Anika entre libros

Entrevista a Antonia Romero por "Peso cero"

"No es serio reducir el problema a las medidas de una modelo, al aspecto de las actrices de moda o a la ropa talla 36 de las grandes cadenas para jovencitas"

Firma: Rosa Ribas / Fotos: autora / Noviembre 2007

 

Antonia Romero se estrena en el mundo de la edición con la novela Peso cero, publicada en 2007 por la editorial Diálogo de Valencia. En Peso cero esta autora nacida en Barcelona en 1965 aborda con valentía un tema que ha recibido quizás mucha atención de los medios pero que ha sido tratado en escasas ocasiones en la literatura, la anorexia.

En esta entrevista Antonia Romero nos permite conocer un poco más sobre su obra, su trabajo como escritora y sus planes futuros. 

 

 

ENTREVISTA

 

Escribes desde tu adolescencia ¿Es Peso cero la primera novela que escribes o la primera que publicas? ¿Qué guardan los cajones de Antonia Romero?

La primera novela que escribí acabó en la basura, tenía entonces catorce añitos y muchas ganas. Los diecisiete acabaron con ella, con mi diario y mis poemas. Antes de Peso cero escribí otra novela, Nela, que es en realidad mi favorita, y después de Peso cero, El encontrado, una aventura arqueológica. Ahora estoy con la cuarta.

Lo de publicar primero Peso cero viene porque me presenté al Premio de Novela de YoEscribo y quedé finalista, detrás de Alfredo de Hoces y sus "Memorias de un ingeniero", una novela desternillante y corrosiva sobre el mundo de las multinacionales. Podemos decir que con eso la novela dio un paso al frente y se colocó delante de Nela.

 

Te declaras lectora incorregible. ¿Podrías trazarnos un breve perfil tuyo como lectora? ¿Qué autores lees? ¿Qué tipo de literatura te atrae más?

Creo que no. En realidad para mí no hay "tipos de literatura", sólo libros. Recuerdo que cuando tenía quince años podía combinar perfectamente a C. Virgil Gheorghiu con una novela de jazmín. En la actualidad me pasa más o menos igual (sin las novelas de jazmín). Por si sirve de algo, ahora estoy leyendo a Alessandro Baricco y a Ildefonso Falcones. Suelo leer los libros a pares, es una manía como la de empezar las revistas o los periódicos por el final.

 

Y siguiendo con el tema, pero ya desde tu perspectiva de creadora ¿Qué autores o qué obras consideras tus modelos literarios?

Supongo que todo lo que he leído de un modo u otro debe haber quedado absorbido por mi "vena creativa", al igual que todas las personas que he conocido me han ayudado a conformar mis personajes y las cosas que he vivido me han ayudado a imaginar otras vidas. No tengo modelos.

 

¿Cómo fue el proceso de creación de Peso cero? ¿Cómo llegaste a la idea? ¿Cuánto tiempo dedicaste a su escritura?

antoniaromero1Mi manera de escribir es un tanto surrealista. Me resisto. Me resisto mucho. En el caso de Peso cero fue el personaje de Mario el que vino a molestarme. Tenía la imagen de un hombre hundido por el peso de la responsabilidad, angustiado por no poder ayudar a su hija. Lo imaginaba sentado al borde de una cama pidiendo ayuda. Al principio no hago caso, se está tan bien cuando no tienes nada que contar y puedes dedicarte a la familia y los amigos. La idea siempre llega a mí, no sé exactamente por qué, supongo que ves algo en la tele, alguien te explica algo, no tengo ni idea.

El tiempo que dediqué a escribirla, eso ya es otra historia. Primero tuve que documentarme mucho, no puede uno ponerse a escribir sobre un tema como este sin documentarse, creo yo. Médicos, psiquiatras, chicas con este problema, familiares. Incluso las monjas, con ellas también tuve mis charlas. Una vez que te pones a escribir es como una balsa río abajo. Año y medio, quizá.

 

Muy relacionada con la pregunta anterior, aunque va en otra dirección: ¿Qué te movió a escribirla?

En primer lugar lo que te he dicho antes, es la historia la que viene a mí, pero una vez en mi cabeza supongo que es un tema que me resulta muy interesante. Todas las personas que hemos sufrido una adolescencia agitada, con una exacerbada sensibilidad, hemos padecido algún que otro trastorno, alimentario o de otro tipo. En mi caso también fue así. No fui nunca anoréxica, pero podría haberlo sido fácilmente.

Cuando empecé a indagar en el tema me di cuenta que es difícil para las personas del entorno de un anoréxico entender su comportamiento. Que una persona pueda dejar de comer hasta morir no es fácil de entender. Quizá buscaba llegar a comprenderlo yo misma.

 

Creo que trabajas en la enseñanza. Teniendo en cuenta que las adolescentes son uno de los grupos en los más a menudo se dan casos de anorexia, la pregunta surge casi de un modo automático. ¿Refleja Peso cero personas o casos que has conocido personalmente?

Mi única relación con la enseñanza es que trabajo en la Secretaría de un Instituto de Secundaria, no soy profesora, me siento incapaz de enseñar nada a nadie. Todo mi respeto para los profesores. No, Peso cero no es la historia de alguien conocido, aunque hay muchos conocidos en Peso cero.

 

En Peso cero nos encontramos con dos escenarios muy diferentes. Por un lado, la ciudad en la que viven Alicia y su familia; por otro, el monasterio cisterciense donde profesa Isabel, la hermana de Mario, el padre de Alicia y donde esta última vivirá experiencias decisivas. ¿Por qué precisamente un monasterio?

Verás, yo planteo la anorexia como una adicción, si entras en unos de esos foros que ahora llaman pro Ana y Mía (Ana = anorexia y Mía = bulimia) verás que estos chicos y chicas están totalmente "enganchados" a su vida de "abstinencia" y su lenguaje es muy similar al de un drogadicto: "yo controlo, puedo dejarlo cuando quiera, es mi vida y puedo hacer lo que quiera con ella".

La vida que tienen es la que les ha impulsado a su adicción, no creo que haya un culpable, creo que hay circunstancias concretas que encadenadas producen un efecto. No es serio reducir el problema a las medidas de una modelo, al aspecto de las actrices de moda o a la ropa talla 36 de las grandes cadenas para jovencitas. Seguro que eso no ayuda, pero hay algo más, algo que proviene de la vida cotidiana de esos jóvenes, sus circunstancias personales.

Eso me llevó a pensar que si yo tuviese una hija en esa situación lo más importante sería alejarla del mundo, de su mundo. A mi entender, lo más alejado de la sociedad actual es un convento de monjas. Allí apenas necesitas plantearte nada, todo el día está programado y lo único que tienes que hacer es seguir el programa, trabajar y meditar. Nada de responsabilidades, nada de estrés, nada de afán de superación, de deseo de competir. ¿Dónde encuentras otro lugar así?

 

En la novela destaca la presencia de muchos personajes, cuyas historias se entrelazan. ¿Se podría decir que, aunque Alicia sea la protagonista, Peso cero tiene algo de novela coral?

No sé qué decirte, quizá sí, porque Alicia no es en realidad la protagonista, la auténtica protagonista está en la sombra casi todo el tiempo y todas las historias que aparecen hablan de personas, personas que han tenido que tomar decisiones, que se han visto obligadas a escoger un camino que no siempre ha sido el que esperaban. Como la vida misma, que diría mi madre.

 

¿Hay algún aspecto, algún personaje o algún momento de la novela que te haya resultado especialmente difícil?

Sí, he de reconocer que hubo un par de veces que tuve que dejar de escribir para poder llorar a gusto. No soporto ver que alguien tira la toalla.

 

En la escritura hay también momentos de gran alegría, en los que el autor o la autora tiene la certeza de haber logrado "algo", a veces se trata de un pasaje cuya redacción ha disfrutado, a veces de un problema resuelto, a veces es más bien la sensación de haber descubierto algo que antes de escribir no se sabía. ¿Has pesocero-portadaexperimentado alguna sensación así durante la elaboración de tu novela?

Muchas veces. En realidad, tengo la impresión de que el escritor es un lector que simplemente lee la novela antes de que sus dedos hayan acabado de teclearla en el ordenador. Pero no mucho antes. Muchas veces me sorprendo por el giro que da una parte de la historia que no es el que yo creía, o me irrito con un personaje.

 

¿En qué momento da un autor la novela por terminada? ¿Fue una decisión o más bien la impresión de que ya estaba concluida?

Nunca está acabada. Debes dejarla ir porque si no la vapulearías tanto que al final no la reconocerías como tuya. La historia que quieres contar, sí, esa la terminas y sabes que ha terminado. Ves a tus personajes avanzar y de pronto se giran y te miran, quieren que les dejes ir. Ahí termina la historia.

Pero la novela es otra cosa. Primero la dejas dormir unos meses en un cajón, te olvidas de ella, te la sacudes de la piel porque te ha seguido a todas partes y quieres perderla de vista un tiempo. Después empieza la revisión, quitar de aquí y de allí, y más de aquí y más de allí. Hasta que tienes que decir basta o no quedaría ni el título.

Un buen título, por cierto, es una de las cosas que más me gustan de la novela (sonríe).

 

¿Cómo es un día de Antonia Romero, escritora?

Ahora un poco más complicado, cuando escribí Peso cero había solicitado una excedencia y tenía más horas para escribir. Me levantaba a las seis de la mañana y sólo paraba para llevar a mis niños al cole. Toda la mañana dedicada a lo que más me gusta hacer y cuando volvían a casa para comer me encontraban dispuesta a ser mami a tiempo completo.

Ahora que he vuelto a trabajar he tenido que cambiar mis horarios y escribo por la tarde, es más complicado, a veces incluso irritante. Procuro no quejarme y tomarlo con filosofía.

 

Publicar no es fácil. ¿Podrías contarnos un poco sobre tus experiencias a la hora de conseguir un editor?

Publicar es dificilísimo, Rosa. Tengo una colección de cartas, que prometo no publicar si algún día me hago famosa, de numerosas editoriales que después de decirme lo original y fantástica que era mi novela añadían el temido "pero no podemos publicarla".

También tuve una experiencia muy desagradable con una mal llamada editorial que me hizo viajar hasta Madrid para ofrecerme que yo publicase con mi dinero, después de haberles insistido en que no me interesaba la autoedición, ni la coedición. Lo que más siento es que las lágrimas no me dejaron ver "La rendición de Breda" a gusto.

Aquello, he de reconocer que me desinfló bastante, no sabía en quién podía confiar. Decidí enviar las diez primeras páginas de mi novela a unas cuantas editoriales. Entre los que me contestaron estaba Cristóbal Aguilar, de la Editorial Diálogo.

  

Tu novela no sólo trata un tema muy actual, sino también difícil. ¿Cómo está siendo la recepción de Peso cero?

Creo que va bien, teniendo en cuenta que soy novel y mi madre se llama Maravillas Sánchez… No tengo datos en los que basarme, recibo correos de gente que ha leído mi novela y como en la solapa está la dirección de mi blog, llegan a él y consiguen mi e-mail. Alguien que se toma tantas molestias no te escribe para decirte que tu novela va muy bien para calzar una mesa que cojeaba. Sólo dicen cosas agradables, emocionantes e incluso ruborizantes. Pero cifras reales, no tengo, Cristóbal Aguilar me responde siempre que le pregunto "tranquila, Antonia, tranquila" y yo me acuerdo de aquella llamada de Pujol al Rey el 23F.

 

Además de lo que escribes "en papel", desarrollas también una intensa actividad en la red. Tienes dos blogs propios "Antonia Romero" y "Firmas invitadas" y colaboras en otros blogs. ¿Qué te aporta cada uno de estos dos soportes? ¿Escribes de otra manera en la red?

Rosa, querida, no sé si te has dado cuenta pero el día sólo tiene 24 horas (vuelvo a sonreír), los blogs son una reunión de amigos. Es curioso porque cuando miro las estadísticas de "Antonia Romero" y veo que tengo unas dos mil visitas distintas al mes me digo a mí misma ¿y dónde iba a meter yo a toda esta gente si quisiera invitarles a café? Claro que después ves que a Fuckowski (alias Alfredo de Hoces) le entran 999.999 y te dices; eres una mota de polvo en la red.

Lo que tampoco entiendo es por qué tengo tan pocos comentarios. De verdad que no lo entiendo. Entro en otros blogs en los que escriben dos frases y cuelgan una foto y tienen sesenta comentarios. Ya lo decía mi padre: el mundo no es justo, hija, estás castigada.

En cuanto a mis "Firmas invitadas", es mi cuarto para las visitas, allí están los caramelos que me han dejado algunos amigos antes de regresar a sus casas.

 

¿Crees que las posibilidades que ofrece la red, tanto por lo que se refiere a la publicación como a la lectura, van a cambiar nuestra forma de aproximarnos a la literatura?

Yo leí el primer libro de El conde de Montecristo, de Alejandro Dumas, en la pantalla del ordenador y he de reconocer que me destrozó las cervicales. Disfruté mucho más los otros cuatro aunque estuviesen en un solo tomo. El libro era un peso pesado y tenía que apoyarlo en un cojín para no hacerme daño en las piernas, pero aún así, no hay nada como el tacto de las hojas y la sensación que uno siente cada vez que pasas una.

Yo soy una forofa del ordenador, de Internet y de todo lo que tenga que ver con las nuevas tecnologías. Pero, los libros, de papel... Los acaricio e incluso me gusta su olor. Para comprar, quizá sea más cómodo, pero ¿y esas tardes de sábado recorriendo tu librería favorita? Ojeando lo último, revisando aquel clásico… No, hay cosas que no pueden sustituirse fácilmente.

 

Ya para terminar. ¿Estás embarcada en un nuevo proyecto literario? ¿Nos puedes adelantar algo al respecto?

Sí, estoy escribiendo una novela en la que me divierto desarrollando la idea de que igual que el mundo es siempre el mismo, nosotros también. Una idea que me surgió después de leer a Nietzche, en una teoría que descartó por no poder explicársela a sí mismo de un modo convincente. Dos historias que se mezclan y entrecruzan. Una, ocurre alrededor del año 1000, en la Ribagorça, en un pueblo imaginario llamado Riell, a caballo entre Boí y Taüll. La otra se desarrolla en la actualidad.

Me queda un largo camino que recorrer aún.

 

Muchas gracias, Antonia, por concedernos esta entrevista. Y mucho éxito, tanto con ésta como con tus futuras publicaciones.

Gracias Rosa, ha sido un placer.

 

El claustro en el que se inspiró para su novela

antoniaromero-claustro 

 

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