Anika entre libros

Día 1 - La New York y la Morgan library

Firma: Antonio Giménez / Fotos: Antonio Giménez y Morgan library and museum courtesy / Febrero 2013

 

Casi recién aterrizado en Nueva york me sorprendí de cómo empezaron a aparecer rincones literarios y curiosos personajes que enriquecieron el viaje como solo una ciudad que lo contiene todo puede hacer. El primero de ellos fue el guía del autobús que me llevó desde el aeropuerto internacional JFK hasta el centro de Manhattan. Un simpático venezolano de unos cuarenta años y gorra de los New York Yankees que nos enumeró ocho o nueve sitios interesantes del centro; unos obvios, y otros no tanto. Entre los sitios que me eran desconocidos se encontraba la Morgan library and Museum, situada en el 225 de Madison Avenue. A la postre, uno de los mejores rincones literarios de toda la ciudad.

 

New York public library

El día dedicado a las a las bibliotecas empezó caminando hacia Times Square bien pronto. Mi hotel quedaba a escasos cincuenta metros del corazón de Broadway, el corazón de los musicales. Y si vas a Nueva York por pocos días no te puedes olvidar nada más situarte de dos cosas, sacar un bono semanal para el metro, el cual se amortiza rápidamente, y comprar las entradas de algún musical en cartelera a un precio mejor que el de la taquilla del teatro. Una vez hecha ambas cosas, y en lugar de estrenar el metro, preferí continuar caminando hasta el cruce entre la cuarenta y dos y la quinta avenida, lugar donde se encuentra la imponente biblioteca pública de Nueva York, una de las más importantes del mundo.

 Biblioteca De Nueva York

 

Su imponente parte central se empezó a construir en 1897 y se finalizó en 1911, siendo una obra maestra del estilo Beaux Arts, construida por los arquitectos Carrère y Hastings. Además de ser el paraíso de cualquier lector, a su alrededor siempre puedes encontrar exposiciones, actividades o presentaciones de todo tipo relacionadas con la literatura. Aunque está en manos de una corporación privada, su gestión es público-privada, funcionando mediante mecenazgos, donaciones y dinero estatal, por lo que su acceso y servicios son gratuitos. Y a la vista del resultado, tengo que reconocer que el modelo utilizado es muy satisfactorio. La anécdota de este tema reside en una larga lista de empresas y personas benefactoras, y cantidades donadas, situada a la vista de todos en varias zonas de las escaleras laterales. Las cuentas claras.


El día que la visité me recibieron en la puerta Temple y Paciencia, dos fantásticos leones de mármol "mascotas" de la biblioteca. Y apenas había entrado por la puerta, cuando me invitaron a disfrutar de una pequeña exposición de la vida y obra del escritor estadounidense Samuel Langhorne Clemens, mucho más conocido por su seudónimo, Mark Twain. No hace falta decir que uno tiene que seguir las señales del viaje… Allá vamos.


Instalada en una habitación anexa al vestíbulo central, encontré en ella curiosísimos objetos pertenecientes al autor y una docena de murales explicando su vida, obra y no pocas aventuras. Lo que más me llamó la atención fueron varias plumas y tinteros de viaje, su escritorio, bastante pequeño por cierto, su baúl de libros "portátil", el cual yo sería incapaz de mover a pulso, varios originales de su obra y foto con su amigo Nicola Tesla en el laboratorio del científico croata en 1894. El único inconveniente de la exposición es que estaba estrictamente prohibido realizar fotografías si no querías darle explicaciones a un guardia de seguridad de dos metros de alto por metro y medio de talla, pero como la foto en cuestión es de dominio público, aprovecho para incorporarla a la crónica.

 

Tesla Y Mark Twain

 

De nuevo en el patio central, hay que subir por una de las dos escaleras laterales para acceder a las famosas salas de lectura. En la planta inferior dejamos la biblioteca infantil, una cafetería y varias salas de lectura especializadas en cartografía y mapas. Y, por fin, apunto de acceder al núcleo de la biblioteca, nos encontramos con una enorme cúpula que hace las veces de recepción. Al cruzarla, hemos accedido a una de las salas de lectura más grandes del mundo. Una sala que se hizo famosa en la película Cazafantasmas - 1984. Su amplio espacio central y el silencio que se respeta escrupulosamente son las dos cosas que más me llamaron la atención. La sencillez de su disposición también es destacable. Filas centrales de mesas y sillas, un rincón de ellas reservadas sólo para personas con ordenador, rodeadas de paredes forradas por cientos de miles de libros.

 

Interior New York Library

 

Es obligado reservar una hora de tu tiempo para sentarte a leer un libro en alguna de sus sillas de anticuario. Las lámparas de la biblioteca desprenden una luz amarillo anaranjado muy similar a la solar o a la de una gran vela, por lo que la lectura se hace agradable a la vista. Sin duda esta es una de las pocas cosas por las que me gustaría vivir en Manhattan.

 

New York Library Anexa

 

Por último voy a destacar una habitación anexa a la gran sala de lectura reservada por entero a la arquitectura y su historia en Estados Unidos. Sí, lo sé, las fotos estaban prohibidas en esta habitación, pero no pude evitarlo. Para mí, esta es la habitación más acogedora de toda la biblioteca, pero no puedo quedarme a disfrutar de ella mucho tiempo. El día avanza y aún nos queda visitar la biblioteca de la que nos habló nuestro guía en el autobús. Salimos por el mismo vestíbulo y nos dirigimos a la Morgan Library and Museum. No está lejos, por lo que decido ir a pie.

 

Morgan Library and Museum

Entrada Morgan Library

La Morgan Library and Museum está a veinte minutos andando desde la biblioteca pública de Nueva York, y se encuentra en el 225 de Madison Avenue. Inicialmente fue el estudio privado de  J. P. Morgan (1837-1913), importante banquero, empresario, filántropo y coleccionista de la época. Fundador de la General Electric, entre otras empresas, y abuelo de uno de los fundadores de la financiera Morgan Stanley. En 1906 manda construir al arquitecto Charles McKim un palacio al estilo renacentista italiano, no muy lejos de su trabajo en Wall Street, pero lo suficientemente apartado para evitar interrupciones. En 1924 decide transformar el edificio en una biblioteca pública en honor a su padre.

En 1988 los herederos y gestores compran y añaden al complejo un precioso edificio de piedra rojiza anexo que aloja las actuales salas de estudio, y en el 2006 el arquitecto Renzo Piano construyó una doble galería modernista de cristal que unía ambos bloques y que incorporaba una cafetería, un restaurante y una tienda de souvenirs. Por último, en 2010 las salas interiores de la librería y el museo sufrieron una intensa restauración en la que, entre otras cosas, limpiaron uno a uno los libros de la colección. Hoy en día, es una visita obligada para cualquier amante de la literatura y los libros.

La biblioteca está orientada a la investigación, por lo que funciona de forma diferente a la pública de Nueva York. Aquí, el visitante tiene que pagar una entrada de quince dólares que, desde mi punto de vista están muy bien invertidos. Su contenido se reunió procedente de la colección de J.P. Morgan distribuida en todo el mundo, y está formado por miles de manuscritos, incunables, originales, ediciones extrañas, estatuas, tablillas, cuadros de gran valor y hasta correspondencia de Lincoln o Washington, entre otros. Todas estas obras se reúnen en diferentes estancias, siendo las más importantes las salas Este y Norte. Pero vamos por partes.

Nada más cruzar la puerta principal entramos a la construcción modernista de Renzo Piano. Pagas la correspondiente entrada y ya estás en disposición de disfrutar del edificio renacentista. Después de varias puertas de seguridad desemboqué en la primera sala, la cual engarza al resto de estancias con el exterior.

 

Rotonda Pieport Morgan

La rotonda de Pierport Morgan
Esta rotonda de puertas de bronce es el nexo de unión de todas las estancias. Está construida en mármol y el ápside, lleno de figuras mitológicas, está inspirado en uno construido por Raphael en La Villa Madama de Roma. El efecto está muy bien conseguido ya que cuando entras por primera vez puedes imaginarte trasladado a algún palacio de la Roma o la Florencia renacentistas.

 

Sala Oeste Morgan

La sala oeste, el estudio
Su estudio no era sólo lo que hoy entendemos como tal. Contaba con una cámara acorazada donde guardaba las obras de arte o libros más valiosos, entre otras cosas. Predominaba el rojo como color principal y aún permanecen varios retratos del propio Morgan. En esta sala J. P. Morgan también guardaba las obras que consultaba frecuentemente. Este también era un lugar de reunión, ya que ocasionalmente acudían hasta aquí banqueros, socios y hombres de negocio a reunirse con él.

 

La sala del norte, o librería anexa
Esta pequeña sala se construyó con el objetivo de ser una sala de estudio anexa a la sala este. Pero Mr. Morgan adquirió un importante material que incrementó su legado y que fue a ocuparla. En ella podemos encontrar decenas de tablillas con escritura cuneiforme, y un centenar de antigüedades de la antigua Roma, Grecia y Egipto.

 

Sala Este Morgan

La sala este, la librería
Esta habitación es, sin duda, la más impresionante del recinto. En ella se reúnen la mayoría de obras y podemos encontrar desde un folio con el poema ¡Oh, mi capitán, mi capitán! escrito y firmado por la mano de Walt Whitman y que recordareis como emblema de la película El club de los poetas muertos - 1989, una partitura de Mozart autografiada, decenas de incunables, varias de las primeras biblias impresas por Gutenberg, manuscritos de Charles Dickens, Honoré de Balzac, dibujos de Durero, Rembrandt, Leonardo da Vinci… y esto es solo el principio. De hecho, la sala al completo es una verdadera obra de arte dedicada a la literatura.

 

En esta estancia, un amante de los libros puede pasar un par de horas sin percatarse. De hecho, fue lo que me ocurrió. Si has visitado Nueva York y no has entrado en esta biblioteca en estos momentos te estarás preguntándote por qué. Si, por el contrario, tienes un viaje previsto a Manhattan, reserva en la agenda una mañana larga para estos dos lugares con tanta magia. Biblioteca pública de Nueva York y Morgan library and Museum.

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