Anika entre libros

Entrevista a Javier Sierra por "La dama azul" revisada

"Muchas de las cosas que le pasan en esas páginas, me sucedieron a mí entre 1991 y 1995"

Firma: Joseph B Macgregor / Fotos: autor / Junio 2007

 

Javier Sierra es un escritor inquieto conocido tanto por sus ensayos como por sus novelas de acción e intriga históricas. Su último trabajo, La cena secreta, se ha publicado en cuarenta países, y las cifras de tirada rondan ya los dos millones de ejemplares vendidos.

Estudió Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid. Entre 1998 y 2005 dirigió la publicación mensual Más Allá de la Ciencia, de la que ahora es Consejero Editorial, cargo que comparte desde 2002 con el de director editorial de la veterana Revista de Arqueología.

También es autor de tres ensayos sobre enigmas de la historia y de la ciencia, y de otras tres novelas: La Dama Azul, Las Puertas Templarias y El Secreto Egipcio de Napoleón.

Vive entre Málaga y Madrid. Tiene siete libros más en preparación y una completa web personal que puedes visitar: http://www.javiersierra.com/.

(Extraído de http://www.lacenasecreta.com/ con permiso del autor)

Después del espectacular éxito de ventas que supuso la publicación de "La cena secreta" en Estados Unidos, el próximo 19 de junio saldrá al mercado norteamericano una edición de su primera novela "La Dama Azul" en inglés y en español. En realidad, no es la misma "La Dama Azul" que se editó en España hace unos años. Javier Sierra dedicó mucho tiempo a revisarla por completo y prácticamente, la rescribió de arriba abajo, creando una nueva novela, en mi opinión, mucho más redonda. Conversamos con éste sobre la nueva edición de "La Dama Azul" y sobre otros libros de su interesante producción literaria. 

 

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Foto: Archivo Picatrix

 


ENTREVISTA

 

Para empezar me gustaría saber qué razones te motivaron reestructurar "La Dama Azul".

Creo que son muy fáciles de comprender. Tras el éxito internacional de "La cena secreta", muchos de mis editores extranjeros empezaron a interesarse por mis obras anteriores. La que les resultó más fascinante, sin duda por lo novedoso de su trama, fue "La Dama Azul". Pero yo conocía mejor que nadie las limitaciones de ese libro. De entrada, fue mi primera novela. Y recuerdo como si fuera ayer lo que me costó dar entonces, cuando la escribí, el salto del periodismo a la ficción al preparar su trama.

Crear personajes de la nada me resultó una prueba durísima, así que decidí introducir protagonistas inspirados en la vida real, con enigmas igualmente reales a sus espaldas. Y "jugando" con ellos traté de desvelar aquellos misterios suyos que, como periodista, no logré desentrañar.

El resultado de aquella versión original fue una novela más parecida a un "ensayo de investigación" que a un thriller. Por eso, antes de que comenzara su difusión mundial tras su publicación en Estados Unidos en el verano de 2007, me vi en la obligación de revisarla a fondo. Ha pasado una década. Y en diez años yo he aprendido un poco sobre cómo escribir una novela interesante…

 

Si te parece vamos a ir repasando cada uno de los cambios o transformaciones que ha sufrido la obra… Creas algún personaje nuevo, como por ejemplo la doctora Meyers.

La doctora Meyers era imprescindible para la nueva versión. Necesitaba a alguien que condujera las explicaciones de su paciente, Jennifer Nardoy, y la ayudara a desgranar sus sueños recurrentes con la "dama azul". Al final, Meyers toma un papel muy activo en la obra. Es la escéptica que descubre cómo las pesadillas de Jennifer tienen una base histórica, real. Que son más "recuerdos genéticos" que creaciones de su subconsciente. Su papel es clave.

 

También omites los pensamientos y sensaciones del "Soñador" que introducían algunos capítulos de la novela, que a mí me parecían que creaban más confusión que intriga.

En la versión original de "La Dama Azul" esas sensaciones se exponían al desnudo. Con ellas, quise dar al lector la misma impresión que nos producen los sueños: vienen rápido y se van en un abrir y cerrar de ojos. Pero en la novela, esa técnica no terminaba de funcionar, y en la nueva "Dama Azul" la cambié. De algún modo, siguen estando latentes, pero ahora pasan por el tamiz de la doctora Meyers, que nos ayuda a comprenderlas mejor.

 

¿Por qué has cambiado el comienzo de la novela y has prescindido de ese primer flashback en el cual se interroga al indio?

El arranque de la novela fue lo que me dio más quebraderos de cabeza. Lo probé todo, y al final opté por empezar en Venecia, con la primera aparición del padre Giuseppe Baldi en escena y la noticia de que el Vaticano quiere cerrar su proyecto de obtención de imágenes y sonidos del pasado. Cuando lo propuse a mis primeros lectores norteamericanos, les encantó. Para ellos todo lo clerical emana cierta fragancia de misterio, y como yo también lo creo, estuvimos de acuerdo en mantenerlo como introducción a toda la trama. Por eso desapareció ese interrogatorio del siglo XVII como arranque. Ahora estoy muy satisfecho de haber tomado esa decisión.

 

De igual modo, parece que explicas mejor algunos personajes, dándole incluso una mayor preponderancia, por ejemplo Jennifer o Sakmo…

Es curioso. Desde que concebí la novela, veía a Jennifer Narody como un personaje importante. Pero en 1998 estaba más obsesionado por retratar correctamente la época de Felipe IV que por dar volumen a la mujer que, a la postre, tenía la clave de toda la novela. Al releerla me di cuenta de esa carencia y me esforcé por subsanarla.

Quiero decir que lo más difícil de este trabajo ha sido reescribir una novela como "La Dama Azul" sin faltar al espíritu original que me animó a escribirla. La nueva "dama" tiene todo lo que ofrecía la "vieja", pero mejor ordenado, ampliado en ocasiones, y sobre un estilo más fluído.

 

También, aunque respetas las tramas paralelas, la ordenación de los capítulos es diferente…

A eso precisamente me refería con "mejor ordenado". No obstante, la secuenciación de las diferentes tramas me trajo de cabeza. Trabajé codo con codo junto a Thomas y Elaine Colchie, mis agentes en Estados Unidos, discutiendo este asunto del orden. Y finalmente comprendí que una inapropiada dosificación de los capítulos podría alterar, acelerar o desmerecer toda la narración y hasta el mensaje de la obra. Creo que el resultado de la nueva ordenación de capítulos invita a una lectura mucho más fluida e intrigante que antes.

 

En cuanto al estilo narrativo, has cambiado también la redacción de muchos párrafos, como si buscaras una mayor carga literaria…

No la he buscado deliberadamente. Es sólo que he "relajado" mi escritura. De la encorsetada y muy periodística narrativa original, he saltado a una que se deleita en detalles y gestos que antes no consideraba. Supongo que es madurez en la escritura. Todo evoluciona. Los escritores también.

 

Una tema que me parece que desarrollas con mayor amplitud y está mucho mejor explicado es el de los ángeles, que en la primera versión quedaba algo confuso, desde mi punto de vista.

Así es. De hecho, esta clase de personajes ambiguos, a caballo entre dos mundos, son unos de mis favoritos. Vuelven a aparecer en "Las Puertas Templarias" y se asoman con timidez a las páginas de "El Secreto Egipcio de Napoleón", pero es en "La Dama Azul" donde tienen más peso.

Cuando escribí la versión original tenía muchas dudas sobre cómo debían de ser, pero ahora ese concepto estaba muy claro en mi imaginación. Los ángeles son tan de carne y hueso como nosotros. Exactamente como los describe el Antiguo Testamento en sus encuentros con Abraham o en sus visitas a Sodoma y Gomorra. Ahí la Biblia me echó una buena mano.

 

Me resulta curioso que siendo prácticamente el mismo argumento, esta novela me haya parecido mucho más emocionante, entretenida e interesante.

¡Y lo es! El "secreto" está en la dosificación de la información. Esa es la clave del suspense. ¡Y de la vida!

 

¿Hasta que punto el personaje de Txema es tu alter-ego?

Hasta ninguno. Txema es el alter-ego, con matices, del fotógrafo de la revista Más Allá y buen amigo mío, Rafael Márquez. En quien proyecté mis anhelos, inquietudes y dudas fue en Carlos Albert, el periodista al que una extraña cadena se sincronicidades termina llevándole a Estados Unidos en busca de la "dama azul". Muchas de las cosas que le pasan en esas páginas, me sucedieron a mí entre 1991 y 1995.

 

¿Cuánto de ficción y cuanto de realidad tienen las cosas que planteas en la novela: los experimentos para crear espías psíquicos, por ejemplo…?

Creo que eso es lo más sugerente de esta obra. Tanto el proyecto de la "Cronovisión" -el esfuerzo vaticano por obtener imágenes y sonidos del pasado-, como los "espías psíquicos" del Departamento de Defensa de los Estados Unidos fueron episodios reales. Están basados en documentación fidedigna. Como también lo están las experiencias de "proyección astral" inducidas mediante sonidos binaurales en el cerebro. De hecho, el instituto Monroe existe y sigue trabajando cerca de Washington para provocar experiencias de desdoblamiento astral en personas con predisposición a ello.

 

¿Crees plausible la explicación que se da en la novela a las apariciones marianas o eso forma parte del elemento fantástico o de ficción?

Ahí quise introducir un elemento de reflexión al lector. Lo que propongo (y que no puedo revelar, por formar parte de la conclusión de la trama) es defendible desde cierta perspectiva. Así que, ¿por qué no?

 

¿Crees en la existencia de ángeles que conviven entre nosotros?

Sí. Estoy convencido de que nuestra sociedad está infiltrada por gente que no es de aquí. El término "ángeles" es sólo una etiqueta para referirse a ellos, pero hay muchas más. Todas las culturas tienen una. De hecho, hace una década, en un libro que escribí junto al experto en folklore Jesús Callejo, rastreé las huellas de esos ángeles infiltrados en la historia de la península Ibérica, y me llevé más de una sorpresa.

 

¿Piensas que has conectado adecuadamente las diferentes tramas paralelas de la novela?

Tengo la impresión de que ahora están razonablemente mejor conectadas que en la versión de 1998. Al menos, al llegar al capítulo final el lector descubre las urdimbres que comunican unas historias con otras y disfruta de una visión de conjunto que intenté fuera reveladora. Al poder ver mi propia obra desde fuera, como un lector, tras la década transcurrida entre su redacción original y la nueva, me ha sido más fácil trabajar en las interconexiones de las diferentes tramas.

 

Para mí gusto, quizá sean demasiadas. Es lo único a lo que le pondría un pero. Creo que muchas veces se repiten o se cuentan cosas que ya hemos leído en capítulos anteriores: por ejemplo, cuando la acción se centra en la odisea de los misioneros, me resulta algo chocante que en los capítulos siguientes alguien cuente lo mismo, es decir, yo, como lector, ya me he enterado de lo que ha pasado… ¿Para qué volver a insistir en lo mismo?

La parte de los misioneros era muy difícil. No es que se repitan las explicaciones, es que se abordan unos mismos hechos desde perspectivas diferentes. Pero a la postre, creo que esas pequeñas redundancias ayudan al lector a situarse mejor. O eso pretendí.

 

Por otro lado, los personajes han ganado en intensidad, ya no son tan planos. Sus odiseas interesan.

Son más novelescos, claro. Parte de mi esfuerzo se concentró en darles otro valor, más vida y currículo. Por eso se hacen más afines al lector. Por ejemplo, "La Dama Azul" revisada da cuenta de las primeras experiencias extrasensoriales de Jennifer en su juventud, de los problemas que esas habilidades le acarrearon y de por qué el Departamento de Defensa de su país la reclutó para un programa de "guerra psíquica". Es todo más creíble. Más razonado.

 

Por otro lado, has prescindido de notas a pie de página.

¡Importante observación! He aprendido que las notas al pie de página producen cierto anticlímax en la narración, así que decidí incorporar su contenido a la trama… o borrarlas. Por suerte, si alguien quiere saber más de algo que digo en mi obra pueden acudir a Google. En 1998 eso no era posible.

 

¿Qué opinión te merecen tus otras novelas, por ejemplo: Las Puertas Templarias?

En el caso de "Las Puertas Templarias" ahora mismo estoy sometiéndola al mismo proceso de revisión que "La Dama Azul". Esta obra requiere un replanteamiento todavía más severo. En aquella obra dejé al arbitrio del lector muchos matices. Eso la hizo una novela muy mágica, muy personal, pero algo indefinida. Ahora espero enmendarme y cumplir con lo que prometí en la "advertencia" que preside la obra.

La idea surgió a finales de 2006 al preparar para Círculo de Lectores una edición ilustrada de "Las Puertas Templarias". Cuando reabrí mis archivos en busca de las fotografías que utilicé para su redacción, descubrí detalles que en el año 2000, cuando la redacté, me pasaron desapercibidos. Ahora me siento con fuerzas para redondear también esa novela.

 

¿Y que puedes contar de El Secreto Egipcio de Napoleón?

De algún modo, esta novela está cerrada. No tengo la impresión de que necesite ser reabierta y revisada. Cuenta exactamente lo que quise transmitir a mis lectores y estoy satisfecho con ella. Aunque yo soy de los que creen que una obra sólo está cerrada definitivamente cuando su autor ha muerto. Antes de que eso llegue, éste siempre tiene derecho a replantearla y dejarla preparada para la posteridad.

 

Con respecto a "La cena secreta", tengo que decirte me parece tu mejor novela sin duda alguna… ¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?

Fue una evolución natural de "El Secreto Egipcio de Napoleón". Preparando aquella, me di cuenta de lo influyente que había sido Egipto, su religión e iconografía, en occidente. Sedujo a Napoleón pero mucho antes a Julio César o a la familia Médicis. Y así, siguiendo el reguero de imágenes y mitos egipcios en Europa, descubrí que un intelectual al servicio de Cosme el Viejo llamado Marsilio Ficino, buen amigo de Leonardo, tradujo al latín los textos mágicos egipcios conocidos como "Corpus Hermeticum". Esos libros, junto a las obras de Platón, desencadenaron el Renacimiento… pero también mi proyecto para escribir "La cena secreta".

 

Me resulta curioso que se te ocurriera la idea y empezarás a escribirla mucho antes que "El código DaVinci" de Dan Brown…

A mí también me llama la atención, pero no hubo nada planificado en ello. Es más, Dan Brown se inspiró en libros que yo también leí, como "La revelación de los templarios" o "El enigma sagrado", pero que a mí no me inspiraron en absoluto. Nuestras novelas no sólo son muy diferentes, sino también muy complementarias.

 

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¿Te consideras un autor más valorado en el extranjero que en tu propio país?

Depende de quien sea el que valore. Me siento muy valorado por los lectores tanto en Estados Unidos como en España. Pero en el mundo anglosajón la crítica literaria es más abierta, está menos mediatizada por intereses de grandes grupos de comunicación que aquí. Y eso hizo que se fijaran en mis obras antes en Londres o Nueva York que en Madrid o Barcelona. Por desgracia, eso no sólo ocurre en la literatura. En otras artes, como la pintura o el ballet sucede también con frecuencia.

 

¿No crees que es un poco injusto que tu novela sea menos conocida que la de Brown, siendo la tuya mucho más fiel a la verdad, más documentada y mucho mejor en todos los sentidos?

No. La de Brown es una novela que no requiere interés previo alguno por el arte, y por eso ha tenido una difusión más masiva que la mía. "La cena secreta", en cambio, fue escrita para lectores con una cierta sensibilidad hacia los arcanos de la historia y de la pintura.

 

¿Te han propuesto hacer alguna adaptación cinematográfica de tus novelas?

Hay varios proyectos sobre la mesa. Se abrirán paso cuando llegue el momento. No tengo una prisa particular en ello.

 

¿Participarías en los guiones?

No lo sé.

  

¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto actualmente?

Sí. Estoy ultimando un ensayo sobre enigmas históricos, que desvela algunas de las obsesiones y las fuentes de información de las que beben mis novelas. Se titulará "La ruta prohibida" y se publicará en España después del verano.

Preparo una revisión radical de "Las Puertas Templarias" y me documento para mi quinta novela. Y eso, por no hablar de otros proyectos audiovisuales que antes o después verán la luz.

  

Pues muchas gracias, Javier… Has sido muy amable y muy generoso conmigo.

 

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