La reina oculta

Opinión:

La Cruzada ordenada por el Papa Inocencio III en el S.XIII es el hilo conductor de esta apasionante historia.

A la postre, esta obra se presenta como un trabajo más en el que se entrelazan los enigmas de Cruzados, Templarios y el Priorato de Sión. Pero, ¿qué puede ofrecernos esta publicación que la diferencie de las demás?

En primer lugar, este trabajo posee una contextualización histórica impecable, en la que el lector se sitúa en el tiempo de los acontecimientos fácilmente,  haciendo que sean innecesarias grandes cantidades de datos que puedan hacer que el libro sea denso y muy pesado en su lectura.

A parte, nos encontramos ante una novela equilibrada, donde todos los aspectos de la obra tienen el mismo valor para la trama. Los acontecimientos irán narrándose de una manera rápida, ágil y detallada, sin que ninguno de ellos quede sepultado por el otro. Cada acción de la historia tendrá su espacio, su tiempo y su importancia, llegando a conseguir con su unión que el lector posea entre sus manos un relato rico, lleno de matices y dispuesto a ser degustado desde todos los puntos de vista posibles.

Otro punto a destacar es la perfecta convivencia entre ficción y realidad a lo largo de toda la obra, que únicamente se verá empañada en la segunda parte del libro, ya que la parte más fantasiosa tomará un protagonismo desmesurado, provocando que la trama descuide toda la credibilidad cosechada hasta el momento y por tanto el libro pierda estabilidad en uno de sus puntos más fuertes.

Reiterando lo anteriormente dicho, el poder de esta obra no reside en la historia, utilizada hasta la saciedad, sino en su rica aportación histórica, en su lenguaje claro y conciso, y en una acertada decisión del autor de dividirla en capítulos cortos que agilizan la historia y sirven como gancho para que los lectores quieran continuar sabiendo más sobre los acontecimientos que se van sucediendo.

En definitiva, La reina oculta es una ejemplar muy interesante y ameno, que puede resultar ideal para evadirse durante unas horas del mundo real y adentrarse en la idílica y caballeresca Edad Media. 
 
Pablo Díaz González