Anika entre libros

Entrevista a Daniel Sánchez Pardos por G

"La novela juega con la idea del Gaudí fascinado por las propiedades ocultas de las plantas y atraído por los estados alterados de conciencia que su consumo puede facilitar, pero lo hace más como un homenaje al «mito Gaudí» que como una declaración sobre el personaje histórico real"

Porlomenix, noviembre (octubre) 2015

 

La ciudad de Barcelona es el escenario donde transcurre esta sugerente historia en la que podemos disfrutar de las dotes detectivescas de un joven Antoni Gaudí. Su personaje se mueve con soltura entre la burguesía y sus palacetes o entre los barrios más humildes donde las sombras de la noche ocultan otra realidad de la época.

Tras el éxito de la Exposición Universal, una ola de trabajadores en paro y las disputas entre los políticos de la República dibujan una población convulsa ante los acontecimientos. La prensa, que irrumpe con gran fuerza, refleja cuanto sucede como un testigo fiel, aunque a veces las noticias son partidistas y buscan influir en los lectores.

El genial y enigmático universo de Antoni Gaudí y la ambientación histórica en la que se encuadra "G" me han ido sugiriendo una serie de preguntas que ahora tengo ocasión de transmitir al autor.

 

ENTREVISTA

 

El incendio en la Plaza de Cataluña de Barcelona y el incidente por el que se conocen Gabriel Camarasa y Antoni Gaudí son el inicio de la trama que se desarrolla en la novela, pero, ¿cuál fue el suceso que te lanzó a escribirla?

Los orígenes de "G" se encuentran en mi anterior novela, "El gran retorno" (Planeta, 2013), que era una historia de intriga ambientada en el Londres victoriano. Al terminar de escribir ese libro me propuse ver qué estaba sucediendo en mi propia ciudad, Barcelona, durante esos años finales del siglo XIX. Nunca antes había escrito sobre Barcelona, y aunque conocía medianamente bien la historia de la ciudad a partir de 1888, el año de la primera Exposición Universal, al empezar a documentarme descubrí que la década inmediatamente anterior resultaba todavía más interesante. Ahí estaban la primera experiencia republicana y la consiguiente Restauración borbónica, los grandes cambios urbanísticos de una ciudad que comenzaba a expandirse más allá de sus antiguas murallas y también, por supuesto, un personaje que enseguida me fascinó: ese joven estudiante de arquitectura llamado Antoni Gaudí.    

 

Daniel Sánchez Pardos ante la iglesia Santa María del Mar

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La intriga, el misterio, las dotes detectivescas de Gaudí y los lugares siniestros y olvidados de Barcelona hacen recordar a Sherlock Holmes y la ambientación de Londres. ¿De qué forma te ha influido esta literatura para tu obra?

Yo descubrí las historias de Conan Doyle cuando tenía trece años, y desde entonces el imaginario victoriano ha sido muy importante para mí. Crecí soñando con el Londres de Holmes y Watson, pero también con el de las novelas de Dickens, de Stevenson y de Arthur Machen, y con los años esas lecturas formativas han acabado reflejándose también en mis propios libros. No sólo en lo referente a los escenarios o a las ambientaciones históricas, sino también, y más importante, en la presencia constante del misterio y de la intriga como motor central de mis ficciones. En G, de algún modo, he buscado recoger todo ese imaginario y trasladarlo a un espacio diferente, la Barcelona de 1874, que tiene también mucho de ciudad «victoriana», con sus nieblas industriales, sus callejones oscuros cargados de secretos y la amenaza constante del misterio pendiendo sobre sus habitantes.    

 

La novela está catalogada como thriller pero al mismo tiempo conlleva un gran trabajo de documentación histórica, ¿con qué parte te has sentido más a gusto escribiendo?

Hasta la fecha, todas mis novelas han tenido en el centro de su argumento alguna clase de intriga detectivesca, que es la que articula las vidas y las acciones de los personajes que se mueven en ella. Escribir historias de intriga es para G -gaudimí algo natural; parece que hay algo en mi imaginación que me lleva a construir mis libros sobre el esqueleto de una trama de carácter más o menos policial.

Por otra parte, escoger como telón de fondo un determinado periodo histórico, e incluso, como en este caso, tomar como personaje a una figura histórica real, impone la dificultad añadida de tener que ceñirte en todo momento a una realidad objetiva documentada y documentable. En mi experiencia, sin embargo, esto acaba siendo lo más interesante de todo el proceso: sumergirte por completo en el tiempo histórico de la novela e ir dando con hallazgos inesperados que fuerzan a conducir el argumento hacia lugares imprevistos.

 

¿Y cuál ha sido más complicada?

En el caso de "G", los mayores problemas que he encontrado en la fase de documentación han tenido que ver con los cambios urbanísticos constantes que Barcelona experimentó a lo largo de esos años. Reflejar adecuadamente cómo era en 1874 el puerto de la ciudad, en qué estadio exacto de demolición se hallaba la vieja Ciudadela militar, cuál era el trazado de la muralla de Mar y dónde estaban sus puertas de entrada y salida… Son cuestiones de detalle que no afectan al conjunto del libro, y que incluso pueden ignorarse cuando así lo exige la lógica de la novela, pero que sí son necesarias para el escritor a la hora de imaginar debidamente el mundo sobre el que está trabajando.

 

El debate entre república y monarquía sigue vigente en nuestro momento actual y en la novela das algunas pistas sobre los intereses de ambos bandos, ¿piensas que continúan siendo válidos los mismos argumentos?

Resulta difícil establecer comparaciones entre la situación de 1874 y la actual. Pensemos sólo, sin salir de Barcelona, que hasta apenas veinte años atrás la ciudad había sido una plaza fuerte rodeada de murallas, custodiada por la Ciudadela y por el castillo de Montjuich y vigilada, desde el pie mismo de la Rambla, por el cuartel de las Atarazanas. La ciudad estaba llena de conventos y de cuarteles, hasta el punto de que en torno a un tercio de su terreno útil estaba dedicado a un uso religioso o militar. En ese contexto, que la I República fuera un experimento fugaz y fallido no resulta en absoluto sorprendente. Pero también es indudable que en esos años está la semilla de las futuras convulsiones libertarias que viviría la ciudad a lo largo de las décadas siguientes, desde las bombas anarquistas de finales del XIX hasta la Semana Trágica de 1909.

 

Hablando de Antoni Gaudí, la ingesta de alucinógenos es una de las grandes incógnitas de su personaje, unos afirman y otros desmienten; además del recurso literario ¿qué piensas que es más cercano a la realidad?

La obra de Gaudí nos sigue resultando hoy tan misteriosa, tan cargada de enigmas, tan alejada de los cánones tradicionales de la arquitectura de su tiempo, que tratamos de entenderla recurriendo a toda clase de explicaciones ajenas a la propia historia del arte. Los alucinógenos son una de ellas, como también lo es la posible pertenencia de Gaudí a corrientes más o menos esotéricas como la masonería. Yo no creo que Gaudí fuera nunca masón, aunque en su juventud sin duda le interesó un movimiento que en Barcelona tuvo una gran importancia.

Y en cuanto al consumo de alucinógenos, tampoco hay nada que lo demuestre, aunque sí es cierto que Gaudí conocía bien las propiedades curativas de las plantas por tradición familiar, y además era un adepto de las teorías naturistas del doctor Kneipp. También tenemos, claro, la famosa amanita muscaria del Park Güell, y todas esas formas vegetales que cubren las líneas de sus edificios.

La novela juega con la idea del Gaudí fascinado por las propiedades ocultas de las plantas y atraído por los estados alterados de conciencia que su consumo puede facilitar, pero lo hace más como un homenaje al «mito Gaudí» que como una declaración sobre el personaje histórico real.

 

Pocos y buenos personajes, ¿te hubiese gustado dar más protagonismo a alguno de ellos?

Me gusta trabajar siempre con un elenco relativamente reducido de personajes, y que todos ellos estén bien definidos y tengan un papel importante en la novela. Gaudí, Gabriel Camarasa y Fiona Begg son los tres personajes principales de "G", pero en torno a ellos se mueven una decena de personajes más que entran y salen continuamente de la historia, y cuyas acciones influyen decisivamente sobre la misma.

De estos, mis dos preferidos son Margarita Camarasa, la hermana del narrador de la novela, una muchacha de diecisiete años aficionada a los folletines franceses y fascinada por nuestro futuro arquitecto, y Ezequiel, un ladronzuelo que se mueve como pez en el agua por los bajos fondos de Barcelona y que tiene mucho, me parece, de simpático personaje dickensiano. De ambos me hubiera gustado escribir más. 

 

¿Tuviste la tentación de alargar la historia con los sucesos de Londres?

No, desde el primer momento quise mantener esa parte de la historia fuera de la narración. Ciertos hechos que sucedieron en Londres entre 1868 y 1873 están en el trasfondo de todo lo que sucede en Barcelona durante los meses Daniel -scanchez -pardos -cara2finales de 1874 y los primeros días de 1875, pero el lector va sabiendo de ellos paulatinamente a través de lo que los propios personajes descubren según avanza la novela.

 

Reflejas muy bien el papel que la prensa tuvo en la restauración borbónica, su influencia sobre el lector es algo entendible hoy en día; pero, ¿cómo se vivió aquella época con la salida de nuevos diarios tan diferentes entre sí?

Durante las últimas décadas del siglo XIX la prensa se vuelve más popular gracias al incremento de los índices de alfabetización en el país. Eso implica, por una parte, que los diarios traten de atraer a ese nuevo público ofreciendo contenidos más atractivos para unas capas de población percibidas tradicionalmente como incultas, y así nacen los diarios que hoy llamaríamos sensacionalistas. Pero también sucede, por supuesto, que los estamentos de poder ven las nuevas posibilidades propagandísticas que tienen esos diarios que ahora llegan cada vez a más gente. Así es como empezamos a tener diarios con ideologías muy marcadas que entran en competencia unos con otros, y que trasladan a las calles un debate político cada vez más encendido y encontrado. 

 

¿Fue éste el inicio de la prensa amarilla en España?

En el centro de la trama de "G" hay un diario, Las noticias ilustradas, que se presenta como el primer diario sensacionalista de Barcelona. Se trata de un diario ficticio, pero está basado en una cabecera real de la época, The Illustrated Police News, un diario inglés que se dedicaba a cubrir toda clase de noticias relacionadas con el crimen. En Inglaterra esta clase de diarios están en marcha desde la década de 1860; en España tardarían todavía un tiempo en introducirse, pero algunas de sus técnicas empiezan a hacerse ya visibles en los diarios tradicionales durante los años que nos ocupan.   

 

La obra de Gaudí está llena de simbología, ¿qué parte de ella has trasladado a la novela?

El símbolo más evidente de la obra de Gaudí que aparece en el libro es el dragón, una figura mitológica cargada de significados que fascinará al arquitecto durante toda su carrera. La propia letra G del título es también una constante en su obra, como lo son las ya mencionadas formas vegetales. Por otra parte, en el libro hay toda una serie de guiños a la obra futura de Gaudí, desde la mención de la guantería Comella (de la que Gaudí recibirá en 1878 uno de sus primeros encargos) hasta la presencia recurrente de la plaza Real, en la que aún hoy podemos ver las dos farolas diseñadas por Gaudí también en 1878. 

 

¿Volveremos a encontrarnos al señor G en nuevas aventuras?

La novela está planteada como una historia cerrada, con un argumento que se resuelve en sus páginas finales, si bien es cierto que el destino de algunos personajes queda lo suficientemente abierto como para que podamos sentir curiosidad por sus futuras andanzas.

 

He leído que has terminado exhausto después de documentarte, escribir y promocionar la novela, pero seguro que ya tienes algún nuevo proyecto dándole forma en tu cabeza, ¿podrías adelantarnos algo?

Sigo atraído por las posibilidades que ofrece la historia de Barcelona, y estoy dándole vueltas ya a un par de posibles argumentos. Pero aún es pronto para hablar de ello…

 

Estaremos atentos

 

+ Daniel Sánchez Pardos

 

 

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