Anika entre libros

Entrevista a Francisco José Jurado por "Benegas"

"Frankie es un chaval contratado como "negro literario" para escribir las obras de otro autor que no tiene talento, pero sí muchos contactos y mucho dinero para influir en los medios, en la Crítica y en los galardones de más ringorrango. Cuando Frankie se cansa del asunto y quiere denunciar la situación, le cierran el pico para que no descubra el pastel"

Firma: Pilar López Bernués / Fotos: autor / Noviembre 2009

 

Francisco José Jurado, nacido en Córdoba en 1967, es licenciado en Derecho. Se dedicó a la investigación y docencia universitarias, fue profesor de Filosofía del Derecho, y tras su paso por la Universidad ha desarrollado variados oficios, algunos relacionados con la Literatura creativa, como talleres literarios de animación a la lectura y a la escritura. Colaborador habitual de prensa, actualmente es columnista de ABC.

Comenzó a escribir en 1998 y esa labor le ha reportado casi un centenar de premios, menciones y accésit en certámenes nacionales e internacionales de relatos, cuentos y novela corta. "Benegas" es su primera novela publicada, una obra de género negro que va a servir de base para esta entrevista.

 

 

ENTREVISTA

 

Francisco José… En primer lugar, permíteme felicitarte por Benegas. Me lo he pasado genial mientras la leía.

Muchas gracias, Pilar. Es lo mejor que te puede decir un lector. De eso se trataba, al fin y al cabo, de que el lector se lo pasara bien, de que se entretuviera con los casos que Benegas debe investigar. No olvidemos que esa es una de las funciones de la Literatura. No la única, es cierto, pero sí una muy importante. Y si además de entretener, la novela llena plenamente al lector, lo hace pensar y sacar conclusiones de ciertos aspectos de su vida diaria, de su mundo particular y cotidiano, pues entonces estamos en el buen camino.

 

Parece que has ganado muchos premios desde que te iniciaste en la Literatura en 1998. ¿Podrías explicarnos algo más? Títulos de novelas, obras publicadas…

Bueno, es cierto que he ido ganando bastantes premios desde que empecé a escribir relatos y cuentos. He tenido esa suerte, y no lo digo con esa falsa modestia que siempre queda muy guay, sino porque estoy convencido de que al final - en cualquier concurso -, para ganar o no pasar siquiera el primer corte, influye bastante la suerte. Dicho lo cual, también te digo que, como es fácil comprender, los certámenes que he Jurado1ganado han sido de muy diverso pelaje y condición; o sea, que no es lo mismo ganar un concurso de ámbito nacional o internacional que uno más modesto, más…, digamos, local. Ni tampoco es lo mismo ganar un certamen dotado con 400 ó 500 euros que uno de 9.000 (¡de esos ha habido pocos, claro!). Respecto a los concursos literarios de rango menor (pues de eso se trata al fin y al cabo), siempre he opinado que sirven como impulso para creer en nosotros mismos, te animan y te indican que estás en el camino correcto. Para la subida del ego literario son fenomenales. Además de reportarte un dinero que nunca viene mal. Hasta ahí estupendo, porque te curten como autor. Lo malo es que hay gente que se queda "enganchada" a ese tipo de certámenes literarios menores, pero llega un momento en el que hay que dar el salto y lanzarse a metas más arriesgadas. De lo contrario, uno se queda estancado. El conformismo siempre es malo. Y aburrido.

También me preguntas si a través de esos premios he publicado alguna novela o relato. Permíteme contestarte con palabras calcadas de Benegas. En concreto, del tercer caso, la desaparición y muerte de un joven escritor con talento - pero sin éxito -, contratado como "negro" por otro muy famoso, pero sin talento. El pobre chaval asesinado se dedicaba a ganar concursos para así ser medio conocido y poder publicar con alguna editorial (¡uy, como yo hacía antes!), y describe así su "deslumbrante carrera literaria":

Pertenezco a un terrorífico y fantasmal segmento literario: la literatura de oculto. Y no me refiero a la de libros de parapsicología o metafísica, sino a los libros ocultos de verdad, es decir, a los pergeñados por oscuros autores locales como el que suscribe y que absolutamente nadie lee fuera de sus respectivas comunidades de vecinos. En el mejor de los casos, que a veces... Hablo, en definitiva, de los millones de libelos firmados por esa nutrida tropa de amanuenses de jornal cuya basta obra se fundamenta en las cutres ediciones limitadas de los premios municipales que van ganando para malsobrevivir. Pues ese y no otro era el segmento maldito en el que yo me veía atrapado desde que comencé a escribir.

No otra cosa que abonar esa demoledora teoría es admitir que me conocía al dedillo casi todas las casas de cultura de España, pues había ganado todos los premios imaginables, excepto aquellos que me habían quitado por la espalda para dárselos a otros por la cara. Pero ni aun así conseguía salir de esa 2ª división B del parnaso literario. De esa oscuridad y ninguneo a ser absolutamente transparente mediaba un paso.

¡Vamos, que no es oro todo lo que reluce! Espero haber contestado a tu pregunta.

 

Benegas, si no he entendido mal, es tu primera novela de género negro… ¿Cómo surge?

Surge poco a poco. La novela fue haciéndose con el tiempo. Como tú ya sabes - y a tus lectores los hacemos partícipes ahora - la trama de la novela consta de tres casos que se van anudando hasta formar una única narración. Me ha gustado mucho la definición que ha dado un crítico, que la ha definido como una novela que, en lugar de dividirse en los clásicos capítulos, se divide en narraciones cuasi-independientes. Me gusta, la verdad. Pues bien, el personaje de Benegas nació de algo que, en teoría, iba a ser una novela corta, el primer caso, el único que está basado en hechos históricos, en concreto en un turbio asunto ocurrido en la posguerra civil. Pero inmediatamente me di cuenta de las enormes posibilidades que tenían el inspector y su grupo de subinspectores y decidí darle carrete con otros dos casos más que son la continuación de ese primero. Y así, enhebrando las tres investigaciones, nació esta novela.

 

A pesar de los premios recibidos, ¿qué tal el camino literario? ¿fue fácil o difícil hallar editor?

Quien diga que este mundillo, y el camino que hay que recorrer hasta ver tu obra decentemente publicada (¡y distribuida!) es un camino de rosas que tire la primera piedra, que yo le devolveré la pedrada con la mejor de mis punterías. Querida Pilar: ¡esto es muy difícil! Y hay que acostumbrarse a los rechazos. Esto es peor que los amores incomprendidos. Pero si uno cree en su obra, si está seguro de que su original es bueno, debe perseverar. Hasta que no le queden editoriales a las que enviar el manuscrito. Y luego empezar otra vez por la primera. Ellos son tozudos, pero nosotros somos resistentes. Y como esto de escribir es una especie de droga dura, si uno está convencido de su producto, tiene las de ganar.

 

Entrando ya en tu novela, hay varias cosas que me han llamado la atención, especialmente en una obra de este género. Describes una ciudad de Córdoba en la que "casi todos se conocen o, al menos, conocen a los que manejan el poder" ¿Es así en realidad?

Sí, es así. En realidad, eso no sucede únicamente en Córdoba, que por cierto, ya no es una pequeña ciudad, dicho sea de paso (andamos por las 325.000 almas). Lo que sucede en este tipo de ciudades es que, aunque tú no conozcas a alguien, resulta que ese alguien siempre conoce a otro alguien que sí te conoce a ti. Es esa extraña teoría de los seis grados, pero condensada y comprimida. ¡Vamos, como para intentar poner los cuernos…, siempre te van a pillar!

Y con respecto a los poderosos, no me refiero, obviamente, a que todo el mundo conozca personalmente a quienes manejan el cotarro. Pero todos saben o conocen quien lleva la manija. Y si no lo sabes y chocas con ellos, ya se encargará alguien de advertírtelo. Pasa en todos sitios. Y siempre es igual, desde los siglos de los siglos... ¡Amén!

 

¿Resulta difícil en una ciudad más bien pequeña que un inspector de policía quede libre de presiones por parte de los que mandan y algo tienen que ocultar, o quizá es lo mismo en todas partes sólo que al ser pocos se ve más?

En realidad, ya te digo, es igual en todas partes, porque los seres humanos no nos diferenciamos mucho unos de otros en cuanto a pulsiones y pasiones. O sea, que en todos sitios hay algo que tapar o que ocultar. Sucede que, y esto es lógico, en las pequeñas ciudades se nota más. Pero: ¿acaso en Madrid, Barcelona o Valencia no huelen las alcantarillas?

 

Francisco José, tocas muchos y diversos temas, como decía, temas que en mi opinión dan profundidad a la novela: Pornografía infantil, los "eternos" intereses creados, el poder, eso tan sabido de que: "quien tiene padrinos se bautiza" pero… lo de los orfanatos de postguerra… ¿es históricamente real tal y como lo cuentas? Y, en todo caso, ¿qué te hace hablar de ellos?

Vamos por partes: el caso de los niños sustraídos de sus familias republicanas y entregados a otras afectas al Régimen, es el único de los tres investigados por Benegas que tiene un trasfondo histórico. Eso ocurrió de verdad en nuestro país, aunque el caso que yo cuento en mi novela es absolutamente inventado. Repito: es pura ficción. Este caso nació tras leer un suelto en un periódico que hacía alusión a un extraño patronato - llamado Patronato de San Pablo - que, tras la Guerra Civil, se dedicó a ese tejemaneje de cambiar bebés de padres muertos o represaliados y dárselos a otras familias. De hecho, este caso es el que dio lugar a la novela entera, como ya te he contado, pues tras leer la noticia, me picó la curiosidad y comencé a investigar en distintos Archivos y Bibliotecas hasta constatar que, en efecto, algo de verdad había. Y a partir de ahí, obviamente, toda la narración es inventada.

Y me preguntas que qué me lleva a tratar un tema como ese. Te diré que, en primer lugar, porque es muy literario, el de las dobles vidas o vidas impostadas (en este caso obligadas, por supuesto, pues te cambian cuando eres un bebé), pero también para que quede constancia de este hecho; pero, ¡ojo!, no con ánimo de revanchismo ni falsas reivindicaciones históricas, que de eso ya tenemos bastante. Máxime, Pilar, si tenemos en cuenta que en este caso no se trataría de abrir o cerrar fosas, o de darle digna sepultura a cadáveres que yacen por esos campos de Dios, sino que estamos hablando de personas que aún están vivas, que tienen entre 65 y 70 años. ¿Qué pasaría si ahora alguien va y les dice que toda su vida no es, en realidad, su vida; que todo lo que ellos han vivido, querido, odiado o amado es una enorme mentira? Lo cierto es que a mí no me gustaría saber qué se siente en un caso como ese. ¿Y, además, quién resolvería los problemas derivados de esas Jurado2falsas filiaciones, o los testamentos ya otorgados y repartidos…? ¿Quién?

 

Otro tema que sale a relucir es el de los escritores anónimos, incapaces de publicar por no tener suerte o esos padrinos que mencionaba antes, y que acaban como "negros" al servicio de plumas importantes y ahí ven cómo sus obras se convierten quizá en best-sellers firmados por otro… Es la negación de uno mismo, de su identidad, a cambio de dinero (muy poco dinero si el original despega) ¿Qué opinas del asunto?

Opino que apesta. Eso opino. Y que el mercado es como es, y que las cosas son como son, ya lo sé, ¡no soy gilipollas! Pero apesta.

 

Creo que todos hemos oído hablar de esa práctica engañosa de la que hablamos, pero… ¿sabes si es un hecho muy extendido o algo puntual?

Hombreee…, Pilar, si todos hemos oído hablar del asunto es que debe estar bastante extendido. Todos conocemos el caso de aquella presentadora de TV que saltó a los medios de comunicación, un caso extremo que ha sido más o menos grotesco y carpetovetónico (así en plan muy cutre, muy español, con los cuñados de por medio), pero me jugaría una mano a que el fenómeno no se da sólo en la altas esferas literarias, y que en cada provincia cuecen habas. Por lo menos, en Córdoba se escucha burbujear el puchero de vez en cuando. Bien es verdad que Córdoba es una provincia muy…, digamos, literaria y lírica.

 

Ya que estamos en esa línea, Francisco José… ¿crees que algunos certámenes literarios, especialmente aquellos con importante dote económica, están dados de antemano?

Supongo que sí. Nunca se puede generalizar y quizás haya alguna excepción, pero supongo que sí. En realidad todos lo creemos, seamos simples lectores, críticos, periodistas culturales o escritores. No podemos probarlo, obviamente, pero nadie nos obliga a chuparnos el dedo.

 

Y como eres un hombre de Leyes, voy a hacerte una pregunta más para rematar ese tema de engaños literarios: En caso de descubrirse y poderse probar que un autor consagrado no es el que escribe sus obras, doy por sentado que su imagen caería en picado, pero… ¿qué ocurriría desde el punto de vista jurídico? ¿debería reintegrar parte de sus ganancias?

De nuevo, vayamos por partes, pues planteas dos preguntas muy complejas con matices que van más allá de lo jurídico o lo moral. Veamos. Por un lado, si llega a descubrirse que un autor de prestigio no escribe sus novelas y se las escribe un "negro", y ¡ojo!, tal acusación puede probarse - que es lo complicado -, es obvio que ese prestigio y esa buena fama caerán en picado. Quizás incluso venda más ejemplares de esa novela escrita por el negro, la novela del escándalo (de hecho, a la periodista estrella le pasó, pero eso es por el puro morbo), pero, en realidad, su carrera literaria estaría acabada. Kaput. Hasta ahí bien.

Pero desde un punto de vista jurídico, o si me apuras, del Derecho Penal, resulta que no está tipificado como delito "contratar a alguien para que escriba una novela a cambio de un justo precio y que luego la firme otra persona distinta". Es decir, eso no es delito. No lo recoge ningún artículo del Código Penal español como puede recoger, ¡qué se yo!, la estafa, el atraco a mano armada o la violación… Por ello, si descubrimos a un escritor tramposo, la sanción es sólo moral, pero no penal. O sea, se cae con todo el equipo entre la rechifla y la sorna del público, pero no se le puede imponer una pena de cárcel o una multa, pues no estaría cometiendo delito alguno.

Por ello, con respecto a devolver el dinero, lo cierto es que todo quedaría al albur de lo estipulado en el contrato privado entre ese escritor y la editorial o Premio de que se trate. De lo contrario, la devolución monetaria dependería de la honradez del interesado. Si se le cae la cara de vergüenza y quiere devolverlo, pues lo devolverá. Pero si es un "jeta" y, a pesar del chaparrón que puede caerle, se aferra al dinero, pues sería difícil meterle mano, la verdad sea dicha.

 

El giro que da la novela en el último caso me ha parecido espectacular y sumamente original, hasta por la coincidencia de nombre entre el autor (tú) y uno de los personajes… ¿Tiene Frankie parecido contigo?

Bueno, Frankie Jurado es el personaje. Yo soy Francisco José Jurado. Frankie es un chaval contratado como "negro literario" para escribir las obras de otro autor que no tiene talento, pero sí muchos contactos y mucho dinero para influir en los medios, en la Crítica y en los galardones de más ringorrango. Cuando Frankie se cansa del asunto y quiere denunciar la situación, le cierran el pico para que no descubra el pastel. Por esa razón, el pobre Frankie está muerto. Y yo estoy vivito y coleando. Al menos, por ahora. Dicho lo cual, te diré que en este caso no hay nada de autobiográfico, ¡yo NO soy Frankie Jurado!, aunque es evidente que sí refleja una realidad demasiado cercana que yo he Benegas -portadaconocido, pero que no tiene por que ser, necesariamente, lo que yo he vivido.

 

Hay una pregunta que en otras entrevistas he hecho alguna vez, pero que me parece obligada en este caso… Creo que muchos hemos oído decir algo así como: ¿Nació Sherlock Holmes porque vino al mundo Sir Arthur Conan Doyle, o éste lo hizo para dar vida al personaje? ¿Cómo lo ves?

Probablemente estemos hablando ya de personajes hermafroditas. Literariamente hablando, quiero decir. Y podemos decir tranquilamente Sherlock Conan Doyle, por un lado, o Arthur Conan Holmes (o Watson), por otro, sin que pase nada, porque todo el mundo sabría de qué estás hablando. Esa es la fuerza de este tipo de personajes. No es que sobrevivan a su autor o a su época, es que sobrepasan incluso la categoría de leyenda urbana popular. ¿A quién no le gustaría crear un personaje así?

 

Referente a lo anterior, no podemos negar que algunos seres de ficción poseen más protagonismo e identidad que sus creadores. Holmes es un caso (todo el mundo conoce a ese detective pero muchos menos a su autor). Y si nos vamos al cómic pasaría algo parecido con Tintín (por citar sólo un ejemplo) y su creador, Hergé… ¿Tienen los personajes de ficción vida propia?

Algunos de ellos sí. He leído un artículo de Arturo Pérez-Reverte en el XL Semanal en el que hablaba de cómo la Literatura mezcla la ficción y la realidad (algo que en el tercer caso de "Benegas" es el motor fundamental del argumento, por cierto). El caso es que Pérez Reverte contaba que un día, estando en Méjico para promocionar "La reina del Sur", mientras grababa un programa para TV, se le acercó una cambiadora de dólares con muy malas pulgas, instándoles a que dejaran de grabar y de chingar de una vez. Pero cuando le dijeron que estaban allí para grabar un reportaje sobre la vida de Teresa, la "Reina del Sur", a la buena mujer le cambió el humor de repente. «Ah, bueno, si es así, quédense. Y si quieren, yo les digo algo sobre ella. Yo la conocí, ¿saben ustedes?. Ella cambiaba dólares en la esquina aquella, no más…», se ufanó ante los periodistas mejicanos y el autor español. Y cuenta Reverte en su artículo que, en ese momento, es cuando fue consciente de la grandeza de ser escritor y no cuando firma un contrato millonario o gana tal o cual premio: Cuando alguien que no lee (la cambiadora incluso podría ser analfabeta) dice haber conocido personalmente a una invención literaria que no ha existido.

Así que, Pilar, ¡fíjate si hay personajes ficticios que tienen vida propia! Ya lo creo. En cuanto un lector los hace suyos y se los cree, esos personajes cobran vida propia y ya no le pertenecen a quien los escribió.

 

Después de leer tu novela que, como he ido apuntando, va más allá de una obra de género negro según mi opinión, hay una pregunta que me surge: ¿Crees que el guión que marca la vida de cada persona ya está escrito aunque sea a grandes rasgos?

Creo que no Pilar. Y aquí quizás aflore mi formación filosófica, que es eminentemente germánica. Nunca he creído que un "guión o un destino" predeterminado marquen la vida de una persona. No es cierto eso de que haya un guión inmutable o un destino rector que nos lleve por acá o por allá, de forma y manera que nosotros - los interesados - no podamos hacer nada para cambiarlo. Lo cual nos llevaría a la más pura resignación estoicista, obviamente, a convertirnos casi en vegetales. Nos diríamos a nosotros mismos: «si no puedo hacer nada para cambiar mi vida, entonces.., ¿para qué demonios voy a mover un músculo?» Pero es que las cosas no son así, Pilar, porque, ¡por supuesto que podemos cambiar nuestra vida con nuestras acciones y con nuestro esfuerzo y voluntad!

De hecho, a veces vemos personas que tenían todo en contra y cambian "su destino", ese que parecía que iba a lastrarle la existencia. No sé si soy demasiado voluntarista - que es como se llama esa corriente de pensamiento - o sólo un optimista redomado que confía en que la gente siempre da lo mejor de sí misma; pero lo cierto es que eso de "destinos marcados" no va conmigo. Puestos a marcar algo, prefiero las cartas. Pero no descubriré cuáles, que me vais a decir que soy un fullero...

 

Me han gustado mucho los personajes. Son muy reales, muy plásticos. Benegas, especialmente, creo que está muy en su papel. Hay algo, sin embargo, que no me ha cuadrado, y te lo voy a mostrar sin desvelar el contenido del libro, de forma light, sólo para que tú me entiendas… ¿Dos amantes apasionados y viscerales, con muchas relaciones, pueden confundir sus cuerpos? Ese detalle es el que… ¿? ¿Cómo lo justificas tú?

Ese "detalle" fue, en efecto, uno de los aspectos más complejos de solventar durante la escritura de ese segundo caso. Creo haberlo hecho correctamente, pero le di mil vueltas. Fíjate bien que en la novela, Benegas no dice que la amante, "se confundiera" de persona al hacer el amor completamente a oscuras, salvajemente, de forma animal, como ellos solían hacerlo. Lo que Benegas dice es que "no distinguió" que la persona que en esos momentos le hacía el amor no era su amante, sino otra persona. Puede parecer lo mismo, pero hay una sutil diferencia. Y ello por la completa oscuridad, que ayuda lo suyo, obviamente, pero también porque esa "otra persona" era de igual complexión física, de similar estatura y envergadura…, y además olía exactamente igual que su verdadero amante puesto que… (¡Y hasta aquí puedo llegar, que diría Mayra Gómez Kemp, pero no podemos decir más a riesgo de reventar la novela!).

 

¿Qué destacarías tú de la novela? ¿Cambiarías alguna cosa?

Tanto la Crítica como los lectores habéis destacado dos cosas: ese juego de espejos metaliterario donde mezclo la ficción y la realidad y en el que queda atrapado el pobre Frankie Jurado, y también el final de la novela, que ha impactado a muchos por la complejidad narrativa. Yo también destacaría el nutrido grupo de secundarios que le dan calor y color a la novela, que le dan credibilidad, e incluyo aquí desde los subinspectores que trabajan con Benegas hasta sus amiguetes o, incluso, los delincuentes, hampones y asesinos que he tenido que construir y recrear.

Además, ya desde un punto de vista técnico, destacaría que es una novela muy trabajada y en la que he procurado tratar al lector con el máximo respeto, no engañarlo ni utilizar trucos. He intentado que todo sea lógico. Que cada página encaje y sea lógica con la anterior y con la siguiente. Para ello, he intentado que la novela funcione como el engranaje de un reloj, que cada pieza esté en su sitio y cumpla su misión. ¡Que ya estamos hartos de novelas que engañan, que nos ofrecen una estupenda tramoya durante las primeras 500 páginas, pero que luego fallan en la resolución final del caso, o que te dicen que la solución la tenía un pariente lejano que vivía en Beluchistán y que no conocíamos de nada hasta el último párrafo. ¡Eso es truco, eso es engañar al personal! Y como siendo lector me han engañado bastantes veces, en mi novela de debut he intentado tratar al lector como una persona inteligente.

 

Bueno, Francisco José, creo que la pregunta es obligada: ¿Tendremos nuevos casos del Inspector Benegas?

Decididamente, sí. Amenazo con escribir más novelas negras con Benegas como protagonista, ¡ja, ja! Y espero que sean muchas.

 

¿Estás trabajando ahora en alguna obra?

Sí, actualmente estoy terminando de escribir mi segunda novela. No tiene nada que ver con Benegas, ni siquiera es una novela negra. En concreto, trata sobre la Batalla del Ebro, sobre unos hechos ocurridos durante esa batalla que pudieron cambiar el devenir y el resultado no ya de la Guerra Civil (que se habría interrumpido de inmediato, obviamente), sino de la II Guerra Mundial. Fueron ocho horas en las que, de haber sucedido las cosas como estaba previsto, el mundo no sería como ahora lo conocemos. En ocho intensas horas pudo cambiar la concepción del mundo. La novela narra la historia de esas ocho horas en el frente del Ebro.

 

¿Hay algún género literario que sea el "tuyo"? ¿O tal vez escribes según el momento?

Pues no lo sé. Me gustaría definirme como escritor. A secas. Sucede que mi primera novela es de género negro, y mi intención, como acabo de reconocer, es seguir con la saga de Benegas. Amo el género negro, y soy lector voraz del mismo. Pero la segunda novela, ya has visto, es completamente distinta, está ambientada en la Guerra Incivil del 36, aunque no es "estrictamente" una novela sobre la contienda, que quede claro. Y la tercera… ¡váyase uno a saber qué argumento tendrá!

Si me apuras, lo que me gustaría es tener dos líneas de creación distintas, porque yo, a mi Benegas, no lo abandono así como así. ¡Ni mucho menos!

 

Pues por mi parte ya está, Fco. José. ¿Te gustaría añadir algo más o puntualizar algún detalle que se me haya pasado por alto?

Lo que me gustaría añadir es mi más profundo y sincero agradecimiento a Anika y a vuestra página por el apoyo y el cariño que me habéis brindado desde que publiqué la novela. Agradecimiento que hago extensivo a vuestros lectores y seguidores. Gracias en mi nombre y en el de Benegas, porque sin vosotros, sin el receptor final de la Literatura, ésta no sería posible.

 

Gracias por la entrevista, Francisco José. Creo que ésta tu primera novela-negra merece un sobresaliente. No me cabe la más mínima duda de que será un éxito, porque lo merece. Yo lo he pasado fenomenal y la he leído de un tirón, de modo que debo agradecerte también ese buen rato de ocio.

 

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