el despertar de eileen blair

Opinión:

En el último año muchos son los libros de Literatura Juvenil que centran su temática en los ángeles y demonios habitando entre nosotros; el principal escollo suele ser el de tratarse de un formato agotado, incapaz de ofrecer nada nuevo al lector, por lo que se termina convirtiendo en una amalgama de lugares comunes pasando sin pena ni gloria. En gran medida es lo que le ocurre con “El despertar de Eileen Blair”.

María Estrella Trillo se esfuerza en hacer despegar una historia que cuenta con las limitaciones propias de un género que ya ha dado todo lo que podía dar. Si bien intenta introducir una trama que traspase los siglos valiéndose para ello de ciertos pintores que poseían el mismo Don que la protagonista y lo plasmaban en sus lienzos, el resultado no es el deseado al quedar esto enterrado bajo un cúmulo de acciones innecesarias, de actitudes a todas luces pueriles y simplistas, una cadena de despropósitos lamentable.
 
Lo primero que nos choca en esta novela es el vocabulario de los personajes, siendo como son jóvenes del siglo XXI, se expresan como si fueran personajes sacados de cualquier drama de siglos atrás, una manera de hablar tan anticuada y rebuscada que no encaja para nada en el entorno dibujado, y que lo único que consigue es que sigamos la historia con bastante esfuerzo. Tampoco ayuda mucho el hecho de que Eileen remarque tanto su malestar ante determinadas personas y acontecimientos, cualquier lector un poco avispado se dará cuenta enseguida de qué es lo que ocurre, anulando así cualquier factor sorpresa que pudiera venir en páginas sucesivas. Si a todo esto unimos unas descripciones larguísimas en cosas que carecen de importancia, un desarrollo en exceso precipitado de la trama, y una total desidia a la hora de ahondar en las relaciones entre los diferentes personajes, el resultado es de una pobreza extrema.
 
El plano formal mantiene el mismo tono. Es cierto que cuando uno se enfrenta a un libro auto editado sabe lo que se va a encontrar, así pues se perdonan erratas, algún acento ausente y otros fallos que en manos de un corrector quedarían subsanados. En este caso nos encontramos con errores gramaticales en la concordancia de tiempos verbales, repeticiones de palabras en el mismo párrafo, confusiones a la hora del significado de las mismas –un capítulo está titulado de una manera errónea perdiendo así todo el sentido ya que instancia y estancia no son sinónimos-, y un abuso del entrecomillado al no encontrar otro vocablo mejor, dando una sensación de dejadez absoluta en todos los campos.
 
Lamentablemente “El despertar de Eileen Blair” es un libro muy flojo al que le falta, además de una detallada corrección, una historia bien hilvanada para no provocar nuestro sopor. Una pena porque, con toda seguridad, la autora ha puesto toda su ilusión en el proyecto.
 
Patricia Rubiera González