cuaderno de noche

Opinión:

Al principio todo en la obra queda en casa: Jacobo hace el prólogo, Inka aporta sus sueños desnudando así una parte muy íntima de su ser, y hasta se hace cargo de las imágenes fotográficas de portada y contraportada, Atalanta edita el libro y... “Cuaderno de noche” decide salir de casa... Se hace mayor. Llega a las tiendas para entrar en otros hogares. Ahora el libro pertenece a otros, los sueños de Inka son leídos ansiosos por lectores ávidos y la experiencia resulta magnífica.
 
Veréis, sueños tenemos todos, pero capacidad para recordarlos y extraer de cada sueño lo más importante, no tanto. Franz Kafka se alargaba en sus “Sueños” meticuloso y obsesivo, hasta el punto en que te llegabas a preguntar si añadía algo o realmente tenía una mente tan prodigiosa. No lo sé, aunque sí recomiendo su libro para quienes les gusten los sueños o quieran conocer mejor al autor checo.
 
Pero Inka... Inka es todo un descubrimiento. Se percibe en ella una comunión con la naturaleza envidiable. Apenas nombra en sus sueños algunas ciudades pues la mayoría de las veces se pasea entre bosques, praderas, montes, lagos... casi siempre al aire libre, y su relación con el mundo animal también es muy interesante. Se aprecia su amor por la vida y por los animales en algunos sueños (impagable uno en el que se le sacan las tripas a un perro), y se nota su admiración hacia lo bello y su rechazo hacia lo feo del ser humano, así como su tremenda curiosidad por los misterios.
 
Sin embargo hay mucho más en los sueños de Inka. No importa que un sueño tenga o no un significado especial, lo cierto es que en algunos sí puedes percibir la riqueza de un mundo onírico del que desconocemos todo pero en el que empezamos a navegar como si lo hubieran compartido con nosotros para que también lo visitemos. Ninfas, seres alados, chamanes, palabras susurradas que parecen tener un mensaje místico...
 
Y no debemos dejar de lado la cuestión estilística. Por poco que cuente, por corto que sea el sueño, siempre ves en él literatura. Inka, que ya tiene alguna experiencia como escritora, consigue en la mayoría de sus sueños una imagen fotográfica muy lírica.
 
Resulta tremendamente llamativo el personaje de la serpiente que aparece muy a menudo en sus sueños. Quizás la serpiente sea entendida como símbolo de la salud pero aquí es curioso como Inka lo percibe como un peligro: la serpiente tiene una connotación mucho más religiosa, la de la maldad, y así parece percibirlo ella en sus sueños. Son peligrosas siempre, como los cocodrilos, que aparecen en más de una ocasión. No soy psicóloga aunque me gusta analizar lo que leo para poder hablar del libro, y si lo fuera Inka se daría la vuelta y se marcharía (estas últimas palabras son un guiño a uno de sus sueños)
 
“Cuaderno de noche” tiene un extra que añade valor al libro, y es el prólogo de Jacobo Siruela. En él veremos lo mucho y bien que entiende a su compañera, hasta dónde es capaz de discernir entre simple sueño y mensaje. Os lo recomiendo encarecidamente.
 
El libro es muy agradable de leer, y además lo consumes como si fuera una cerilla. Dura muy poco tiempo entre las manos, e incluso invita a relecturas, como la poesía.
 
Anika Lillo