José Carlos Somoza

José Carlos Somoza - Políticamente yo

¡Temblad, lectores!

¡TEMBLAD, LECTORES!

 

Es cierto que el autor sevillano Luis Manuel Ruiz es culpable confeso y público de perpetrar algunos de los mejores asesinatos literarios en castellano de la nueva generación, aunando una prosa muy cuidada con la pirotecnia de una trama a la que le sienta bien el traje de lo "original" (que no nos sienta bien a todos, aunque pretendamos haberlo comprado en la misma tienda):El criterio de las moscas, Solo una cosa no hay, La habitación de cristal, Obertura francesa, Tormenta sobre Alejandría o El hombre sin rostro, avalan la calidad de su obra. Esta última, en particular, con una trama frenética a 30 kilómetros por hora (pero 30 km/h de los de antes, que valían más) es difícilmente superable. Sin embargo, en su última novela Temblad villanos (Premio Málaga de novela 2014) ha logrado -en opinión de este modesto lector/autor- precisamente superarse.

 

No es difícil resumir la idea tras los bastidores que ofrece la última novela de Luis Manuel Ruiz: un misterio tejido de asesinatos y enigmáticas viñetas de cómics. Ya en sí mismos los cómics son una presencia curiosa (y curioso que sean tan curiosos) en nuestro mundillo de novela negra o de fantasía. Aunque muchos de los autores que cultivamos estos Temblad -villanos2perversos géneros somos aficionados al cómic y al cine por igual, este último cuenta con un más que nutrido monumento de novelas en su honor, en comparación con el más exiguo del mundo de Hugo Pratt, Milo Manara o Frank Frazetta… No digamos si añadimos nombres como Hergé y su Tintín o Goscinny-Uderzo y su Astérix, o incluso (venga, vamos a decirlo todo) Ibánez y su magnífico Mortadelo. Pese a la indudable importancia que en la cultura de géneros de nuestro país han tenido estos creadores y creaciones, un prurito de… quizá dignidad mal entendida o precaución peor entendida nos ha refrenado siempre a los que hemos sentido la tentación de incluirlod en nuestras depravadas, perversas, terroríficas y eróticas novelas. En un mural del último piso del Museo del Sexo en Nueva York figuran los, al parecer, únicos dibujos obscenos de personajes de Disney que escaparon a la cacería de los infatigables abogados de la compañía… Yo lo he visto y, sinceramente, señores: contemplar a Blancanieves en un gang bang con los siete enanitos (cortitos en casi todo) no puede ni compararse a mencionar al dulce Tintín y al cariñoso e inocentón Mortadelo del "¡mire que llega usted a ser burro, mire que…!" en una trama literaria que haría palidecer a un Hitchcock y que nada tiene que envidiar al gore de un Thomas Harris y su Hannibal Lecter. Sin embargo, Luis Manuel Ruiz los hace encajar con suavidad de bala en la recámara de una pistola bien aceitada, casi ni oímos el clic.

 

Y no es esto lo único que hace. En la trama avasalladora de "Temblad villanos" aparece un elenco de personajes inolvidables como el inspector amante de Bach, el niño amante de la relatividad (que odia a Bob Esponja), el coleccionista de palíndromos, el experto en lenguas vivas, muertas y momificadas… y un largo etcétera, definidos con la prosa incisiva y profunda a la que nos ha acostumbrado su autor, junto a un suspense que, en ocasiones, nos escalofría. Añadiré que es una de esas buenas novelas policiacas en las que los protagonistas se enfrentan a un caso pero el lector se enfrenta a varios… y Luis Manuel Ruiz logra acorralar nuestra imaginación y dar un bonito jaque mate al final.

 

Todos esperábamos el retorno de Luis Manuel Ruiz con algo bueno y novedoso, y cuando salió El hombre sin rostro confirmé las expectativas: pero Temblad villanos es el anuncio de que puede superarse a sí mismo. Temblad, lectores.

 

José Carlos Somoza

 

 

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