Anika entre libros

Entrevista a Javier Lorenzo por "Las guardianas del tabú"

"La comodidad vence sobre el espíritu de sacrificio. Consumimos mucho, pero apenas creamos"

Firma: Joseph B. Macgregor / Foto de cabecera: Herme Cerezo / Fotos: autor / Noviembre 2007

 

El escritor y periodista Javier Lorenzo consiguió hace dos años un gran éxito de ventas con "El último soldurio", novela centrada en la vida de Corocotta, caudillo militar hispano que lideró al pueblo cántabro en su lucha contra el invasor romano.

"Las guardianas del tabú", su último libro, está ambientada tres años después de los hechos relatados en aquella primera novela:

En el año 20 a.C. tras la desaparición de Corocotta, miles de cántabros trabajaban como esclavos en las minas o ejercían su labor como sirvientes en las villas de los romanos. Pero pronto estos iniciaron una multitudinaria sublevación en las que muchos de estos esclavos fueron liberados. Tras la conquista de su libertad, muchos de ellos se refugiaron en las montañas para iniciar la resistencia contra el invasor romano. Lo más curioso del caso es que, aunque ningún caudillo dirigía la rebelión, los cántabros parecían estar muy bien organizados. Fueron las mujeres, guardianas del tabú, las que asumirían el poder religioso, organizativo y militar (el tabú no era otra cosa que la luna, ya que su religión les prohibía mencionar directamente el paraíso que al parecer residía en ese lugar).

Hablamos en esta entrevista de "Las guardianas del tabú".

 

 

ENTREVISTA

 

Esta novela parece resultado de un profunda labor de documentación: Estrabón, Dión Casio, Silio Itálico, Floro, Horacio, etc. ¿Qué te aportaron cada uno de estos de autores?

La base. Los cimientos. Los escasos datos de los que disponemos hoy en día y sobre los que he basado no sólo una novela, sino también una hipótesis histórica que parece plausible. En el caso de Estrabón, además, es el autor de una obra titulada Memorias históricas que constaba de 43 volúmenes, de los cuales se han perdido todos, salvo unos fragmentos. Si en su Geográphika, Estrabón cita las guerras de los cántabros, estoy convencido de que en 43 volúmenes sobre Historia le hubiera dedicado mucho más espacio. Esta novela, pues, es una recreación de lo que, tal vez, Estrabón escribió sobre este conflicto que puso fin a la influencia céltica en la Península Ibérica.

 

¿De qué modo las fiestas que recrean las Guerras Cántabras en Los Corrales de Buelna te ayudó a escribir este libro?

En ciertos detalles. Sobre todo me vino bien para el argumento conocer a Cabo, un músico que ha recuperado numerosos instrumentos que ya se creían perdidos y que provienen de esa época. Por lo demás, son unas fiestas muy entretenidas y javierlorenzo1recomendables en los que la gente no se disfraza, sino que se viste de cántabros o romanos.

 

¿Por qué la novela está enfocada a partir de una conversación, a modo de entrevista, entre Estrabón con Agripa?

Soy periodista y, como tal, me interesaba trasladar al lector las tensiones que, ocasionalmente, surgen en las entrevistas con personajes poderosos. Por otra parte, me sirvió para romper el ritmo y para introducir algunos retazos de humor sutil en unos episodios que son muy duros y crueles.

 

¿Por qué la ubicas al final de cada capítulo? ¿No habría tenido más sentido colocarla al principio?

A veces, la conversación entre Estrabón y Agripa sirve como colofón o resumen -desde otro punto de vista- de cuanto se ha relatado antes. Pero también hay ocasiones en las que esas conversaciones anticipan o dejan en suspenso lo que ha de acontecer. En todo caso, para mí escribir es una cuestión de ritmo y de espíritu más que de colocación. Más aún si todo el mundo espera que sea así. Me gusta llevar la contraria.

 

¿Por qué consideras esta novela como un homenaje a la mujer?

Porque lo es. Sólo hay que leerla para darse cuenta de ello. Me sorprende que haya sido así, puesto que soy hombre, pero ellas mandan. También cuando se convierten en personajes de novela.

 

"Las guardianas del tabú" no me parece valiosa tan sólo como novela más o menos épica, sino porque trata una serie de temas que me parecen muy interesantes como son el honor, la identidad cultural, la libertad y sobre todo el de la muerte como victoria, como otra forma de rebeldía, asuntos que me invitan también a la reflexión, sobre todo el último que está de plena actualidad ya que la autoinmolación es uno de los métodos más utilizados por el terrorismo islámico como reivindicación o sistema de lucha.

Hay una gran diferencia. Entonces no se derrocaban regímenes, no había motivos ideológicos. Era todo mucho más simple. Un pueblo conquistaba a otro y a veces, incluso, buscaba su aniquilación. Ante eso, no quedaba otra salida que luchar para sobrevivir. Y morir luchando era para ellos mucho más glorioso que vivir bajo el yugo de un extraño. Hoy el gesto parece el mismo, pero no lo es.

 

En ese sentido ¿piensas que la muerte voluntaria de los cántabros es sobre todo un acto de rebeldía, un triunfo?

Ellos eran un pueblo guerrero, belicosísimo, sanguinario. No creo que haya que idealizarlos en demasía. Se defendieron como pudieron, y lo hicieron bastante eficazmente, contra el Imperio más poderoso de la época. Eso sí que es un triunfo. Y para conseguirlo utilizaron todos los medios a su alcance, incluyendo el de entregar la vida.

 

Me gusta mucho que la resistencia de los cántabros no limitaba a la lucha armada, sino también al envenenamiento de romanos y al uso de la música como lenguaje secreto para transmitir órdenes.

Me alegro de que así sea. Una de las cosas que me obsesionan a la hora de escribir hechos tan sangrientos es que la gente muera de diferentes maneras. Y si javierlorenzo2es posible, que mueran de forma que yo no haya visto o leído antes. Es imposible hacerlo con todos, pero creo que hay un amplio abanico para que La Parca escoja.

En cuanto a la música, no es muy diferente a lo que hoy ocurre en La Gomera, donde aún se usa el silbo para comunicarse entre aquellas montañas. Seguro que los cántabros, que ya usaban trompas y también daban órdenes a sus caballos con silbidos, lo usaron para ponerse en contacto.

 

También hay una preocupación por tu parte de incluir instrumentos musicales tradicionales, términos de origen cántabro… Supongo que de este modo intentas subrayar que la invasión de los romanos supone el fin de una cultura.

Así es. Ahí dejamos de ser celtas del todo, por decirlo de alguna manera. Allí murió una cultura que siguió florenciendo en otras tierras, pero no aquí, donde en mayor o menos medida todos fueron latinizados. Aunque fue un proceso que duró dos siglos -lo que tardó Roma en conquistar toda la Península-, creo que es un momento crucial y definitivo en nuestra Historia que no ha recibido aún el respaldo que se merece.

  

En algunas entrevistas que he leído, me llama la atención esta afirmación tuya: "la época en que vivimos, aunque está más desarrollada tecnológica y socialmente, "carece de valores: hoy en día palabras como lealtad, valentía y entusiasmo no significan nada".

¿Y no es así? La comodidad vence sobre el espíritu de sacrificio. Consumimos mucho, pero apenas creamos. Tenemos cosas, pero no disponemos de tiempo para disfrutarlas. Nos pueden implantar un by-pass, pero no que dejen de aumentar las depresiones. Los héroes de hoy son anónimos: gente que antepone lo correcto a sus propios intereses. No veo muchos por aquí.

 

¿Qué crees que podemos aprender de los cántabros? ¿Qué enseñanzas podemos extraer de tu libro?

El sentido de la lealtad. La resistencia a toda clase de violencia que nos afecte (no hay que dejarse avasallar). La idea del honor y del valor… La verdad es que creo que no soy quién para decirlo, porque al final siempre será mejor que el lector extraiga sus propias conclusiones.

 

Ahora me gustaría que fueras describiéndome los personajes más relevantes de la novela, qué opinión te merecen, cuál es su sentido dentro de la historia… Empezamos con Acuana, la anciana guardiana del tabú…

Es el símbolo de todo el pueblo cántabro, especialmente de sus mujeres. Coherente, poderosa y dueña de una gran astucia con la que enmascara ese poder.

 

Visalio, el nieto tullido…

Si quieres, puedes. Esa es la máxima de Visalio. Por muy difícil que parezca, por muy mal que se presenten las cosas, si tienes la férrea voluntad de conseguir algo, lo obtendrás. Y si no, al menos habrás vivido conforme a lo que soñaste. Luchando por ello. No abandonando nunca.

 

Su sobrino Neco…

Es la voz de la razón que, sin embargo, se pliega ante intereses superiores. Está convencido de que se ha embarcado en una locura, pero pese a todo, hace lo que se supone que debe hacer. Impone la lealtad a su conveniencia.

 

Urbico, el esclavo guerrero...

Un vitalista, un ser optimista por naturaleza que arrastra con su entusiasmo a los más débiles.

 

Bibia, la esclava liberada por éste...

La bella. Pero también la que, habiendo sufrido mucho, no está dispuesta a dar cuartel a nadie. Ni siquiera a ella misma.

  

Aulio Tertinio…

Una caricatura del hombre que se deja seducir por el poder. Uno de esos mandos medios que se cree el ombligo del mundo. Hasta que se da cuenta de que, como el resto, sólo es un pobre e infeliz mortal.

  

Otro aspecto interesante es que siendo "Las guardianas del tabú" una obra javierlorenzo3eminentemente coral, no me he perdido en ningún momento y siempre he sabido quién era quién, cuales eran sus motivaciones, sus intereses…

Favor que me hace al decirlo. La claridad en la exposición es básica. Pero por otro lado, imagino que también es que los personajes están muy marcados y definidos. Resulta fácil reconocerlos. Aunque más bien es mérito suyo que mío.

 

¿Tienes planeada una tercera parte?

No. No hay más fuentes sobre el particular y, por tanto, no voy a escribir culebrones que pudieron ocurrir hace 2.000 años. La novela histórica, en mi opinión, siempre debe tener alguna base sólida sobre la que asentarse.

 

Pues muchas gracias, Javier. Si quieres añadir algo más…

Gracias a vosotros. Sólo añadir que me gustaría que las mujeres españolas se dieran cuenta gracias a estos libros (El último soldurio también tiene una poderosa vertiente femenina) de que han tardado 2.000 años en recuperar el poder efectivo que un día les perteneció. Que, en beneficio de todos, lo disfruten con plenitud. 

 

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