jla justicia

Opinión:

Alex Ross es el dibujante de cómics de superhéroes más espectacular del mundo. Su estilo hiperrealista y su detallismo, fruto de un trabajo lento y minucioso lo convierten en una rareza dentro del género superheroico. El problema de Alex Ross es que la grandeza de sus dibujos no siempre es adecuada para la narración, pues el lector se embelesa en la calidad de cada viñeta, el detalle de cada dibujo, el precioso uso del color, etc.

Nadie pone en duda que como ilustrador de portadas no tiene precio, parece imposible superar la espectacularidad de su hiperrealismo. ¿Pero es adecuado mantener tanto nivel de detalle para una historia de más de 300 páginas? ¿No nos ralentiza el ritmo de lectura? Es una pregunta que muchos nos hacemos. El dibujo en el cómic no debe ser sólo atractivo (aquí es espléndido) sino también ser un vehículo para la narración de la historia. Una historia por cierto, que en este caso no es demasiado original. Se trata de un pretendido argumento épico en el que tienen cabida prácticamente todos los personajes del universo DC, aunque de tanto abarcar, al final poco se aprieta. Con todo, hay que decir que tiene un comienzo espectacular, un primer acto prometedor y muy interesante, y a medida que avanza, recreándose más que nada en los magníficos dibujos de Ross, la historia empieza a repetirse y acaba de una manera simplemente correcta.

De todas formas, sólo por disfrutar de los lápices y pinceles de Ross merece la pena echarle un vistazo a esta obra, que incluso en su edición reducida sigue impactando a través de estos “cuadros de superhéroes”. Superman, Batman, Wonderwoman, Flash… cobran vida y apariencia real en estas páginas, en un cómic que ofrece menos de lo que promete en un principio, pero aún así resulta francamente divertido.

Jorge Borondo