Anika entre libros

los rebeldes

Ficha realizada por: Ariodante
los rebeldes

Título: los rebeldes
Título Original: (a zendülök)
Autor: Sándor Márai
Editorial: Salamandra


Copyright: Traducción de Marta Komlósi
1ª edición: 2009 ISBN: 978-84-9838-213-6
Etiquetas: autores escritores húngaros literatura húngara

Argumento:

Sándor Károly Henrik Grosschmied de Mára, Sándor Márai, (1900, Kassa -hoy Kosice-, 1989, San Diego, Calif.), escritor húngaro cuya obra, que gozó de celebridad en los años 30, luego de un período de oscuridad, tras los sucesivos exilios de su autor y su peregrinaje hasta instalarse en Norteamérica, está saliendo la luz en estos últimos años, y despertando gran interés entre el público. Proveniente de una familia acomodada de origen sajón, tuvo una infancia algo problemática, con varias escapadas de casa, siendo colocado en un internado para acabar sus estudios. Finalizados éstos, trabajó en Budapest como editor, y más tarde como periodista en Berlín y Frankfurt. En un principio escribía en alemán pero muy pronto decidió que su lengua era el húngaro y la reivindicó como su patria, allí donde viviera. Fue nombrado miembro de la Academia Húngara de Ciencias en tras la II guerra, y en el 48 se exilió de su país como reacción ante la ocupación soviética. Vivió en Suiza, Italia, París, y finalmente en Estados Unidos. Tras la muerte de Lola, su esposa, con la que se hallaba muy compenetrado, se quitó la vida en 1989 en su exilio en San Diego, California.
 
Los Rebeldes está escrita recién estrenada la treintena del autor, cuando aún quedaban cercanos los ecos de su primera juventud y adolescencia, de la que algo hay en la obra. Es una novela de amargo regusto, una novela de soledades y de desorientación. Podría tomarse, de algún modo, como un símbolo del momento sociopolítico  en el que vivía Europa.

En una pequeña ciudad alejada del frente, en plena guerra mundial, un grupo de jóvenes acaban de finalizar sus estudios de bachillerato, y con un pie en la adolescencia y otro a punto de ser enviados a la guerra, donde sus padres aún combaten, comparten sus rechazos al mundo adulto, sus miedos, sus negaciones y su inseguridad. Pertenecen a clases sociales disímiles, y realmente no hay nada positivo que les una: no hay propiamente amistad, sino miedo a la soledad, miedo a ser adulto y miedo al futuro.  Ábel, huérfano de madre e hijo de un médico que  presta servicio en la guerra, Tibor, apolíneo, hijo de un coronel, cuya madre está enferma y angustiada y su hermano Lajos ha vuelto de la guerra con un solo brazo,  Bela, hijo de un tendero, que sólo piensa en comprar cosas inútiles y Ernö, resentido hijo de un zapatero que ya ha servido en la guerra y  trabaja ahora en un maloliente sótano, desde donde lanza sus peroratas al mundo.  Ellos se comparan con la generación de sus padres, a los que, incluso a su misma edad, ven como hombres hechos y derechos: “Era como si las generaciones, a medida que se aproximaban a la suya, hubiesen ido menguando  sucesivamente hasta confundirse con niños.”
 
Comienzan a reunirse como pandilla antes de acabar los estudios, sin que aparentemente haya un nexo común salvo esa negatividad hacia el mundo exterior, el mundo adulto al que se ven abocados pero que no les gusta. Los padres están ausentes, en la guerra o como en el caso de Ernö, ya han vuelto pero han quedado apartados. Las madres no cuentan, con lo que ellos tienen una libertad de movimientos y ningún control sobre ellos.  Las reuniones son continuas y las diversiones, absurdas. Las mujeres aún son un misterio para ellos y en la narración son un trasfondo que ocupa sólo un plano muy secundario. Se inician unos pequeños hurtos en casa, para pagarse las diversiones, hasta que el montante sube demasiado y la cosa se complica.

Otro ingrediente es la aparición e integración en sus reuniones, de un adulto, Amadé, un actor ambulante, que está esa temporada trabajando en el teatro de la ciudad. Las relaciones son a la vez de amor y odio. Lo admiran y le detestan, pero unos y otros se necesitan mutuamente, aunque sólo sea como repelente o como catalizador.

La acción se precipita con la intervención de Amadé y del prestamista, Havas, otro personaje dramáticamente solo y odiado por todos los que lo necesitan. La narración, que comienza con los preparativos para la fiesta de fin de curso y de bachillerato,  finaliza con la fiesta propiamente, y con dolosos sucesos que de un modo u otro se intuyen latentes, ya que nada bueno podía surgir de una situación tan viciada.

El retorno del coronel Prockauer, padre de Tibor, pone el broche final a la etapa de juvenil irresponsabilidad  simbolizado el retorno a la autoridad, a orden, y la inevitable entrada en el  mundo adulto.

Opinión:

Se ha comparado la obra de Sándor Márai con la de Thomas Mann y Stefan Zweig, y en mi opinión, está en esta línea, ciertamente. El autor manifestó en una ocasión su preocupación por desintegración de la clase media húngara, cuyo modo de vida conocía a fondo por haber nacido en el seno de una familia de ese sector social y por haberlo hecho objeto de una observación minuciosa: "tal vez la única obligación de mi vida y de mi trabajo como escritor sea elaborar el proceso de esa desintegración".
 
Es una narración circular, desde un narrador externo que nos habla de, sobre todo, los pensamientos de Tibor y de Ábel, que son los personajes mejor tratados, siendo los de Bela  y Ernö los que quedan un tanto en una sombra algo inquietante.  Las relaciones distantes de Ábel con su tía Etelka, las muy tensas de Tíbor con su madre enferma, personaje que nos genera una mezcla de piedad y horror, la charla de Ábel con el zapatero Zakarka, el padre de Ernö, y el largo monólogo de Havas, nos muestran un mundo desnortado, en proceso de desintegración, y sin esperanzas, un mundo rodeado por una guerra que pone el telón de fondo de un teatro vital donde todos hacen su papel, como en un juego,  pero que todos saben que tiene un final y ese final está cerca.

Poco a poco, todos se van dando cuenta de que no sienten absolutamente nada por los demás del grupo salvo esa admiración y ese odio  que incluso le lleva  a Tibor o a Ábel a desear la soledad antes que  enfrentarse a la mirada de los otros. En el personaje de Ábel se intuye algo de la personalidad de Márai. Es el único aficionado a la literatura, y cuyos tenues proyectos son escribir y viajar fuera del país, conocer otras fronteras. Ante sus propios escritos, Márai, por boca de Ábel, se pregunta: "¿Qué había sucedido? ¿Por qué había escrito aquello? ¿Qué lleva a una persona a escribir? ¿Cómo se formulan las ideas y cómo nacen las palabras? (...) Sospechaba que, lejos de procurar satisfacción, debía de ser un ejercicio doloroso, puesto que lo que se moldea en palabras se pierde para siempre y lo que queda es un poso de mala conciencia."

Ariodante

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