antigua vamurta

Opinión:

Nos encontramos ante la primera novela de un escritor barcelonés que, evidentemente, no se llama ni Igor, sino Luís; ni Kutuzov, sino Viñas. Que es barcelonés es evidente para otro barcelonés, en este caso barcelonesa, puesto que muy a menudo nos encontramos durante la lectura con topónimos y antropónimos que nos remiten a personajes y lugares catalanes (la condesa Ermesenda, es un buen ejemplo).
 
He visto en esta novela algunas cosas que me han gustado mucho; la primera, sin duda, es el ritmo narrativo del autor, su destreza en las descripciones, las buenas maneras, en definitiva, con las que apunta como escritor.
 
La segunda, y que desde luego no existiría sin la primera, es que el autor ha sabido crear una buena historia de aventuras, con un protagonista que nos da que pensar, porque no se trata de un héroe; o, si acaso lo es, es un héroe imperfecto.
 
Aunque en la última parte del libro, la aventura decae un poco, Serlan nos conduce de una manera profundamente melancólica por esa nueva tierra en la cual ya no es un conde, sino un extraño, arrastrando con él a Sara, ese personaje profundamente solo. Dos almas que se tienen la una a la otra. Nada más.
 
Me interesan mucho más estos dos personajes, su deambular triste e inseguro, que los personajes fantásticos, los mundos que Igor inventa, aunque no dejan de ser originales y, como él mismo dice en alguna entrevista, fruto de sus muchas lecturas de fantasía.

Importante, también, el papel que el autor otorga a la mujeres en la obra. No sólo Sara, sino otros personajes femeninos, se cruzarán en el camino de Serlan.
 
Esperamos, pues, la segunda parte de esta novela que, sin lugar a dudas, es una muy buena opera prima. 
 
Núria Pradas Andreu