Anika entre libros

el código de medianoche

Ficha realizada por: Elena Martínez Blanco
el código de medianoche

Título: el código de medianoche
Título Original: el código de medianoche
Autor: David Whitley
Editorial: Timun Mas


Copyright: Traducción de Albert Vitó i Godina, 2011
1ª Edición, Enero 2011 ISBN: 9788448038595
Etiquetas: ciclo ciencia ficción oráculo predicciones profecías sagas sci fi scifi sci-fi series trilogías vaticinios

Argumento:


Mark cree que ha muerto, pero pronto se da cuenta de que no está en el cielo, sino que en una torre a manos de un doctor porque su padre le ha vendido. Allí vive también Lilly, huérfana, que trabaja en la torre. Un día se les presenta la oportunidad de hacer un trueque por sus vidas y no lo dejan escapar: sus historias irán cruzándose a lo largo del libro al convertirse él en un famoso astrólogo y ella en la regente de un local de caridad.

Pero no son tan libres como ellos creen, alguien les vigila y hará lo posible para enfrentarlos, ya que una vieja profecía dice que serán unos niños los encargados de terminar con Ágora.

Opinión:


El libro, que es el primero de una trilogía, nos muestra un mundo que aparentemente está en nuestro futuro, a pesar de que la forma en que viven se parece más a la Edad Media que al futuro que todos esperamos. Y digo aparentemente porque de vez en cuando el autor deja caer algo que nos es conocido como las monedas, las iglesias con sus cultos, las máquinas… pero no se dice con claridad dónde o cuándo tiene lugar la acción, lo que a mí personalmente me ha desorientado un poco y me habría gustado encontrar una explicación de por qué, si es el futuro, todo acabó siendo como es durante la narración del libro.

Ágora es una ciudad amurallada dividida en doce sectores que reciben los nombres de los signos del zodiaco, supongo que para dejar ver la importancia de los astrólogos en esa sociedad. Se nos presenta como un lugar en el que todo tiene un precio, en el que los niños son propiedad de la ciudad hasta los 12 años, cuando son libres de decidir qué quieren hacer con su vida. Los pobres no tienen otra opción que venderse para trabajar o morir de hambre. (Y me pregunto yo, ¿y las familias, para qué están?) Todo funciona mediante trueque, y el que no tiene nada más que cambiar, vende hasta sus emociones destiladas por una máquina especial. El concepto de caridad no existe, y sólo reciben un regalo en su vida: cuando cumplen 12 años y se les hace entrega de su sello personal con el que sellan los contratos.

Durante todo el libro se nos vende que la avaricia y las ansias de poder y fama no son buenas y que se debería ejercer la caridad más a menudo. Son nociones que están muy bien, pero que de la manera en que están presentadas, no van a llegar al público de 12 años al que van dirigidas: un lector de literatura juvenil no lee una crítica del capitalismo tan brutal como esta, quiere diversión y entretenimiento y este libro se centra demasiado en la propaganda política y poco en la historia que cuenta.

Los personajes principales no llegan a llenar al lector por una razón muy sencilla: se les otorga cualidades y oficios que un niño de 12 años nunca va a realizar, con unas responsabilidades demasiado grandes para su edad; no veo a ningún lector de esa edad identificándose con ellos. Y no estoy hablando de que sean magos y por lo tanto irreales, como podría ser el ejemplo de libros como Harry Potter, no. En este libro es que ni siquiera hay magia: Mark es un astrólogo que se inventa las cosas porque no tiene ni idea, tan sólo es un oportunista. Lilly regenta un centro de caridad, es la rebelde del libro, el gran peligro contra las leyes de Ágora.

Los protagonistas se mueven como adultos en un mundo de adultos, pero siendo aún unos niños. Lilly se supone que es el personaje con más fuerza del libro, pero  aún así no muestra nada de la pasión que se supone que debe tener para llevar a cabo su sueño y Mark parece tan solo un mequetrefe manejado a su antojo por su sirviente, no tiene nada de personalidad.

Respecto a la acción, sólo hay un poco de acción al final del libro y nos deja en un final abierto que, sinceramente, si no ha logrado enganchar al lector, le va a dejar un mal sabor de boca porque le habrá parecido una pérdida de tiempo.

En resumen, al leer este libro, intenté hacerlo con la mente de una lectora de doce años, con poca o ninguna experiencia en política y que no lee periódicos ni sabe a ciencia cierta cómo funciona la sociedad en la que vive. Y visto así, este libro no puede ser entendido. Y supongo que esto no es del todo culpa del autor, sino culpa del marketing promocional o decisiones editoriales. Creo que si el libro se dirigiese a unos lectores un poco mayores sería mucho más conveniente, ya que el mensaje tan profundo que pretende transmitir el autor sería comprendido. Tal como está, hay demasiado aleccionamiento moral, ético y político como para que sea interesante para unos lectores tan jóvenes. 

Elena Martínez Blanco

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

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