olivas negras

Opinión:

La novela reúne en un cóctel explosivo unos asesinatos sanguinarios y una festividad tradicional como es Nochevieja, cuando toda la gente quiere disfrutar del cambio de año, con una pareja de policías, cuya disparidad de caracteres, en la línea de muchas películas del género, provoca una situación de conflicto permanente, que en alguna ocasión desemboca en escenas que considero superfluas, incluidas aquí para aportar un cierto morbo sexual.
 
El lenguaje utilizado sigue en esa línea de brusquedad, en ocasiones desabrida, de los personajes, que parecen desplazados, sin un lugar en el mundo, como si fuesen supervivientes casi a su pesar.
 
Por otra parte, no es que sea imposible, pero que una agente de personalidad un tanto psicótica, tal cual la describe el autor, haya pasado el filtro de las pruebas de acceso a la escala básica, del medio año de formación en la Academia de Ávila y del subsiguiente año de prácticas, deja en muy mal lugar a la Policía.
 
Más aún, si la agente muestra unas maneras que no encajan en una estructura jerarquizada y con una cadena de mando bien marcada, el inspector tampoco le va a la zaga, con unas maneras despóticas, propias de uno de esos jefecillos que basan su autoridad casi exclusivamente en la razón de la fuerza, llegando hasta al abuso de poder, ya sea de palabra o incluso físico.
 
En toda novela negra, la urdimbre que teje la trama tiene que ser consistente. Vale que se nota la documentación previa, ajustada a la realidad, sobre todo al principio, pero luego hay algún momento en que el desarrollo de los acontecimientos se impone sobre la coherencia lógica, obviando la importancia de algunos detalles, cuya imprecisión no responde a lo que era de esperar..
 
Aparte esos aspectos, la novela se lee con facilidad pues prima la acción sobre la psicología de los personajes.
 
Selin