Anika entre libros

Entrevista a Diego Ameixeiras por "Dime algo sucio"

"Creo que contar cierto tipo de historias sin alardes innecesarios, buscando la brevedad y la concisión, es una forma de respetar a los lectores más exigentes"

Firma: María Martín / Foto: Paula Gómez del Valle / Enero 2012

 

Tiene cara de no haber roto un plato, pero tras esos ojos inocentes hay un cerebro capaz de dar vida a historias y personajes mucho más oscuros de lo que uno esperaría al verle. Nacido en 1976 la ciudad suiza de Lausanne, su acento es la primera señal que indica que Diego Ameixeiras es 100% gallego.

Estudió periodismo y ha sido guionista de no pocas series emitidas en la televisión autonómica gallega, TVG. Es autor de las novelas Baixo mínimos (Xerais, 2004), O cidadán do mes (Xerais, 2006), Tres segundos de memoria (Premio Xerais de Novela, Xerais, 2006), Dime algo sucio (Xerais, 2009) y Asasinato no Consello Nacional (Xerais, 2010).

Su debut en castellano con Dime algo sucio no podría haber sido mejor, ya que recibió el Premio Especial del Director en la Semana Negra 2011.

 

ENTREVISTA

 

¿Por qué llamar a la ciudad Oregón, si además se desvela su "secreto" en la contraportada?

Oregón es mi trasunto literario y personal de Ourense. Decidí bautizarla así para construir un escenario reconocible, pero modificado de acuerdo con la visión que tengo yo de la ciudad en la que crecí. Muchos escritores gallegos a los que admiro la han bautizado con diversos nombres para ambientar sus historias.

 

Creo que parte de la intensidad que tiene la novela se debe precisamente a que sucede en una ciudad pequeña, donde las relaciones entre los personajes son, por así decirlo, más factibles que en una grande. ¿Determinan el tipo de historia que se va a contar los escenarios donde se producen o es al revés, determinadas historias requieren escenarios específicos?

En mi opinión, la psicología de los personajes siempre acaba por determinar la resolución de las tramas y los escenarios en los que se de desenvuelven, al menos a priori. Pienso que las historias que aparecen reflejadas en la novela podrían ocurrir perfectamente en otro lugar, aunque es cierto que la realidad de una ciudad pequeña, a veces tan asfixiante, se presta más para construir una especie de tela de araña en la que todos los personajes parecen estar atrapados y sin salida. En Dime algo sucio, el escenario urbano es un protagonista más, quizá tan importante como los personajes de carne y hueso.

 

En tu novela no haces ningún tipo de "alarde literario" en el sentido de llenar el texto de frases rebuscadas y sentenciosas, sino que has elegido un estilo directo, casi frío, ¿era el que mejor casaba con la historia que cuentas o es ya "marca de la casa"?

Fue una elección totalmente consciente, ya que quería que los hechos hablasen por sí mismos, sin que la voz narradora se entrometiese demasiado. En la novela hay pequeños destellos más o menos pretendidamente poéticos, aunque preferí cederle mayor margen a una descripción fotográfica. Creo que contar cierto tipo de historias sin alardes innecesarios, buscando la brevedad y la concisión, es una forma de respetar a los lectores más exigentes.

 

Has contado en otras entrevistas que una vez escrito el libro te dedicaste a desbrozarlo de todo lo accesorio, precisamente para conseguir ese estilo, ¿fue más difícil ese proceso o lo fue la creación de la historia?

Pienso que la mayoría de los escritores asumimos que reescribir en una tarea compleja y mucho más ardua que la primera redacción. Es una forma de aprendizaje en la que te enfrentas al texto con mayor frialdad, consciente de que cada frase va componiendo el ritmo interno de la novela.

 

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Aunque "Dime algo sucio" se ha encuadrado dentro de la Literatura Negra te saltas todos los convencionalismos, no hay detectives, no hay investigación, no hay ni siquiera casi explicación del crimen... ¿A qué se debe esa rebeldía con el género?

No creo que se trate de rebeldía. La novela negra siempre ha demostrado su capacidad para acoger todo tipo de heterodoxias y adaptarse a los tiempos que corren. Ahora mismo estamos atravesando una época histórica muy oscura en la que cuesta ver alguna luz al final del túnel, y la narrativa criminal de todo el mundo está levantando acta de toda esa desesperanza.

 

Los personajes del libro son, prácticamente todos, mercancía dañada, sin casi rayos de esperanza, ¿es más fácil o más difícil escribir sobre personajes desesperanzados? ¿Por qué no darles ni un respiro?

No existe personaje literario sin algún tipo de desgarro interior, por pequeño que sea. Todos tenemos una parte de nosotros mismos que no funciona demasiado bien, ciertos aspectos de nuestra personalidad con los que nos cuesta convivir. No es que resulte más o menos difícil escribir sobre esos ángulos oscuros, es que la vida es así y no hay vuelta de hoja. Es cierto que los personajes de Dime algo sucio no andan sobrados de esperanza, pero creo que responden a ciertos estados emocionales que no todo el mundo sabe gestionar con garantías. Mucha gente dice ser presuntamente feliz, pero creo que en cualquier calle de nuestras ciudades se respira soledad, incomunicación o deseo sexual patológico.

 

¿Cuánto hay de ti en esos muñecos rotos que nos presentas en "Dime algo sucio"?

Espero que no demasiado.

  

"Dime algo sucio" fue Premio Especial del Director en le Semana Negra, ¿qué ha significado ese premio para el libro y para ti?

Una satisfacción personal muy grande. Que alguien como Paco Taibo, a quien le estoy muy agradecido, reconozca una de tus novelas, es algo que te llena de ganas para continuar escribiendo. Siempre es una suerte participar en la Semana Negra, y hacerlo al lado de tantos grandes escritores a los que leo con interés desde hace años.

 

Es la primera vez que se traduce uno de tus libros, ¿vamos a tener suerte los lectores y disfrutar de los anteriores en castellano también? ¿O de los futuros?

Espero que sí. Ojalá pueda convertirse en una costumbre a partir de ahora. En todo caso, es algo que depende de muchos factores que el escritor no puede manejar a su antojo.

 

¿Qué puertas te ha abierto la traducción?

De momento, tras siete años editado únicamente en gallego, me imagino que ahora me habré ganado algunos lectores en castellano. Una traducción te presenta en sociedad ante un público que originariamente dimealgosucio-portadano podría leerte, y siempre es una satisfacción para cualquier escritor llegar al mayor número de lectores posibles.

 

Has sido guionista de largometrajes y series y novelista, ¿la literatura es una forma de vida o una profesión más?

Principalmente, creo que la literatura es un oficio. Cuando me pongo a escribir delante de la pantalla, siempre tengo la sensación de que mi primera obligación es esforzarme del mismo modo que lo hace cualquier trabajador. Es una forma de vida que obliga a largas horas de soledad y hay que estar dispuesto a soportarlo. A mí me gusta esa sensación de aparente aislamiento del escritor porque, en el fondo, a través de una buena historia acabas contactando plenamente con la vida.

 

¿Cómo es para ti el proceso de creación? ¿Alguna fobia o alguna manía especial?

Una novela va madurando poco a poco en tu cabeza antes del proceso de redacción, que es una fase en la que hay que adentrarse una vez que tienes todas las cartas preparadas para la partida. Durante los meses previos tomas notas, buscas información o dejas que un argumento o un personaje vaya indicándote el camino. Posiblemente, cuando empiezas a escribir una novela no haces otra cosa que traicionar la idea primigenia, aunque ese desajuste casi siempre juega a favor de la historia. Creo que no tengo demasiadas manías más allá de fijarme pequeños objetivos diarios.

 

¿En qué momento decidiste que esto era algo a lo que querías dedicarte? ¿Y cómo definirías tu trayectoria hasta ahora?

Creo recordar que ya desde pequeño me atrajo la idea de ser escritor. Leer A esmorga con once o doce años me marcó mucho. Posteriormente llegaron Chandler, Hammett, Thompson y tantos otros maestros cuyas novelas me abrieron un horizonte literario que desconocía. Lo he traicionado en alguna ocasión, pero desde que tenía veinte años el género negro ha ocupado la gran mayoría de mis lecturas. Mi trayectoria está muy ligada a ese tipo de historias.

 

¿Qué te gustaría lograr en tu futuro literario?

No pienso demasiado a largo plazo. Creo que es mejor concentrarse en el presente y seguir aprendiendo las claves del oficio.

 

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