Anika entre libros

Entrevista a Empar Fernández por La mujer que no bajó del avión

"He escrito algunas de mis novelas a partir de la pura y dura observación de la realidad, de una noticia breve aparecida en un diario..."

Carol Inabé Barba, mayo 2014

 

Entrevistamos a Empar Fernández por su libro "La mujer que no bajó del avión", una breve, pero intensa novela donde se dan cita las emociones, la memoria y una verdad oculta que se convierte en la hiel de los días, horas y minutos de Sara, la mujer que no bajó del avión. Un entrecruce de vidas que no vuelven a ser jamás las mismas.

Empar es Licenciada en Psicología y en Historia Contemporánea, columnista, profesora y guionista de documentales. Ha publicado varias obras de ficción: "Para que nunca amanezca" (Meteora, 2001), "Hijos de la derrota" (Meteora, 2008), "El loco de las muñecas" (Alianza Editorial, 2008, Finalista del Premio de Novela Unicaja Fernando Quiñones), "Mentiras Capitales" (Alianza Editorial, 2010), "Sin causa aparente" (Plataforma Editorial, 2011), entre otras, y junto a Pablo Bonell Goytisolo ha dado vida a Santiago Escalona, protagonista de la serie de novelas negras: "Cienfuegos, 17 de Agosto" (Roca Editorial, 2004), "Las cosas de la muerte" y "Mala sangre" (Tropismos, 2006 y 2007), y "Un mal día para morir" (Ediciones Pamies, 2009).

 

 

ENTREVISTA

 

Empar, sus personajes tienen una textura emocional que se percibe intensamente, ¿cómo crea sus personajes? En el caso de esta novela ¿se inspiró en personas de su ámbito, en recuerdos, en su pasado?

Intento siempre construir personajes completos, convincentes, detesto los personajes planos que ofrecen al lector un única faceta de sí mismos y hago lo posible por pensar como pensaría Sara o como lo haría Álex Bernal. Sí, siempre utilizo detalles reales, características físicas o de comportamiento que no necesariamente pertenecen a una misma persona.

 

Tengo la sensación que usted iba en la fila de embarque de El Prat y de pronto vió a Alejandro y a la mujer que no bajó del avión y mientras duraba el viaje fue tomando notas… ¿piensa que el cotidiano es un espacio óptimo para encontrar grandes historias? ¿o ellas aparecen así, hilando fino entre la multitud y dejándose llevar por las elucubraciones internas?

Creo que la cotidianeidad es la razón de ser toda historia, al menos lo es de mis historias. El punto de partida de "La mujer que no bajó del avión", la maleta que gira y gira sin dueño aparente, es reconocido por cada lector, todos hemos visto en algún momento esa maleta. 

He escrito algunas de mis novelas a partir de la pura y dura observación de la realidad, de una noticia breve aparecida en un diario y he tomado apuntes en un autobús para reproducir cómo habla una asistenta del hogar a otra o cómo un estudiante intenta ligar a través del móvil.

 

En este mismo sentido, su novela tiene una suerte de brújula interna con la que se le puede localizar cronológicamente. Estas pinceladas de realidad, ¿son las que detonan la escritura de esta novela, o por el contrario, Portada -empar -2edicionpara darle realidad a la trama las introdujo posteriormente?

No, la realidad me acompaña, no concibo un capítulo sin unas poderosas raíces en el mundo real. Pretendo que cada escena quede bien anclada a la realidad que la sustenta. Por ese motivo la ciudad de Barcelona y sus gentes tienen un papel muy importante en el desarrollo de la historia.

 

Pasando a los personajes, todos tienen características psicológicas muy definidas: Alejandro, su hermano, el hermano de la fallecida con Asperger, la obsesión la mujer que no bajó del avión: ¿darle un trasfondo interior rico a cada personaje es vital para que la novela tenga esa esencia única que se percibe a lo largo de la lectura?

Desde luego. Y es fundamental presentar a los personajes más allá de la mera fachada y situarlos en situaciones comprometidas y poco habituales para trabajar sus reacciones, dibujarlos con exactitud para que el lector se forme una idea tan completa como sea posible y para que llegue a simpatizar con uno de ellos y a detestar a otro, exactamente igual que sucede en el mundo real.

 

En cuanto a Alejandro, el protagonista, tiene una característica muy peculiar que es su "pantonización" extrema, contrapunto a su gris y abúlica vida. A pesar de su fragilidad interna es el único personaje que evoluciona de principio a fin: ¿tenía en vista crear un personaje con las características de un antihéroe?

Sí, me gusta la figura del perdedor en la literatura. Álex tiene todos los números para que no le vaya bien en la vida. Como bien dices sus días son grises aunque le obsesione adjudicar el color exacto a cada cosa.

Me planteé "La mujer que no bajó del avión" como la novela en la que se explica un cambio de actitud, algo sumamente difícil conseguir de forma verosímil. Conforme avanza la lectura el lector asiste a una transformación lenta, el descubrimiento por parte de Álex de su curiosidad, de su capacidad por interesarse por una historia ajena y de  la extraña mutación que supone el enamoramiento.

 

Tras la lectura, y para concluir, percibo elementos de tragedia griega a lo largo de la novela, un destino ineludible, una muerte por expiación, un entrecruzamiento de caminos que solo llevan a un punto: venganza, descubrir una verdad oculta, un coro que va dando forma a todo a través de un diario color naranja: ¿era su intención hacer una novela negra con elementos tan intensos y trágicos, una obsesión que se vuelve finalmente contra la propia sangre?

Sí, la historia de Sara es una historia trágica que genera nuevas tragedias, una historia repleta de dolor, de arrepentimiento, de distancia emocional y de culpa.

Mi intención era explicar cómo la culpabilidad, ese sentimiento tan ingrato, puede malograr más de una vida. La historia de Sara es la de una vida que naufraga debido a una culpabilidad infinita, la que se deriva de la omisión de ayuda.

 

Muchas gracias por la entrevista, Empar ¿algo más que le gustaría decir a los lectores? 

Sencillamente que espero disfruten de la historia de Sara, la mujer que no bajó del avión, que descubrirán de la mano de un joven singular, Álex Bernal, el chico que decidió llevarse lo que no le pertenecía.

 

+ Empar Fernández 

 

 

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