Anika entre libros

Entrevista a Juan Casamayor como Editor de Páginas de Espuma

"Lo que tiene que completar un editor es un triángulo: intentar hacer buenos libros dentro de una línea coherente de edición y esos libros deben estar disponibles para el lector, por un lado, y, por otro lado, el lector debe conocer ese libro de tal modo que cuando lo conoce lo pueda encontrar y si le gusta volverá a interesarse por los libros de Páginas de Espuma"

Firma: Mª Dolores García Pastor / Fotos: editor / Foto B/N: Marta Calavo Orenga, 2009 /

  

Páginas de Espuma, editorial independiente cuya línea de ficción se basaPaginasdeespuma

exclusivamente en el cuento, cumple diez años. Se dice pronto pero una década viviendo del cuento es toda una hazaña. Desde Anika Entre Libros nos unimos a la celebración del espumoso decenio que tantas alegrías en forma de buenos libros nos ha dado a los lectores. Nuestra manera de festejarlo es charlando con su editor, Juan Casamayor.

 

 

ENTREVISTA

 

Primero de todo felicitarte por los 10 años

Muchas gracias.

 

Fotografía de Daniel Mordzinski a autores de Páginas de Espuma para un libro homenaje en preparación. De izquierda a derecha: Javier Sáez de Ibarra, Pablo Andrés Escapa, Patricia Esteban Erlés, Ángel Zapata, Carola Aikin, Javier Fernández Panadero y Juan Carlos Méndez Guédez (c) Daniel Mordzinski. Editorial Páginas de Espuma, 2009

Paginasdeespuma 10

 

¿Lleva mucho tiempo montar una editorial?

La fecha fría, notarial, de firma de escrituras fue el 29 de septiembre. Marca un punto delante del cual hay muchos meses de trabajo y elaboración, de creación de colecciones, búsqueda de nombres… Los primeros pasos y la decisión de montar una editorial fue para la primavera, en torno a marzo o abril del 99. Entonces se buscó el nombre de la editorial, el de las colecciones, se perfilaron los contenidos de las mismas… Luego se trabajó en algo que no se ve pero que era fundamental. Yo aprendí a maquetar en Quark en el verano, aprendí con Corel Draw a hacer cubiertas…

 

Se puede decir que has sufrido el proceso en tus propias carnes…

No es sufrir, es el ejercicio del editor independiente. Las editoriales independientes, pequeñas cuando nacen, normalmente están compuestas por una, dos o tres personas como mucho y esas personas tienen que ser capaces de hacer de todo. Eso quiere decir que un día tienes que descargar un camión, otro día tienes que estar con Alejandro Amenábar, otro día tienes que estar maquetando una cubierta o corrigiendo un libro… Y todo esto lo tienes que hacer de manera simultánea. Pero antes de poder entrar en esa deriva simultánea de hacer cosas hay que tener los instrumentos. Los instrumentos ideológicos y mentales ante lo que te vas a enfrentar y luego las habilidades técnicas. Aprender Quark, saber mantener bien la red de ordenadores, las estanterías… esa primera carpintería básica.

 

Y eso culmina el 29 de septiembre.

Esa es una de las partes que culmina. Y ahí ya vamos creando dos colecciones. Una que se llama "Voces" que es más amplia y que va lleva línea de ensayo y línea literaria, y luego una colección que se llama Narrativa Breve que es de antologías temáticas, en torno a un tema 20 o 25 cuentos de autores españoles y latinoamericanos cuyos cuentos hubieran sido publicados después del año 50. Lo que se tuvo muy claro desde el principio es que la línea de la editorial en ficción iba a centrarse en cuento.

 

¿De dónde surge la idea de crear una editorial que se dedique sólo al cuento?

El núcleo de la editorial somos dos personas: Encarnación Molina, que estaba vinculada a un gran grupo de edición de libros de Derecho que es Wolter Kluvers aunque también había trabajado en la edición independiente, y yo que venía de la edición independiente. Yo me había cansado de dar ideas a los demás y pensé "tengo que montar un proyecto propio porque estoy dando ideas que luego veo que funcionan, me voy a aplicar el cuento a ver cómo funciona". A partir de ahí que lo vi con cierta claridad aunque había cierta ingenuidad mezclada con ilusión y mezclada con ese conocimiento del mundo del libro.

 

En este caso bendita ingenuidad.

Claro, en este caso la bendita ingenuidad nos llevó a pensar: si tenemos que montar una editorial y encontrar un hueco entre los lectores lo primero que tenemos que hacer es buscar algo que no esté hecho. Eso es sencillo, a todo el mundo se le ocurre. ¿Qué no estaba hecho? Pues una editorial en torno al cuento.

Ahora se habla más del cuento, hay un crecimiento sostenido… hay ciertos elementos que hacen que parezca más lógico crear una editorial en torno al cuento pero a final de los 90 no era así. Se partía de ese fatídico sintagma de que el cuento no vende hasta llegar a esa frase que yo digo mucho de "vivir del cuento". Ese ha sido el viaje de los 10 años de la editorial. Realmente la idea surge ante la necesidad de una especialización que necesita una editorial independiente para poder tener una opción de viabilidad y visibilidad dentro de lo que es un panorama promocional, comercial incluso literario y cultural para poder hacerte un hueco. Difícilmente creo que Páginas de Espuma tuviera el prestigio que se le quiera dar en torno al cuento si hubiera buscado otro género como, por ejemplo, la novela. Hubiéramos estado compitiendo con otras editoriales de características similares y no podríamos haber accedido a una fortaleza de catálogo como la que tiene Páginas de Espuma dentro de su línea de cuento.

 

¿Por qué crees que el cuento no goza en España del prestigio que tiene en Latinoamérica?

Es curioso porque el cuento sí que tiene prestigio. Habría dos líneas, una la del prestigio literario que se le quiera otorgar al género y otra la del Casamayor BNámbito comercial y promocional. En cuanto a prestigio literario el cuento no se tiene que defender, tiene una tradición diversa y rica, en muchas lenguas y en particular en castellano, y una tradición importante en las dos orillas. Hay cuento muy importante en España a lo largo del siglo XX y que fortalece toda una tradición que desemboca en un par de generaciones actuales de escritores que son los nacidos en los años 60 y 70 que viven un muy buen momento de creación. Está también lo latinoamericano que no puede ser entendido como un corpus si no que son 18 o 19 países donde las literaturas son muy distintas y además funcionan muy estancas. Un colombiano no sabe lo que hace un chileno y un chileno no sabe lo que hace un salvadoreño. Allí tiene más prestigio, porque lo que sí ha pasado en Latinoamérica que no en España, es que escritores universales se han forjado en el cuento y esto pervive allí. Un escritor se puede forjar con libros de cuentos. Si el siglo XX será recordado por tres o cuatro nombres dos de ellos serán Cortázar y Borges que son cuentistas. Borges lo es entero y Cortázar es cuentista y novelista pero sobre todo reconocido como cuentista. Eso crea una impronta en todo un continente que supone que hay un prestigio literario que aún cunde en el lector y en el mismo ejercicio de la escritura.

Luego está el otro lado, el comercial y promocional. Es evidente que el cuento no es que venda menos por ser cuento sino por lo que rodea al cuento. Te encuentras con escritores que lo ven como un trampolín, que lo ven como un laboratorio para poder escribir luego cosas más importantes como la novela. Hay editores que se creen que es el descanso del novelista o que es una cláusula de un contrato de una novela. En las librerías no hay una sección de cuentos como puedes disfrutar de la poesía. Muchas veces hay intrusismo crítico, o sea, el cuento todo el mundo lo puede reseñar, un crítico de poesía reseña un libro de cuentos, un crítico de novela reseña un libro de cuentos pero esto no pasaría al revés, un crítico de poesía nunca reseñaría una novela. Y el crítico que está especializado en narrativa y en novela no reseñará un libro de poesía. Todo este tipo de cosas van sumando y al final hace que, evidentemente, el cuento venda menos.

 

De ahí esa frase tuya que dice "No es el cuento el que no vende sino las circunstancias que lo rodean"

Claro, las circunstancias son, básicamente, esa situación de editores con prejuicios hacia el género. Cuando conoces las entrañas del sistema editorial ves que el cauce comercial y promocional está hecho para la novela y que cuento ya sale como tres metros más atrás en una carrera. Si tú te encuentras al director de ventas de una editorial que sabe que en su programación va a tener un libro de cuentos en seis meses y al año y medio la novela de un autor importante de su editorial, va a apostar por la novela que es donde va a poder vender más y el cuento, pues bueno, esto era una clausula del contrato de la novela que nos vemos obligados a cumplir. Lo sacamos, así se habla un poquito del autor, pero tampoco en promoción vamos a hacer mucho. Si hay una posibilidad de hacer una entrevista con El País vamos a guardarla para la novela y no para el libro de cuentos. Hay menos vocación promocional y comercial para vender cuentos.

Creo que el mejor testimonio de que el cuento puede vender si uno se pone es la situación de nuestra editorial ahora. Diez años después con todo el mundo diciendo "el cuento no vende, es imposible crear un proyecto editorial en torno al cuento" que tengamos una editorial que ya no es pequeña sino que empieza a ser mediana por facturación, que cuenta con el catálogo de autores que tiene. ¿Que tengo libros que venden 500 o 700 ejemplares y otros que venden 50.000? Pues es lo que hay, pero eso les pasa a todas las editoriales.

 

En la editorial, cuatro sonrientes antólogos de Pequeñas resistencias 3: Juan Carlos Chirinos (Venezuela), Carlos Dávalos (Perú), Andrés Neuman (Argentina), Juan Gabriel Vásquez (Colombia) (c) Editorial Páginas de Espuma, 2009

Paginasdeespuma2

 

Se te "acusa" de querer colocar al cuento en el lugar que le corresponde, en el lugar que se merece…

Pero sobre todo comercialmente y promocionalmente. Ante la frase de "El cuento no vende" uno de los últimos libros más vendidos en España de autor español de los últimos cinco años es un libro de cuentos: Los girasoles ciegos. Entonces, ¿vende o no vende el cuento?

 

¿Qué ha de tener un cuento para acabar convertido en cuento espumoso? ¿Qué buscas en un texto?

Si uno conoce un poco el catálogo de la editorial sabe que no hay una estética común en los libros. No puedes decir "es que a Casamayor le interesan los libros que proceden de la línea más fantástica del boom latinoamericano". No, porque tengo libros que proceden más del mundo anglosajón, otros que proceden del mundo más postsurrealista en una reflexión de las vanguardias actuales y demás... No hay ni una estética ni una temática que sea un factor común en todos los libros. Hay una diversidad.

Yo pido a un libro de cuentos dos baremos. Uno que cuento a cuento cada uno de los textos sea válido por sí mismo. Un buen cuento lo lees y te captura, te crea una chispa que hace que el recuerdo del cuento permanezca meses y meses después… hablo de cuentos separados. Eso te indica que estás ante un buen cuento. Y un buen libro de cuentos es aquel capaz de hacerte ir a un universo y volver a entrar en otro cada vez que te lees uno de sus cuentos. Cuando esos saltos se diluyen se está disfrutando tanto de la lectura de cada cuento de ese autor que uno quiere saber lo que va a proponernos ahora sigo, sigo y sigo, es cuando te das cuenta de que estás ante un buen libro de cuentos. Cuando uno te gusta, el otro desfallece… ya empieza a fallarte. Y luego, lo maravilloso de la literatura es que es subjetiva. Lo que a ti te puede gustar a mí puede no gustarme nada y al revés.

 

Dicen que cuando sacas un libro al mercado peleas por él con uñas y dientes.

Jajajajaja. Es que, como te he dicho, somos cuatro en la editorial y la editorial sólo se financia con los libros de cuentos que vende. Eso implica que hay que vender muchos libros y para eso tienes que estar como un perro de presa con el distribuidor controlándole que haga bien su trabajo. La editorial posee una buena distribución y yo estoy contento, pero nunca satisfecho. Ningún editor está satisfecho. Todos queremos entrar y en la primera mesa de La Casa del Libro o en el escaparate de la mejor librería independiente ver nuestros libros. Pero eso es muy complicado por cómo está montado el mercado. Y luego movernos en los medios de comunicación. Finalmente lo que tiene que completar un editor es un triángulo: intentar hacer buenos libros dentro de una línea coherente de edición y esos libros deben estar disponibles para el lector, por un lado, y, por otro lado, el lector debe conocer ese libro de tal modo que cuando lo conoce lo pueda encontrar y si le gusta volverá a interesarse por los libros de Páginas de Espuma. Volverá a tener noticia de ellos y los volverá a comprar. Se cierra así el triángulo.

 

I Congreso Internacional 'Última narrativa latinoamericana: nuevas corrientes y tendencias' con la presencia de nuestros autores Fernando Iwasaki, Juan Carlos Méndez Guédez, Ronaldo Menéndez, Andrés Neuman y Jorge Volpi

Juanyautores

 

Hay otra cosa que creo que hace de todo tu proyecto lo que es: que los escritores que trabajan contigo se consideren parte de tu familia.

Claro, eso lo hay desde el sentido literal. Conocido es que Andrés Neuman en la editorial es el tito Andrés. Para mi hijo Andrés es el que le ha regalado las zapatillas de fútbol, es con el que juega en el pasillo de casa y nos pregunta a su madre y a mí "¿Pero el tito Andrés viene de papá o de mamá?". Queriendo saber de qué familia viene porque no lo sitúa bien. O por ejemplo con Merino que en la última feria del libro le dijeron "Niño, qué abuelo más guapo tienes".

Lo que sí es verdad es que si algo separa a los editores de los grandes grupos de la edición independiente es que nosotros personalizamos bastante más las relaciones con nuestros escritores. Y no es que ellos no quieran hacerlo es que están atropellados por un ritmo feroz y además tienen otros interlocutores con los autores, jefes de prensa, a veces jefes de comerciales... y acaban perdiendo la pista del escritor En el caso de las editoriales independientes no pasa eso. Continuamos con el autor desde que te tomas un café con él, te enteras de que tiene un libro, sigues cómo está siendo la escritura, lees su manuscrito, haces la labor de edición, se hace el libro… eso crea una personalización y eso hace que el catálogo de Páginas de Espuma no esté formado por libros sino por una familia de escritores y además muy cómplices con el proyecto, muy generosos con el proyecto que, sobre todo, se creen cuentistas, porque lo son. Y cuando digo creer me refiero a que asumen su condición de cuentistas y pelean por ella y son militantes del cuento. Son pequeños resistentes, Pequeñas resistencias (refiriéndose a uno de los libros de la editorial), y eso es una maravilla. Y tan militante es Merino con el cuento como algunos radicales del cuento como Andrés o Hipólito Navarro que no están dispuestos a que nadie les quite un ápice de su trabajo como cuentistas frente a otras disciplinas en las que trabajan.

 

Y después de todo este tiempo, cuando dicen que eres "el decano del cuento", que la editorial es un referente dentro del género ¿qué sientes?

A ver, decano es una palabra que me da miedo.

 

Decirse se dice.

Es un abismo. Decano es José María Merino, es Luis Mateo Díez, hasta que vivió don Antonio Pereira, lo es Medardo Fraile… Él posiblemente sí que es el decano del cuento. Son los creadores los que pueden llamarse en un momento dado decanos. Para mí ha sido sencillo ser la referencia del cuento, porque fuimos los primeros. Lo difícil ha sido durante estos diez años hacerlo de tal forma como para crear ese membrete que se le pone a la editorial. A veces más acertado, a veces con más errores, pero sí que en torno a la editorial se ha creado un poco una referencia pero que es una referencia de una familia. O sea, hay un editor que en un momento cohesiona todo eso y hace una salsa. Pero es que la editorial está forjada por muchos puntos de apoyo. Primero son los autores, luego están los medios de comunicación. Hay muchos periodistas que en cuanto se meten apoyan a la editorial y esto es fundamental. Tienes libreros, sobre todo independientes que son los que venden nuestros libros, que trabajan día a día, que recomiendan nuestros libros, que nos felicitan, que llevan a autores, que los trae, que colaboramos, que aportamos ideas …

Esa referencia viene dada por la cohesión de muchos profesionales, de muchas ilusiones y muchísimo cariño. ¿Que yo cohesiono eso? Sí, porque si un mérito tenemos en Páginas de Espuma es que fuimos los primeros en ver que esa viabilidad para un proyecto era real. Y el segundo mérito sería haberlo llevado a cabo diez años después. Ahora ya sí que veo el proyecto asentado, no como los primeros años que cuesta.

 

En estos diez años, ¿el peor momento?

Así momentos no ha habido exactamente malos como decir, "uy qué mal nos va, que vamos a tener que cerrar, qué angustia… que se hunde la editorial", no. Cada año la editorial ha ido vendiendo más que el anterior. Ha sido un crecimiento aritmético, sostenido, lento pero siempre hacia arriba. Sí que ha habido momentos duros en cuanto a que al ser poquita gente ha habido una acumulación tan extrema de trabajo, tantísimas cosas que hacer, que a veces han sido tres, cuatro semanas, un mes y medio de trabajar, no exagero nada, dieciocho horas al día durante siete días a la semana y más de una semana para poder sacar adelante lo que había.

¿Momentos? Por decirte uno, cuando hace una año y medio aproximadamente cambiamos de distribución. Cambiar la distribución de una editorial supone un movimiento muy importante de trabajo. Confección de datos, rearmar muchísimas cosas… supuso muchísimo trabajo. Eso se nos unió con la creación del premio Ribera del Duero, que es uno de los objetivos cumplidos de la editorial, y todo lo que fue la realización del premio desde la creación del espíritu, las bases, la metodología que se iba a seguir hasta toda su realización (llegada de manuscritos, lectura de manuscritos, organización de eventos, promoción del autor, promoción del libro…). Todo eso fue un momento, no malo en Paginasriberadelduerocuanto que nada peligraba, pero sí que una enorme cantidad de trabajo. Esos son los momentos duros de la editorial, donde te pones a prueba.

 

Entrega del I Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero. El ganador, Javier Sáez de Ibarra, con el jurado: José Trillo, presidente de la D.O. Ribera del Duero, los escritores Ana María Shua, José María Merino y Eloy Tizón, y el editor Juan Casamayor (c) Editorial Páginas de Espuma, 2009

 

 

¿Y el mejor momento?

El mejor momento que yo recuerdo posiblemente sea, es como un punto de arranque de la editorial, la presentación el 25 de octubre del año 2002 de Pequeñas resistencias, ahí se forjó el espíritu de la editorial. Luego ha habido momentos preciosos pero ese día donde en una presentación se reunieron cerca de veinte escritores que muchos de ellos no eran absolutamente conocidos. Ahí había un Eloy Tizón, un Iván Zaldúa, un Hipólito Navarro, un Félix J. Palma, un Andrés Neuman muy joven, un Merino que abría con un prólogo el libro dando la mano a la nueva generación, fue un momento precioso. Además, todo salió bien. Yo además venía de un momento emotivo muy fuerte porque el 21 de octubre había nacido mi hijo… Estuve solo en la editorial y a veces me pregunto, ¿cómo hice esto? Porque no soy muy consciente. Estaba solo maquetando… todo. ¿Cómo maqueté yo este libro? ¿Cómo lo corregí, cómo lo hice todo? Andrés Neuman que venía de Granada a pasar algunos fines de semana, cómo coordiné a veintitantos autores a venir a Madrid a la rueda de prensa, los llevé a todos a comer… Lo que sí recuerdo es aquella presentación donde había como doscientas personas y todo salió de maravilla. Ese es, yo creo, el momento más maravilloso, más bonito de la editorial.

 

La mítica presentación de Pequeñas resistencias el 25 de octubre de 2002. De izquierda a derecha: Graciela Baquero, Eloy Tizón, Carmela Greciet y José María Merino. En la fila de detrás estaban Félix J. Palma, Guillermo Busutil y Felipe Navarro (c) Editorial Páginas de Espuma, 2009

Pequenasresistencias

 

Cuando se te mete entre ceja y ceja un autor o una obra, ¿vas a muerte a por ellos? Es que Fernando Iwasaki me ha dicho que le acosaste "textualmente" para publicar Ajuar funerario.

Sí. Yo tuve dos opciones con Fernando: Helarte de amar y Ajuar funerario. A mí me gustó más Ajuar Funerario y Fernando lo sabe. Pero también lo estaba leyendo Alfaguara. Estoy seguro que al editor y al lector que lo leyeron en Alfaguara les gustó pero es que en los grandes grupos los editores proponen y el sistema comercial dispone y en los editores independientes, para bien o para mal, todo pasa por nosotros. Proponemos, disponemos… muchas veces si tuviéramos un jefe contable nos quitaría el poder de decisión pero a mí me gustó mucho Ajuar, lo peleé bastante, hasta el final, hasta que Alfaguara no quiso publicarlo. Pensé esta es la mía.

 

Y ya va por ¿la quinta casi sexta edición?

Va por la quinta edición, casi la sexta, ha tenido licitaciones muy grandes de muchos miles de ejemplares en América Latina. Es el libro que más se ha vendido en la editorial, que va por los 53.000 ejemplares vendidos. Además yo creo que ahí se armó una de las cohesiones más importantes con un escritor. Fernando es otro amigo, mucho más amigo que autor, es un ejemplo más de hasta qué punto un editor independiente puede llegar a personalizar la relación con un autor y eso bien entendido los resultados que puede dar. A partir de ahí Fernando y Casamayor crearon un equipo que se vio reflejado en otros autores. Y de ahí viene Espido, antes había venido Merino y los demás.

 

Escuché una frase tuya que me gustó mucho "La literatura no tiene límites, debe escapar a recetas".

Desde luego. Se habla mucho del canon del cuento, de las recetas del cuento… Para el cuento no hay ni canon ni receta.

 

¿Es la libertad absoluta?

Es la libertad absoluta. Es un género que te permite muchísima libertad y por eso es un género tan difícil. Un género sin red, totalmente. Eloy Tizón lo dijo muy bien, es más fácil publicar una buena novela que un buen libro de cuentos, sin duda. Escribir un libro de cuentos es sumamente complicado. Además es un género que no admite recetas. Los talleres literarios y las escuelas de escritura y demás dan unos utensilios muy buenos para que alguien pueda escribir y creo firmemente en el trabajo que hacen porque funciona. Hay una tradición de talleres y de escuelas de escritores que viene de Latinoamérica. Conozco a escritores como el mexicano Guillermo Samperio, en estos momentos uno de los escritores mayores más importantes de México, que salen de un taller. Claro que en ese taller le dieron clases un tal Monterroso y un tal Rulfo.

 

¡Ahí es nada!

Ahí es nada. Y eso quiere decir que funcionan, pero no es sólo eso. Tiene que haber la no receta y esa no receta está dentro del escritor. Y en el momento que sea capaz de trasplantar esa visceralidad en todo texto que escriba, que ese texto realmente mueva al lector, es cuando estamos fuera de los límites. No hay nada peor que una literatura encorsetada, limitada y recetada con prescripción, para eso ya están los libros de autoayuda.

 

Feria del Libro de Madrid 2009. ¡Viva el cuento! De izquierda a derecha, Eloy Tizón, Fernando Iwasaki, Andrés Neuman, Juan Casamayor, Ignacio Padilla y Juan Carlos Méndez Guédez (c) Editorial Páginas de Espuma, 2009

Juanyaautores

 

 

Y para terminar, formula un deseo para los próximos 100 años, como poco, de Páginas de Espuma.

Lo que pediría, si no cien sí para los diez próximos, seguir viviendo del cuento, seguir fortaleciendo el catálogo a partir de una política de autor, que los autores que ahora tenemos sigan estando en el catálogo y sigan publicando sus libros de cuentos. Que siga habiendo una vocación de fondo, es decir, que por muy antiguo que sea un libro siga estando vivo dentro de nuestra editorial, siga funcionando, que algún escritor que hay por ahí entre a formar parte del catálogo, que eso me gustaría mucho, y seguir adelante con muchos proyectos de enorme envergadura como podría ser el libro de Poe, pues hacer algunos similares. Hay por ahí algún que otro proyecto.

 

¿Un buen libro es un libro intemporal?

Sí, totalmente. Y de hecho en la edición independiente, y esto es otra diferencia con las grandes, publicamos libros más de catálogo, más de fondo. Gran parte de los libros que se publican en edición independiente funcionan como funcionan en un servicio de novedad cada vez más limitado en tiempo pero luego en fondo las editoriales independientes venden mucho. El porcentaje de venta en un servicio de novedad es abrumador a favor de los grandes, lo nuestro es más dilatado en el tiempo. Además es que tenemos autores muy de fondo, muy de catálogo… Fernando, Merino, Andrés Neuman es un excelente autor de catálogo… claro que ahora después de ganar el Alfaguara venderá mucho más en novedad, pero es que lo maravilloso de Andrés es que agota ediciones porque todos los años vende.

Cuando tú como editor consigues armar un catálogo que va sumando libros, que todos los años vas vendiendo, es cuando creas la fortaleza porque a través de esos Neumans, Merinos y tal venden otros autores que en principio funcionan menos pero sí que te diría que es, por otro lado, donde más realizado se siente el editor. Además de disfrutar enormemente publicando a Espido, Merino, Neuman, Iwasaki… con un autor que no conoce nadie y te quedas cautivado por ese libro y te dices "esto lo tengo que sacar" y me lanzo a hacerlo es con lo que más disfruto.

 

¿Ha pasado eso muchas veces?

Muchas veces no pero sí con todos los autores nuevos que tenemos en la editorial. Algunos de ellos están ahora más consolidados como por ejemplo Sáez de Ibarra que ganó el premio Ribera del Duero, Pablo Andrés Escapa… son autores que publicaron su primer libro en la editorial y que han trascendido y que están ahí como cuentistas de la generación de los 60 y además con una gran calidad.

 

Fernando (Iwasaki) comentó que en España el cuento gozaría de más prestigio si tuviéramos un autor que llegara a lo más sólo con el cuento.

Claro, es España eso no ha pasado y mira que hay autores de los cuales parte de su grandeza literaria y comercial se ha formado en los cuentos. Quim Monzó sobre todo es cuentista, Manuel Rivas también se ha forjado en el cuento, Cristina Fernández Cubas es otra escritora muy importante forjada en el cuento, el maestro Medardo Fraile… Sí que es verdad que hay un gran número de escritores españoles de la segunda mitad del siglo XX y parte de este XXI que sobre todo es su producción en cuento lo que pesa pero igual que te digo eso te digo también que no tenemos a un Borges o un Cortázar. También podemos decir que por ahí no hay un Lorca o un Valle-Inclán que son los autores que más cosas distintas e innovaciones en literatura han aportado en castellano.

 

¿Y QUÉ DICEN LOS AUTORES QUE HAN PUBLICADO CON ÉL, DE JUAN CASAMAYOR?

 

También hemos querido hablar con algunos escritores del catálogo de la editorial para preguntarles cómo ha sido su experiencia"espumosa" y esto es lo que nos han contado.

Ana María Shua

El cuento no tiene lectores. Por lo tanto, no existe. ¡Al exilio, a la muerte por hambre y sed en el desierto! Ése era el decreto que las grandes editoriales se habían puesto de acuerdo en firmar.

Hace diez años, un gran editor que es también, sobre todo, un gran lector, decidió plantar "Páginas de Espuma" en el desierto. He aquí que lo haremos florecer, se propuso Juan Casamayor. Y lo logró. Más allá de los límites de su editorial. Descubrió el cuento para España de tal manera que hizo surgir otras editoriales, desbarató el desdén de las grandes, interesó a los autores, prohijó premios, librerías, encuentros. Y el desierto floreció. En lo personal, le debo la vida. Mi vida como autora en España, donde no existiría si Páginas de Espuma no me hubiera presentado como autora de minificción. A través de mi experiencia personal, sé que cuando Casamayor saca un libro al mercado, lucha por él y lo defiende con uñas y dientes, con terciopelos y sabores, con lo que sea, con lo que tenga. He trabajado con muchísimos editores en mi vida, pero nunca conocí a uno como Juan, que se comporte con cada uno de sus libros como si lo hubiera escrito él mismo. Por otra parte, su exquisita selección editorial, su inteligencia de lector, le ha permitido ocupar un lugar muy especial en las preferencias de esa exigente casquivana, la Espidoneumanjuanprensa cultural. Felicito a Páginas de Espuma por sus diez años y es como felicitarme a mí misma, ¡tan egoístas son mis razones!

 

En la foto, Espido, Neuman y Juan 

 

Andrés Neuman

Páginas de Espuma rebosa eso, espuma, fiesta, entusiasmo por el cuento. Eso mismo que algunos consideran un género menor o poco rentable, ha sido convertido por Juan Casamayor, Encarnación Molina y sus geniales colaboradores en material imprescindible para entender la literatura contemporánea en nuestra lengua. Trabé relación con la editorial hace ya siete años, con motivo de la antología "Pequeñas Resistencias", de la que tuve la suerte de encargarme. Aquella querida antología terminó multiplicándose por cuatro: se publicó un tomo sobre España, y enseguida otro sobre Centroamérica, y otro sobre Sudamérica, y otro sobre la Norteamérica hispanohablante. Conociendo a la editorial, en realidad eso no tuvo nada de sorprendente: Páginas de Espuma hace el milagro de los panes, los peces y los cuentos.

 

Care Santos

Mucho antes de conocer a Juan Casamayor, conocí y admiré los libros de Páginas de Espuma. La editorial contaba aún con un catálogo reducido, en construcción. Luego, conocí a Juan Casamayor, ese editor cortado a la medida del cuento. Y no es una broma fácil: es una impresión verdadera. Desde la primera vez que hablé con él supe que su idea de la literatura es aquélla que durante años he buscado en los editores, y que no suele encontrarse porque no abunda. La del editor que hace su catálogo letra a letra, que tanto sabe lo que pesa una caja de libros que conoce el pie del que cojean sus autores. Me gustan los editores que hablan de Literatura antes que de ventas, que después de leer tu libro te lo devuelven cargado de anotaciones de su puño y letra, que en cierto modo consideran a sus autores como parte de la familia. Por todo eso, me siento feliz de saber que Páginas de Espuma es mi casa. En tiempos tan revueltos, es importante saber que estás tan bien resguardado de la intemperie. Y en tan buena compañía.

 

Espido Freire

Siempre he dicho que el género en el que más cómoda me siento es el relato: cuando una encuentra el interés de una editorial específica, el de un editor leído, bien formado y con un criterio claro y generoso, y un proyecto de futuro, se ha llegado, en cierta medida, a casa. Eso es algo que quizás a mis lectores de novela, o a quienes prefieren continuar viéndome como una autora mediática, pueda sorprenderles. En mi caso, espero vincular mi obra corta a Páginas de Espuma, y me considero una espumosa más.

 

Fernando Iwasaki

Para mí existe un antes y un después, desde que entré a formar parte del catálogo de Páginas de Espuma. En primer lugar, porque algunos manuscritos míos como «Ajuar funerario» fueron rechazados y Juan Casamayor me acosó textualmente para publicarlo. Juan sabía de la existencia de aquel manuscrito porque en «Líneas Aéreas» (Lengua de Trapo, 1989) publiqué diez microrrelatos y muchos más circulaban por internet. Juan demostró tanto interés en mi trabajo y tanta profesionalidad como editor, que ha conseguido que «Ajuar funerario» lleve cinco ediciones y más de cincuenta mil ejemplares vendidos. Luego Juan se interesó por otro inédito mío -«Helarte de amar»- y rescató «Inquisiciones Peruanas». Su entrega personal por cada título ha sido generosa y encomiable. Por otro lado, saber que existe una editorial como Páginas de Espuma, que apuesta por el relato, me ha animado a realizar algunos experimentos narrativos como «España, aparta de mí estos premios», un libro en el que he invertido tres años de trabajo, entre documentación y escritura. Sólo me queda por escribir un libro más de cuentos, que se titulará «El panteón de los próceres» y que también me haría ilusión publicar con Juan Casamayor, pues Páginas de Espuma me ha demostrado que su respeto por el relato como género narrativo es absoluto.

 

Juan Casamayor, María Dolores García Pastor y Fernando Iwasaki

Iwasaki -juan -md

 

Patricia Esteban Erlés

Mi experiencia con esta espumosa editorial no ha podido ser mejor. Como lectora he admirado siempre el trabajo que hacen desde Páginas para dar a conocer el género, editando cuentos clásicos, como la estupenda edición comentada de Poe del año pasado, y apostando también por autores desconocidos, como yo misma. Es un honor y un placer figurar en el mismo catálogo que mis escritores y escritoras más admirados (Iwasaki, Shua, Merino, Poli Navarro...) y saber que, Juan Casamayor de por medio, nos queda mucho cuento a todos.

 

¿Te ha gustado? Compártelo:

Comentarios de los lectores:

Publicidad
Error loading MacroEngine script (file: Banners.cshtml)
Anika entre libros
Actividad subvencionada por el Ministerio de Cultura
Ministerio de cultura

Esta web utiliza cookies para obtener datos estadísticos de la navegación de sus usuarios. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Más información X Cerrar