Anika entre libros

Entrevista a Inés Mendoza por "El otro fuego"

"Me hice arquitecto porque había que comer. Pero también me gustaba, tenía un punto social e histórico que me gustaba. Lo que pasa es que la profesión real tiene poco que ver con el arte. De todas formas yo siempre me sentí escritora"

Firma: M. Dolores García Pastor / Fotos: Víctor García Antón y M. Dolores García

 

Acabo de llegar a Madrid dispuesta a pasar dos días de intensa actividad literaria. Viene a la Estación de Atocha a buscarme el escritor Carlos Hugo Asperilla y dejo la maleta en su casa. Salgo rápidamente rumbo al Café Comercial, uno de los más antiguos de la capital, lugar de tertulias literarias en la posguerra. He quedado allí a las 10:30 con Inés Mendoza, una joven escritora que acaba de publicar su primer libro "El otro fuego" con la Editorial Páginas de Espuma.

Mediados de junio y aún parece otoño. Inés es una persona encantadora y enseguida conectamos. Hace frío, sin embargo, al calor de la conversación y un café todo es más cálido y agradable.

 

 

ENTREVISTA

 

¿Qué se siente al ver publicado tu primer libro?

(Inés ríe) Se siente… se siente raro (más risas). Yo sentí dos cosas. Por un lado me sentí asustada porque me quedé en vacío. Por otro lado me sentí parte de la literatura, ¡formo parte de algo de lo que también forman parte Edgar Allan Poe, Cortázar…! Entiéndeme, con limitaciones, Poe, Rimbaud, Breton… bueno, ahora pertenezco a la historia de la literatura. Como que algún día, espero, alguien va a decir "cómo fue esta civilización, cómo fue esta cultura, cómo era una persona de tales características…". Más que por mí por la sociedad me gustaría formar parte de la historia pero no en el sentido "los libros de oro" sino en el Inesmendoza1sentido de qué tipo de sociedad existía.

 

¿Y estrenarte publicando con Páginas de Espuma? (un referente dentro del mundo del cuento).

Muy bien, estupendo. Es empezar muy fuerte.

 

¿Por qué escribes cuento?

El cuento es muy cercano a la poesía a mi modo de ver. Y luego te da variedad. Yo escribo como diversión, para mí la escritura es divertirme, indagar dentro de mí, dentro del mundo… No sé, un poco de todo, los secretos del mundo. Entonces prefiero descubrir varios secretos, la mayor cantidad de secretos posible. Eso por un lado. Por otro lado que se acerca mucho a lo poético y por otro que soy una desordenada y una novela es una cosa que requiere más tiempo con la cabeza bien organizada.

 

¿Te has planteado escribir novela?

Yo hice una novela. Tenía aproximadamente 22 años, en Venezuela. Hice una novela y luego me di cuenta de que no servía para nada (risas). Bueno, no del todo, saqué escenas y alguna vez hice un cuento y todo. Pero en este libro ya no queda nada de eso.

 

¿Cuándo empezaste a escribir?

A los ocho años

 

¡¡A los ocho años!! Y te hiciste arquitecta. ¡Qué cosas tiene la vida!

Me hice arquitecto porque había que comer. Pero también me gustaba, tenía un punto social e histórico que me gustaba. Lo que pasa es que la profesión real tiene poco que ver con el arte. De todas formas yo siempre me sentí escritora. A los 8 años leí "El principito" y entonces quería ser principito. Leía don Quijote y quería ser don Quijote. Es algo gracioso porque escribía un poco de todo. Escribía cuentos, guiones y poemas. Pero los guiones los escribía imaginándome una película. Imaginaba que iba a ser directora de cine, imagínate lo que son las cosas, y ahora no me gusta el cine, que es lo peor del caso. Escribía poemas que para mí eran muy parecidos, casi lo mismo, yo los tenía emparentados. Los cuentos eran mejores pero los poemas, me parto de risa cuando me acuerdo porque eran muy trágicos, en plan un soldado en una guerra, herido, que se va a morir… Un niño que tiene una enfermedad, normalmente tuberculosis, que se iba a morir y sus padres lloraban… Era todo como súper trágico. No sé por qué yo escribía esas tragedias y me da risa ahora cuando lo pienso. Y les hacía dibujos. En el colegio las maestras me regañaban porque les ponía demasiados dibujos. "Esto no puede ser, no es normal".

 

¿De dónde salen las ideas para los relatos que forman tu libro?

Yo creo que la literatura sale de la literatura, te digo la verdad. A mí me pasa que eso que se llama inspiración, como se dice normalmente, que te pille trabajando. Sí creo que para ponerte a escribir, no soy muy disciplinada tampoco, pero hace falta un poco de disciplina. Lo que sí me pasa es que un cuento inspira a otro cuento. Todos lo cuentos del libro están inspirados en otros cuentos, no exactamente que los haya copiado, es como que me toca, que me mueve algo dentro, algo mío probablemente, y entonces desencadena algo.

 

Los cuentos que conforman "El otro fuego" ¿son cuentos que has ido escribiendo individualmente u obedecen todos a una lógica interna? ¿Los escribiste pensando hacer un corpus compacto?

Yo creo que al hacer un libro eso es algo que siempre se tiene en cuenta. Pero si te digo la verdad he ido trabajando alrededor de las cosas que he descubierto en torno a la literatura, a la lectura de ensayo que me gusta mucho, a la lectura de historia también, incluso de la arquitectura o de la vida misma. No me senté a planificar un libro que tratara de tal tema. Tampoco hice los cuentos por hacer, sino un poco las inquietudes que tenía en esa época que eran inquietudes de búsqueda de otro Inesmendoza3fuego (sonríe) creo que se iban plasmando de una forma casi inconsciente en los cuentos. Pero al mismo tiempo era consciente de que quería hacer un libro porque quería que lo que estaba haciendo tomara la forma de esa cosa histórica llamada libro.

 

Cuando te pones a escribir ¿tienes algún tipo de ritual o manía?

No, no… bueno, hay una cosa que últimamente estoy haciendo mucho. Cada equis tiempo, meses o semanas, según me dé, hay un autor que lo tengo que leer un poquito antes de empezar. Cuando escribí el libro uno era Cortázar, otro era otro autor… y hay veces que el cuento no tiene nada que ver. "París", por ejemplo, uno podría pensar que es muy cortazariano, "seguro que leíste Cortázar". Pues no, mira, no leí Cortázar, leí Blanchot (risas). Que no tiene nada que ver. Y hay otros como Juan Ramón Jiménez, leí también un libro de ensayo de una ensayista catalana llamada Lola Iturbe.

 

Dices que tu inspiración nace de la lectura. ¿Y de la cotidianeidad?

Sí, también. Me inspiro mucho en sueños. Hay cuentos que son directamente sueños, bueno, directamente no que hay que corregirlos. También en las cosas que vivo o que veo o reflexiones… Todo se complementa. Si tú ves algo que te toca en un libro y te pasa algo… A mí normalmente me pasa que voy todo el día pensando en eso. Hoy pienso en A y me encuentro aes por todos lados. Me ha pasado con un gato negro. Me fui encontrando gatitos negros por toda Francia.

 

Y eso es una señal inequívoca de que tienes que escribir algo sobre gatos.

Exacto. Es una cosa como de necesidad. Tengo que escribirlo. Bueno, tú lo sabes que también eres escritora.

 

Desde luego.

Tienes una necesidad de escribir. Es como que si no te quitas eso no puedes hacer nada más porque no puedes pensar en otra cosa. Es como sacarte de encima a los fantasmas.

 

¿Cuáles son tus referentes literarios?

Uf, son tantos… Para mí Cortázar, los románticos, particularmente los alemanes y los ingleses. Me gusta mucho Byron, Novalis, aunque parezca mentira. Para mí los referentes románticos son muy importantes. También los referentes decadentistas, los latinoamericanos por supuesto, aunque no todos. Por ejemplo, Rulfo me gusta mucho pero no lo siento como de mi familia, por decirlo de alguna manera, mejor dicho yo de su familia (risas). Cortázar es uno muy importante pero borgiana no me siento. Te confieso que Borges me parece un magnífico autor, sin embargo, no me toca. Y otro que sí me toca es Oliverio Girondo.

 

¿Tu método de escritura?

No tengo método. Yo he pasado por varias etapas. La etapa de la hiperdisciplina y entonces arruinaba los cuentos porque llegaba un momento que el cuento era una cosa cuadrada. Luego vino la etapa de la absoluta indisciplina. Escribo mucho, mucho, mucho y tiro mucho, muchísimo, muchísimo. Yo creo que con lo que tiro tengo unos cuatro libros. Tengo un libro que lo tiré entero.

 

¿¡¡Entero!!?

Sí, un libro de cuentos entero que se llamaba "Los niños ahogados". Era un libro que intentaba seguir a Ana María Matute pero no funcionaba. Yo no tenía voz, etcétera. Entonces tiro muchísimo. Con cada cuento el método es distinto. No creo mucho en los métodos. Yo creo más en la espontaneidad de la vida sin que esa espontaneidad signifique yo con lo que llevo dentro. Hay una literatura y nosotros no estamos inventando nada, todo está inventado ya, y lo que podamos innovar es la parte personal que le ponemos, digamos la parte única de cada persona, pero ni lo concibo como un método estricto que hay que llevar ni lo concibo como una cosa irresponsable. Para mí un libro merece la pena si tiene fondo literario. Si yo lo leo y digo "aquí está Bécquer", para mí eso es importante. Porque el que quiere escribir, y no ser famoso que es algo bien distinto, a los que nos gusta la literatura o el arte queremos formar parte de una cadena. Queremos, de alguna manera, arrojarnos a los pies de Edgar Allan Poe y de Cortázar y de…

Te contaré una anécdota para que veas cómo es de importante esto para mí. El día de mi presentación en la librería Tres Rosas Amarillas José Luis, uno de los dueños, que sabe esto que te comento puso mi libro (siempre pone los libros que se presentan) en la vitrina al lado de Edgar Allan Poe. Casi me puse a llorar. Estaba emocionadísima porque para mí eso quizás vale más que, por ponerte un ejemplo, que el libro se venda mucho. Yo quiero, no sé si lo consigo, escribir para el futuro. No para lo que hay ni para el pasado. Soy una romántica pero no una romántica restitucionista. Hay un estudioso francés que habla de los diferentes tipos de románticos y yo sería una romántica que mira hacia el futuro.

 

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El libro que publicaste en la editorial GENS, "La parábola de los talentos", ¿crees que te ha abierto puertas?

Muchísimas. Me encanta porque es una editorial que está fundada en un bello sueño. Se escogieron mucho los cuentos. Aquello fue difícil, yo estaba temblando. Y sí que te abre muchísimas puertas porque la gente te conoce.

 

Además muchos de los autores de esta antología estáis volando ya y haciendo muchas cosas.

Sí, sí, ha sido una antología que como se suele decir la pegó del techo. Además haces muy buenas amistades. Yo tengo de allí grandes amigos, María José Codes, José Luis Pereira (dueño de la Librería Tres Rosas Amarillas), Juan Carlos Márquez… mucha gente a la que aprecio.

 

Esa es una de las mejores cosas de escribir, la gente que conoces, los amigos.

Sí, esos amigos, compañeros de camino. También, bueno, como siempre ha sido la literatura y todo el arte, también hay, no diremos el enemigo pero sí el contrincante.

 

Todos tenemos nuestro Salieri.

Exactamente. (Risas) Yo creo que eso es parte de la vida. Hay gente que ve las cosas de manera muy distinta. Por un lado está la forma de ver la vida y por otro los referentes literarios que son muy importantes en esas cosas. Yo puedo admirar a una persona, por ejemplo es el caso de Cristina Cerrada que es una autora que a mí me parece tremendamente buena, a la que incluso le dedico un cuento del libro, una persona muy amable conmigo, pero es una autora que escribe con otros referentes. Los suyos son más los norteamericanos, los míos más los románticos.

 

Y así hablamos un rato de amigos y enemigos, de compañeros de camino y contrincantes. Inés apostilla:

En realidad, la culpa de todo la tiene Darwin. Y tú dirás, ¿y qué tiene que ver en esto Darwin? Pues él ha demostrado que la naturaleza es competencia. Yo no estoy de acuerdo. Hay un libro, creo que de Kropotkin, en el que explica científicamente también, por qué la naturaleza es fraternidad. Y es que es así. Mientras más unidos estemos más crecemos como personas, como escritores, como todo.

 

La competencia puede llegar a ser muy contraproducente porque te desgastas en competir y te desvías de lo que es tu objetivo. Particularmente no tengo ninguna necesidad de medirme con nadie. Cuando estás contenta con tu trayectoria y feliz con lo que haces no entras en estas dinámicas.

Claro, es como lo que dijo Care (Santos) en mi presentación. Dijo algo muy precioso. "Ahora Inés entra a formar parte de la familia de Páginas de Espuma, es la hermana menor". Fue algo muy bonito.

 

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Inés recuerda el día de su presentación en la librería Tres Rosas Amarillas de la mano de dos maestros de ceremonias de excepción: Care Santos y Eloy Tizón. Y seguimos hablando largo y tendido de muchas cosas. Acabamos nuestros cafés y salimos a la calle. Inés me acompaña dando un paseo hasta la parada de metro que mejor me va para ir directa a Retiro donde está instalada la Feria del Libro.

Qué pena que no tengas más tiempo, soy una guía estupenda. La próxima vez que vengas te llevo de visita por Madrid.

 

¡Hecho! Me ha encantado conocerte. Gracias por tu tiempo, Inés, seguiremos en contacto.

 

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