urko, el osezno

Opinión:

Debo advertir desde el inicio varias cosas

(a)   Este libro está realizado en colaboración con PANADAH (Asociación de Padres para Niños y Adolescentes con Déficit de Atención e Hiperactividad)

(b)  El cuento es apto para cualquier niño. Es un cuento con mensaje pero no es agresivo.

(c)   Las solapas llevan información sobre la hiperactividad y no deja dudas a que exista el Déficit de Atención e incluso se percibe como “enfermedad” o trastorno psicológico.
 
El cuento es fantástico. Como todos los cuentos te narra una historia de la que el niño puede sacar un aprendizaje, comprender al que está en el otro lado (el niño hiperactivo) y sobre todo –obviando que el niño es rechazado, lo cual daría que hablar pero es pan de cada día y hasta lo vemos “natural”- que aparece el personaje de la maestra utilizando la psicología (que no los fármacos).
 
Este cuento debería tener una segunda lectura: la educación. No todos los niños inquietos que molestan a sus compañeros tienen TDAH pero sí se les suele diagnosticar. Y si no, sólo hace falta leer las solapas de este libro para ver cual es el diagnóstico... Ese es un error de base. Y lo digo por experiencia.
 
Lamento decir que soy muy crítica con estas cosas que parecen muy tomadas a la ligera, y leer las solapas me ha molestado ya que las descripciones son absolutamente sinónimas de INFANCIA, y como muestra el que haya tantos niños diagnosticados (¡prácticamente todos!). No estoy de acuerdo en que prácticamente todos los niños de nuestra sociedad estén diagnosticados ya con síndrome de Déficit de Atención, un “síndrome” que ya teníamos hace cuarenta años y que ahora es “enfermedad”, cuando forma parte normal de la infancia de muchos niños que hoy son hombres y mujeres sin problemas porque durante su evolución como personas con una buena base de “educación” (que no instrucción escolar; a los niños hay que educarlos en casa) han aprendido a comportarse, tranquilizarse, atender, escuchar, responder... ¿Es que acaso les parece normal que en una clase de treinta niños, veinticinco estén diagnosticados? ¿Y que esos mismos niños que no atienden en clase y se les diagnostique hiperactivos sean capaces de pasarse tres horas sin despistarse mirando la televisión? ¿No les parece esto demasiado sospechoso?
 
La lectura es imprescindible precisamente para que no pasen estas cosas. Con la lectura se aprende (niños y adultos), con las experiencias se aprende (hasta psicología) y con la serenidad se evitan la mayoría de los errores. Una de las mejores cosas que tiene la lectura es, precisamente, el hacerte crítico. No te crees todo lo que te cuentan. Antes, cuando tenías un problema, acudías a un amigo, ahora te diagnostican algo en cuanto pisas un centro médico. Sólo un detalle para los que no dudan nunca: si se informan sobre enfermedades, que se informen también sobre la industria farmacéutica. Cuidado, por favor, y provechosas lecturas.
 
Anika Lillo