Anika entre libros

Premio Planeta 2016. 1. Antes de todo... y durante

Anika Lillo, octubre 2016

 

Preparativos. PRIMERO FUE EL VERBO. En mi caso, primero fue la uña.

Pues resulta que me compré un pintauñas este verano muy bueno. No, muy bueno no, buenísimo. Era italiano y costaba muchísimo quitarlo con el quitaesmalte de toda la vida, así que pensé que era el ideal para irme con las uñas pintadas de blanco a los Premios Planeta, porque siendo una laca de uñas de duración seguro que no se estropeaban. Me las pinto y zas... se me rompe la uña del dedo gordo, y no por arriba, si no por medio. Ya sabéis, que te vas enganchando en la ropa, en el pelo -y en todas partes- y te toca empezar a cortar ya poco a poco o, para evitar el corte, poner una tirita. Como llevar un dedo en apariencia mutilado no me molaba mucho, me puse una tirita. Ay... Llega la noche y no sé por qué puñetas me da por quitarme la tirita para dormir. Madrugo porque toca coger el tren en la capital y yo vivo en las afueras, y antes de irme me percato de que no me había puesto la tirita. ¡Horror! El pegamento que había quedado adherido a la uña se había agarrado a toda la porquería imaginable y mi uña era blanca pero con manchitas de polvo y esas cosas (¡ácaros, seguro que había ácaros! Muertos, eso sí porque el pegamento debe ser letal). A partir de entonces podéis imaginarme los tres días como "mujer pegada a una tirita" (a varias, me llevé una caja. Nota: No os compréis las cuadradas azules, son un timo. El plastiquito azul se cae).

Cuando llego a la estación busco rápidamente los baños antes de ponerme a la cola del tren, y mecaguentóloquesemenea. ¡Cerrados!. Como es imposible que los baños estén cerrados buscamos y encontramos unos baños privados por los que hay que pagar para entrar. Sí, ya sé que en Barcelona hay, también entré en esos, pero si veis los baños de la estación Joaquín Sorolla de Valencia os caéis para atrás. Qué lujo. Daba un poco de yuyu meterse en el cubículo -un lujo tremendo- porque una especie de tablet era, en realidad, el "botón" de tirar de la cadena, y uno podría pensar que te estaban mirando el culo mientras te bajabas los pantalones, jajajaaa. Y ahí no faltaba de nada: fuera, frente a un enorme espejo, crema para las manos, laca para el pelo, perfumes... De todo. Claro, cuando a la vuelta entré en el de Barcelona esperando encontrarme lo mismo y vi lo que vi me quedé muerta. Simples cuartos de baño que ni fu ni fa. Os están tomando el pelo, amigos. Deberían ser de entrada gratuita.

Al salir, cuando voy a coger el tren, casi me vuelvo para casa. Conforme me acerco por el pasillo a la vía veo dos ¿policías militares?. El primero estaba hurgando en la mochila de una chico, y el segundo miraba al frente -hacia donde estaba yo- con un cacharro mortal entre manos. El arma era enorme, muy tocha (no es como cuando veo una araña que yo la veo gigante y los demás me dicen que es pequeña, esta de verdad de la buena que era muy grande), tipo fusil pero en tocho y ancho metal. Me entraron ganas de salr por piernas ¿Alerta máxima?, ¿posible atentado? No se ponen en la entrada de las vías dirección Barcelona y Madrid dos guardias (porque policías normales no eran) o policías militares con un arma que acojonaría a Bruce Willis sólo para adornar. Delante de mí iba un tipo, el guardia del arma le preguntó adónde iba, el tipo se desvió y se acercó a él para responderle, yo seguía caminando y prácticamente me tropecé con el tipo. Qué mal rolliiitoooo. A mí no me preguntaron nada -gracias a Wilde- pero como parezco buscar el peligro fui yo quien se dirigió a él preguntándole si iba bien encaminada. Me dijo que la azafata podría decírmelo y me indicó dónde estaba. El caso es que si todos los años me voy emparanoiada pensando en atentados y lo primero que me encuentro al llegar al tren es ¡ESO! ...para salir pitando pero hacia atrás...

 

Y EN EL TREN las cosas no mejoran...

El primer año perdí el tren, y este tercer año fui precavida y pedí a la responsable que me pusieran el mismo horario que a mi compañero habitual y paisano, Alfredo. Y pensando que viajaríamos juntos empecé a pensar que algo había pasado cuando el tren salió, Alfredo no aparecía y el asiento al lado del mío seguía vacío. "A ver si se ha dejado barba larga tipo musulmán y le han parado los polis militares y por eso ha perdido el tren", pensaba yo... Mi mente calenturienta no me abandona. Especialmente cuando me meto en sitios cerrados o veo tipos con cara de tipo duro y armas enormes y mortales entre los brazos.

Y teníais que haber visto las caras de pánico que pusimos quienes estábamos instalados en el último vagón (primero en salir) cuando se puso en marcha y empezó a chirriar. Qué miedo. Parecía que fuera a salirse de las vías, que no encajaban bien. Horrible. Además se movía muchísimo, así que al principio salí de Valencia con miedo y sin posibilidad de leer por el movimiento.

No sé cómo sería antes de la era tecnológica esto de ir en tren pero aquí 1 leía un libro (yo), 1 hacía deberes, 1 usaba un portátil, 1 estaba con el móvil, 1 leía un periódico (después una revista), 1 dormía con el libro a mano, y una pareja charlaba. Variedad en un minivagón.

Me pasé casi todo el viaje en el asiento del pasillo y cuando ya era evidente que allí no se sentaría nadie, me cambié a la ventanilla. Pasamos Tarragona y empiezo a ver la feliz llegada... cuando nos dicen que había habido una "avería" en la costa y nos desviaban hacia el interior. que tardaríamos sólo 40 minutos. Na, cuarenta minutos. NA PARA ELLOS. Para empezar tardamos en llegar 55 minutos y cuando llegué a Barcelona y salí corriendo a coger un taxi que me costó de-ma-sia-do para mi no-sueldo, me encuentro con que en el hotel YA NO HAY NADIEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!

NO HAY NADIEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!

NO HAY NADIEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!

NO HAY NADIEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!

Así me sentí. Sola y un poco perdida. Si me quedaba en el hotel me perdía la rueda de prensa y la comida. A ver de dónde sacaba yo tanta pasta para gastar en otra comida -la del sábado también es por libre- si el taxista ya se había fulminado mi almuerzo.

Nota: Durante la comida, alguien me dijo que "avería" era la noticia oficial habitual cuando había habido arrollamiento. Glups.

 

Lecturas de tren y Twitter

Por si no se ven bien -el tren se movía mucho cuando hice la foto- los libros son "Los bosques imantados" de Juan Vico (Seix Barral. Lo acabé en el hotel), "Alicia en el país de las maravillas" de Lewis Carrol (Austral. Lo empecé en el tren de vuelta) y "Un susurro en la oscuridad" de Louisa May Alcott (Hermida Ed. Será el siguiente en leer) 

Twitter -tren

 

Llegué a la rueda de prensa en otro taxi y empecé a plantearme si me valía la pena hacer estos viajes. Yo no gano dinero, me toca gastar una pasta que me cuesta mucho conseguir, y en cambio trabajo mucho. En esta gala me ha faltado motivación porque el resto de la gran fiesta de la literatura tampoco fue como esperaba.

 

RUEDA DE PRENSA

¿Y yo qué hagoooo aquíiiii?

(En este título hay que poner la voz psicofónica de la parafonía de Germán de Argumosa. Si no la conoces pincha aquí)

Nota anexa: Iba a corroborar que la psicofonía pertenecía efectivamente a Germán de Argumosa y en la búsqueda me ha saltado un anuncio que decía "¿Quieres alargar tu miembro 20 centímetros?". Para interesados: Pones palabras clave (frase de la psicofonía y palabra "psicofonía"), entras en el foro de antronio (de Chile, y con R en medio) y si quieres te apañas un nuevo miembro más largo. Feliz alargamiento para los decididos.

 

Como el año anterior, se celebró en el Recinto Modernista de Sant Pau y como ya puse fotos el año pasado, os pongo tres realizadas desde el interior (nuevas) porque hay que reconocer que el sitio es una auténtica belleza.

 

Santpau

 

Santpau2

 

Santpau3

 

En la rueda de prensa -petada y ya empezada- José Creuheras, presidente del Grupo Planeta, hablaba de la piratería y de que aquello suponía una falta de respeto al propio escritor. Después de un largo monólogo (cuyas frases más llamativas aparecen en todos los diarios de aquel mismo día) le cedió la palabra a Jesús Badenes (a quien conocí en las ponencias de Verines) y le echó piropos porque lo consideraba un entusiasta de los libros y de su trabajo con ellos. Si me conoce a mí me hace un altar... Ejem...

 

Ruedadeprensa1

 

Como iba diciendo, en la rueda de prensa la mayoría de periodistas tomaban notas -como solía hacer yo- y enviaban noticias rápidas a sus medios online. Saqué unas fotos, escuché (en gran parte lo que escucho todos los años) a Creuheras, Badenes y a Juan Eslava Galán, que se encargaba como siempre de hablar de las novelas, y salí a respirar porque me moría de calor.

¡Y esa es otra! Vamos a ver ¿no estaba lloviendo a lo bestia en Barcelona? Allí que voy en mi maleta con todo de manga larga y una cazadora súper mega invernal, ¡y me he pasado tres días sudando y sin manga corta! Una de dos, o el tiempo está loco o llevo el sol allá donde voy (toma cursilería).

 

Momento pantalla con la imagen de los manuscritos y Eslava Galán hablando de los libros

Ruedadeprensa2

 

En fin, en aquella rueda de prensa, además de lo de siempre (se suele insistir mucho en el tema piratería y de lo que supone ya el grupo Planeta y hasta dónde quieren llegar), se recordó que según estadísticas en cada casa había por lo menos dos premios Planeta, y que este año -también estadísticamente- se lee más que hace veinte años. Es verdad que a Badenes se le nota la pasión por su trabajo, al menos lo transmitía, pero el calor no daba tregua y acabé saliendo tras el vídeo de todos los ganadores y la información sobre las novelas por parte de Eslava Galán. Empezaban las preguntas de los periodistas y yo no tenía nada que preguntar.

 

Fotografía del momento vídeo donde aparecen todos los ganadores del Premio Planeta

Ruedadeprensa3 

 

Después vino la comida donde sólo me hice una foto con mis dos compañeras de mesa. A mi derecha estaba el responsable de la revista Pronto y a su lado un chico con el que ya coincidí el año anterior (en aquella cena en la que todo picaba y sólo pude comer berberechos y papas) y con el que hablamos de series de televisión. Él me hizo de fotógrafo.

 

Comida1

 

En la comida... pescado. Como no me vuelve loca el pescado arramblé con lo demás y el postre y empecé a digerir mal esa comida.

 

Barcelona espectacular

Por la tarde tuve una reunión que no viene a cuento pero por la noche hubo más... La cena fue el inicio de los llamados Premios Planeta del Pescado. Nos llevaron a un enorme edificio llamado Edificio Colón en cuya planta número 23 (¿Os he dicho que tengo vértigo?) tomamos unas copas. Bueno, tomaron. Yo no suelo beber sin comer. Aquel lugar y desde tan alto se podía ver TODA BARCELONA. De hecho podías rodear el edificio, de terraza en terraza y seguir viendo Barcelona. Espectacular.

A partir de cierta altura el resto era cristal y la gente hacía fotos alzando los brazos. No está diseñado para bajitos, eso os lo digo ya. Con mi altura es imposible que la cámara supere la barrera del cristal y con la cámara iba a saltar el flash y no se iba a ver nada. Hasta que probé con el móvil y vi que tenía suerte, pero ya estaba en la última terraza donde sólo se veía el puerto.

 

Vistas desde el piso 23. ¿Os he dicho ya que sufro vértigo?

Vistasdesdepiso 23

 

Bien, antes de seguir debo contaros que hace muy poco empecé a comer algo más de pescado. O sea que durante años comí pez espada (aunque a veces le llamen emperador), luego me pasé al panga porque necesitaba que en casa todos comieran pescado y era el que menos sabía a mar, y no hace mucho empecé a cocinar filetes de merluza que me salen de vicio porque como no me gusta comer invento formas de comer la comida más sabrosas (salsas caseras). Además no soy la única rarita en casa. Comer pescado no era muy habitual porque no nos emociona especialmente... Y ahora comemos pero ¡naturalmente sin espinas, ni escamas, ni restos reconocibles, eh!

Y hete aquí que la cena era "marinera". En el piso 24 -ahí ni asomarme-, lo primero que veo es una decoración totalmente marinera. Tras subir por la amarilla escalera con la impresión de estar en casa de Bob Esponja, nos sentamos ante una mesa llena de platos, vasos, botellas y cubiertos de diseño fish. Algo debía sospechar porque abajo las camareras iban vestidas de pescadores, con esos pantalones altos amarillos, tirantes y camiseta a rayas. Y el caso es que a mí los peces enteros (o sea que se les ven las escamas, los ojos y la cola) me dan yuyu, me repelen. ¡¡¡Y el plato era un enorme PEZ!!!

 

Cubiertos -cena 

Qué mal rollitoooooooooooooo. Con lo que me ha costado acercarme al pescado y me encuentro un fin de semana donde había pescado hasta la saturación. Para aborrecerlo, vaya :(  Como no podía ser de otra forma todo lo que sacaron eran cosas que llevaban pescados varios. Y el marisco -que me gusta- iba mezclado con cosas que no me gustaban ofreciendo sabores... raros. Apio y aguacate, dos cosas que no me gustan y que solapaban el sabor del marisco. Lo pasé fatal porque no pude cenar nada. Y si a eso le sumáis que aún no había digerido bien la comida... mi falta de motivación me pedía cama y descanso. Pero no podía ser aún. Eso sí, me largué en el primer autobús.

 

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