Anika entre libros

Entrevista a Eloy Fernández Porta por "Homo Sampler. Tiempo y consumo en la era Afterpop"

"Escribo para gente que tenga curiosidad intelectual, ganas de entender un poco mejor el sindiós que nos rodea y sentido del humor para ver su parte divertida y grotesca"

Firma: Joseph B. Macgregor / Fotos: autor / Marzo 2009

 

Este nuevo ensayo de Eloy Fernández Porta, "Homo Sampler. Tiempo y Consumo en la Era Afterpop", viene a ser como una suerte de "extensión de campo" del anterior "Afterpop (La literatura de la implosión mediática)" y supone por tanto una ampliación de los conceptos expuestos con anterioridad.

Así, Fernández Porta introduce nuevos conceptos como Urpop, Real Time, Trash de Luxe, Homo Sampler e intenta profundizar sobre ello en cada uno de los tres bloques en los que estructura su trabajo, realizando además una atinada reflexión sobre los usos o manejos de la sociedad que nos ha tocado vivir.

Ya hablé con Eloy sobre su primer libro y de nuevo vuelvo a conversar con él sobre los aspectos más interesantes o que más me motivaron de su recién publicado ensayo.

 

 

ENTREVISTA

 

Eloy, ¿es Homo Sampler una segunda parte de tu ensayo anterior Afterpop?

Pues más bien es una extensión del campo, no una secuela. Afterpop es un libro de literatura comparada, realizado con algunos formatos académicos o pseudoacadémicos, en el cual la mayor parte de los referentes pertenecen al campo del relato breve, y donde propuse algunos principios genéricos para describir la cultura pop en la época de su disipación. En cambio, Homo Sampler es un libro de estética, donde se habla de distintas manifestaciones creativas sin que ninguna ocupe un lugar central, y en que el comparatismo se combina con la sociología, la crítica de artes visuales y la sátira, mucha sátira.

Hay algunas ideas que aparecían apuntadas en el libro anterior, como la importancia de lo primitivo o el uso contracutral de la tecnología, y que en éste se desarrollan mucho más. Luego, este libro sí está ilustrado, y de una manera particular: no quería hacer un volumen con bonitas reproducciones de obras estilo Taschen, sino que quería que tuviera un aspecto fanzinero, con reproducciones en blanco y negro de obras en color, stills de vídeo, revistas escaneadas y un montón de viñetas.

Pero la mayor diferencia está en el estilo. En este caso, parafraseando lo que se dice en los bautizos, diría que respecto al mundo universitario he renunciado a sus pompas, ya que no a sus obras; no uso notas al pie ni entro en debates locales, pero sí parto de algunos textos tradicionales de la teoría crítica. Supongo que ahora que acaba de salir la segunda edición del primero esas diferencias quedarán más claras.

 

¿En qué sentido supone una ampliación de los conceptos expuestos en Afterpop?

En primer lugar, con este libro traté de responder a algunas preguntas o apostillas que habían planteado los lectores del anterior. La principal: si es cierto que hay un "paso más allá del pop", ¿cuáles son los estilos que lo definen? Ahí he propuesto tres términos que describen sendas dimensiones de la estética en nuestr época: la primitiva, la basura y el uso del tiempo. En segundo lugar, he intentado pasar desde una perspectiva más centrada en la obra de arte a otra que presta más atención a las relaciones personales en el capitalismo. Por ejemplo: cuando hablo de un cómic de Peter Bagge, lo que me interesa no es tanto qué representa esa obra en el contexto del cómic indie norteamericano -hay gente más facultada que yo para evaluar ese punto-, sino cómo en él se describe una dinámica de relación que implica Eloyfportados ámbitos estéticos distintos: la "cultura generalista" y la "subcultura grunge".

Esas dos cosas no sólo existen en el mundo de las ideas estéticas, sino que son encarnadas por personas de carne y hueso que se quieren, follan y se odian. Esto me lleva a una perspectiva en que términos como "trash" o "kitsch" ya no sólo designan fenómenos artísticos o un "gusto degenerado", como se decía en los años sesenta, sino maneras particulares de ordenar la experiencia afectiva: tenemos sueños kitsch, amigos basura, parejas mainstream, aspiraciones indie o de mercado. Lo que me interesa, por decirlo con Jameson, es la lógica emocional del capitalismo tardío, que sólo puede ser ilustrada con fenómenos de moda, que a su vez sólo pueden ser explicados con criterios conceptuales.

 

¿Para quién escribes? ¿Qué lectores piensas que pueden estar interesados en leer tus ensayos? ¿Piensas que hay que tener una sólida base cultural para entenderlos?

Escribo para gente que tenga curiosidad intelectual, ganas de entender un poco mejor el sindiós que nos rodea y sentido del humor para ver su parte divertida y grotesca. Los lectores y las lecturas los voy descubriendo en el proceso de difusión de los libros, que es imprevisible y me enseña cosas que ignoraba. Si no eres científico no puedes demostrar tus propias ideas; sólo puedes esperar a que venga alguien y las use para comentar un fenómeno que tú no conocías. Un día veo que un término que propongo se ha usado para definir a una banda de pop gallega; otro día, es un crítico literario quien lo pone en práctica para referirse a algunos escritores catalanes; otra vez se usó para comentar el programa Supervivientes; un dj lo citó en su blog para explicar la sensación que tenía en su cabina a las dos y media de la madrugada.

En los últimos dos años he trabajado más en el mundo del arte, y ahí me encuentro a veces con comisarios y artistas que ponen en funcionamiento esas ideas para elaborar una expo o para escribir una reseña. Mauro Entrialgo hizo una tira de cómic a partir de un pasaje de Afterpop, y Ángel Mateo Charris, una pintura titulada Homo Sampler; esas cosas me dan mucha vidilla, me gustan mucho: ya no es sólo un comentarista que te dice si le ha gustado más o menos, que también es importante, sino un artista que integra tus ideas en su trabajo.

En todos estos casos, la "base cultural" será lo que cada cual decida, en su propio campo y con las condiciones ontológicas que se dan en él. Sobre este punto diría que una idea de fondo de ambos libros es que existe una "sólida base cultural" que se adquiere por experiencia de la sociedad de consumo, y que incluye tanto obras de arte como productos.

La cuestión es qué "saberes culturales" se consideran prioritarios y cuáles son despreciados como "subcultura". Para mí, como para mucha otra gente, es evidente que un cómic de Chris Ware es alta cultura y una novela de Millás no lo es; esta no es una premisa indispensable para leer estos libros, pero sí indica que en ellos la noción de "cultura general" no coincide con la que se da en la universidad.

 

¿De qué modo piensas que tus ensayos son diferentes al resto? ¿Qué aportaciones o innovaciones aportas al género?

Por lo pronto, tengo más tendencia a ver los puntos en común con otras cosas que a ver las diferencias, así que no pienso en estos textos como algo "significativamente distinto de todo lo demás", sino como una elaboración particular de ideas que se encuentran en campos distintos.

Sí me interesa poner en comunicación ideas que están incomunicadas; creo que el pensamiento de un artista se parece al de un escritor, aunque esas dos figuras estén separadas por razones de política y economía cultural. Concretando más, diría que en España los autores que abrieron el terreno de la crítica cultural, en los años noventa, fueron, sobre todo, críticos cinematográficos que también entienden mucho de cómics y de audiovisuales en general; me refiero a gente como Antonio Trashorras, Fernando de Felipe, Jordi Costa, Jordi Sánchez Navarro o Andrés Hispano, entre otros.

Lo que yo hago está vinculado con esta línea, como también con otros trabajos realizados desde el ámbito de la crítica literaria, como el de Vicente Luis Mora, o el de la filosofía, como José Luis Molinuevo. Luego, por lo que respecta al estilo, creo que el modelo ideal para escribir ensayo son las revistas; yo siempre he sido muy lector de revistas, y creo que un libro tiene que incorporar las distintas modalidades texuales, tonos y perspectivas que se encuentran en una publicación mensual.

Es por eso que en el texto he introducido un cuestionario, sátriras, algunos poemas, viñetas costumbristas y un personaje que va recorriendo los tres discursos. Y también creo que en un ensayo hay que apelar continuamente a la experiencia emotiva del lector, y no sólo a su experiencia cultural; por eso me pregunto, y le pregunto, por qué algunas parejas parecen descompensadas, quiénes son nuestros amigos deluxe y cuáles los amigos basura, cómo te relacionas con la "moda de los productos tribales", qué haces con una colección de porno cuando ya no te cabe en casa... cosas que pueden parecer banales pero que son indicadores sociológicos muy importantes.

 

Para exponer tus argumentos citas libros y autores de teoría cultural o que han reflexionado sobre el consumo pero también hacen referencia constante a comics, poesía, narrativa y música y utilizas ejemplos tomados de la vida cotidiana…

Pues sí, y sobre esto hay un aspecto que me gustaría subrayar. En los dos libros aparecen varias referencias, que suelo usar como "ejemplos paradigmáticos", que ilustran una cierta dinámica cultural. Pero lo cierto es que la mayor parte de los casos los ejemplos escogidos son, como mínimo, autores de referencia en sus respectivos campos, cuando no clásicos recientes.

Si en Afterpop dediqué un capítulo a Burroughs no es porque sea un Eloyfporta -portadasautor cool o porque se metiera jaco, sino porque es el escritor de la segunda mitad del siglo XX que más ha influido en la cultura moderna, y el único cuyo valor no ha dejado de crecer de década en década, desde que en los años cincuenta contribuye a levantar el underground hasta que en nuestros días el spoken word se convierte en una práctica literaria fundamental, sin olvidar al Burroughs beatnik, al posmoderno, al ciberpunk, al avant-pop; ocurra lo que ocurra, siempre está presente, sus libros siempre admiten una relectura apropiada a las inquietudes del momento.

Sin duda habrá otros autores que sean, no sé, mejores estilistas o más sutiles, pero no hay ningún otro novelista cuya huella esté tan presente, no sólo en el terreno literario, sino también en el cine, en el música, en los cómics, en los queer studies; que salga igual en un anuncio de Nike que en una performance de Laurie Anderson. A ver cuándo la intelligentsia literaria de este país se entera de una puta vez de que todo eso no es "subcultura": es el canon de la cultura actual, cojones.

Lo mismo puedo decir sobre los autores que se comentan en Homo Sampler: en el ámbito del arte, Mike Kelley; en el de la literatura, J.G. Ballard; en el de la música, el sello Constellation. Todos esos autores son absolutamente canónicos en sus respectivos terrenos.

 

Uno de los conceptos nuevos que introduces en el libro y al dedicas uno de los bloques es el de UrPop, que asocias con el gusto por lo primitivo… ¿Consideras esta tendencia por el primitivismo como algo peyorativo? ¿Es el primitivismo reaccionario?

El primitivismo es, a nivel psicológico, un instinto o incluso una pulsión; a nivel cultural, esa pulsión es enfatizada por el curso de la industrialización y la tecnología, que genera la necesidad de escapar de algún modo a la artificialidad del progreso y volver a un espacio atávico, puro.

Como ya señalara Umberto Boccioni, esto se puede hacer de dos maneras: buscando lo primitivo en cuanto tal, en las tribus y en la naturaleza intocada, o interesándose en lo primitivo como efecto producido por la tecnología, o sea, lo que para Boccioni eran los trenes y los cañones y para nosotros podría ser poner una moto a 300 kilómetros por hora o asistir a un concierto de drone.

La segunda modalidad es "menos falsaria" que la primera, porque asume que no hay tal cosa como un primitivismo puro, sino una producción tecnológica de lo primitivo por medios técnicos de última generación.

La pulsión primitivista puede, en efecto, ser reaccionaria cuando se relaciona con algunos supuestos "factores elementales" como la raza o la nación. Pero a lo largo del siglo pasado muchos artistas vieron en ella una potencialidad liberadora respecto de las constricciones de la cultura occidental, de la sociedad burguesa, del control de las emociones y de la sexualidad al que estamos sujetos de consumo.

 

Hice el test y salí como un alto grado de "primitividad" ¿Eso es bueno o malo? ¿De qué modo me puedo curar?

Jaja, bueno, mi consejo personal es asistir a un concierto de SunnO))). Eso le quita a uno las ganas de primitivismo durante un buen rato.

 

Pero también aseguras que en realidad esta búsqueda de la pureza primigenia es falsa, un autoengaño…

En algunos casos se demuestra que esa búsqueda es un tURismo o un excURsión, de la cual el aventURero suele volver decepcionado, pero también aliviado y reconciliado con la civilización. Si la excURsión es un desplazamiento, un viaje, uno puede, simplemente, volver con las pilas cargadas. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando esa búsqueda implica personas y afectos, es decir, cuando entablamos una relación "puramente primitiva", con alguien que, como le pasaba a la protagonista del cómic de Bagge, forma parte de un "estrato inferior"'. En ese caso, ¿es posible volver a la normalidad como si tal cosa? Como señala Marianna Torgovnick, no se puede ir a lo primitivo porque ya estamos allí, ya es uno de los factores que constituyen la experiencia de la modernidad.

 

Se me ocurren algunos ejemplos de UrPop que no aparecen citados en el libro: el turismo rural y las películas de Pajares y Esteso.

Sí, el neoruralismo es UrPop, y ha generado toda una "industria del retorno a la naturaleza", con sus revistas, sus tiendas, sus productos para payés de fin de semana, sus guías turísticos especializados en Eloyfporta1"naturaleza intocada".

En cuanto a películas como Los subdesarrollados, me parece muy intresante cómo la polaridad civilizado / paleto se proyecta sobre el par mujer extranjera / paisano. La sueca es un ser humano más avanzado, sin deseos ni debilidades; el pabillo español es cutre, su deseo es sucio y miserable. Pero, una vez más, eso no es sólo una cuestión de estética, no es sólo un género particular del cine malo: es una estructura de relación, y una manera de percibir las diferencias genéricas. La comedia desarrollista, que es la vertiente liviana de la picaresca, es uno de los pocos géneros que reconoce una verdad absoluta que está en la calle pero que el arte serio siempre pasa por alto: en el mercado emocional y sexual una mujer vale más que un hombre, es una tecnología más desarrollada; el deseo del hombre siempre es inferior, sus rituales de aproximación siempre son ridículos. Si no se reconoce eso cualquier discurso sobre las relaciones personales es un fraude.

Pero claro, partir de esa premisa "no es es serio": lo serio es el cine de Medem, que te cuenta el sufrimiento existencial de una relación de pareja sin pararse a considerar cómo es posible que un personaje interpretado por Tristán Ulloa se ligue a otro interpretado por Paz Vega. ¡Y luego dirán que el cine porno es poco creíble! Cualquier comedia desarrollista dice mucho más sobre lo que son las relaciones de pareja que Lucía y el sexo, que tiene una de las escenas de ligue más ridículas y cursis que ha producido el cine español, que ya es decir.

 

¿De qué modo y manera los blogs recuperan el viejo espíritu gregario de la tribu?

Bueno, sobre los blogs hablo en broma porque me los tomo en serio. Sí creo que en un sector de la blogosfera se ha creado un sentido de la comunidad, del intercambio de ideas, de la gestión del saber, que ha trasladado a la red el espíritu de los fanzines, el "hazlo tú mismo", y también el "conviértete en tu propio medio de comunicación", superando así las otras estructuras de saber, sea mediático o escolástico.

Lo más potente que se está haciendo ahora en materia de crítica cultural lo hacen blogueros nacidos a mediados de los años ochenta, que han pasado directamente a escribir en red sin pasar por los protocolos de las revistas, donde es el jefe de redacción quién decide qué libros reseñas, cuánto espacio tienes, de quién puedes hablar bien y de quién no.

Cierto que hay algo de gregarismo ahí, pero no tiene por qué ser malo; la escena blogger no está tan politizada como la periodística -me refiero a la "política cultural", más que a la otra-... todavía.

 

Otro concepto nuevo es el de Real Time en el que de alguna manera realizas una reflexión sobre la extraña paradoja en el modo cómo empleamos o utilizamos nuestro tiempo. Así, El Homo Sampler sería aquel sujeto que según tú intenta conquistar su propio tiempo…

Sí, en este sentido me interesan los personajes que intervienen en los modelos de temporalidad codificados, de Tiempo, y que crean su propia cronología, entendida bien como fallo del sistema, como excepción en la parrilla televisiva o como asalto a los medios. El atracador de bancos que pone una grabación falsa en la cámara de seguridad, el periodista que hace contrainformación alterando el tiempo de la noticia, el documentalista que te explica qué le pasa a un BigMac dos meses después de haberlo comprado… Creo que lo que está en juego en el mundo digital es la tenencia del tiempo, y esa batalla sólo se puede ganar internándose en los medios técnicos y subvirtiéndolos.

 

Asociado al todo lo anterior aparece el concepto de "tiempo privado", otro autoengaño ya que "nunca lo privado ha estado tan público, tan a la vista de todos" y ahí tenemos el ejemplo del Facebook, los foros, los blogs… por ejemplo.

Aristóteles, en la Ética a Nicómaco, dice: la amistad es incontable. Las relaciones personales se definen por oposición a los objetos materiales, a los números, a la ordenación racional de las cosas. Ese es un ideal de "buena relación" que sigue presidiendo, implícitamente, todos los intercambios, y eso a pesar de que la reformulación de lo personal en el ámbito del capitalismo parece haber acabado con ella.

Facebook es el ejemplo último de ese proceso: una modelización del trato personal donde se ha sustituido la presencia por la distancia, la naturaleza por la mediación tecnológica, lo incontable por la contabilidad interesada, el tiempo extenso por la temporalidad codificada, el vínculo afectivo por el hipervículo impersonal; la privacidad, en fin, por la voluntad de imagen como parte de un proceso autorreflexivo de construcción del yo. Todo lo cual no tiene por qué ser malo de por sí, aunque suena muy malo, si es que detrás de todo ello se mantiene ese resto humanista-aristotélico que pone en funcionamiento la maquinaria de la amistad.

En fin, el libro en el que estoy trabajando ahora trata de esto.

 

El último concepto que introduces es el de Trash de Luxe, que vendría a ser algo así como la basura que es aceptada por la mass-media como algo natural, intregrada perfectamente en el devenir cotidiano de nuestra sociedad. La cultura basura ya no pertenece a una élite de desheredados sino que es consumida por la mayoría de la población e incluso por la cultura oficial o dominante…

Sí, además la cultura basura ha acabado configurando lo que Eva Illouz denomina "un estilo emocional", esto es, una manera singular de codificar los propios sentimientos y de transmitirlos en sociedad. Esto lo explico por medio de una comparación entre varios textos, de literatura y de cómic, donde se ve claramente cómo los personajes conciben su vida sexual como un acontecimiento trash dentro de una existencia muy reglamentada, o tienen "épocas trash" en que, por padecer de depresión, adquieren una sensibilidad mayor respecto de la cultura basura, o incluso lo ven todo como una serie de obras basura.

Y luego hay otra dimensión importante del tema: si es cierto que el trash ha sido admitido por los grandes medios de comunicación, también lo es que algunos programas y medios sirven como laboratorio en el que introducir en sociedad algunas identidades personales y de género que tradicionalmente habían sido consideradas marginales pero que pueden saltar al mainstream -y, por tanto, ser respetables- desde allí. Y creo que eso no es sólo "hacer dinero a costa de los fríquis", sino que puede implicar un cambio social si se sabe usar.

 

Resulta curioso como directores de cine como Almódovar o incluso un poco John Waters han ido integrando un tipo de cine trash para hacerlo digerible por la mass-media…

En el caso de Waters está claro que ha encontrado la manera de producir trash para las masas. El proceso de comercialización y aceptación pública de la obra de Waters no responde sólo a un cambio de "poética personal", sino que refleja una transformación cultural por la cual el trash deja de ser una localidad del gusto para estar en todas partes. Los diarios están tan desesperados por vender ejemplares que ya no tienen reparo en sacar cabareteras drogadictas en portada. Es que se pasan mucho, oyes.

En el caso de Almodóvar diría que hay un proceso cultural distinto, que no tiene tanto que ver con el trash como con el kitsch. Almodóvar es ante todo un realizador de melodramas que cruza ese registro con el realismo y lo hace más verosímil y más próximo de lo que lo habían hecho los padres del género como, digamos, Douglas Sirk. Eso le lleva a distintos matices; yo creo que La flor de mi secreto es una buena inflexión de segundo grado sobre el kitsch, con el personaje de la escritora que hace novela rosa y esa revelación de la "verdad emocional" que subyace al mal gusto literario; en cambio, Volver me parece una horterada sin más, no tiene justificación estética ninguna, que yo pueda ver.

Pero nuevamente aquí la evaluación de un estilo determinado está vinculada a cuestiones de género y sexuación, porque el melodrama está codificado, entre otras cosas, como una modalidad posible de la mirada gay sobre el cine. Y, desde luego, la "respetabilidad" de esa estética no ha sido siempre igual.

 

A cada uno de los conceptos que desarrollas en el libro asocias varios tipos humanos: el fan, el crítico cultural (¡¡¡vaya por dios!!!), la bestia o el salvaje y por último el intelectual humanista clásico ¿Con cuál de ellos te sientes más cómodo o más identificado personalmente?

Supongo que mi idea sobre esto queda expresada en el poema sobre el coolhunter que es devorado por una tribu de amazonas jebis. Creo que eso es lo que somos todos: buscadores de novedades -de la verdad que viene o puede venir con la novedad, aunque sólo sea como regalo oculto en el producto- que corremos el riesgo de caer en las garras de lo primitivo, si es que aún existe.

La distinción entre el cazador de tendencias especializado y el espectador que "se limita a consumir productos culturales de manera acrítica" ha desaparecido: cualquier consumidor aborda el mercado con una actitud coolhunter, y cada vez más las razones que explican o justifican el éxito de esos productos no son razones mainstream sino coolhunterismo total, i.e., ver una peli de Tarantino "porque ha recuperado irónicamente el género de la blacksplotation" o "porque hace una revisión nostálgica del cine de grindhouse".

 

Pues muchas gracias, Eloy… espero que hayas disfrutado con mis preguntas.

Gracias a ti y a Anika Entre Libros.

 

ver + Eloy Fernández Porta

 

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