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el imperio aleman

Ficha realizada por: Txema

Título: el imperio aleman
Título Original: (...)
Autor: Michael Stürmer
Editorial: Mondadori


Copyright: Colección Breve historia universal
Traducción de Lluís Miralles de Imperial ISBN: 84-397-0977-3
Etiquetas:

Argumento:

Ensayo sobre a la gestación, desarrollo y muerte del segundo imperio alemán (II Reich), desde sus iniciales pasos en 1871 con Otto von Bismarck, hasta la Primera Guerra Mundial, la caída del Káiser y proclamación de la república en noviembre de 1918.

Opinión:

Lo malo de intentar resumir en un breve espacio algo tan importante como es el nacimiento, vida y muerte del II Reich, es que el resultado suele ser decepcionante. Esto es lo que sucede con este libro que, simplemente, nos deja a medias en el conocimiento de ese proceso tan importante y de tan determinantes consecuencias en la historia moderna de Europa. Puede servir, eso sí, como base para adquirir una base de partida inicial para posteriores profundizaciones, sí es que el tema, evidentemente, interesa. Es una especie de toma de contacto.

La primera parte del libro, que se dedica, como es lógico desde el punto de vista cronológico, al nacimiento del II Reich, resulta farragosa y no aclara demasiado las circunstancias en las que se produjo este hecho. Habla, como si todo lector lo supiera de antemano, de sucesos que determinaron la formación del Imperio pero, por ejemplo, no dice casi nada de cual era la situación de lo que hoy conocemos por Alemania en el año 1848, cuando se produjeron las revoluciones sociales que desembocaron en la llegada de Bismarck al poder. Alemania, como tal país, no existía y era un conjunto de estados independientes y federados. En cambio, hay que señalar en su favor que permite una visión bastante pormenorizada de lo que era la sociedad alemana de aquel tiempo, muy dividida, muy diferente y recelosa y con costumbres y hasta idiomas claramente diferentes. En este aspecto entra, incluso, en el detalle y la anécdota.

El libro, a pesar de este crítica inicial, tiene aspectos positivos. Explica con cierta claridad que el II Reich es, en realidad, consecuencia de una reducción territorial, puesto que Alemania, bajo la batuta prusiana, nació como consecuencia de su separación de Austria, tras la guerra de 1866. Nació así la "pequeña Alemania".

Otro aspecto que queda claro es que Alemania pronto se convirtió en la primera potencia industrial europea y, surge entonces, la pregunta del millón. ¿Fueron los alemanes capaces de asimilar este cambio histórico? A mí, personalmente, me da la impresión de que no, y que las tensiones que se produjeron como consecuencia de ese cambio, dieron lugar a un proceso de frustración que degeneró en la época del káiser Guillermo II, como parece indicar la obra de Stürmer.

Una Alemania económicamente muy poderosa quiso aspirar a ser un imperio colonial también, pero llegó tarde y mal al reparto. Optó entonces por una especie de militarización e imposición de sus reivindicaciones que acabó en fracaso al romper el equilibrio europeo. Quizá hubiera sido necesario un poco más de diplomacia por un lado y algo más de generosidad por otro.

El libro mejora claramente en la segunda parte, cuando empieza a explicar la era guillermina, que es, por otra parte, más conocida por la mayoría. Guillermo II, nieto de Guillermo I, fue un desastre para Alemania y, las consecuencias de su falta de visión, su infantilismo, su cesarismo y su arrogancia, llevaron a Alemania a una situación límite que desembocó en la "Gran Guerra", aunque, esto no quiere decir, ni mucho menos, que Alemania fuera, como se pretendió después, la única responsable de aquel tremendo desastre. Esto también queda claro en el libro. Alemania eligió un mal camino pero los demás lo hicieron igual de mal, especialmente Francia.

La parte final del libro, que se inicia con los prolegómenos de la guerra, es bastante sólida. Demuestra que hasta un cierto momento, tras el cual ya no había posible marcha atrás, el enfrenamiento armado fue perfectamente evitable, pero no se hizo el más mínimo esfuerzo. Incluso una vez iniciado, pudo haber acabado antes y de una manera menos traumática, si los alemanes hubieran aprovechado la Revolución Bolchevique en Rusia, que acabó con la guerra en el este, para ofrecer a los occidentales una propuesta de paz seria. En vez de eso iniciaron una estúpida ofensiva militar en el frente del oeste y el resultado para el Reich fue sencillamente la catástrofe.

Mucho se ha debatido sobre el final del Imperio y la consiguiente proclamación de la llamada Republica de Weimar. Aquí Stürmer aporta una serie de datos que son muy interesantes para el mejor conocimiento de los hechos posteriores que desembocaron en la dictadura de Adolfo Hitler y sus consecuencias. Parece claro que, frente a lo que sostenían los nacionalistas de Adolfo Hitler y otros similares, el Reich estaba militarmente acabado. Posiblemente se hubiera podido hacer un esfuerzo militar todavía algún tiempo pero, el coste en vidas, hubiera sido terrible, aún más terrible de lo que fue de por sí la última ofensiva. Hay que descartar esa estupidez de "la puñalada por la espalda" de que se ha hablado y que ha pretendido achacar a la izquierda alemana la responsabilidad exclusiva del armisticio y sus draconianas condiciones. La verdad es que en un momento determinado el ejercito imperial no quiso saber nada más de la guerra, temeroso de que los soldados siguieran el ejemplo de los rusos y se sublevara. Algo de esto sucedió con la Marina, que se amotinó en Kiel. Insisto en este punto porque fue una de las muchas mentiras de los nazis. Pero hay más.

En primer lugar en Alemania no se produjo una revolución que destronara a Guillermo II. Nada más lejos de la realidad. El Káiser sencillamente dejó la nave, huyó a Holanda y dejó empantanada a la nación. Es más, algunos, incluso entre la socialdemocracia (PSD) eran partidarios de conservar la monarquía pero no encontraron un candidato presentable que pudiera sustituir al nefasto Guillermo.

En segundo lugar los socialdemócratas y otras fuerzas de centro izquierda prefirieron pactar con los grandes industriales y con los militares el nacimiento del nuevo régimen, con lo que permanecieron intactos dos de los pilares que sí tuvieron responsabilidades, y muy serias, en la guerra. Ahí, creo yo, estuvo el germen del fracaso de Weimar. Ni el ejercito, ni los grandes industriales, salvo las clásicas honrosas excepciones creían en el sistema parlamentario.

En tercer lugar los aliados dieron a los alemanes un trato vejatorio, inmisericorde y brutal, que creó entre los ciudadanos de ese país un odio secular y un animo de venganza de forma que, para muchos, democracia y derrota fueron sinónimos. Era el caldo de cultivo perfecto para personajes como Adolfo Hitler. El Tratado de Versalles fue una imposición innecesaria que no buscó establecer las bases de una paz duradera sino la aniquilación de Alemania. Afortunadamente, hoy, esto se puede decir con claridad sin que le acusen a uno de revanchista. Alemania fue humillada y maltratada hasta extremos inconcebibles y se sembró la semilla de algo mucho peor. Convendría tomar nota.

En cuarto lugar, en la constitución de Weimar, se otorgaron excesivos poderes al presidente de la república, que se convirtió en una especie de káiser civil y electo que podía cambiar el curso de los acontecimientos políticos, a su antojo. Hay que recordar que ¡nada menos! que el mariscal Paul Hinderburg, llegó a la presidencia y fue uno de los responsables del ascenso de Hitler a la cancillería. Otro error descomunal.

En quinto lugar se produjo una represión feroz contra los comunistas. Es cierto que estos querían implantar un estado similar a la Rusia Soviética pero el fusilamiento masivo de miembros de esta organización, entre ellos los de sus líderes Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo alejó a este partido de la democracia en unos momentos decisivos. Los comunistas optaron irresponsablemente por el enfrentamiento permanente y fueron las primeras víctimas de esa equivocación, aunque la responsabilidad de la socialdemocracia en este sentido es innegable. Atribuir la actitud del PSD y sus aliados al terror leninista como hace el autor me parece una equivocación.

Se ha hablado y escrito también mucho sobre la República de Weimar y el por qué de su fracaso estrepitoso. No hay que profundizar demasiado para saber que nació tarada.

En resumen, y volviendo a la obra que no ocupa, se trata de un libro de aproximación que puede ser interesante pero con poca claridad en algunas partes importantes y está excesivamente sesgado en otras.

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

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