mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea

Opinión:

Es difícil, muy difícil, contar la historia de un niño a través de sus propias palabras. Ese es el ambicioso reto que se propuso Annabel Pitcher al afrontar la escritura de su primera novela, Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea, un libro que en poco tiempo se ha convertido en éxito de ventas y que augura una feliz trayectoria literaria a su autora. Puede que ese escollo al que he empezado refiriéndome, la dificultad para encontrar el tono verosímil de un protagonista infantil sin caer en el exceso o los tópicos de textos similares en su enfoque (estoy pensando, por ejemplo, en el archifamoso El niño con el pijama de rayas, de John Boyne), ha deslucido mi lectura de la novela, porque en ocasiones me resultaba francamente irritante la impostura de Pitcher, su afán de recordarnos a cada línea que quien habla es un chaval de diez años, sembrando la narración de abundantes (y acaso innecesarias) metáforas y comparaciones con las que Jamie intenta explicarse el mundo que le rodea, los conflictos personales de los adultos, el fanatismo religioso y las terribles injusticias que se cometen en uno y otro bando.

Desde luego, la obra cuenta con alicientes que harán disfrutar a muchos lectores españoles, sensibilizados a su vez por el asunto central de su trama, los atentados islamistas que también asolaron nuestro país en un fatídico 11 de marzo.

No cabe duda de que es un libro entretenido, que narra de forma clara las secuelas particulares que va dejando esa explosión en un parque londinense en el interior de cada uno de los personajes. Desde la anorexia de Jasmine al alcoholismo paterno, pasando por el temerario y egoísta “empezar de cero” de la madre, Pitcher hace avanzar su relato con pulso firme, sin descuidar los cabos sueltos que va dejando y que termina enlazando en un final no del todo feliz, no del todo triste. A través de los ojos de Jamie la autora se detiene en algunos de los grandes universales del ser humano, como la amistad, la muerte, la traición, etc., y construye una galería de personajes que los representan, si bien en ocasiones cae en un acusado maniqueísmo que los hace menos creíbles de lo que sería deseable.

Y aunque como lectora individual no me ha satisfecho plenamente, pienso, en tanto profesora de Lengua y Literatura, que este libro de tema actual y factura asequible para un público juvenil puede servir de pretexto en aulas y clubes de lectura para abordar con naturalidad algunos de los principales conflictos políticos y religiosos que asolan la sociedad occidental, pero también determinados valores éticos, como la solidaridad y la tolerancia, a partir de la curiosa relación que se establece entre Jamie y Sunnya, la niña paquistaní con la que se ve obligado a compartir pupitre en su nueva escuela.

Patricia Esteban Erlés