instinto de superviviente

Opinión:

Estaba acostumbrado a leer a Darío en formato relato, ya que este es el formato en el que han aparecido sus anteriores publicaciones, ya sea en solitario o acompañado. Y tras esas lecturas se intuía que cuando él quisiera podía intentar sacar adelante una historia con algo más de extensión. Y hete aquí que se puso el mono de trabajo y se lanzó a escribir su novela.
 
Ambientada en un marco apocalíptico por un misterio que se intentará explicar a lo largo de los diferentes libros que componen esta trilogía (algo que se avisa desde la propia novela), uno de los fuertes que encuentro en la primera impresión es el acierto en cuanto a colocar un nombre ficticio a la ciudad donde transcurre esta primera parte. Algo que también hace con las posteriores localizaciones del desierto de Lantana o la isla de Simetría (la cual es una vieja compañera del autor en sus anteriores antologías). Así como otra veces cito que es muy adecuado centrar la trama en una ciudad que se reconozca fácilmente (véase Málaga, Sevilla o Barcelona) en esta ocasión entiendo que es mejor no hacerlo así, para darle verdaderamente realce a lo que importa, la relación de Andrés y Damián.
 
Es esta relación entre el adulto y el niño la que nos hará recorrer las calles de Amalgama (la ciudad) e ir desentrañando el misterio de la aparición de estas criaturas que están asolando el planeta. Y en estos zombis el autor gallego introduce una pequeña variante que intriga y mucho al lector habitual del género y al que no lo sea tanto. La aparición de algo llamado "faros". Espero con ganas el saber qué son realmente.
 
Así pues, Darío prepara una trama con intriga, con escenas de acción (pocas, pero no necesita más), y algunos capítulos flashback para conocer algo más de los personajes en su vida en los días previos a la catástrofe. Y lo que consigue es que en esas apenas 200 páginas nos quedemos con cara de sorpresa ante los giros finales y sobre todo con la esperanza de que la segunda y tercera parte no tarden en llegar.
 
Darío hace gala del potencial, en cuanto a prosa, que ya asomaba en sus relatos y es de preveer que poco a poco se irá extendiendo algunas páginas más, que se queda el lector con ganas de saber y conocer. Cosa que entabla una doble idea, por una parte el autor tiene una enorme responsabilidad para seguir con la alta cota de intriga que tiene este primer episodio y por otro lado que el lector se lance de cabeza a por él nada más tenga noticias de su publicación.
 
Yo lo haré. 

Fernando Martínez Gimeno