necesaria para modelar nuestro yo es que nos conozcamos íntimamente. En el templo de Delfos alguien escribió: conócete a ti mismo. Obviamente, se trata de un deseo imposible de cumplir. ¿Cuándo sabríamos que habíamos llegado al conocimiento perfecto de lo que somos?

Pero que sea imposible no quiere decir que no debamos perseguirlo. Para ello, tenemos que aceptar que todo lo que nos ha precedido nos condiciona. Es posible recordar incluso aquello que ignoramos de nosotros mismos. Urbano lo consigue, y no por casualidad, como alguien podría pensar, sino por una fuerza interior que lo había llevado a darse una oportunidad en la vida.

 

¿Qué hechos del pasado de Urbano le impiden elegir?

No es que Urbano no pueda elegir; de hecho, acaba decidiendo ir a Madrid para intentar hacer cine. En las sociedades opulentas, los individuos no están determinados por fuerzas externas a ellos (salvo casos dramáticos), pero sí están muy condicionados por su origen, que Sal -portadaestablece jerarquías injustas, a veces casi insalvables.

Urbano es un tipo corriente, que nació en un pueblo pequeño y en el seno de una familia humilde, y su formación es autodidacta. Como ves, tiene pocos triunfos en la mano para conseguir lo que pretende.

 

Uno de los acontecimientos que más marcan a Urbano tiene que ver con la visita a una exposición de arte contemporáneo en compañía de su padre. El crío rompe con una especie de navaja un cuadro que no entiende y no le gusta, lo cual le trae funestas consecuencias para su padre. ¿Se identifica con ese cabreo de Urbano-niño?

El niño Urbano destroza el cuadro no más que por jugar, seguramente. Luego, vendrán las consecuencias graves para su padre. Cuando Urbano, ya joven, las comprende en toda su crueldad, elabora un discurso contra el arte impostor, que yo suscribo plenamente.

 

La máxima "Polvo somos y en polvo nos convertiremos" aquí es sustituida por Avellaneda por la de "Sal somos, y en sal habremos de convertirnos".

La novela incorpora un texto de Julián Avellaneda en el que el profesor sostiene que todo está hecho de sal y de agua, elementos complementarios y en permanente equilibrio inestable. Si la sal no se protege de la humedad ambiental, se disuelve en ella, se suicida. Avellaneda es un poco apocalíptico y viene a decirnos que vamos por el camino de disolvernos como especie, pero, a la postre, la sal regresará en nuevas formas de vida, esta vez inteligentes de verdad.

 

Urbano se define a sí mismo como "un hatajo de pasiones sin apesebrar" y asegura que no le resulta fácil reconocer sus sentimientos, distinguir el amor del cariño, la pena del recelo… esto es otra traba que debe superar también para construir su historia con libertad, de vivir su propia vida.

Naturalmente, conocernos a nosotros mismos es la condición indispensable para construir nuestro yo con autonomía y en libertad. Sin embargo, lo más fácil es dejarnos llevar por el palo y la zanahoria, escoger entre opciones que se nos ofrecen en un catálogo cerrado de profesiones, de ideas, de aficiones, de amistades…

 

¿De veras piensas que el amor no es más que tres partes de atracción hormonal y noventa y siete de gimnasia o es una opinión exclusiva de Urbano?

Eso lo dice Urbano, y él sabrá. Quizá difiera en cuanto a la proporción, pero no me cabe duda de que, si te entrenas, acabas enamorándote de la persona por la que te empeñes.

 

De igual modo piensas que nuestra historia aparte de por lo que hayamos vivido está marcada por las personas con las que hemos compartido nuestra existencia; es decir que la construcción de nuestro Yo posee también un alto componente social. ¿Qué personajes le ayudan a Urbano en la construcción de su Yo y cuáles paralizan su proceso de autoconocimiento?

Su origen, la familia y sus primeras amistades condicionan o marcan el futuro de Urbano. Tino Costales insistirá para que se dé una oportunidad, y él le hará caso. Luego, hay gente como Avellaneda que, por mantenerse en posiciones de privilegio, falsean la historia e, incluso, la realidad.

 

Sin embargo, esta construcción personal, Urbano afirma que la hace desde la soledad.

Es que no hay contradicción entre ser solo y ser social. Nosotros somos individuos, pero nuestra individualidad sería imposible sin la sociedad que nos acoge, nos educa, nos forma e, incluso, acaba enterrándonos. De aquí que no conciba la felicidad del individuo en una sociedad infeliz. Es más: sostengo algo que ya escribió Bakunin: la existencia de un solo esclavo nos hace esclavos a los demás.

 

Cuando mistress Gladstone le pide a Anselmo que le cuente como es, éste responde: "- Supongo que soy bastante normal. Me gusta vivir bien, como a todo el mundo: BMW antes que Audi, Play Station y no Nintendo, champán en lugar de cava, la cocina exótica, algo de gimnasio para estar en forma, liberal en el sexo pero la mujer, mujer, y el hombre, hombre. Y soy madridista, aunque no ejerzo. ¿Qué le parece?" pero en realidad lo que hace es una lista de filias y fobias, no contesta realmente a su pregunta. ¿De qué modo la sociedad actual crea personalidades tan estandarizadas: somos lo que consumimos?

Sin duda, cuando nos planteamos en serio nuestra vida, allá por la primera juventud, no somos conscientes de que sólo hay dos caminos: el de elegir opciones cerradas que se nos ofrecen como en un menú de restaurante, o el de autoexplorarnos en libertad.

 

¿Y de qué modo la entelequia que se nos vende sobre que podemos Mgrubio2construir nuestro yo está beneficiando a los más poderosos?

Porque, en la medida en que nos conformamos con el menú del restaurante, no miramos más allá, nos olvidamos de que las cosas podrían ser de otra manera.

 

Otro tema que resulta esencial en tu novela es que es una historia de supervivientes, gente normal y corriente que buscan sobrevivir pero a la vez ser felices.

Creo que eso es lo que buscamos todos: ser felices. Es un derecho, además. Eso de que aquí venimos a sufrir funcionó como discurso durante demasiados siglos. El problema está en que el poder ha sabido interiorizar el cambio de actitud del individuo, y ahora utiliza nuestro deseo de felicidad para vendernos coches, y chalets, incluso drogas.

 

¿No es la felicidad otra entelequia?

Sí, sin duda, es como el horizonte: nunca llegamos a alcanzarlo. Pero al menos nos señala el camino.

 

¿Por qué piensa que el tema de la búsqueda de la felicidad tiene tan mala prensa, novelísticamente hablando?

Al poder no le interesa que descubramos su discurso, ése de que, para ser feliz, hay que consumir a troche y moche. Por eso promueve la idea de que la búsqueda de la felicidad es una ñoñería, algo para niños; precisamente porque el individuo de hoy es inmaduro pero huye de reconocerlo.

 

Otro aspecto que también aborda Sal es el que tiene ver con la creación literaria: Urbano intenta escribir un guión cinematográfico y él nos va describiendo a lo largo de la narración los distintos avatares por los que va pasando. ¿Es ésta quizá la parte más autobiográfica de la novela o a través de la cual mejor podemos conocer a Manuel García Rubio?

Quise escribir una novela total, con muchos materiales y que, además, reflexionara sobre ella misma. Sal podría tomarse como manual de escritura de una novela, en la medida en la que, a medida que avanza, explica por dónde va, incluso avisando al lector cuando, por ejemplo, describe una anticipación. Más que autobiografía, hay un intento de hacer una poética de mi propia escritura.

 

De todos modos, una cosa que me gusta es que no utilizas a un solo personaje para exponer tus teorías o inquietudes sino que éstas las vas expresando de forma coral.

Sí, para mí todas las piezas de una novela deben remar en el mismo sentido, sin excepción. Y entre esas piezas está todo el catálogo de personajes.

 

Tenía la sensación mientras leía algunos pasajes de la novela que viene con su protección acorazada contra-críticos exigentes incorporada. Me refiero al personaje de La Simondebovuá. Por un lado, Urbano defiende a lo largo de la narración las razones por las cuales decide escribir su guión de una manera u otra y por otro lado las opiniones demoledoras de la mujer que imparte el taller depende de su estado de ánimo o de cómo vaya el proceso de ascenso laboral en la Universidad.

El personaje de la Simondebovuá es, en realidad, mi super yo, con el que he ido reflexionando a lo largo de la escritura de la novela. No lo concebí para protegerme de la crítica, sino para hablar conmigo mismo. Por eso lo aprecio mucho, pero también le doy caña, lo fustigo. Con mi mala conciencia practico el mismo juego.

 

La cinefilia es un recurso que utiliza constantemente.

No sé quién sería yo si no hubiera sido por las películas que vi, más bien que mamé, porque desde muy pequeño fui al cine regularmente. De niño, cuando vivía en Montevideo, iba a una sesión cuádruple. Luego me interesé por el lenguaje cinematográfico. Leo y releo constantemente libros de escritura del guión y libros sobre cine, además de estar suscrito a revistas especializadas.

 

Para ti es muy importante el escenario en el cual transcurre la acción que aunque está basado en lugares reales (Muros de Nalón y Madrid) adquiere rasgos ficticios.

Sí, Muros de Nalón y Madrid son espacios literarios que se parecen mucho a sus homólogos reales, pero que se encuentran a mi entera disposición, al servicio de la historia que cuento. Sal es la historia de un viaje desde un pueblo pequeño y tranquilo hacia la gran ciudad, cosmopolita y prometedora, pero también es un viaje desde el mundo de la adscripción al mundo del logro, que diría Bauman, y, aún más, un viaje desde lo condicionado hacia la oportunidad. En realidad, hay un solo viaje hacia el autoconocimiento.

 

De igual modo, los nombres no están puestos de manera gratuita, por ejemplo Urbano Expósito se llama así porque es un huérfano perdido en una ciudad o Avellaneda tiene relación directa con el autor de la segunda parte de "El Quijote".

Ninguno de los nombres de los personajes de Sal ha sido escogido al azar. Me llevaría mucho tiempo explicar las razones que me llevaron a ellos, pero, como criterio general, diré que los protagonistas que inician el viaje hacia Madrid poseen nombres muy comunes en nuestra tradición católica. En cambio, los que pueblan la capital tienen nombres exóticos. Centrándonos en los dos a los que tú te refieres, parece claro que Urbano Expósito es un huérfano de la ciudad, y que Avellaneda es un impostor.

 

Avellaneda le pregunta a Urbano sobre su guión: ¿Es un drama o una comedia? ¿Un thriller, tal vez? y él le responde: Es la historia de un fracaso. ¿Es Sal la historia de un fracaso también?

Sin duda. Es la historia de un fracaso, individual y colectivo.

 

Tengo una teoría sobre "Sal" y me gustaría exponértela a ver que opinas: La novela experimental y de vanguardia tiene, en la mayoría de los casos, un alto componente elitista, se escribe para que la lean una estirpe de lectores muy cultivados o con alta dosis de erudición; un tipo de literatura aristocrática. Este tipo de libros resultan inaccesibles o directamente aburridos para la mayor parte de la población lectora. Tengo la impresión de que con Sal consigues todo lo contrario: hacer que el lector común pueda leer una novela diferente a lo habitual sin tener la sensación de que le están hablando en un lenguaje incomprensible.

Me encanta que hayas llegado a esa conclusión porque, precisamente, ese es, siempre, en todas mis novelas, el objetivo fundamental que persigo. Yo escribo para entretener, en primer lugar, pero también para inocular mis reflexiones al público medio, al lector corriente y moliente. Quien quiera buscarlo, en todas mis novelas encontrará un segundo nivel de lectura, relativo a las ideas, e incluso un tercero, basado en juegos de intertextualidad, citas encubiertas de otras obras, y cosas así.

 

De igual modo, es una novela que exige la participación activa del lector.

No busco al lector dócil, a ese que se le puede engañar con unos cuantos fuegos artificiales. En Sal, el narrador se queja habitualmente de esos guionistas de Hollywood que basan todos sus recursos en sacar conejos de la chistera. Por el contrario, intento que el texto emplace a quien lo lee a que constantemente se haga preguntas sobre el propio texto y, también, sobre su propia vida. Las buenas novelas son como espejos en los que el lector debe mirarse y, sobre todo, verse.

 

Es como un puzzle cuya última pieza o desenlace nos permite tener una visión de conjunto y que todas las tramas adquieran un sentido dentro de la historia.

Lo he hecho en Sal, pero también en El efecto devastador de la melancolía y en La edad de las bacterias. He intentado sacudir al lector para recordarle que no debe conformarse con dejarse llevar por una escritura más o menos fácil. Es mi manera de advertirle sobre los riesgos de la credulidad.

 

Lo único que no me gustó de la novela es el episodio de las monjas, no por lo que cuenta - que pareció absolutamente genial- sino que pienso que el tono con el cual está contada la anécdota, abiertamente explícito, no guarda consonancia con el del resto de la historia.

Sal está compuesta de múltiples materiales: hay relato corto, hay intriga política, hay ensayo… pero todo está hilvanado por un tono homogéneo de ternura y un cierto humor, con el propósito de que el espejo del que hablé antes resulte amable para quien lea la novela.

El capítulo de la monja responde a ese concepto de miscelánea, pero también cumple una función muy importante en cuanto espejo. Sal habla de la condición humana, y en este punto no puedo dejar de señalar los dos grandes límites a nuestra vida, el alfa y el omega, el origen (el sexo) y la muerte (en su expresión más arbitraria, la que convierte nuestra existencia en una paradoja sin solución).

En nuestra cultura católica, el tratamiento oficial de ambos aspectos es rigurosamente mentiroso, y la obscenidad del capítulo de la monja es un juego de niños con relación al mucho más obsceno de la exposición de fotografías de Tino, de la que, sin embargo, casi nadie se escandaliza. (No es casualidad que, precisamente en este último punto, se dé el gran giro de la novela, desde la comedia disparatada hacia la tragedia sin paliativos. Este giro comienza con las siguientes palabras: "Si creíais que esto iba de comedia, estabais equivocados"; he aquí un nuevo aviso; no puedo ser más honrado).

Sal está llena de avisos de lo que puede ocurrir más adelante, y el pornográfico al que te refieres es una anticipación de otro más terrible, que nos desvelaremos ahora.

 

¿Estás trabajando actualmente en una nueva novela?

Lo único que sé es que una nueva novela está trabajándome a mí, pero aún no sé de qué va, ni lo que pretende.

 

ver + Manuel García Rubio

 

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