el laberinto

Opinión:

Nadie es perfecto, y menos aún este modesto reseñista que aún no había tenido ocasión de leer a Manuel Mujica Lainez (Buenos Aires, 1910 – Cruz Chica, Córdoba, 1984). Después de hacerlo, continúo siendo sumamente imperfecto, pero al menos he realizado un venturoso hallazgo literario. El estilo de este autor argentino es de una elegancia narrativa perfectamente comparable a la de nuestros grandes clásicos del Siglo de Oro, a quienes hábilmente remeda en esta obra. En efecto, la novela tiene un sabor tan añejo como si hubiera sido escrita por un hombre de aquel tiempo. Y no es fácil encontrar en nuestros días a autores capaces de hacer esto con solvencia.

A través de un personaje empujado constantemente por el destino a mudar de lugar y de vida, el lector obtendrá una rica y detallada visión de algunas de las principales ciudades españolas de la época, además de otras plazas en las tierras del Nuevo Mundo.

Ingenio, sátira, humor a través de divertidas situaciones, muestran una clara inspiración en la novela picaresca del XVI, lo que dota a esta obra de un especial encanto y hace muy amena su lectura.

El efecto de la ambientación histórica es certero e inmediato, casi hipnótico. De pronto, uno se encuentra, por ejemplo, en el Toledo del barroco, esquivando las aguas menores que desde las ventanas de los callejones arrojan los vecinos a la calle, conoce las inquietudes de un caballero venido a menos, que sueña con ser admitido en la Orden de Santiago, o ve saltar por la ventana a un mozo descubierto en plena e ilícita pasión con una esposa o hija, y asistir al patético modo en que trata de disimular su desnudez en plena calle.

Por sus detalladas descripciones de obras de arte, lugares y acontecimientos, demuestra el autor un conocimiento profundo de la época histórica. Su recreación de ciudades como Toledo, Madrid, Sevilla o Lima; de sitios como el taller de Dominico Theotocópuli; de hechos bélicos históricos, como las escaramuzas con los hoy cinematográficos “piratas del Caribe” o la derrota de la Armada Invencible, pasando por su versión de personajes como Lope de Vega, confiere a esta novela un excepcional valor de ambientación histórica.

Magnífica también la narración del despertar del protagonista a las verdades de la vida, desde un punto de vista tiernamente humano y cercano.

Se trata, sin duda, de una novela barroca, cervantina, picaresca y caballeresca. Una obra deliciosa que sorprenderá y encantará a todos.

José Antonio Carbonell Pla