El estigma

Opinión:

No debería ser posible hoy en día desconocer la existencia de Emmy Hennings, desde que en los últimos años el mundo editorial -tanto en España, de la mano de la editorial El Paseo, como en Alemania- se ha venido redescubriendo su obra. Famosa por su colaboración en la creación del Cabaret Voltaire, núcleo neurálgico del dadaísmo en Zúrich, y pareja sentimental de Hugo Ball, Emmy Hennings destacó en su tiempo como una gran novelista y poeta, autora de las novelas "Cárcel" (1919) y "El estigma" (1920) y de algunos versos sueltos, "Estrofas del éter" (1913), que se han editado junto a aquella primera novela.

En "El estigma" nos encontramos, por fin, con la madurez literaria de Emmy Hennings. Se trata de una nueva incursión en la autoficción -cuando esta aún no estaba de moda- para hablarnos sobre las dificultades que vivían las mujeres en la Alemania de los 'felices' años veinte. Su protagonista, Dagny, intercala largas reflexiones de carácter existencialista y, sobre todo, muy pesimista, con el relato de una vida difícil y llena de penurias. Su éxodo a Colonia, en busca de trabajo, se ve truncado por la realidad de la gran ciudad: por mucho que se esfuerce, la competencia es terrible. Dagny logrará ser cantante en un cabaret, y también camarera, e incluso llegará a participar en espectáculos de teatro como actriz. Sin embargo, en sus días más duros se ve obligada a ejercer la prostitución para sobrevivir.

La voz narrativa de la novela, escrita a modo de diario, es posiblemente una de las expresiones más desoladoras que pudieron expresarse en aquel primer cuarto de siglo sobre la vida doméstica. Una y otra vez Emmy Hennings lleva a su protagonista, mediante esas confesiones tan humanas, a reflexionar sobre el sentido de la vida, sobre el papel del individuo, sobre el azar, el destino e, inevitablemente, la muerte. "El estigma" es una novela dolorosa, muy sentido, escrita desde el rencor a una vida de sufrimiento. En su día, como nos recuerda el magnífico prólogo de esta edición, Hermann Hesse la enalteció con estas palabras: «Un libro confesional, con mayor fuerza que "Cárcel", de la misma autora. Sus páginas son tan bellas como solo pueden serlo las de Hambre de Hamsun. ¡Filisteos de toda clase, leed este libro y avergonzaos!».

Darío Luque