Anika entre libros

Entrevista a Eva Díaz Pérez por "El Club de la Memoria"

"Tengo mucha curiosidad sobre ese periodo y he descubierto que es cierto que es un periodo arrebatado de la Historia oficial y, por lo tanto, desconocido"

Firma: Joseph B. Macgregor / Imágenes cedidas por la autora / Julio 2008

 

Licenciada en Ciencias de la Información, Eva Díaz Pérez trabaja en la redacción de Cultura del diario El Mundo en Sevilla. En 1998 ganó el premio de periodismo Ciudad de Huelva. Publicó el libro satírico El polvo del camino. El libro maldito del Rocío (2001). Su primera novela, Memoria de cenizas, fue publicada por la Fundación José Manuel Lara en 2005, y recibió una cálida acogida crítica. Su novela siguiente, Hijos del Mediodía (2006), fue Premio El Público de Narrativa.

En el 2008 ha quedado finalista del Premio Nadal con la novela que vamos a comentar en Anika Entre Libros, "El club de la memoria".

 

 

ENTREVISTA

 

En primer lugar, me gustaría Eva que contarás a nuestros lectores de dónde parte la idea que te inspiró "El club de la memoria"

Desde hace tiempo me ha interesado la historia de los exiliados. En la historia de España tenemos varios capítulos, es casi una trágica constante. Me sugestionaba la idea de pensar sobre el destierro, el desarraigo, la nostalgia del que no puede volver, tema muy atractivo novelescamente. Creo, además, que ha sido un tema poco abordado en Exiliola narrativa española contemporánea. El exilio republicano español ha sido un destierro colectivo formado por anónimas tragedias individuales, por eso quise contarlo a través de la historia de varios personajes unidos por la amistad: un club que se compromete a escribir la memoria de sus vidas a través de diarios, autobiografías o incluso escrituras epistolares, todo dependiendo de los azares de la vida de unos personajes azotados por "ese viento sucio y malo", que decía Pedro Salinas, que fue la Historia.

 

Esta novela forma parte de una trilogía formada por otros dos títulos anteriores: Memoria de las cenizas (2005) e Hijos del mediodía (2006) ¿De qué modo se relaciona "El club de la memoria" con los otras dos novelas anteriores?

En realidad, cada novela es independiente, con personajes e incluso momentos históricos distintos. Sin embargo, existe un hilo común: la memoria y el rescate de episodios silenciados de nuestra Historia.

"Memoria de cenizas" (2005) trataba sobre el brote protestante (muy influenciado por el heterodoxo humanismo erasmista) sucedido en la Sevilla del siglo XVI y que fue aniquilado y borrado de la Historia oficial.

"Hijos del Mediodía" narraba una historia de letraheridos y de misterios librescos en el tiempo de las vanguardias. Sucede en la Sevilla que acoge a los poetas de la Generación del 27 y vive la delirante Exposición Iberoamericana de 1929. Un mundo que desaparece -y que se olvida- totalmente tras la Guerra Civil, como si no hubiera existido.

"El club de la memoria" recupera la también poco conocida historia de nuestros exiliados, esos personajes apartados de las crónicas oficiales y cuyas tumbas están dispersas por el mundo. Creo que la literatura Dosdemayopuede ser la última salvación. Ésa es la razón de esta trilogía sobre la memoria.

 

"El club de la memoria" está contada a través de varias voces. ¿Por qué has elegido esta opción narrativa?

Una de las ideas de la novela es que el relato de la Historia depende de quién lo cuente. En los relatos memorialísticos, en la seductora literatura del yo hay una gran influencia de la ficción, de la fabulación como disfraz de la verdad, de la mentira si se quiere. El recuerdo es también invención, quizás la novela de la vida de querríamos haber vivido. Por eso, quería contar la historia del exilio español a través de varias voces en primera persona.

Asistimos al relato de esos personajes arrasados por la Historia a través de su versión de los hechos: uno escribirá -a través de ese pacto por la memoria prometido por el club- una autobiografía de ficción para enmascarar una traición en la España de la postguerra; otro escogerá las confesiones de un diario que sirve como refugio en el París ocupado por los nazis; otro personaje escribirá su vida a través de unas cartas en las que intenta explicarse y quizás olvidar quién fue; otro narra la pesadilla de los campos de concentración en una especie de pentagrama de la memoria, porque es músico, mientras que otro protagonista lo hará en un cuaderno iluminado, a modo de ilustraciones o estampas de su vida.

También está quien ha olvidado, quien sufre el mal de la memoria, que es otra forma de salvación o de tragedia.

 

La voz con más peso narrativo se corresponde con la de una mujer "sin nombre" que trabaja para la Filmoteca Nacional que se empeña en la labor de investigar sobre los personajes de una foto: los integrantes de "El club de la memoria". ¿Qué tienes en común y en que os diferenciáis ella y tú? ¿De qué modo esta mujer es tu alter-ego?

Es intencionado que este personaje no tenga nombre. He jugado con la autoficción, porque en realidad muchas de las cosas que le ocurren a esta investigadora de la Filmoteca me sucedieron a mí al intertar reconstruir la historia de estos exiliados. A veces es alter-ego, otras, sólo pienso cómo habría reaccionado yo si me hubiera sucedido eso y, en otras ocasiones, simplemente es alguien que nada tiene que ver conmigo.

 

Las otras voces que conforman la narración pertenecen a una serie de diarios íntimos - no todos escritos sobre papel - que la protagonista irá encontrando durante su investigación y que actúan a modo de pequeñas piezas de un puzzle que ella irá poco a poco encajando hasta completar la foto auténtica y definitiva del grupo Cernudaretratado. ¿Están basados en personas reales?

El único personaje real es el cineasta Val del Omar. El resto son personajes de ficción, pero tienen detrás muchas sombras tutelares, muchos trasuntos. Están Max Aub, María Zambrano, Francisco Ayala, Paulino Massip, Victoria Kent, Alejandro Casona o Adolfo Sánchez Vázquez, entre muchos otros.

Leí muchas crónicas memorialísticas de exiliados (tarea difícil porque buena parte del legado intelectual de los desterrados está publicado hace décadas en editoriales americanas y sin editar en España) para hacer verosímil la epopeya colectiva. Después de conocer qué les había ocurrido en la realidad a todos ellos, podía fabular con verosimilitud.

Y, efectivamente, narrar la historia a base de memorias que son teselas de un mosaico tenía esa intención de retrato que sólo es posible contemplar cuando se han colocado todas las piezas y quien mira se distancia. Sólo al final el lector -y la protagonista que busca la historia del club de la memoria de la fotografía- es capaz de comprender la historia de esta amistad.

 

¿Qué fue lo que más te interesó de cada uno de ellos?

Quería que cada uno se enfrentara a la Historia de forma diferente. Me interesa mucho esa idea de un personaje, de un individuo que lucha contra la Historia. Adolfo Prieto se refugia en la mentira, sigue la corriente que marca el curso de la Historia, otros luchan contra ella y terminan ahogados, otros logran llegar a la orilla.

Hay personajes que sucumben, que son incapaces de batallar contra la Historia, otros, sin embargo, se ríen de ella, por ejemplo, Agustín Vayas, que representa a esos exiliados que se tomaron con humor su derrota.

 

Consigues además que cada una de las voces tenga una personalidad propia, otro elemento bastante digno de destacar.

Fue muy difícil y no sé si lo habré conseguido, pero era una de las claves del libro. Por eso, intenté que cada uno contara su historia en primera persona. A fin de cuentas, es una novela sobre la memoria, sobre la literatura del yo. El relato va pasando de una voz a otra, siempre en primera persona. Y cada voz tiene un matiz, es diferente, porque la vida los ha hecho diferente.

Ernesto Mallo, el músico que sufre en un campo de concentración, tiene miedo, su relato es un temblor, una pesadilla con intermitencias, por eso escribe de forma fragmentaria, sin atreverse a contar la historia del todo.

Violeta Castro, escondida de la Gestapo en una buhardilla de París, Evadiaz2quiere escapar a través de lo que sueña, por eso, su narración es onírica, recorre un París por el que no puede pasear, sólo vagar por la cartografía imaginaria de sus sueños.

Luisa Castro, exiliada en Toulouse, es una superviviente que se ha hecho fuerte a base de una intencionada desmemoria.

Agustín Vayas sonríe con risa tragicómica su nostalgia de exiliado.

Y López, López es el gran misterio de la novela, un personaje con varias tumbas, alguien que aparece y desaparece, que parece haber muerto, pero que no muere, un fantasma cuya historia es relatada por otros. Hasta que nos enfrentamos con él o con el espectro de este héroe.

 

¿Fue Adolfo Pietro un traidor en realidad? ¿En qué consistió esa traición en tu opinión?

Adolfo Prieto representa el papel que muchos hicieron después de la guerra: aprovecharse del trabajo de los que habían muerto o de los que se marcharon al exilio. Sin embargo, este personaje, a pesar de ser un vencedor, prefiere tener la dignididad del vencido. Por eso, decide inventar su autobiografía, opta por sobrevivir por medio de un juego entre la realidad y la ficción. Me parecía atractiva esa idea de la traición dentro de una historia de la amistad.

Además, Adolfo Prieto, a pesar de su traición, es un personaje redimido, alguien que llegamos a comprender, que nos seduce con sus mentiras. A estas alturas, no me interesa una historia sobre las consecuencias de la guerra donde los personajes caen en el maniqueísmo de ser absolutamente buenos o absolutamente malos. Es absurdo ese simplismo, esa ingenuidad de presentar retratos en blanco y negro.

Creo que los autores jóvenes, los que tenemos suficiente distancia temporal y emocional con estos hechos trágicos lo vemos así.

 

Hay también una llamada de atención y una preocupación clara por tu parte sobre "la desmemoria", un concepto en el que insiste mucho a lo largo de la novela: una nación desmemoriada es una nación muerta…

Sí, siempre me ha sorprendido la desmemoria de este país, su obsesión memoricida. Algunas veces es un olvido consciente, como quien ahora invita a olvidar para ser todos más felices en la ignorancia. Decía Max Aub, otro gran exiliado, que los españoles ignoran hasta su ignorancia. Y así es.

 

Enelcine

 

Pero ¿No crees que precisamente hay un exceso de "memoria" en gran parte de la narrativa española actual?

No lo sé. Creo que un país con Historia debe tener memoria. Si se refiere a que hay un "exceso" de novela histórica sobre algunos periodos de la Historia, le diría que sí, que puede existir una saturación por culpa de cosas demasiado malas y oportunistas. Eso es lo malo de este país. Se escribe de un periodo histórico (como ahora con la Guerra de la Independencia) por una moda, no por una necesidad.

Yo he escrito esta novela por una necesidad, necesidad por saber, igual que me ocurrió con las otras. No me mueven las modas sino un proyecto literario interior, un proyecto, por cierto, de largo aliento: una trilogía sobre la memoria en la que me he embarcado durante muchos años.

Yo diría que si ahora existe una moda, a mí me cogió escribiendo. Tengo mucha curiosidad sobre ese periodo y he descubierto que es cierto que es un periodo arrebatado de la Historia oficial y, por lo tanto, desconocido.

 

Me gustaría que hablaras también un poco de Val del Omar, unos de los personajes reales que aparecen en la novela con su nombre y apellidos y que no es demasiado conocido por los cinéfilos de este país. ¿Cuáles son, en tu opinión, las cualidades más destacables de este cineasta?

Lo más sorprendente es que sea un desconocido. Para mí es uno de esos cineastas que pertenecen a la época poética del cine mudo. Además, era un documentalista excepcional: gracias a él tenemos esas grabaciones de las Misiones Pedagógicas. Y es cierto que existen cintas perdidas filmadas por el granadino Val del Omar sobre este hermoso proyecto republicano, motivo con el que arranca la curiosidad investigadora de la protagonista. Val del Omar, después de la guerra, se refugió en el anonimato para salvarse.

Aparentemente era un excelente técnico que inventó además cosas sorprendentes como el zoom, la táctil visión, filmaciones con agua. Todo eso lo aplicó a sus sorprendentes y bastante desconocidos trabajos como el excepcional "Tríptico Elemental de España", un intento por atrapar a través de la poesía del cine el alma de España.

Murió en los años ochenta y algunos artistas plásticos de los años sesenta empezaron a reconocer en su obra algo que los conectaba con las perdidas vanguardias de los años veinte y treinta. No me cabe la menor duda de que era un personaje puente con ese mundo perdido.

 

Hay algo que me gusta mucho del libro y es que cada uno de los diarios personales poseen características distintas, no todos son documentos escritos…

Sí, hay memorias escritas en pentagramas, dibujadas o narradas. Me interesaba no cansar al lector con el mismo tono narrativo, además era lógico que el destino sorprendente de cada personaje determinara cómo enfrentarse a su memoria. Cada uno de ellos escoge un tono para contar su historia.

Por ejemplo, en el caso de Ernesto Mallo, el músico, quería que el lector advirtiera, quizás sin ser consciente, que hay una intención musical en las frases, una armonía, una sonoridad. Incluso el personaje buscar recuperar sus paisajes perdidos a través de los sonidos, de la música, de las voces.

En el caso del pintor Agustín Vayas el reconocimiento de esas geografías perdidas está en el color, en la paleta de colores perdidos, como ese color -el color que él identifica con España- y que no consigue encontrar en su exilio mexicano. Es un matiz que creo que determina el relato de cada memoria en una historia que es colectiva, pero que tiene una singularidad.

 

Nanos

 

Pienso que no queda demasiado clara la relación de la investigación con la experiencia personal de la protagonista… ¿Está hecho adrede, es decir, has querido intencionadamente que esa experiencia tan dolorosa e íntima quede un tanto oculta?

Sí, fue una decisión final. Pensé que después de semejante historia sobre la memoria, nadie podía quedar indemne, que tenían que salir todos los fantasmas del pasado. Ella se enfrenta a su pasado, como los personajes de la fotografía, a su pesadilla particular, que ha estado oculta, subterránea, escondida. Nadie escapa a su memoria. La protagonista, sin quererlo, se convierte en un personaje más del club al enfrentarse a su propios recuerdos. Y así, recordando, consigue redimirse, respira, suelta lo que había escondido y que, efectivamente, permanece subterráneo a lo largo de la novela, sólo asomando a veces, muy sutilmente a través de los pliegues de la memoria.

 

¿Cuáles son los sentimientos que te gustaría trasmitir a los lectores de esta novela?

Es una historia que trae el pasado hasta el presente. No es una novela histórica al uso que relata una historia sobre el pasado. En este caso, es un pasado que nos concierne y estremece. Además, "El club de la memoria" tiene una dimensión ética, una reivindicación de esa España que no pudo ser y con cuya memoria tenemos una asignatura pendiente.

Me gustaría que después de leer la novela, el lector se interesara por lo que ocurrió en realidad con esa España peregrina que, como he dicho antes, yace en cementerios lejanos.

 

¿Qué ha significado para ti el haber quedado como finalista del premio Nadal con esta novela? ¿Le das importancia a los premios?

Ha sido muy importante, porque el Premio Nadal es la historia de la narrativa española contemporánea. Es un premio limpio, de calidad, con verdadero prestigio que reconoce una obra sin que importen otros asuntos extraliterarios que sí funcionan en otros casos. Los premios no me obsesionan y, de hecho, buena parte de los mejores autores no ha ganado nunca un premio. Pero sí es cierto que ayudan sobre todo a Evadiaz1quien empieza.

En medio de la cantidad de títulos que salen en esta locura del mercado editorial, tu novela queda señalada, avalada por un premio que, como en el caso del Nadal, es además un sello de indudable prestigio.

 

Pues muchas gracias Eva, si quisieras añadir alguna otra cosa más…

Gracias a vosotros por vuestra labor. Creo que tus preguntas me han ayudado a desentrañar algunas claves de la novela.

 

Hasta pronto

Hasta la próxima novela que, por cierto, ya está en marcha.

 

ver + Eva Díaz Pérez

 

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