el brujo del cuervo

Opinión:

Lo primero que sorprende de esta novela es el humor con el que está escrita, humor muy crítico y corrosivo para contarnos las aventuras de Kami, un joven licenciado que no encuentra trabajo en la hipotética República Libre de Aburiria, donde como en muchas otras "Repúblicas Libres" gobierna un dictador que aquí tiene la condición de semidiós.

Muestra de ese corrosivo humor es la descripción de las operaciones de cirugía estética que los miembros del gobierno del "genial estadística y padre de la nación", se hacen para agradar al dictador y gozar de sus favores. Estas escenas, descritas casi al principio del libro, marcan el tono de una novela que, a pesar de sus más de setecientas páginas, se lee con una sonrisa en los labios. ¡Y es que las clases influyentes aprueban construir un edificio que alcance el cielo como regalo de cumpleaños del dictador! Un grotesco empeño que destapa la corrupción y la avaricia, algo que, por desgracia, tanto se parece a lo que se está viviendo en el mundo en estos momentos, donde los más ricos se están enriqueciendo a costa de los más pobres, aumentando las diferencias de clase.

Pero volvamos a la novela de Ngugi wa Thiong´o. Kami encuentra a Nyawira y sin quererlo, se transforma en un poderoso brujo del cuervo, tras utilizar un truco para escapar de la policía del dictador semidiós. A partir de ese momento los acontecimientos de su vida se precipitan, conoce a los miembros del Movimiento por la Voz del Pueblo, que luchan por cambiar las cosas y derrocar al dictador. Será la magia lo que acabe con el dictador, pero antes viviremos relatos, cuentos que nos llevarán por la rica tradición africana, que nos conducirán, con ese terrible humor, a conocer la realidad de las "democracias libres" gobernadas por "padres de la patria", que en el fondo son agentes de las grandes corporaciones empresariales europeas o estadounidenses.

Francisco Javier Illán Vivas