Anika entre libros

Entrevista a Care Santos por Diamante azul

"Me gusta Margarita Gomis, aunque soy consciente de que es odiosa. Precisamente por eso, es muy interesante como personaje. Los malos son siempre fascinantes."

Zulima Camblor, diciembre (noviembre) 2015 / Fotos: Elena Blanco

 

Siempre es un placer volver a la literatura de Care Santos. En esta ocasión, nos ha sorprendido con "Diamante azul", una novela protagonizada por la familia de la autora desde principios del siglo XVIII hasta principios del siglo XX. La protagonista es su abuela Teresa, una mujer terca y valiente que, en una época en la que a las mujeres se les decía lo que debían hacer, ella decidió su propio destino, el que la haría feliz.

Care es una escritora todoterreno, que se mueve con igual soltura tanto en la literatura adulta como en la infantil y juvenil. Tan sólo tenemos que fijarnos en su bibliografía, en la que obras adultas como "Habitaciones cerradas" o "Deseo de chocolate" se mezclan con otras infantiles y juveniles como "Se vende mamá", "Amaranta" o "Los ojos del lobo".

 

 

ENTREVISTA

 

Care, ¿cuándo y cómo decidiste que la historia de tu familia podría ser el argumento de una novela?

Hace más de veinte años. O tal vez más, desde que mi abuela Teresa me contaba su arrebatadora historia de amor y yo me encandilaba escuchándola. De alguna manera, me debía a mí misma esta historia y se la debía a ella, a mi abuela.

 

En "Diamante azul" aparecen muchísimos personajes, y casi podría decirse que todos son protagonistas en algún momento. ¿Tienes alguno favorito, o les coges cariño a todos por igual?

Por supuesto que tengo mis favoritos, pero no sé si debo confesarlo. Guardadme el secreto, pero Teresa Marqués es una de ellas. También Eustaquia Pujolà. Y el bueno de Avelino. También me gusta Margarita Gomis, aunque soy consciente de que es odiosa. Precisamente por eso, es muy interesante como personaje. Los malos son siempre fascinantes.

 

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Para escribir esta novela has realizado un importantísimo trabajo de documentación, y has conseguido que todos los datos queden plenamente integrados en la historia. Cuéntanos cómo se consigue esto sin dar la impresión de querer darnos una clase sobre ciertos temas como, por ejemplo, el mundo de la tintorería.

Con mesura y con prudencia. La documentación es fascinante pero también es muy peligrosa. Una vez aprendes un montón de cosas que te encantan corres el riesgo de escribirlas de modo que no parezca una novela, sino un ensayo o un artículo monográfico. Esto jamás puede pasar. Tus lectores no tienen la culpa de que tú te hayas pasado meses leyendo sobre algo, o que te hayas enamorado de un tema poco común. El peor pecado que puedes cometer es aburrir a tu lector, o avasallarle con mucha información innecesaria. Tienes que saber encontrar el punto de equilibrio (que suele ser el sentido común) entre contar cosas y contar todo lo que sabes sobre algo.

 

En "Diamante azul" nos encontramos numerosos saltos temporales; podemos estar en un capítulo en 1926, para en el siguiente transportarnos a 1853, y así continuamente. ¿Cómo se arma una estructura tan compleja? ¿La tienes ya en tu cabeza cuando comienzas a escribir, o va surgiendo a medida que avanzas en la trama?

Mis lectores ya saben que el orden cronológico y yo no nos llevamos bien. Me gusta contar las cosas de un modo no lineal, me parece que crea más expectativas, que permite la participación del lector, que es más interesante y refleja más Caresantos -portadael modo en que se nos cuentan las historias en la vida real. Como lectora también suelo buscar novelas con un planteamiento formal y temporal no lineal.

La estructura la tengo en la cabeza desde antes de empezar, soy autora de esquemas y de planes (eso que Stevenson llamó un escritor "de mapa"). A veces, como en este caso, los planes no son tan fáciles de seguir como parecía al principio, pero sirven de guía para seguir adelante. Y siempre escribo en el orden en que la novela va a ser leída, sin excepciones.

 

Eres una escritora que gozas del favor y del cariño del público. ¿Es esto una carga a la hora de ponerte a escribir, o es, por el contrario, un aliciente?

Siempre un aliciente, una ilusión, una gran suerte. Sé que hay personas que están esperando mis libros, y pienso en ellas cuando escribo, y eso me anima todos los días. Sin embargo, es también una responsabilidad. Sé que otros libros míos han gustado, y trato de dar lo mejor de mí para no decepcionar a esos lectores. Ojalá lo consiga.

 

Nos cuentas en tu novela cómo fueron los primeros pasos del cine en Barcelona, con la apertura de las primeras salas. Tus novelas son muy cinematográficas, sólo hay que ver la reciente adaptación que se ha hecho de "Habitaciones cerradas". ¿Piensas alguna vez, cuando escribes, si tus escenas podrían quedar bien en la gran pantalla?

Nunca, más bien todo lo contrario. Me esfuerzo por encontrar una mirada, que siempre viene dada por la voz y por la subjetividad, que sea literaria y no cinematográfica. No quiero escribir guiones novelados, aunque luego se lleven a la pantalla, como he tenido la suerte de que ocurriera con "Habitaciones cerradas".

 

Me ha llamado la atención que la comida y la cocina tienen un lugar importante en la trama. Recuerdo, sobre todo, esa crema de San José, que hacía que se me abriese el apetito cada vez que leía sobre ella. ¿Cuál es tu relación con la cocina? ¿Eres buena cocinera?

Me encanta la cocina. Procuro mantener las tradiciones pero también innovo. Paso muchas horas ante los fogones y más aún compartiendo lo que sale de ellos. Es de lo mejor de la vida. Por eso en mis novelas se me nota esta pasión. Mis personajes cocinan y comen mucho, y procuro decir qué y cómo. Además, en esta novela las recetas -como ocurre en la vida, en las familias- son una forma de memoria. A menudo todo lo que ha quedado de una bisabuela de la que no recordamos nada es el modo en que preparaba la sopa de tomillo. Los sabores son poderosos recuerdos. Me interesaba explorar este hecho en esta historia.

 

En la historia de la familia Pujolà, protagonista de tu libro, hay espacio también para lo sobrenatural, ya que esta familia es poseedora de un reloj que toca sólo cuando alguien va a morir. ¿Tiene alguna importancia lo sobrenatural en tu propia vida?

Lo sobrenatural tiene importancia en la vida de las personas. A menudo, mucha más de lo que somos capaces de reconocer. Yo me tengo por una persona muy escéptica y muy cartesiana, pero me encanta lo sobrenatural como argumento literario. Me interesan las historias sobrenaturales que me cuentan (bastante a menudo) y muchas veces las utizo para mis novelas. Es el caso del reloj de la novela, que está basado en uno que existe en la realidad y que tiene una prima mía. El comportamiento que se describe en la novela con respecto al reloj es idéntico en la vida real, aunque la historia de los orígenes del reloj son ficción.

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La historia de tu abuela Teresa se interrumpe en este libro cuando aún es joven. Sabiendo que tuvo una vida tan interesante, ¿has pensado en continuar contándonosla en una nueva obra? Creo que el personaje lo merece.

Sí lo he pensado, y ya estoy investigando para continuar. No sólo su historia, también las de algunos otros personajes de la trama. Me alegra que pienses que merecen una continuación de la historia. Yo también lo pienso y tengo muchas ganas de escribirla.

 

Es imposible, tras leer tus novelas, que no nos quedemos con ganas de más. ¿Nos puedes contar algo sobre tus próximos proyectos?

Caray, ¡menudo piropo! Muchísimas gracias, lo primero. Uno de mis proyectos más inmediatos va a ser continuar las historias que en "Diamante azul" han quedado a medio desarrollar. No sé si será el próximo, aunque es probable. En todo caso, no tardaré mucho. También tengo ganas de abordar una novela muy diferente, esta vez sin investigación histórica. Me voy pronto una semana de viaje en que me dedicaré a tomar notas y aclararme. Cuando vuelva, sabré cuál de los dos elijo y comenzaré a escribir la primera semana de enero.

 

Para terminar, tú también eres escritora de literatura juvenil. ¿Cuál crees que sería el mejor método para fomentar la lectura en los centros educativos? ¿Eres partidaria de trabajar con los clásicos y libros obligatorios, o sería mejor dejar que niños y jóvenes escogieran sus lecturas?

Yo no tengo soluciones mágicas, pero creo que lo mejor es que todos hagamos nuestra parte del trabajo con seriedad y entusiasmo. La parte que me toca, y de la que asumo la responsabilidad plenamente, es escribir buenos libros para jóvenes. Tratar temas que les interesen, que les emocionen, que les provoquen debate y les permitan pensar, que les muestren la complejidad de la realidad… y, sobre todo, que les den ganas de leer más. Ese es mi trabajo. Procuro hacerlo lo mejor que sé, consciente de lo que nos jugamos todos.

 

Muchas gracias por todo, Care, y felicidades por tu nueva novela, que estoy segura de que va a ser un nuevo éxito en tu carrera.

Muchísimas gracias a vosotros por estar ahí.

 

+ Care Santos

 

 

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