Anika entre libros

Entrevista a Javier Lizasoain por "El último capítulo"

"A mí me asombran alumnos que llevan toda la vida en Valdemoro y que van al Museo del Prado por primera vez cuando yo les llevo, y están sólo a veinte minutos. Luego también me sorprende, y me parece peligrosísimo, un excesivo localismo o nacionalismo"

Firma: Luz Bartivas / Fotografías cedidas por el autor / Junio 2012

 

Javier Lizasoain es Licenciado en Geografía e Historia y director en el Instituto de Enseñanza Secundaria Maestro Matías Bravo de la localidad madrileña de Valdemoro. Javier fue noticia hace unos meses por criticar abiertamente en los medios los recortes que se estaban realizando en la educación pública y cómo ello iba a afectar a sus profesores y alumnos.

Además de ser un defensor de la Educación a la que se ha dedicado toda su vida, tiene pasión por el Arte, asignatura que imparte a los alumnos de Bachillerato y que le ha servido de vehículo para escribir su primera novela El último capítulo. Una historia ambientada en los años veinte en torno a la ermita soriana del siglo XII de San Baudelio de Berlanga, que sufrió un grave expolio de sus hermosas pinturas a manos de coleccionistas extranjeros, con la connivencia de los vecinos y de las autoridades de la comarca.

Este hecho verídico ha sido lo que ha inspirado a Javier Lizasoain esta estupenda novela que nos revela una parte de la historia de España, y sobre todo de sus gentes y en concreto de una mujer que tuvo que sufrir injustamente el desprecio y la mezquindad de sus vecinos por querer defender un patrimonio transmitido de padres a hijos.

 

ENTREVISTA

 

¿Javier, qué tiene San Baudelio de especial que le ha inspirado esta lizasoain2novela?

Muchas cosas. Yo conocí la ermita de San Baudelio estudiando sus pinturas y luego, al irme metiendo en la historia de esas pinturas, fui descubriendo sus enigmas. El entorno donde está la ermita también, un lugar donde ves que no hay nada alrededor… eso es algo que a mí siempre me llamó mucho la atención, las huellas del pasado, edificios muy antiguos que hoy están rodeados de nada, que están en un vacío absoluto y sorprende ver que si están ahí es porque en su momento, ese espacio geográfico tendría un valor. Y luego ya cuando entras en la ermita y ves su arquitectura con la palmera, que es la excepcionalidad de San Baudelio, piensas, ¡menuda originalidad!

 

¿Es San Baudelio una ermita conocida por el gran público?

Por el gran público no. Se estudia en Bachillerato en la especialidad de arte, pero no como otros monumentos como las grandes catedrales góticas o las iglesias románicas. No es muy conocida pero se estudia, más que la ermita en sí, las pinturas. Yo reconozco que, como me gusta mucho, le doy mucha importancia

 

Sin embargo sí debió tener su importancia cuando según narra en su novela, y eso sí está basado en hechos reales, las pinturas fueron compradas por coleccionistas extranjeros y hoy parte de ellas se exhiben tanto en el Museo Metropolitan de Nueva York y El Prado de Madrid…

Lo que pasa es que en los años veinte, España no estaba como para preocuparse por el patrimonio artístico. En aquella época, tanto en España, como en Francia o Italia, los grandes coleccionistas y las grandes fortunas echan el ojo a toda la zona, por ejemplo en los Pirineos catalanes a sus iglesias románicas, y también a ermitas como ésta, y la historia es que esos coleccionistas codiciosos ven el cielo abierto en un país donde no hay un control y donde por cuatro perras se llevan pinturas maravillosas como éstas.

 

¿Cómo llega a implicarse tanto en la historia de este monumento como para inspirarle una novela?

Cuando hay una cosa que me gusta, me implico mucho y además es casi obsesivo. La primera vez, preparando las clases, conocí un poco el tema y la historia de las pinturas. Luego te vas metiendo poco a poco, lías a más personas, fui con mi familia, con mis amigos, y así San Baudelio ya se ha convertido en parte de mi historia. Y luego el gran salto fue hacer de San Baudelio la excusa o el escenario para montar una novela. Porque la primera parte es en plan profesional, la relación entre el lizasoain3historiador de arte y la historia del arte, y luego la segunda es hacerlo tuyo, que es meter una historia y una novela en torno a San Baudelio.

 

Javier al lado de un mural con reproducciones de las pinturas de San Baudelio.

 

¿Usted ya tenía la idea de a hacer una novela antes de conocer San Baudelio?

Yo tenía necesidad de escribir y no sé realmente cómo surge la idea de contar la historia entorno a las pinturas y no sé cómo llega el proceso en el cual configuro a las tres protagonistas metidas en San Baudelio. La abuela Justina sí, que es la que vive todo el expolio de las pinturas, y a partir de ahí me imagino que es darle mucho al coco para llegar a la conclusión de formar esas tres generaciones de mujeres.

 

Ahora que está tan de moda utilizar la historia y el arte para hacer novelas de misterio, enigmas, investigaciones, aventuras, ¿cómo es que siendo San Baudelio una ermita tan especial, no hizo una novela con un argumento así, sino que tiró por algo dramático y duro?

Primero, como lector, estoy un poco cansado de la novela histórica, creo que estamos un poco saturados. Y luego a mí los enigmas esotéricos y todos estos que cuentan historias con poderes telúricos en torno a las iglesias, me supera, porque a mí me gusta mucho más lo cotidiano, el drama del ser humano. Y lo que nosotros vivimos hoy en el 2012, lo vive una persona en el siglo X, en el siglo XI o en el siglo XII. Creo que las grandes tragedias y las grandes alegrías del ser humano no han cambiado nada. Y a mí me interesaba lo que Unamuno llamaba la intrahistoria, la historia de cada uno, por eso, si logro aunar mi preocupación por temas como la comunicación las relaciones de pareja y mi otra pasión que es el arte, pues me sale la obra completa, y por eso me salió la novela así.

 

Es una historia donde además de descubrir San Baudelio, descubrimos cómo de ruines podemos llegar a ser los seres humanos por dinero. ¿Conoce alguna Justina? ¿Está este personaje inspirado en alguien real?

No hay un personaje concreto, pero yo creo que Justina es la generación de mi madre. Una generación de mujeres muy duras se han hecho a sí mismas, que han tenido que renunciar a muchísimas cosas y que nunca han sido reconocidas por sus maridos. La historia de su relación con el patrimonio y esa pasión por lo suyo creo que, ahora que nosotros vamos un poco de amantes y cuidadores del arte, a veces se nos olvida que si hoy podemos estudiarlo es porque antes, generaciones que nos han precedido, lo han cuidado, no tanto por un amor al arte, sino por el amor que han sentido a aquello que les han transmitido sus padres y sus abuelos. Por eso me gustaba esa idea de que alguien analfabeta que no sabe nada de arte fuera la que realmente defendiera las pinturas frente a la codicia y la envidia de sus vecinos.

 

Las protagonistas son tres mujeres que unen finalmente sus vidas en un último capítulo, que se han pasado la vida separadas por una mentira. ¿Cómo sobrelleva ponerse en la piel de ellas, siendo cada una de tres generaciones diferentes, en una historia tan dura y además siendo usted un hombre?

Para mí era el reto más peligroso de todos, porque es un hecho que el hombre y la mujer somos muy diferentes. Tenemos muchos puntos en común, pero nuestros planteamientos vitales son distintos. Tampoco me gusta hablar de literatura de mujeres y de hombres, pero mi reto era ponerme en la piel de esas tres mujeres y más en concreto en la de una de ellas, Justina. Yo no sé si lo he conseguido, ese era el riesgo. Creo que a través de hablar con muchas mujeres y con situaciones personales y con las de otras que están a mi alrededor más o menos puedo acercarme a cómo piensa una mujer. Pero sobre todo hablar mucho, y por encima de hablar, escuchar y compartir los sentimientos de esas mujeres y poner sobre papel los sentimientos que te transmiten. Yo creo que también hay que tener un poquitín de sensibilidad porque a veces lo que más se dice no es a través de palabras, si no a través de miradas, de silencios, gestos en una conversación con una mujer. Yo creo que tenéis un lenguaje no verbal bastante abierto y representativo.

  

Es una historia de reencuentros con la verdad a base de una difícil investigación que revela secretos muy importantes. ¿Cuál es el mensaje? porque creo que las tres protagonistas sufren una gran transformación a fuerza de grandes sacrificios y renuncias personales.

Me gustaría que se viera el libro como la historia de tres mujeres que han sido capaces de sacar su vida hacia adelante, solas, con una historia muy basada en la mentira, con golpes tan fuertes como el que sufre la madre, Lucía, al darse cuenta de que toda su vida se ha basado en el amor a unos y en el odio a otros, y cómo eso cambia al final y tener que plantearse cómo recolocar todo eso. También que es importante la necesidad de hablar escuchando y ponerse en la piel del otro. Es una novela que aunque pueda parecer triste y lúgubre, creo que el mensaje que transmite es que aquello que quieras lo tienes que conseguir a través de esfuerzo y de una lucha interna. Y lo que yo busco es esas ganas de vivir, de sentirte libre, creativa y no necesitar de otra persona para realizarte, sino realizarte por ti misma y sobre todo, no aceptar tu destino.

 

¿Escribiendo esta novela, ha disfrutado más o ha sufrido más?

Las dos cosas, he disfrutado un montón, por eso quiero volver a escribir. Y he sufrido porque ahora he comprobado cómo la idea inicial que tú tenías va cambiando, los propios personajes se transforman. Por ejemplo, cuando yo veo que Justina es analfabeta necesito hacer que se forme, porque ¿cómo va a escribir sino las memorias? No me casaba que una mujer analfabeta fuera capaz de dictar las memorias, entonces a medida que voy escribiendo yo voy buscando la solución y eso en cierto sentido es sufrir, pero cuando ya la encuentras disfrutas. Creo que los que escribimos inventamos vidas y con eso disfrutas porque en muchos casos haces lo que no puedes hacer en tu propia vida y lo consigues a través de los personajes.

 

Como experto en arte, ¿cree que conocemos en España estas pequeñas joyas que tenemos en nuestro país?

Yo creo que se conocen muy poco, y que además conocemos aquello que nos dicen que es importante, por eso yo, a los alumnos, lo primero que hago es leerles una introducción de un manual de historia de arte que escribí en la que les digo que voy a hablarles de unas obras, pero que mi deseo es que a través de esas obras, ellos entren en otras para que sean ellos mismos los que elijan cuáles son las que más les gustan. Porque a mí no me gustaría marcar el gusto y la selección a los chicos, hay que hacerlo porque hay obras que son incuestionables, pero creo que tiene que ser un camino del que yo marque el inicio y para que luego los chavales puedan desarrollar esa capacidad crítica. Pero creo que queda por conocer un montón de obras maravillosas.

 

Nos pasa que viajamos mucho al extranjero, conocemos Roma, París, Atenas y luego lugares cercanos a nuestra ciudad no sabemos ni que existen y tienen joyas como Casillas, Burgo de Osma, Medinaceli por poner unos ejemplos…

Yo creo que hay que simultanear las dos cosas. A mí me asombran alumnos que llevan toda la vida en Valdemoro y que van al Museo del Prado por primera vez cuando yo les llevo, y están sólo a veinte minutos. Luego también me sorprende, y me parece peligrosísimo, un excesivo lizasoain4localismo o nacionalismo. Recuerdo un año que hice un intercambio y llevé a alumnos a Italia y les pregunté qué les había parecido y un chaval me dijo que a él que no le sacasen de su pueblo. A mí eso me parece muy peligroso. De todas formas creo que primero hay que hacer el esfuerzo de conocer lo más próximo que tenemos, valorarlo, y a través de ello ir conociendo lo de fuera.

 

Detalle de una de las pinturas de San Baudelio.

 

¿Como director y profesor de un Instituto, considera que a los chavales actualmente les gusta leer?

Yo creo que no está entre sus principales atracciones, lo que pasa es que tampoco hay que juzgarles con los criterios de cuando nosotros, hoy adultos, teníamos dieciséis años. Ellos ahora tienen unos mecanismos que hacen muy poco atractiva la lectura, porque la lectura es un esfuerzo, tienes que parar, sentarte y leer, mientras que en otros instrumentos de ocio participas visualmente mucho más.

También es verdad que algunos libros que ponemos los profesores son tochos infumables, pero por otro lado el peligro está en trivializar demasiado la literatura con dibujitos. Yo creo que la literatura y la lectura es un proceso. Al principio hay que hacérselo fácil, ponerse en su mentalidad y mandar libros adaptados a esa mentalidad, pero llegado el momento tienen que leer los clásicos en versión original, pero no les metamos El Quijote con trece años.

 

Ahora está muy de moda entre los adolescentes las novelas de zombies, las sagas de vampiros, etc. Parece que por ahí entran al trapo de la lectura… ¿Que lean esa literatura es bueno o es malo?

Yo creo que es bueno. Están los clásicos intelectuales que critican A Harry Potter, pues mira, si a través de esto logramos que un joven coja un libro y pase de la página cinco para mí eso es un triunfo. Y además hay calidad. Hay libros muy buenos, la pena es que no sabemos cómo hacer que den el salto de la literatura mágica y de vampiros a otro tipo de literatura, ya no hablo solo de los clásicos sino de literatura española actual. Ahí falta esa conexión.

  

Es difícil convencer a un chico que no lee habitualmente que le coja el gusto a la lectura…

Es, junto con el inglés, una de las grandes asignaturas pendientes de nuestro sistema educativo, la atracción a la lectura, la lectura comprensiva, y la pasión por leer, pero yo creo que al final muchos llegan. A mí me gusta cuando ya abandonan el instituto y los ves en el tren, y muchos llevan su libro, por eso decía antes que a veces juzgamos demasiado mal a los jóvenes. Creo que es cuestión de que den ese salto, es como la madurez, a lo mejor durante la adolescencia son unos "tocanarices" y luego sin saber muy bien por qué se transforman y empiezan a coger el libro.

 

Ya que usted lidia con ellos todos los días, ¿no le tienta escribir un libro para jóvenes, o sobre jóvenes?

Alguna vez lo he pensado, pero la verdad, yo no sé si hay libros para edades. El último capítulo no creo que sea un libro para una edad determinada, pienso que lo puede leer un chaval sin problema. Si entendemos literatura para jóvenes como ésta que se está poniendo tan de moda como la de Federico Moccia, la de los vampiros… no me veo, porque sinceramente, creo que a un chaval de dieciséis años no le gusta que una novela le refleje su vida cotidiana, y como yo soy más de literatura cotidiana, de los problemas del día a día no sé si le atraería mucho. Pero es cuestión de que me surja la idea y que me ponga a escribir sobre ello. Tampoco lo descarto.

  

Javier, muchas gracias por contestar a nuestras preguntas y mucha suerte con El último capítulo.

 

ver +  Javier Lizasoain 

 

¿Te ha gustado? Compártelo:

Comentarios de los lectores:

Publicidad
Anika entre libros
Actividad subvencionada por el Ministerio de Cultura
Ministerio de cultura

Esta web utiliza cookies para obtener datos estadísticos de la navegación de sus usuarios. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Más información X Cerrar