piips

Opinión:

A mis hijas y a mí, a las tres, nos ha encantado. Mucho. “Piips” tiene, para empezar, un nombre sonoro muy agradable al oído – el que le da título al libro es el nombre que le da la niña al ratón, y cuando lo pronuncias en voz alta a las crías les agrada-. Las ilustraciones son fantásticas, irregulares en la mayoría de sus líneas pero claras, y además contienen muchos detalles, y tanto el color como la apariencia de texturas o collage lo hacen un álbum infantil ilustrado muy atractivo.
 
Y la historia de “Piips” es genial: Es como un efecto dominó, los padres traen a un gato para que desaparezca el ratón y al final tendrán que traer a un perro para que se largue el antipático felino y luego... tratando de quitarse de en medio a animales cada vez más brutos, acaban recurriendo a Piips y así el cuento tiene final feliz.
 
Es un relato que habla muy solapadamente sobre prejuicios (el ratón no es especialmente un ser atractivo) y podría adaptarse muy bien aquel dicho de “más vale malo conocido que bueno por conocer”, porque en este caso la opción “vamos a cambiar de mascota” sale fatal. Al final no buscan mascota, si no otro personajillo de cuatro patas que les solucione el problema, y así les va...
 
Los quisquillosos que quieran darle una vuelta al cuento diciendo que “¿pero qué tipo de padres son esos que adoptan a un animal para luego tirarlo?” que se paren a pensar que este es un libro de fantasía: Un elefante llega a habitar la casa.
 
Anika Lillo