Anika entre libros

peso cero

Ficha realizada por: Rosa Ribas

Título: peso cero
Título Original: (peso cero)
Autor: Antonia Romero
Editorial: Diálogo


Copyright: Género: Novela ISBN: No definido
Etiquetas:

Argumento:

La novela recoge la historia de Alicia, una muchacha de catorce años, enferma de anorexia y su camino y el de su familia por salir de ella.

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Opinión:

En su primera novela, Peso cero, Antonia Romero aborda un tema difícil y actual, la anorexia. Lo hace a partir de una chica normal cuya vida se desarolla en un entorno normal: familia, escuela, amigos. Lo normal. ¿Por qué insisto tanto en este comentario en la normalidad de Alicia y la gente que la rodea? Porque en mi opinión uno de los logros de esta novela es que nos muestra que la anorexia no es un problema que afecte sólo a personas que se mueven en mundos como el del espectáculo o la moda –caracterizados por el culto a la delgadez, sobre todo por lo que respecta a las mujeres- o de determinadas clases sociales, sino que la anorexia es un problema que viven y sufren personas de todos los ámbitos sociales. Un problema que no sólo afecta, además, a la persona enferma sino a todo su entorno.

En Peso cero la autora enfoca de cerca esta familia normal para que el lector descubra qué problemas y conflictos se encuentran detrás de esa apariencia de familia perfecta: la madre, Andrea, arquitecta de interiores, Mario, el padre, cocinero y dueño de un restaurante, Alicia, buena estudiante, sociable, sensible. El día a día va desvelando insatisfacciones y conflictos no resueltos que son, en última instancia, los causantes de los transtornos de Alicia. En estas contradicciones, que los protagonistas no pueden o no quieren ver, se encuentra, me parece, la clave de la novela, en el contraste entre lo que viven y lo que desean los personajes. La falta de armonía entre ambos hace necesario un replanteamiento, pero son incapaces de dar los pasos necesarios.

El revulsivo será la anorexia de Alicia. Al principio de la novela apuntan ya signos de inestabilidad emocional, pero será la muerte de Andrea la que despertará el monstruo dormido. Si bien Alicia conseguirá ocultar por un tiempo la enfermedad a su padre, demasiado ocupado con su propio dolor, llegará un punto en que ésta resultará demasiado evidente y exigirá una actuación. Enfrentarse no sólo a la enfermedad en sí, sino a sus causas obligará al padre y a la hija a enfrentarse de cara a sus conflictos. Empezará entonces la lucha por sacar a Alicia del agujero negro en que ha caído: médicos, hospitales, curas, todo fracasará hasta que Mario, pese a todos sus reparos, acceda a dejar a su hija al cuidado de las monjas del convento en el que profesa su hermana.

En este proceso Antonia Romero no abordará sólo la evolución física y psíquica de su protagonista sino también el día a día marcado por desencuentros e incomprensiones con gente que se aleja progresivamente de ella y también las visitas a ambulatorios, psiquiatras, médicos, etc. En la presentación de la cotidianeidad de Alicia cabría apuntar una crítica, ya que en estas situaciones los diálogos son presentados de un modo demasiado exhaustivo, con intercambios algo superfluos que hacen que puedan sonar triviales. Si bien hay diálogos de gran densidad, que transportan contenidos relevantes, hay partes de muchas conversaciones que la autora podría haber eliminado. Con ello la novela habría ganado en ritmo y los diálogos, muy importantes en esta novela, por medio de los cuales seguimos el desarrollo de los personajes quedarían más realzados.

La autora trata los aspectos de la enfermedad con gran sensibilidad, sin recurrir a lugares comunes, sino intentanto adentrarse en las razones que llevan a Alicia a la anorexia o los problemas que hacen profundamente infelices a otros personajes. Este afán de densidad es, por otra parte, quizás responsable de una de las debilidades de este libro, ya que algunas de estas historias están más explicadas que mostradas y resultan por ello poco convincentes. No acaban de cumplir con su función en la construcción del texto ya que, si bien presentan historias vitales también marcadas por los miedos, las inseguridades o las insatisfacciones quedan en poco integradas en el flujo narrativo e introducen perspectivas poco coherentes.

Un gran logro de Antonia Romero es que no juzga a sus personajes, no busca culpables fáciles, sino que nos da una visión mucho más humana y diferenciada del problema de la anorexia. Ya lo muestran las citas con las que abre cada capítulo, dichos populares (“quien bien te quiere te hará llorar” o “navegar contra el viento es perder el tiempo”) que nos orientan en una dirección gracias a las expectativas que crean. Estas expectativas las matiza de inmediato la autora con la cita literaria que sigue justo debajo del dicho popular y que introduce siempre nuevos matices. Así nos recuerda antes de que leamos cada nuevo capítulo que no podemos ni debemos simplificar el tema. Y la autora, coherente, nos presenta a lo largo del texto las diferentes perspectivas ante el mismo problema. De este modo nos ofrece personajes que no son de una pieza, sino seres humanos con todas las dudas y contradicciones propias de una persona de carne y hueso.

La novela Peso cero es la historia de un viaje, el que emprenden los protagonistas hasta encontrar su propio centro. También es la primera incursión de Antonia Romero en la novela y es de esperar sólo sea el principio. Creo que Antonia tiene todavía muchas cosas que contarnos.

Rosa Ribas

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