Anika entre libros

cancer. biografia de una supervivencia

Ficha realizada por: Patricia Tena

Título: cancer. biografia de una supervivencia
Título Original: (cáncer, biografía de una supervivencia: el esperanzador testimonio de un médico enfermo de cáncer)
Error loading MacroEngine script (file: ObtenerAutoresResenya.cshtml) Editorial: Planeta


Copyright: 2008, Editorial Planeta, S.A ISBN: No definido
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Argumento:

Esta es la autobiografía de Albert Jovell, licenciado y doctor en medicina y cirugía, además de sociología y ciencias políticas (disciplinas que ha estudiado en dos universidades de Barcelona y en Harvard). Es autor de varios libros y ha colaborado como articulista en diferentes periódicos nacionales. Pero en estas páginas no nos explica qué se siente al ser médico, cómo fue su infancia o qué implica ganar diversos premios por tu trabajo, sino las preguntas y los miedos que le asolan a uno cuando le diagnostican un cáncer, enfermedad que padece desde 2001.

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Opinión:

Uno no puede ser tan megalómano o egocéntrico como para escribir sobre sí mismo sino situado en condiciones límites”, dice Javier Tusell en un artículo para El País y que Albert Jovell utiliza para iniciar su autobiografía.

Con esta sabia cita, el autor se cura en salud sobre su mayor preocupación a la hora de publicar este libro: que la gente no le considerara tan importante como para publicar su biografía, que pensaran que era un acto pedante y narcisista. Así que tras mucho pensarlo y estudiarlo, decidió despojarse de todos esos prejuicios y dar voz a aquello que llevaba dentro.

Su historia, él mismo dice, no es la biografía de una vida, sino la biografía de una enfermedad. Sí es cierto que tras estas páginas nos revela que cuando era pequeño sufrió acoso escolar, que tiene un hijo adoptado y uno biológico o que estuvo viviendo en Estados Unidos durante varios años, pero siempre, todo lo que cuenta, lo dice bajo la prisma del cáncer, ya que como sentencia durante las primeras páginas, uno nunca vuelve a ser el mismo. Intentar recuperar la normalidad es una pérdida de tiempo porque: “No se supera el cáncer. Siempre hay un antes y un después del cáncer”. La visión más positiva es que, a pesar de ser una larga enfermedad, no necesariamente tiene por qué ser triste todo el tiempo.

Jovell hace algunas referencias a películas y libros que le han ayudado a soportar el dolor, a ver la parte buena de la vida o a entender un poco mejor las desgracias de la vida -la biografía del ciclista Lance Armstrong-; obras como ¡Qué bello es vivir! ó La vida es bella y autores como Auster, Chejov, Zweig o Imre Kertesz, su autor de cabecera y quién le ha hecho llegar a la conclusión de que hay muchas similitudes entre la fragilidad de los prisioneros de los campos de concentración nazis y los enfermos de cáncer (probablemente una afirmación un tanto polémica y discutible).

Jovell explica algunas anécdotas como que su horóscopo también es cáncer, que le gusta pararse a pensar en las palabras que se parecen como suerte/muerte, tumor/ temor, o incluso lo mágico de su apellido: Jovell, que contiene las palabras en catalán jove (joven) y vell (viejo) -y que le hacen preguntarse si no será ése su destino, permanecer siempre en la frontera entre el ser joven y mayor-. Confiesa que desde que está enfermo quiere salir en todas las fotos para que le recuerden, que ha alquilado dos veces la película Mi vida sin mí de Isabel Coixet y no ha tenido el valor de verla -acabó comprándosela en dvd y no sabe cuándo será capaz de ponerla en su reproductor- o una anécdota que, dentro del drama que puede suponerle, tiene una pizca de gracia: harto de que los extranjeros le miren en la piscina todas las cicatrices que cubren su cuerpo, su mujer le ha aconsejado que diga que es torero.

Dentro de este anecdotario, también encontramos grandes verdades particulares: “tengo la sensación de haber vivido durante los últimos quince años mucho más que otras personas durante toda su vida” y también mucho miedo. No tanto el miedo a sufrir en carne propia -que también existe y es más que comprensible-, sino el miedo a perder a su mujer y a sus hijos, miedo a que ellos tengan miedo y a que sufran. De hecho, varias veces a lo largo de la lectura, la biografía se convierte en un canto al amor, pero también en una triste despedida con un aire melancólico y algo tristón. Un testimonio para que su familia sepa que les quiere y, probablemente, también decirles todo lo que les ha dicho ya y lo que no se atreve a decir aún.

Lo que más me llamó la atención a la hora de querer leer este libro era el hecho de que el paciente fuera médico. Aunque al final, al leer su historia, parece que eso casi no tenga importancia, puede que le ayude a comprender mejor algunas cosas, o que tenga la suerte de tener mejores contactos en el mundo sanitario, pero su profesión no determina nada ni tampoco hace que sea una novela especial por eso, al fin y al cabo se relata cómo es una vida sabiendo que estás enfermo, no importa ni tu condición social, ni profesión, ni trabajo.

Es difícil juzgar una biografía, cada uno sabe los episodios importantes de su vida, y el motivo de esa importancia, es precisamente, que lo hemos vivido nosotros mismos. Habrá quien encuentre más apasionante su relato, otros creerán que como el suyo, hay millones de casos similares. Pero esta es su historia, como él lo vive y cómo lo siente. Y, aunque algo tópico, su consejo final es acertado: carpe diem.

Patricia Tena

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