Anika entre libros

Presentación de "Entra en mi vida", la nueva novela de Clara Sánchez sobre niños robados

Lidia Casado, abril 2012

 


Clara Sánchez vuelca en su nueva novela sus inquietudes sobre la trama de niños robados en España

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"Entra en mi vida" es toda una declaración de intenciones: es una invitación a formar parte de la vida de alguien. En el libro, de la familia que sospecha que el bebé que dieron por muerto no falleció realmente a este bebé, ya adulto, una vez encontrado. Pero, en la realidad, también es una invitación de la autora a conocer su propia vida, su forma de entender y analizar el mundo que nos rodea, el mundo que compartimos. Porque en "Entra en mi vida" vuelca buena parte de los sentimientos, las emociones, las reflexiones, las preguntas, las situaciones que le han ido surgiendo a raíz de la importancia que han ido cobrando, en los últimos años, los casos de niños robados en España. Como ella misma admite, "he volcado en la novela todas aquella cosas que me han movido por dentro", al hilo de la actualidad.

Es más, la invitación a entrar en su vida fue literal en la presentación de su nueva novela, celebrada en Madrid, el pasado 20 de marzo. Allí, una emocionada Clara Sánchez desveló a los presentes que la idea de escribir una novela sobre este tema había surgido de una experiencia personal. Así, contaba que cuando empezó a escuchar noticias y denuncias sobre niños robados se acordó de lo que le ocurrió a ella el día que dio a luz a su hija. Fue en 1982, en Madrid. Por aquel entonces, vivía en Denia (Alicante) pero, por circunstancias, se puso de parto en Madrid. "Una chica sola, aparentemente soltera, dando a luz…. Me podía haber pasado a mí", recuerda.

Durante el parto, su madre no se separó de ella. Y constantemente repetía a enfermeras, médicos, matronas y a todo el que se acercaba a su hija que su marido llegaría en seguida. Clara Sánchez confiesa que se sintió avergonzada ante tanta insistencia y que hasta se enfadó con su madre a cuenta de "tanto mencionar lo del dichoso marido". Cuando empezaron a conocerse los casos de niños robados, recordó todo aquello y la actitud de su madre volvió a su mente. "A lo mejor había oído algo, a lo mejor era algo que se intuía, o se había escuchado, o se comentaba en pequeños círculos en la época", aventuraba en la presentación del libro la escritora. Algo que se rumoreaba, pero no se decía en voz alta. Algo que se sabía pero no se denunciaba. Algo que dolía pero que se tapaba.

La historia que cuenta la novela es totalmente inventada pero pintada sobre el telón de fondo de la realidad histórica, una de las notas características de la novelística de Clara Sánchez. Como ella misma admite, siempre hay una base real, una realidad social sobre la que construye una trama ficticia. En el caso de "Últimas noticias sobre el Clarasanchez4paraíso", el telón de fondo lo ponía la nueva vida en las urbanizaciones situadas a las afueras de las ciudades que se iba abriendo paso en la época de su elaboración (fue publicado en el año 2000, Premio Alfaguara de Novela de aquel año). En su, hasta ahora, última novela, "Lo que esconde tu nombre" (Premio Nadal 2010), el fondo sobre el que colorear la historia de Sandra y la de Julián lo creaban los felices nazis afincados en las costas españolas.

No hay, sin embargo, denuncia en las novelas de Clara Sánchez. Al menos, no de una forma palpable, intencionada, que se convierta en protagonista de la novela. La autora sólo expresa sus emociones, sus propios sentimientos, sus propias dudas, al hilo de los hechos que desencadenan su escritura. La denuncia surge a posteriori, cuando el lector asimila lo que acaba de leer y lo pone en relación con lo que ha oído, ha visto o ha leído antes; cuando conecta su propio mundo al universo inventado por la escritora, al cosmos en el que se ha desarrollado la historia que acaba de vivir.

Y digo vivir (y no leer) porque una de las grandes cualidades de Clara Sánchez como novelista es la de conseguir que el lector se sumerja en la historia, la haga suya, la viva. Sus novelas crean personajes de esos que se mudan a tu cabeza, que se quedan a vivir en tu memoria, de esos que, al cabo de los meses, acabada la novela, conservado el libro en la estantería, aplacados los comentarios laudatorios y las entusiastas invitaciones a tus amigos para que compartan contigo el placer de haber leído una novela como ésa… en ese momento, en el que otros libros y otros personajes comienzan a transitar por el túnel del olvido, justo entonces es cuando te sorprendes a ti misma preguntándote: ¿y qué habrá sido de Sandra (o de Julián o de Félix y Julia…)? ¿Qué tal les habrá ido la vida desde que no sé de ellos?

Verónica y Laura, las dos jóvenes protagonistas de "Entra en mi vida", también tienen todas las cualidades para lograrlo. Ellas dos representan los universos opuestos, complementarios, que se van alternando en la Clarasanchez6novela: el de la familia que sospecha, que lucha por saber, a cuyos miembros esa duda no ha permitido crecer, ser felices, vivir tranquilos; y el de la familia que no sabe, o no duda, o no muestra, la que ha sido feliz, ha vivido tranquila. Y en medio, como un gran tabique por derrumbar (o no), la incertidumbre, la gran pregunta: ¿quién tiene el derecho a romper esa tranquilidad y esa felicidad para aliviar su propia insatisfacción, su propia desdicha?

Y es que, como enfatizó Clara Sánchez en la presentación de la novela, la lucha psicológica, los conflictos interiores que han tenido que vivir las familias que, en la realidad, se han visto en esta situación fueron determinantes a la hora de escribir la obra. Tanto que, como ella misma admitió, la novela descansa en la intriga psicológica: "está hecha de sospechas, de dudas, de miedo… tanto a saber la verdad como a no saberla; a cambiar la vida de otra persona".

En este sentido, "Entra en mi vida" no rompe la trayectoria narrativa de Clara Sánchez, trayectoria que muestra su preocupación (y su afición) por el entramado mental que sustenta a las personas (entramado mental consciente, como es el caso de esta nueva novela, o inconsciente, como ocurría en "Presentimientos"). Sus obras siempre descansan sobre la construcción psicológica de los personajes, el análisis de su personalidad (reflejo de los caracteres reales que nos ofrece este siglo XXI) y el componente psicológico de las personas casi tanto como en cierto toques policíacos, de investigación, de misterio por resolver, de pistas que hay que ir hilvanando para resolver el puzle, de thriller literario.

Sobre esta capacidad de crear un cierto halo de misterio que se cuela entre las acciones (y la reflexiones) que van dando forma a la novela habló en la presentación del libro la editora de Clara Sánchez, Silvia Sesé, quien explicaba también cómo la obra va superponiendo las voces de esos dos universos paralelos que están a punto de confluir, de Clarasanchez5manera que nos permiten conocer la historia desde dos puntos de vista distintos. Además, cada una tiene su forma de enfocar, capear y contar la vida, con lo que la diferenciación queda aún más clara. Quedan, así, enfrentados (pero complementándose, ofreciendo una idea más global al lector) una vivir en constante alerta frente a un vivir tranquilo y relajado.

"Es una novela destinada a encarar el miedo, a tomar la vida de una forma franca, sin esconderse", añadía Sesé, y ponía el acento es destacar la relación madre e hija que se establece en Verónica y Betty, relación que ofrece "un análisis emocional e inteligente" de este lazo familiar y emocional.

Finalmente, Sesé destacó en su intervención que nos encontramos ante una novela "llena de sorpresas. También lingüísticas", haciendo referencia a esos giros de la trama que incluye Sánchez en sus novelas y también a su forma característica de narrar: "es una prosa que surge sencillamente, que fluye pero que, de repente, te regala un momento de gran belleza literaria".

Tras las palabras de la editora, una emocionada Clara Sánchez agradeció a la editorial que "crean en mi literatura" y comenzó a explicar los motivos que la llevaron a escribir esta novela, empezando por la anécdota sobre su propio parto. Si hay una palabra que destacó por encima de todas las demás en el discurso de la escritora esa fue "sobrecogida", lo que da una buena muestra de cuáles son los acicates que mueven la narrativa de Clara Sánchez.

Sobrecogida, primero, por las propias informaciones que se han ido conociendo sobre los casos, la trama y las consecuencias, informaciones puntuales cuando Clara empezó a escribir su novela, pero que "han ido creciendo con ella", como ella misma señaló, aludiendo al grandísimo interés mediático y social que estos casos están logrando en los últimos meses.

Sobrecogida, también, cuando reparó en que le podía haber pasado a ella, en que le podía haber pasado a cualquiera, dado que los casos no se focalizan en una provincia, ni en un hospital, ni en un equipo médico, sino que se extienden por toda la geografía española hasta el punto de que, según las estimaciones, podrían afectar a cerca de 30.000 niños. Ahí es nada.

Sobrecogida, porque no estamos hablando de algo ocurriera durante el franquismo, sino que se prolongó hasta bien entrada la década de los noventa. O sea, hasta antes de ayer, como quien dice. Demasiado tiempo sin que nadie haya dado la alerta o sin que alguien haya tomado en consideración una denuncia, una sospecha, uno de esos casos.

Y no menos sobrecogida, porque las personas implicadas en la trama de robos de bebés son personajes en las que depositamos toda nuestra confianza, social y personal: médicos, enfermeras, matronas, religiosos, hospitales… Son personas "que visten el uniforme de la bondad", según las definió la escritora, quien lamentaba que estos hechos hayan creado "una gran desconfianza en toda la sociedad. Y para vivir, hay que conservar cierto candor, cierta inocencia". Clara Sánchez aludía también, con pena, a que esta desconfianza no es superficial, "es una Clarasanchez7desconfianza profunda, que nos hace dudar de todos y que convierte a quien tenemos enfrente en un completo extraño".

 

En la fotografía con Lidia Casado

 

Una vez acabada la presentación, celebrada en el restaurante BeChic, en Madrid, los asistentes (unos 35, según la editorial -Destino-) degustamos un delicioso menú acompañado por una no menos deliciosa conversación con la autora. En un ambiente más relajado, menos formal, sin cámaras, ni focos, ni micrófonos, pudimos charlar con Clara Sánchez sobre la actualidad, sus obras, sus personajes, su forma de entender la literatura y los hábitos (buenos y malos) que escoltan y sustentan su escritura. ¿Me dejará contar cuál fue el vicio que mantuvo mientras escribía esta novela? Supongo que sí, porque no hace daño a nadie… Fue algo tan sencillo como comer pipas en cantidades industriales.

Y es que así es Clara Sánchez: una mujer tan sencilla como extraordinaria literata, una mujer que busca la naturalidad en su escritura porque no entiende la vida sin esta cualidad; que rehúye lo artificioso, lo falso, lo grandilocuente… porque no lo necesita para llamar la atención sobre lo que cuenta; una mujer capaz de construir grandes monumentos literarios a partir de las historias más pequeñas, de momento cotidianos, de incertidumbres diarias, del germen de la noticia; una mujer en cuyas obras estallan pequeñas estrellas de hermosura sobre el cielo nuestro de cada día.
 
 
1ª Foto © Karina Beltrán

 

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