amerika

Opinión:

Soy incapaz de deducir si "Amerika" gustaría a un gran número de personas (todo el mundo es imposible) porque sin duda habrá quien no tenga paciencia para estas más de quinientas páginas en las que a veces tienes la impresión de que o bien el autor nos cuenta más de lo necesario, o bien se le ha ido la cabeza... pero no, no es así, sorprendentemente todo tiene un nexo de unión (o más incluso). Es cierto que Lorenzo Luengo no nos cuenta sólo una novela, "Amerika" son casi tres novelas, o más incluso, porque nos retrotrae al pasado para contarnos varias biografías. También en este sentido a veces tienes la impresión de que son demasiadas las biografías que te cuenta, pero siempre porque crees que no tienen nada que ver con la historia, y de nuevo debo decir que no es así: las vidas que leemos, incluso las que parecen más alejadas de los protagonistas, tienen puntos de unión.

Tan sólo podría decir que al final la unión entre Tourneaur/Leonado Rilke y June Caprice me parece cogida por los pelos, y eso me sugiere que la película de Tourneur es el leit motiv, la excusa para contarnos "la otra historia". Y sea como sea, ambas historias valen la pena sobradamente, juntas o por separado.

Leí el final del libro (tres horas y media) de tirón, sorprendida de que lejos de hacérseme pesado, tuviera tantas ganas de conocer la última unión entre la historia de Leonardo Rilke-Paula Steel y la de June Caprice-Melmoth Kane. Me decepcionó que el tan mencionado Melmoth Kane (al que consideras protagonista desde que aparece en la contraportada del libro) sólo aparezca de pasada, pero al menos sí ví la unión entre June y Kitty Frances, por lo tanto entre Kitty Frances y Jacques Tourneur, y por ende, entre June y Leonardo Rilke.

"Amerika" es una novela llena de guiños a la propia "Amerika", es al mismo tiempo una película de culto -justo la que su protagonista considera película de serie B, el famoso guión que el protagonista debe escribir- y una película de serie B (la historia de Leonardo), e incluso otra de serie Z (la de June Caprice). De hecho es también un homenaje a algunos personajes de la música y el cine, pues toda ella está llena de guiños, hasta el punto de convertir al propio David Bowie en un Diablo (si cabía alguna duda, el hecho de que tenga un ojo de cada color la elimina por completo).

La primera parte es puro enigma, y aunque cuesta creer todo lo que te cuenta -lo que cuesta creer, en realidad, es que alguien posea tanto dinero como para dilapidarlo de esa forma creativa y obsesiva, porque seguramente los lectores estamos demasiado cuerdos para comprender algo así- te engancha. De esta parte le habría quitado unas cuarenta páginas quizá, pero por lo demás es lo suficientemente seductora como para engancharte.

La segunda parte, cuando el narrador nos cuenta la película, su guión, llego a la conclusión de que Lorenzo Luengo juega con el cine y con su novela doblemente. Lo que éste considera película de serie B tiene para mí todos los visos de película de culto. Su guión es fantástico. Yo me guardaría una copia de esa película (igual soy demasiado rara, quien sabe). Y al darme cuenta de este detalle deduzco que lo que acabo de leer (todo el libro hasta ese momento) es justo la película de serie B.

Pero cuando llegamos a la tercera parte entonces ya tocamos fondo: el surrealismo se adueña con más intensidad de las páginas, la nueva América (Amerika en este caso) es un caso clínico: los antepasados de June Caprice (ese Crossman fanático que no respeta a la mujer, que ve el diablo en cualquier parte...) viven momentos de lo más surrealistas. Un OVNI que baja del cielo en más de una ocasión, un poblado de seres quasi mutantes en mitad del viejo oeste... ¿Película de serie Z? El cine está siempre de una forma u otra presente en “Amerika”.

Y luego está la novela en conjunto, todos esos guiños que te hacen volver atrás, revisar páginas (qué suerte que yo suela marcar las páginas donde aparecen personajes porque de no haber sido así me habría sido imposible recordar quién era John Dowe o quién era Alice, por ejemplo) y sorprenderte. ¡Por eso salía este personaje! ¡Por eso no sobraban estas páginas! He ahí el quid de la cuestión. Antes comentaba que tenías la impresión de que sobraban páginas, biografías quizás, pero no... llega el momento en que la serpiente se muerde la cola y todo tiene sentido.

No suelo darle mucha importancia -o al menos no suele convencerme siempre- que un libro haya ganado un premio, pero los premios de la editorial Algaida a mí suelen gustarme a pesar de lo diferentes que son unas novelas de otras, y al terminar "Amerika" entendí porqué se llevó ésta el XIV Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla.

Un trabajo que, quizás con cincuenta (o setenta) páginas menos, habría superado el sobresaliente. Si lo empiezas a leer, no se te ocurra abandonarlo pensando que el autor se va por peteneras, dale la oportunidad que se merece y acabarás con la impresión de haber leído algo distinto, original y sorprendente. A mí me ha merecido mucho la pena.

Anika Lillo