Anika entre libros

Entrevista a Luis Leante por "Mira si yo te querré"

"El vacío del personaje y el desierto están muy relacionados, es decir, la novela trata de amores y de desiertos, como una metáfora"

Firma: Manel Haro / Fotos: Anika Lillo / Abril 2007

 

Luis Leante es profesor de latín en Alicante, aunque nació en Caravaca de la Cruz (Murcia). Con "Mira si yo te querré" ha ganado el Premio Alfaguara de Novela 2007, una novela de superaciones, frustraciones y sobre todo, amores y desiertos.

 

 

ENTREVISTA

 

¿Cómo se te ocurre esta historia?

Esta historia surge a partir de un primer viaje que hice al Sáhara y al descubrir todo el drama de los saharaui y el paisaje en el que estaban inmersos. Me di cuenta de que allí había muchas historias para contar, que había un escenario precioso pero a la vez trágico. Entonces empecé a darle vueltas, tenía una idea que durante un año estuve madurando, leyendo cosas sobre los saharaui y hablando con gente que estaba comprometida con el pueblo saharaui o sencillamente era natural de allí y al cabo del año volví a los campos de refugiados ya con una idea bastante definida de lo que quería, digamos, como buscando exteriores y preguntar cosas concretas. A partir de ese segundo viaje ya, en un año, escribí la novela.

 

Además en el segundo viaje fuiste con un legionario.

Exactamente, él me enseñó otra cara distinta de los campos de concentración saharaui porque él conocía la historia en primera persona desde la Marcha Verde, lo había vivido todo, y eso me hizo conocer otra cara distinta que enriqueció la historia e hizo que saliera así.

 

Dijiste: "Pensé que esta novela serviría para mitigar todos los sentimientos convulsos que me habían transmitido el desierto y sus habitantes". ¿Cuáles son esos sentimientos convulsos?

El primer viaje me produjo una serie de sensaciones contradictorias, de sentimiento, de fantasmas que estuvieron dando vuelta por mi cabeza durante mucho tiempo y creía que después de escribir esta historia, ocurriría una exhortización donde iba a quedarse todo en su sitio y no iba a volver a obsesionarme con el Sáhara. Sin embargo fue al revés, he terminado la novela y sigo más comprometido con el Sáhara, teniendo más relación con gente de allí, hablando más de este tema que antes incluso, cuando me estaba documentando. Es decir, nada quedó en su sitio, sino que fue como el principio de una historia de amor con el Sáhara, que continúa, porque volveré allí cuando pueda y seguiré comprometido con ello.

 

¿Por qué crees que las novelas que transcurren en territorios africanos, sobre todo del norte, seduce tanto a los lectores?

Yo creo que es el contraste con el paisaje que tenemos nosotros y luego porque el desierto es un paisaje que no tiene buena prensa y sin embargo para mí supera cualquier paisaje. Siempre he tendido a visitar paisajes verdes, del norte. África ofrece, en contraste, una belleza tan desgarradora, tan rompedora, que es imposible quedarse impasible ante esto. La fuerza del desierto es muy grande y cuando se transmite con imágenes o palabras hace que el interés crezca, es difícil de explicar.

Yo siempre pensé que el desierto era algo de lo que había que huir y sin embargo es al revés, el desierto es donde el hombre se ve desprovisto de todo, más libre y las condiciones para meterse dentro del paisaje se dan en el desierto como en ningún otro sitio.

 

La otra parte de la novela transcurre en Barcelona. ¿Por qué has decidido que así sea?

Porque Barcelona es una ciudad que me gustó desde el principio. Yo vine ya cuando tenía 30 años a Barcelona, cuando la conocí.

Barcelona tiene una fama desde fuera de cosmopolita, pero me sorprendió mucho, se parece bastante a las ciudades donde yo he vivido en cuanto al clima, Murcia o Alicante, pero es diferente en todos los sentidos. Yo conocí la Barcelona después de la etapa olímpica, es decir, la Barcelona moderna, transformada, y como necesitaba conectar el Sáhara con España, el norte con el sur, me pareció que el mejor lugar era Barcelona.

 

Luis, es innegable la influencia de Vargas Llosa en tu obra por la estructura de la novela y otros aspectos.

Sí, es mi modelo. Yo me considero el resultado de todas las cosas que he leído y Vargas Llosa es de los autores que más he leído, probablemente el que más. Trato de que no haya un plagio, pero en el estilo del escritor está el que te vas formando a partir de lo que has leído. Yo debo mucho a otros escritores y me alegro que esto se reconozca. No es una cosa que yo tenga en la mente, que yo haga a propósito, pero tiene que estar ahí de alguna manera porque es un autor de referencia para mí.

 

De la novela se dice que es muy visual y además el veredicto del jurado expone que te dan el premio por la fuerza expresiva en que se describen los paisajes. Es cierto, son aspectos que se perciben fácilmente al leer la novela.

Sí, yo pertenezco a la época de la explosión del cine. El cine y la literatura se han ido desarrollando a la vez que yo y no tanto la imagen de la televisión como la luisleante1del cine. Todo eso forma parte de la cultura de mi infancia. A la hora de escribir, las imágenes son importantes, hay escenas que incluso las dibujo, algo así como un storyboard con determinados momentos. Es difícil de explicar, pero yo tengo mucha visualización de todas las escenas que desarrollo y esa influencia es del cine, porque yo me he empapado de ahí desde pequeño; además sin límite, lo veo absolutamente todo, al igual que leo absolutamente todo.

No soy consciente cuando estoy escribiendo, pero sí es verdad que cuando corrijo veo esas imágenes, también lo dicen amigos míos que leen las obras, opinan que hay imágenes que se pueden adaptar al cine. No es algo consciente, insisto, forma parte de mi currículum cultural.

 

Entrando en la trama de la novela, "Mira si yo te querré" cuenta la historia de dos personas que por azar se unen, pero las circunstancias los separa, lo que obliga a que cada uno tome un camino diferente al del otro. ¿Qué historia personal te ha costado más perfilar, la de Montse Cambra o la de Santiago San Román?

La de Santiago era más compleja porque tenía una parte histórica que debía ser fiel y rigurosa porque los acontecimientos que se narran del Sáhara Occidental fueron reales, terribles y dramáticos, las consecuencias todavía se están viviendo en ese pueblo abandonado. Digamos que fue algo más compleja, pero hizo que yo disfrutara más porque iba superando pequeños problemas narrativos que me iban surgiendo. La experiencia final fue muy satisfactoria.

 

¿Y desde el principio tenías claro cómo iban a ser las andaduras de los personajes o una vez puesto a escribir has sentido que los personajes tomaban cierta autonomía?

No se me han independizado del todo, pero han tenido tendencia a hacerlo. Yo tenía bastante claro por dónde debía ir cada cosa, pero había momentos en que la novela hubiera crecido más, hubieran aparecido otros personajes, pero se hubiera roto la estructura que yo quería. Lo tenía todo bastante claro desde el principio y la verdad es que daba para mucho, sobre todo la parte del Sáhara Occidental, que ya en sí podría ser una novela y podría haber escrito cientos de páginas más, pero traté de contenerme porque veía que se me iba de las manos. No es que pase nada porque se me fuera un poco, ya que casi nunca una obra termina como se pensaba desde un principio, pero en este caso lo tenía tan claro que procuré que nada se me escapara de las manos, aunque hubo momentos de crisis (risas).

 

En la novela hay dos grandes temas, que son el amor y el desierto. ¿De alguna manera el desierto es una metáfora del amor en esta novela?

Exactamente, Montse Cambra es un personaje atormentado, rodeado de problemas, con una especie de depresión. Ella evoluciona porque huye y llega al desierto buscando el amor. El paisaje del desierto es, a la vez, algo parecido a su vida, también ella se encuentra en un momento interiormente desértico, pero el desierto termina por llenarla, por hacerla ver el mundo de otra manera. El vacío del personaje y el desierto están muy relacionados, es decir, la novela trata de amores y de desiertos, como una metáfora, sí.

 

Si tuviéramos que traducir esto en géneros, sería injusto y se quedaría corto decir que "Mira si yo te querré" es solo una novela de amor, también es una novela de aventuras.

Es una novela de amor y es una novela de aventuras. Si se le quitaran las aventuras podría ser una novela intimista, también es una novela histórica porque los hechos que se narran del año 1975 son tan cual. Es una suma de muchos géneros, efectivamente. No es que sea injusto, sino que nos quedaríamos cortos. Yo no soy capaz de ponerle etiqueta, no sé qué es lo que más pesa, creo que un poco de todo.

 

Decía Gabi Martínez que el interés por el género de aventuras estaba empezando a resurgir en España. ¿Tienes esta misma sensación?

Yo creo que sí, además me parece de justicia. Al tema de aventuras a veces se le pone una etiqueta de segunda clase, sin embargo es una parte esencial de la literatura. Ahora hay muchos autores que la están rescatando y son los que se van abriendo camino entre el público, desde Pérez-Reverte, Matilde Asensi, hasta muchos otros, cada uno en su terreno y sin comparar.

Yo creo que es bueno reivindicarlo porque la aventura no tiene nada de peyorativo ni negativo, puede ser un género tan bueno como otro. Por el hecho de que haya aventuras en una novela, no tiene porque desprestigiársela. Es un género que no se le ha valorado la suficiente, pero en otros países incluso en otras etapas de la literatura española ha tenido un valor más importante que ahora.

 

¿Recibes el Premio Alfaguara como un salto definitivo en tu carrera?

Definitivo no. Muy grande y muy fuerte, sin duda, pero todo va a depender de lo que haga después. Con un Premio Alfaguara no se puede vivir el resto de tu vida, sin duda es un impulso importante, pero si lo que viene después no refrenda un poco esto, te vienes abajo con muchísima facilidad. Es el apoyo más importante en mi carrera, pero no es más que eso, sostenerse durante un tiempo, pero en cuanto los ecos del Premio Alfaguara se evaporen, es cuando me quedo solo con mi obra y entonces es donde viene la hora de la verdad.

 

Además, quienes deciden si una novela funciona o no son los lectores. Has estado en Barcelona firmando el día del libro y te has encontrado cara a cara con los lectores. ¿Qué sensaciones has percibido?

Exacto. De momento las sensaciones son muy positivas y es una de las cosas más reconfortantes para cualquier escritor. La crítica es importante, el apoyo editorial, pero la última palabra, como dices, es el lector.

La novela lleva en librerías apenas dos semanas, es poco tiempo, y a pesar de todo he visto un interés por el tema, el argumento. He tenido buenas sensaciones, pero solo son sensaciones, hay que esperar a ver qué dice el tiempo, los lectores. Pero, desde luego, es lo que más me interesa. Antes que un premio, el dinero y todo lo demás, es más reconfortante el reconocimiento y la aceptación por parte del público.

 

Pues de momento aquí tienes un lector que ha disfrutado muchísimo con tu novela.

Pues muchas gracias, ha sido un placer.

 

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