el círculo de krisky

Opinión:

Cuando alguien a quien conoces de haber podido ir leyendo sus relatos y otras cosas, publica su primera antología en solitario, tienes la oportunidad de poder tener recogidas algunas de sus historias y de este modo tener delante un dibujo de cómo es este escritor en su faceta de escritor. Estos relatos aquí reunidos son un buen ejemplo de cuál es el estilo de Miguel, de qué inquietudes tiene en cuanto a género, estilo o personajes, si llega al lector (ya que los relatos son una buena forma de poder apreciarlo), etc.
 
Tras la lectura, las primeras impresiones que me quedan en la cabeza son excelentes. Durante las ciento setenta y dos páginas podemos encontrar mitología variada, que va desde la fantasía oscura (y romántica) del relato Los siete cuervos, pasando por leyendas de su Galicia natal en El extraño caso de Elías Fosco, algo de la época sumeria en El hombre sin nombre o más eslavo en el relato que da nombre a la antología, El círculo de Krisky. Todos ellos relatos con más desarrollo en cuanto a paginación e historia y que adecuados a los nuevos tiempos, sobre todo el de Krisky. Relatos que sobrecogen en algunos de sus momentos, como el de Elías Fosco y que tienen un aire más fantástico como el de los cuervos, que una vez lo terminé solo pude decir: “Precioso”.
 
No desmerecen los demás relatos, por supuesto, pero he querido separarlos un poco porque se dan otro aire, son relatos más cortos y más de impacto en pocas líneas. Psicosomático, que te lleva a un final de esos de pensar y sorprendido darte cuenta de qué te quiere decir con los últimos párrafos; Sombra, con un gato de los que dan miedo; La cabeza de Dick, que usa como objeto la cabeza de un autómata con la efigie de Philip K. Dick, escritor de novelas de ciencia ficción y por último Una duda razonable, donde visitaremos un cementerio justo en el momento del entierro de alguien y cómo muchas veces somos nosotros mismos quienes buscamos el peligro.
 
Cierto es que cuando lees relatos en algunos de ellos te puede quedar la sensación de que tendrían que tener más extensión, que darían para una novela, pero estoy de acuerdo con Miguel que decía en la presentación de Zaragoza que prefería dejarlos en la justa longitud que la historia le pidiese, y pienso que es cierto, que si se alarga un relato, en ocasiones se tiende más a rellenar que a mejorar. Y los relatos de El círculo de Krisky son buenos tal y como están escritos.
 
A buen seguro que tras leer los relatos que aquí nos presenta, nos quedamos con ganas de leer más. Aquellos que seguimos las andanzas de Miguel a lo largo de diversas antologías donde se publicaban algunos de sus relatos, esperamos ya verlo en mayores tesituras. Porque materia prima tiene, y mucha. 
 
Fernando Martínez Gimeno