muerte entre las rosas

Opinión:

La adolescencia es la época perfecta para disfrutar de la vida, exprimir hasta la última gota de diversión que el mundo es capaz de ofrecer a esa edad ya que, por fortuna, no suelen existir grandes preocupaciones que amarguen nuestra existencia.

Pero muchas veces nos olvidamos de que es el momento de nuestra vida en el que nos vemos sometidos a una cantidad tremenda de presiones externas. Los estudios, la lucha por la aceptación en un grupo que nos proteja y nos integre en la sociedad, las dudas sobre un futuro que se antoja lejano, las normas paternas y, finalmente, ese ansia desmedido por destacar sobre el resto, ser mejor que otros en casi todos los campos de la vida, llevan en múltiples ocasiones a situaciones insostenibles que necesariamente han de estallar en algún momento; se puede, en definitiva, crear un auténtico monstruo. “Muerte entre las rosas” es la combinación perfecta de estas dos lecturas que se pueden hacer de la etapa adolescente en la que Michele Jaffe urde una trama de intriga aderezada con toques psicológicos que atrapa al lector desde sus inicios.
 
Ver como la plácida existencia de Jane, la protagonista, se transforma en un torbellino de terror y pánico nos causa cierto desasosiego ya que expresa un temor inherente al ser humano: perder la cordura, dudar de la propia realidad que nos rodea, ver cómo todos aquellos que nos conocen tienen la certeza de que todo lo que contamos son los desvaríos de una mente enferma. Toda esta trama digna de una película de Hitchcock viene camuflada bajo la inocencia de una novela de suspense, con una amplia galería de sospechosos en la que el culpable puede ser cualquiera, y con elementos propios de la vida de cualquier adolescente del mundo. La habilidad para mezclar hechos espantosos con lúdicos logra romper la tensión casi agónica en muchos momentos, dando el aire de ligereza necesario para un público juvenil que demanda a partes iguales drama y diversión. Sus protagonistas son tópicos y típicos porque es necesario para el desarrollo de la historia, aunque bajo esa aparente simplicidad se ocultan una larga lista de traumas infantiles, manipulaciones intolerables, chantajes emocionales, dobles raseros y luchas internas que irán aflorando a medida que la joven cree estar recuperando la memoria sobre los hechos sucedidos aquella noche.
 
El desarrollo es ágil integrando muy bien en la historia ciertos flashbacks que son necesarios para entender el presente y posee momentos de gran intensidad emocional que suponen una dura vuelta a la realidad de la existencia de los personajes. La única pega que se le puede achacar a la historia es tener un desenlace un tanto tramposo, no por irreal o sacado de la chistera de un mago, más bien por ocultar información en un momento dado para mostrarla casi en los instantes finales, aunque la técnica de jugar al despiste con los sospechosos está muy bien trazada y funciona con bastante solvencia logrando una sorpresa final en la que nos damos cuenta de que todo estaba orquestado desde el principio.

Ese sorpresivo final se convierte en el dato más terrorífico narrado, la razón de la sinrazón que es capaz de trastocar la realidad a su antojo para no sentirse como lo que es, un monstruo sin justificación alguna, el fruto de todas esas presiones que sin darnos cuenta nos agobian desde que abandonamos la infancia, todo un toque de atención sobre la clase de personas que estamos formando.
 
“Muerte entre las rosas” es una novela que si bien va dirigida a un público juvenil principalmente, gustará también a un sector más adulto capaz de reconocer las vicisitudes por las que pasa todo adolescente, que podrá ver sin lugar a dudas que la mala semilla en ocasiones no nace, se hace y que todo en esta vida tiene un precio.
 
Patricia Rubiera.