Anika entre libros

Entrevista a José Carlos Somoza por "El cebo"

"Hay una pregunta que creo que flota en el libro “¿realmente hay deseos que puedo tener y que yo mismo no conozco?”."

Firma y fotos: Anika Lillo / Foto cabecera: Amaya Aznar / Junio 2010

 

Elcebo -portadaTras alzarse ganador con "La llave del abismo" del Premio de Novela de Torrevieja hace dos años, José Carlos Somoza nos trae su nueva novela, "El cebo". En ella el dominio de las personas está basado en una serie de actos protagonizados por los cebos. Diana Blanco, nuestra protagonista, será la mejor en activo pero con planes de abandonar para dedicarse a una vida menos peligrosa. Sin embargo su hermana pequeña quiere ofrecerse para capturar al peor criminal del momento, y Diana no puede aceptarlo: volverá a la calle pero en una captura a contrarreloj donde además de manipulación hay trampas que ni ella podía sospechar.

Esta nueva novela de Somoza nos trae a William Shakespeare, cosas tan curiosas como el psinoma, las filias y las máscaras, gestos que pueden anular la voluntad del ser humano... hablamos de ello y mucho más con José Carlos Somoza.

 

 

ENTREVISTA

 

"El cebo" debió tener un origen, algo que te pasó por la cabeza para convertirse en novela ¿qué fue?

Pues fue que me imaginé de repente qué pasaría si alguien se convirtiera en el deseo de otra persona, pero no precisamente por convertirse en deseo de otro porque lo amara, sino por una cuestión puramente de trabajo o profesional, y a partir de ahí comencé a pensar que eso podría dar mucho juego, y entonces vino el mundo del "cebo". Digamos que fue una colisión de dos ideas: una la que he dicho, y la otra una idea muy antigua que era escribir algo sobre los cebos, que es una profesión que me llamaba mucho la atención. Pero claro… tal y como se Somoza -anikatransformó el libro no me lo podía imaginar ni yo.

 

Es que es ciencia ficción en este caso…

Sí, claro, ya hay una serie de variaciones ahí que evidentemente no había esperado encontrar pero que me gustaron, porque eso de la transformación de la persona en deseo de otro me pareció interesante. Y después, a la hora de encontrar cómo podía hacer eso así y de empezar a especular con el psinoma y toda esa serie de cosas ví el camino abierto para continuar. Un libro ya estilo Somoza (risas)

 

Primero conocí las filacterias (La Dama Número Trece), ahora el psinoma y sus filias ¿hay alguna base real o de leyenda que modificar para sacarte estas extrañezas de la manga?

No exactamente que yo modificara. Ahora, si me preguntas si hay una base real para el psinoma, pues ¿Por qué no? El psinoma, a diferencia de las filacterias, no es magia, es algo que significa llanamente que tus gustos, tus deseos, pueden ser traducidos en cifras. Tampoco es eso tan raro. Visto desde el punto de vista del psinoma tal y como yo lo describo es completamente imposible hoy pero ten en cuenta que, por ejemplo, nada más entrar a Internet uno ya empieza a dejar rastros que pueden ser después transformados en cifras (tal persona tiene tales gustos porque ha visitado con más frecuencia tal página; le podemos mandar tal mensaje de publicidad) de modo que ya de por si Internet es una forma de deducir tus gustos por una serie de cifras, parámetros, encuestas…, los tests proyectivos que usan mucho los psicólogos, la inteligencia… imagínate la inteligencia reducida también a cifras.

Es decir, no es tan absurdo como pueda parecer a primera vista y desde luego magia no es, ahora bien… tal como yo lo describo en la novela que es el conocimiento íntegro de los deseos de una persona traducido en unas fórmulas que pueden ser reproducibles como si fuera un texto teatral, por ejemplo, evidentemente eso no se conoce, pero yo digo que… quizás (sonríe).

 

A pesar de que utilizas la ciencia ficción en tu novela no sería justo etiquetarla así ¿verdad?

Creo que terminaría antes si te dijera en qué generos no encaja (risas). Yo diría, Anika, y creo que tú estarás de acuerdo porque has leído otras obras mías, que esta obra es encuadrable desde el punto de vista del thriller. Es una novela negra, qué duda cabe, tiene unos elementos -exactamente igual que las novelas de John Connolly tienen elementos sobrenaturales, de terror, incluso espíritus, aunque son novelas negras-, por eso yo diría que es una novela negra con ciencia ficción pero lo que hay dentro "es" una novela negra con su asesino, con sus policías y con sus persecuciones.

 

Lo que sí es cierto es que aunque usas varios géneros cuando describes el ambiente vemos que hay cosas muy avanzadas tecnológicamente por lo que el lector no puede sentirse implicado en el mismo contexto que le es tan ajeno, aunque sí ser un observador y vivirlo como tal… ¿Cómo te planteas la interacción entre lector y novela?

Yo siempre me la planteo como una invitación al lector a que juegue o a que entre dentro del juego que plantea la novela. De hecho creo que el lector en esta novela quizá llegue a preguntarse también cosas como "cuál podría ser mi filia" o "cuáles podrían ser mis deseos".

Hay una pregunta que creo que flota en el libro "¿realmente hay deseos que puedo tener y que yo mismo no conozco?"; es otra de las cosas que se plantea en el libro y que pueden dar lugar a una serie de reflexiones.

Lo que me gusta es motivar a que el lector reflexione al mismo tiempo que no pierda el placer por la lectura y la tensión que le obliga a continuar leyendo.

 

Un cebo en tu novela no es una persona cualquiera, debe estar muy cualificada ¿cómo la definirías?

Yo lo definiría como un actor (una actriz) que hace lo que todos los actores: trata de atraer a unas personas a través de una interpretación en la que se juega también con la verdad. Yo empleo muchas veces cuando hablo de "El cebo" la palabra "fingir", pero no es correcto del Somoza -anika1todo: las interpretaciones a veces juegan con la verdad. El actor que sale al escenario un día más triste que de costumbre, si es bueno puede canalizar esa tristeza para que en los momentos más tensos de su personaje le de un giro casi casi real a la versión que está en ese momento interpretando. Es decir, él está triste de verdad, pero está empleando la tristeza para fingir o para interpretar y es lo que le ocurre a Diana Blanco: es una gran actriz, un gran cebo en este sentido y utiliza a veces la verdad para interpretar su propio papel. Y sus propios sentimientos los usa para llegar a conseguir sus fines, de hecho se dice que el mejor cebo es el cebo que no sabe que lo es. Una de las cosas que tiene que aprender el cebo es hacer las cosas de manera inconsciente ¿Cómo se aprende eso? A través de la práctica.

 

El cebo, los teatros donde entrenan, su trabajo en si está basado en el psinoma ¿podrías contarle al lector qué es el psinoma y qué tienen que ver aquí las filias, para que se hagan una idea?

Un poco como el genoma que sabe el lector que es la expresión de nuestro código genético, que por cierto es completamente individual en cada uno de nosotros, casi como una huella dactilar, más complejo y mucho más exacto, pues el psinoma sería en este caso la expresión matemática de nuestros deseos.

Las filias son la forma de llamar a los diferentes psinomas… Por ejemplo, se descubre que aunque cada código psicológico de los deseos es distinto pueden agruparse en características comunes, y entonces se encuentran varios grupos: a esos grupos se les llama filias. Y es muy importante que existan porque si no tendríamos que estudiar a cada persona particularmente, que en el fondo es lo que tiene que hacer el cebo porque cada persona es un mundo pero a pesar de ello existen características que nos unen a determinados grupos de otras personas.

 

¿Y una máscara?

La máscara es un término que se emplea mucho en el libro, no solamente para lo que hacen los cebos sin en general, porque hablamos también de una actividad teatral. Las máscaras son gestos, palabras realizadas con un vestuario -con una ropa o sin una ropa concreta- adecuada y frente a un escenario que a fin de cuentas no es ni más ni menos que el fondo en el que el cebo se está moviendo. Se le llama máscaras porque son muy diferentes entre sí, están muy estandarizadas y son como si el cebo de repente adoptara un disfraz completo de cabeza a pies. En teoría tienen el mismo nombre que las filias porque están destinadas a atraer a cada una de las filias en particular

 

Según tu teoría el psinoma sería lo que nosotros entenderíamos como "gusto" o "preferencia", de modo que no tendríamos ningún poder sobre nosotros mismos ¿no? Inquietante…

Sí, en efecto esa es una cuestión que yo definiría así, como inquietante. Según la teoría ahí puesta (en "El cebo") nosotros estamos continuamente recibiendo información por nuestros sentidos que nos ocasiona un grado de placer. Por dentro nosotros tenemos como una especie de "placígrado" que varía de acuerdo a los estímulos que recibe. Hay estímulos que no nos producen ninguno, o incluso que nos produce displacer y hay otros estímulos que nos producen gran placer, entonces los estadíos intermedios apenas los notamos pero cada cosa, cada momento, cada gesto, cada luz, cada forma forma de una nube en el cielo (por decirlo como se dice en el libro) nos produce algo. No hay estímulo que no produzca algo de placer aunque sea mínimo.

Las filias reúnen todos los estímulos que pueden producir placer en esa clase de individuo, y los cebos son los encargados de reproducir lo mejor posible algo: un cebo no puede por ejemplo convertirse en un balcón iluminado, pero puede dar lugar a que la persona viva lo mismo que vive cuando contempla esa imagen. ¿Qué ocurre? Pues que cuando recibimos esos estímulos nos comportamos exactamente igual todos, dependiendo de nuestro de nuestro grupo -de nuestra filia-. O sea, vivimos un estímulo determinado y podemos llevarnos la mano a la cabeza o pensar en flores o nos entra sed. Por eso es una cosa que yo diría que es inquietante e incluso atroz porque permite controlar a las personas de Somoza -anika2una manera absoluta.

 

Si yo te digo que creo que tu filia es Amarillo ¿cómo te quedas? Has descrito dos pantalones, una camiseta y un par de botas amarillas en la novela, un color que se usa muy poco en la vida real y que me da pensar que esa es tu filia (risas)

(risas) Yo creo que si no es amarillo es rojo, va por ese camino porque son dos colores que me gustan. Después de que me lo hicieron notar me he dado cuenta de que soy uno de esos escritores a los que les gusta contar el color de la ropa que visten los personajes. Hay otros escritores que no, a lo mejor te pasas novelas enteras y no sabes qué porras estaba vistiendo ese personaje, yo sin embargo empleo cierto tiempo… tengo la "filia" de escribir el color

(risas)

 

Confieso que esos bailes, movimientos y miradas de los cebos me han costado reconocerlas visualmente pero creo que la intención no es que las visualicemos, si no que entendamos su poder ¿no?

Exacto. La novela no está hecha para visualizar las actitudes de los cebos, entre otras cosas porque imagino que vistas por alguien a quien no pretenden atraer son tonterías, cosas banales (llevarte a las manos a un lugar, al mismo tiempo decir una cosa con un tono determinado, mirar hacia cierto sitio, después de mirarte a ti mirar hacia allá…), es decir, son cosas que solamente te atraerían a ti, a quien pretenden atraer. No están hechas para describirse si no para que el lector comprenda que puede ocurrir así.

 

Y en esos teatros donde se entrenan los cebos el protagonista principal es Shakespeare ¿Qué viste en él para reconvertir sus obras en el leit motiv del psinoma?

Uff, más bien acabaría antes diciendo qué no veo en él. En Shakespeare lo veo prácticamente todo, es una cosa miseriosa, enigmática, no sabemos muy bien a qué se debe incluso hay quien especula con al soberbia tontería de que ni siquiera fue él quien escribió sus obras (eso es una tontería supina)…, lo único que no sabemos es admitir que el hijo de un guantero que tenía una educación mínima en una época en la que la educación tampoco destacaba pero que había gente mucho más cultivada que él, fuera capaz de escribir esas obras increíbles, abrumadoras.

Shakespeare es mi escritor favorito, me da siempre una inmensa felicidad cada vez que lo releo, y lo releo con mucha frecuencia y tenía que entrar en una novela como el cebo, porque estamos hablando de teatro, representación de deseos, psique... para mí era fundamental que Shakespeare estuviera ahí y dar a entender que sus obras son una especie de libro de texto de los cebos me parecía maravilloso.

 

Es curioso pero toda esa parafernalia de los teatros y el motivo final de los cebos me ha recordado mucho a la manipulación política y mediática. ¿Ves la relación?

Sí, mucho, muchísimo. De hecho pienso que es otra de las metáforas que se pueden poner a la hora de hablar de "El cebo". Hablábamos antes de Internet, la publicidad… pero la manipulación psicológica por parte de partidos políticos a la hora de una votación determinada, esas encuestas en las que los partidos a veces resumen o tratan de definir su campo de acción (tenemos que conseguir el voto de tales grupos y tales otros a costa de perder el voto de una minoría) y todo eso se reduce a pura Somoza7estadística, y también son muy importantes a la hora de hablar de "El cebo".

Y si no ahora, antes, en la Guerra Fría, que los ejemplos de manipulación psicológica por parte de un bando y otro eran frecuentes y muy poderosos.

 

José Carlos, en tu novela vuelves a utilizar a seres retorcidos, algo que te agradecemos tus lectores.

Además vestidos de amarillo, lo cual es peor. (risas)

 

¿Utilizas tu conocimiento de la psicología para estas creaciones o basta con mirar un telediario?

(risas) Siempre he dicho, y creo que es así, que la psiquiatría no me ha hecho tener ni más ni menos ayuda a la hora de escribir porque todo puede conseguirlo una persona observadora. Hablábamos antes de Shakespeare, imagínate tú qué conocimientos de psiquiatría tendría el pobre hombre..., pero era un gran observador, un enorme observador; eso se nota nada más empezar a leerlo, la capacidad que tenía para conocer a las personas. Flaubert era un ejemplo también que incluso decía que envidiaba a los profesionales de salud mental porque a él le hubiera gustado serlo, y yo le hubiera dicho "pues mira, no tienes que envidiar a nadie porque eres un enorme observador y eso se nota".

A mí me gusta observar, nunca me aburro cuando estoy solo donde hay gente porque siempre me pongo a ver determinados grupos, determinadas interacciones, y me gusta ver cómo se relacionan las personas.

Pero por otro lado sí que reconozco que en "El cebo" algún conocimiento de entrevistas psiquiátricas, charla con pacientes, y sobre todo el conocimiento que te decía ese de que el deseo muchas veces es inconsciente -lo tenemos y no sabemos por qué-, me ha ayudado mucho a la hora de construir la novela. O sea que sí, en "El cebo" hay conocimientos psiquátricos. Tengo que admitirlo.

 

Y lo de ponerle de nombre a la protagonista Diana Blanco… Relacionando directamente a Diana con una diana para dar el en blanco ¿no? Jajajaja

Esto surgió de una cosa completamente banal: yo quería llamarla Diana, y de repente me surgió Diana Blanco, y puedo asegurarte que no fue una búsqueda adrede de un juego de palabras. El juego de palabras vino justamente después de que inventara el nombre. De repente me di cuenta de que ambos nombres podían expresar muy bien lo que significa el blanco de un objetivo determinado hacia el que apuntar. Me pareció que podía quedar el nombre como algo curioso pero no suelo inventar los nombres adrede.

Yo a los personajes trato de respetarlos, igual que los hijos. A mí como no me gusta ponerle nombres estrambóticos a un hijo pues tampoco me gusta ponerles nombres extraños per se. Si el personaje tiene que llevar un nombre raro porque lo tiene que llevar lo lleva, pero ante todo quiero mantener la distancia y respetar su vida y sus cosas. Mal iríamos si empezáramos a jugar con los nombres de los personajes, convertirlos en esperpentos antes de que nazcan incluso.

 

Para quien haya leído la novela o esté a punto de leerla, una pregunta algo críptica que le dará que pensar ¿crees que hay muchos Renard en nuestro planeta?

Yo creo que eso está bastante probado… formas de estudiar a las personas desde un punto de vista incluso sin pedirles permiso, de manera completamente involuntaria, eso se ha hecho y se sigue haciendo por desgracia y se hará. Y de hecho, en las cuestiones de los cebos eso se veía casi como absolutamente necesario; ya digo que el mejor cebo es aquel que no sabe que lo es. Utilizar personas que están creyéndose que están haciendo una cosa cuando en realidad están haciendo otra es algo muy necesario.

Y además fíjate, sin llegar a esos extremos tan bestiales y brutales, experimentos psicológicos con gente que no sabe que está metida en ellos. Te recomiendo que leas algunos libros; hay uno que se llama "Irracionalidad" que no lo cito en el libro pero que a mí me sirvió de mucho, escrito por el psicólogo Stuart Sutherland, que habla de experimentos realizados por Universidades. Psicólogos profesionales que meten a gente que no tienen ni idea que están participando en un experimento. Recuerdo uno -por ponerte un ejemplo tonto- en el que se reparte una tarjeta a cada alumno, en la tarjeta hay tres líneas de diferente tamaño. Todos los alumnos tienen su tarjeta con sus tres líneas pero todos salvo uno tienen el conocimiento de que deben decir que la línea obviamente menor es la más larga (es la de abajo). Empiezan a preguntar cuál es la línea más larga y todos van respondiendo que la de abajo, y el hombre que tiene la tarjeta la mira y no entiende que sus compañeros estén diciendo que la más larga es la que él ve más corta. Pues cuando le toca a él, casi siempre él se apunta a lo que dice la mayoría. Y no solamente se apunta porque tenga timidez, sino que se ha comprobado que nos apuntamos porque ¡de repente vemos que la línea más pequeña es la línea más larga!

 

Nos engañamos.

Nos engañamos a nosotros mismos. En la mayor parte de la gente el convencimiento es absoluto. Ahí tienes un ejemplo tonto de experimentos que se han hecho, y se han hecho muchos, eh. Se han hecho incluso hasta peligrosos, porque fingen torturas con -por supuesto- actores, y ayudan a la gente a ver hasta qué punto podemos crear dolor en los demás, etc. Es decir, Renards, muchísimos, lo que ocurre es que esta clase de parámetro es tal que… bueno, por ejemplo en tiempos nazis sí que se hicieron, y muchas otras dictaduras quizás no están tan publicitados pero sí que los hay.

 

Bueno, pues hemos acabado, sólo me queda preguntarte qué les dirías a los lectores (aquí iba a preguntarle por su libro pero me interrumpió y dijo esto tan bonito, tan bonito que me callé)

Como siempre, yo diría que haces una labor extraordinaria, que "adelante", que hay que ser muy valiente para hablar de libros -yo diría que es una cosa que requiere cierto coraje, cierta personalidad-, y que te admiro. Así que adelante y continúa con esa labor tan extraordinaria que tienes en Anika Entre Libros.

 

Muchas gracias (se me caía la baba y no me salieron más palabras).

 

ver + José Carlos Somoza

 

¿Te ha gustado? Compártelo:

Comentarios de los lectores:

Publicidad
Anika entre libros
Actividad subvencionada por el Ministerio de Cultura
Ministerio de cultura

Esta web utiliza cookies para obtener datos estadísticos de la navegación de sus usuarios. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Más información X Cerrar