Anika entre libros

Entrevista a Fernando Ortega por "El hechizo de Caissa"

"La novela puede entenderse perfectamente sin ser ajedrecista y casi sin conocer nada del juego porque no es un libro técnico ni se pretende el aprendizaje del juego"

Firma: Ariodante Handeliana / Fotos color: Anika Lillo / Foto B/N: autor / Marzo 2011

 

Fernando Ortega (Valencia, 1968), hace su debut literario con El hechizo de Caissa. Licenciado en Ciencias de la Actividad física y el Deporte, es profesor de instituto, y acérrimo defensor del esfuerzo y del aprendizaje, de la enseñanza y de la cultura.

 

 

ENTREVISTA

 

Esta es tu primera novela, y procedes de una actividad ajena al mundo literario. ¿Has escrito algo más, aunque no lo hayas publicado o este es tu primer texto?

Es mi primer texto "serio". Todo lo demás han sido breves columnas, algún texto de opinión, algún relato breve y poco más.

 

El texto está muy bien ensamblado y escrito, ¿Hiciste algún curso o taller de escritura antes de decidirte a escribir? ¿Qué te motivó para escribirla?

Realicé un taller literario sobre novela histórica organizado por la fundación Libertas 7 e impartido por Antonio Penadés. Mis motivaciones para la escritura son múltiples. Por una parte mi interés por trasmitir la belleza del juego del ajedrez. Eso se percibe claramente en la historia. Por otra, deseaba contar una historia de un adolescente "especial", una historia de chavales fuera de lo común que viven su vida guiados por una afición absorbente. Y también hago una reflexión sobre la forma que elhechizodecaissa-portadatenemos de aprender.

 

¿Te llevó mucho tiempo prepararla y documentarte? ¿Tiene alguna relación con tu propia vida o con personas que conoces o has conocido?

Los personajes son absolutamente ficticios, aunque bien es cierto que yo soy aficionado al ajedrez y muchas de las vivencias y sentimientos que relata el narrador y protagonista me son muy familiares, como supongo les serán a muchos lectores. Pero en absoluto es una historia autobiográfica.

La fase de documentación fue larguísima, varios años, si consideramos que para escribirla tuve que convertirme en un ajedrecista de torneo y experimentar diferentes roles (jugador a la ciega, jugador on-line, maestro, etc...) que se muestran en la novela.

 

¿Cuáles son tus autores literarios favoritos? ¿Has leído Una novela de ajedrez, de Stefan Zweig?

Sin duda uno de los clásicos sobre tema ajedrecístico junto con La defensa de Nabokov. A esos dos títulos habría que añadir otras novelas realmente magníficas en las que me he inspirado, como La torre herida por el rayo de Arrabal, La variante Lunenburg de Paolo Mauresing, y la conocidísima La Tabla de Flandes, de Pérez-Reverte. Pero curiosamente mi género preferido es la novela histórica y soy un fan reconocido de Santiago Posteguillo y Gisbert Haefs. Aunque supongo que mi lista la encabezarían Margarite Yourcenar, García Márquez, o McCullough por citar algunos.

 

Obviamente, eres ajedrecista y gran aficionado al tema, y aunque la podemos entender los no ajedrecistas, ¿crees que es necesario conocer el juego para sacar todo lo que contiene la novela? ¿hay claves ocultas que los no iniciados pasamos por alto?

La novela puede entenderse perfectamente sin ser ajedrecista y casi sin conocer nada del juego porque no es un libro técnico ni se pretende el aprendizaje del juego. Pero es cierto que los aficionados la disfrutarán más (o quizás igual pero de diferente forma) porque identificarán sentimientos y vivencias del protagonista como propios.

 

El mundo ajedrecista es un mundo masculino, ¿cuál crees que es la razón?

Sin duda es una cuestión cultural, como muchas otras. Cuando las mujeres han jugado al ajedrez han demostrado que no existe diferencia alguna en cuanto a capacidad y desempeño. Simplemente la estadística está en su contra, porque juegan muy pocas mujeres y, en consecuencia, pocas destacan. Es producto de la teoría piramidal: si la base es muy reducida difícilmente pueden llegar a rendir con cierto nivel. Es una cuestión de cantidad y de costumbre.

 

¿Por qué la única mujer que protagoniza tu novela tiene un comportamiento tan problemático? ¿Por qué no salen mujeres "normales" en tu novela?

En parte porque lo que has comentado en la pregunta anterior. En el mundo del ajedrez hay muy pocas mujeres. La protagonista "humana" guarda una relación simbólica muy marcada con la auténtica protagonista, Caissa, es decir el juego del ajedrez, porque ambas son muy absorbentes y casi inalcanzables.

 

De hecho, tampoco salen hombres "normales", si exceptuamos a Matías ¿Realmente el mundo de los jugadores es como lo pintas? ¿Frikis, obsesivos, asociales?

Un poco de obsesión sí existe, hay que reconocerlo. Si la obsesión es sana o no, eso lo dejo a la consideración del lector. Pero está claro que en la novela los personajes son "extremos" y así los dibujo de forma intencionada. Obviamente ni todos los ajedrecistas son tan peculiares, ni hace falta ser asocial para jugar al ajedrez. De hecho la práctica del ajedrez continuado desarrolla muchísimo eso que ahora se llaman "las habilidades sociales". Pero esa caracterización extrema de los personajes la consideré necesaria para narrar esta historia tan peculiar. No es la historia de cualquier ajedrecista, es la historia de unos ajedrecistas muy especiales.

 

¿No crees que el personaje de Roberto es excesivamente oscuro? ¿No deberías haber ampliado más su parte?

¿Quizás me pasé de "hermético"? Pudiera ser. Entendía que debía ser el contrapunto al "otro" maestro de la novela. Que sus silencios debían hacerse oír.

 

¿Cuál es la razón por la que estructuras la novela en tres hilos? ¿Por qué los remarcas con tipografías distintas?

La diferencia tipográfica fue una petición que le hice a la editorial y creo que es un logro. Ayuda al lector a ubicarse en un tiempo diferente según el tipo de letra. Pero realmente los tres ejes argumentales no coinciden con estos cambios de formato, sino que se perciben claramente inmersos fernandoortega2en el texto: la relación paterno-filial, el proceso de aprendizaje y las experiencias adolescentes del protagonista.

 

¿Consideras que la novela plantea una cierta parábola o metáfora sobre la vida misma, la vida en general?

Sin duda. El ajedrez es el eje vertebrador de la historia, pero podía haberlo sido cualquier otro tema o disciplina. La novela no habla sobre la vida de los personajes y punto, sino sobre la vida adolescente, sobre el aprendizaje, sobre el amor y el desamor, sobre la incomprensión y sobre lo costoso que es alcanzar nuestros anhelos. Temas vitales, para cualquier ajedrecista o para cualquier joven. O para cualquier persona.

 

Insistes mucho en tu obra sobre la necesidad de un buen maestro, ¿crees que la enseñanza actual plantea esos niveles de exigencia y de disciplina?

Soy docente y muy crítico, en el buen sentido, con nuestro actual sistema educativo. Y probablemente uno de los principales fallos del mismo es la falta de exigencia. Se atienden a factores que yo considero bastante menos importantes que los que pretendo recalcar en la novela.

Actualmente se habla de educar en valores o en competencias y, vistos los resultados, cuesta trabajo no considerarlas palabras vacías. Pero yo entono el mea culpa sin rubor, como maestro, como padre y como adulto. Educar siempre ha sido muy difícil, y no seré yo quien canturree el "cualquier tiempo pasado fue mejor" porque no lo creo, pero deberíamos hacernos mirar y reflexionar profundamente sobre más de una orientación, más de una decisión pedagógica, más de una indicación curricular...

Que educar no es instruir eso parece entenderlo todo el mundo. Pero ¿realmente hacemos todo lo posible por materializarlo en nuestro sistema educativo? Yo creo que no.

 

La obsesión y la dependencia que origina el ajedrez, esa atracción fatal que produce en el verdadero aficionado, ¿no es equiparable a una especie de adicción?

Lo es, sin duda. Como también lo es correr maratones, o atiborrarse de chocolate viendo incesantemente películas de Buster Keaton, o twittear hasta el alba, o esa dependencia cada vez mayor a las nuevas tecnologías o.... Pero el término adicción da mucho miedo, por lo negativo que tienen algunas adicciones perniciosas (que sólo de nombrarlas ya casi son delito) o poco populares.

Sin embargo nadie habla de adicción si escuchas programas deportivos sobre tu equipo de fútbol, acudes cada semana al partido o cada día a los entrenamientos, vociferas desde la grada como si te fuera la vida en ello, acompañas a tus jugadores (de los que sabes hasta sus más íntimos detalles) en sus desplazamientos, etc... Pero son adicciones"populares".

Yo no creo que todas las adicciones sean negativas. Y el estado de libertad absoluta del hombre se me antoja utópico. Pero debemos elegir a qué nos queremos vincular. Aun así, la moraleja de la novela va por esa vereda. Antes o después hay que decidir hasta dónde queremos llegar y trazar la línea que separa la afición de la adicción insana.

 

Para los que estamos al margen de esta actividad, entendida como deporte o competición, ¿qué nivel de participación existe actualmente entre los jóvenes?

Actualmente el ajedrez en España goza de una buena salud, en primer lugar porque en nuestro país se organizan los mejores torneos del mundo, pero también porque hay muchos jóvenes talentosos que auguran un excelente futuro. Pero al margen del número de licencias, la ubicación geográfica, o el nivel alcanzado, el ajedrez vive un momento muy "interesante" debido a su expansión internacional gracias a internet.

Es uno de los pocos deportes que se puede jugar on-line a miles de kilómetros de distancia, con miles de aficionados de todo el mundo y que además no tiene ninguna barrera idiomática ni cultural. Y no podemos olvidar que nuestros jóvenes son una generación que interactúa cada vez más con los monitores y teclados. Yo soy muy optimista en ese aspecto.

El lado negativo es que esto nos lleva a un grado de sedentarismo indeseable. Pero puestos a estar sentados frente al ordenador, puesto a hacer "deporte sedentario", mejor jugando al ajedrez que no "matando marcianitos". Por eso creo que cada vez habrá más jóvenes jugadores. fernandoortega-bibliocafeSe han roto las barreras físicas que teníamos antaño.

Lo que sí se puede echar de menos es la imagen del padre o madre enseñando a jugar al niño. Hoy en día los padres tienen menos tiempo para jugar con los hijos, menos tiempo para... todo. Aun así, el ajedrez sigue siendo (y espero que por muchos años) el juego más universal.

 

Fernando Ortega con José Luis (Bibliocafé) en la Feria del libro de Valencia 2011 

 

¿Crees que debería incluirse su enseñanza en las actividades escolares?

En algunos países ya hace tiempo que es una realidad y en algunas comunidades autónomas ya consta en el currículum, al menos como materia optativa. No tengo ninguna duda sobre la enorme potencialidad educativa del ajedrez, no sólo por el desarrollo de habilidades en el cálculo, por la toma de decisiones, por la adquisición de hábitos actitudinales educativos, sino también como fomento del juego dual tradicional en contraposición a la "adictiva" individualidad de las nuevas formas de comunicación y ocio. Y me cuesta trabajo imaginar un juego con mayor valor pedagógico. El problema es que nuestros próceres quizás "sólo" lo consideran un juego.

 

Te deseamos mucho éxito y una larga carrera literaria, con tan buen comienzo.

 

ver + Fernando Ortega

 

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